miércoles, 27 de agosto de 2008

EL RIESGO DE LA RUPTURA

A pesar de que las demandas explícitas de Izquierda Unida en la mesa de negociación durante la toma de oficinas que hicieron la semana pasada se reducen a que se les conceda, legalidad aparte, como bloque la paridad en cargos y candidaturas con respecto a Nueva Izquierda-ADN y que la presidencia sea ejercida por alguien “neutral”, lo cierto es que la unidad del PRD no se resuelve con una repartición, aunque ésta se diera en los términos que plantean los inconformes con la legalidad institucional del partido.

Nadie se puede asustar de las discrepancias en el PRD. Así nació y su pluralidad es una de sus fortalezas. Siempre han existido diferencias en el modelo de partido, en la línea política, incluso en el proyecto de nación –por ejemplo, Andrés Manuel López Obrador es ferviente defensor del régimen presidencialista a contrapelo del programa y la tradición perredista. El problema ahora no es, pues, que las posiciones sean contrapuestas y que fuerzas importantes jalen hacia rumbos distintos sino que AMLO, líder indiscutible de uno de los bloques y figura prominente del partido, no acepta ningún espacio ni ningún mecanismo para dirimir las controversias de manera democrática. Las instancias pueden resolver de acuerdo a su legalidad y en el ámbito de sus atribuciones y de cualquier forma los seguidores del ex candidato presidencial harán lo que éste les indique a pesar de que con eso se contraríe a la voluntad de la mayoría.

Asumiendo esa realidad se llegó a poner sobre la mesa la construcción de un Partido-Frente en el que las distintas tendencias que lo conformen tendrían un margen considerable de autonomía para que la ejercieran bajo responsabilidad propia. Sin embargo, esta propuesta que fue rechazada precisamente por los que no aceptan someterse a las decisiones tomadas por los órganos colegiados del partido es de tal calado que no puede imponerse, que obliga al consenso.

Frente a esa situación o se toman decisiones trascendentes en el próximo Congreso Nacional o no queda más que resignarse a permanecer en la esquizofrenia de dos líneas políticas que se estorban, se obstruyen e incluso se contraponen y que, en términos de percepción pública, se impone la más estridente, extrema y desbordada aunque sea la minoritaria en el partido, pues es la más vistosa y mediáticamente más efectista. Esa es precisamente la razón por la que se han reducido las tendencias electorales de manera significativa –según encuestas reconocidas por Porfirio Muñoz Ledo, el ex candidato presidencial ya perdió más de la tercera parte de sus electores- y se complicaron los comicios locales para el PRD. No es casual que los resultados favorables de Michoacán y Cancún se hayan conseguido con una estrategia de inclusión y disputa de los indecisos y clases medias y con la notoria ausencia de AMLO.

Pero lo peor de todo es que esa lógica de confrontación absoluta que se impone desde fuera al partido amenaza con radicalizarse con tomas de tribuna, cercos al parlamento, cierre de avenidas, calles y carreteras y hasta tomas de aeropuertos. Eso significaría el desplazamiento de la vía electoral y el abandono de la campaña proselitista del 2009 por una locuaz aventura de desestabilización que aislaría más al partido y que no es otra cosa que jugar a la ruleta rusa con el país y, con ello, poner en riesgo todo lo que ha ganado la izquierda y lo que se ha avanzado en la transición a la democracia. Sería el retorno al vanguardismo que cree que un grupo de iluminados pueden redimir a toda la nación y del voluntarismo que piensa que si las condiciones no están dadas peor para las condiciones.

Es por ello que el peor acuerdo posible es seguir como se está y posponer las definiciones que la mayoría del partido tiene derecho a realizar. Sin embargo, la principal amenaza para la unidad del partido no son las posturas extremas que siempre han sostenido algunos de sus miembros sino el desentendimiento de las instituciones partidarias y su normatividad, pues en los hechos significa el predominio de la minoría sobre la mayoría en perjuicio del proyecto de izquierda democrática y reformista que representa el PRD. Si esa minoría aceptara las reglas de los Estatutos no habría ningún problema, pues las diferencias se procesarían democráticamente.

Es posible que en septiembre se de un momento de definición ineludible dada la reforma energética que se discute en el Congreso. Si cada quien sigue su camino se puede llegar a una situación límite. La unidad necesita de la aceptación de las partes a una instancia de decisión. Ante ello, la salida parece utópica: que Andrés Manuel López Obrador acuda al Congreso Nacional del PRD para convencer o ser convencido y acepte, como todos los demás actores, la voluntad mayoritaria.


De paso…

Exceso. Es encomiable la solidaridad social en torno a Alejandro Martí y la indignación unánime frente al secuestro y abominable asesinato de su hijo Fernando. Sin embargo, la presencia del empresario en la reunión del Consejo de Seguridad fue un exceso que contrarió uno de los objetivos principales de la reunión. En lugar de mostrar a un Estado fuerte que cierra filas para enfrentar un flagelo fuera de control el gobierno federal permitió que una persona que merece todos los respetos y que nos conmueve su dolor pero que pertenece a la cúspide de la pirámide social le lea la cartilla a los gobernantes, de tal suerte que, con independencia de las intenciones que no prejuzgo, pareced el ultimátum de un clase al Estado mexicano con lo que sólo logra reafirmar la debilidad de éste. Se trató de un concesión mediática que olvida que el combate de primera importancia contra la delincuencia es por el interés general y no determinado por la lamentable desgracia de una persona por importante que sea… La toma del CEN del PRD concluyó con una conclusión irrefutable: con ese tipo de medidas de fuerza no se consigue nada y son contraproducentes para quienes las llevan a cabo… La Convención Demócrata en Estados Unidos tiene un gran reto: restañar las heridas de su proceso interno y enfrentar en unidad a los republicanos… Ruth Zavaleta es una de las políticas más conocidas y mejor calificadas del país. ¿Por qué no la encuestan para medir su popularidad? ¿No será que su éxito incomoda y quieren descartarla burocráticamente?... Borrar de los autores de la iniciativa energética del PRD a Cuauhtémoc Cárdenas es un acto de plagio cuya ruindad y mezquindad sólo puede ser atribuible a alguien digno de llevarla a cabo: Porfirio Muñoz Ledo que está a punto de dinamitar al FAP por querer que esa instancia apoye al candidato de Convergencia en Acapulco…

4 comentarios:

Ernesto dijo...

No coincido con tu comentario sobre la presencia del senor Marti en la reunion del Consejo de seguridad. Los gobernantes tienen que asumir su responsabilidad publica de cara a las victimas de esos y en general de cualquier delito.
Curiosamente esa autoridad que se coloca en un plano extra social para tomar decisiones que afectan a la sociedad es la que actualmente no ha podido rendir cuentas buenas a la socedad que atiende. En el fondo no les pasa nada a los gobernantes si no cumplen. Y a mi me parecio bien que les dijera lo que al menos yo les hubiera querido decir: si no pueden vayanse.
Ademas, el evento fue mediatico. En realidad, era solo mediatico. Asi que, por que no, reconocer esa presencia cumplia tambien una funcion en ese circo de compromisos mediaticos? se dijo algo de que va a pasar si alguien no cumple esos compromisos?

lalo dijo...

Independientemente de los comentarios de Ernesto, con los cuales coincido, es importante resaltar que el Sr Martí representó de facto en esa reunion a la poderosa y pudiente gente de México, como bien lo indica Belaunzarán. ¿Quien representa a los que no somos pudientes y poderosos? los gobernantes evidentemente. ¿no creen que la impunidad nace ahi? "el gobierno para todos los demás y yo por arriba"
El secuestro es un cancer social consecuente a la impunidad. Los que gozan de dicha imopunidad en todos los aspectos de su vida rutinaria hoy por hoy son las primeras victimas de su propia arrogancia y prepotencia. !Y de veras lo siento mucho! el dolor de un padre, de cualquier padre, lo hago mio.

DIEGO ALBERTO AVILES dijo...

"la unidad no se resuelve con una repartición"... bueno pues probablemente tengas razon en esto, pero es mucho mas conveniente para la UNIDAD misma de nuestra pluralidad que se de esa "reparticion" i si, en manos de alguien neutral... esa via, es mucho mas alentadora que llegar a un CONGRESO NACIONAL (con mayoria de delegados de NI mas no con mayoria de simpatizantes perredistas, pero al final de cuenta los delegados deciden)... aqui el punto es SALIR DEL "RIESGO DE LA RUPTURA", y se ven las dos propuestas: la de N.I. que es sencillamente el CONGRESO, que como lo mencione, la tienen una gran ventaja de mas para ellos y menos para los demas... o por otro lado la propuesta de I.U. de dejar la presidencia ni aqui ni alla sino en la neutralidad... y si la decision es blanco o negro, concluyo diciendo que la "reparticion" da mas unidad que el congreso... haciendo ABSTRACCION de que el congreso sea la via instiucional de nuestro partido.

Herejía Política dijo...

ernesto,
Tienes razón en que las autoridades deben dar la cara a quienes son víctimas de delitos y sin duda que Alejandro Martí está en su derecho al decir lo que piensa, mostrar su indignación por lo que ha pasado y exigirles a los gobernantes que cumplan o renuncien. De hecho su voz ha sido difunida de manera prolija y excepcional para un país en el que desgraciadamente la inmensa mayoría de los que sufren delitos, algunos tan graves y funestos como el que le quitó la vida a Fernando Martí, son ignorados por los medios masivos, cuestión que, por supuesto, no le quita legitimidad y pertinencia a la denuncia hecha por el exitoso empresario. Es más, me parece positivo que haya habido respuesta social y que tras la tragedia difundida se genere solidaridad, indignación colectiva y un màs que necesario y comprensible ¡Ya basta! contra la delincuencia que se expresará en una marcha multitudinaria el próximo domingo aunque considero un error, ya explicaré por qué, que se excluyera explícitamente la participación de los políticos en la misma.

Mi crítica no es que se le escuche a Alejandro Martí -ha sido entrevistado en cadena nacional y comparto mucho de lo dicho por él- si no que se desvirtuó un acto público por la concesión mediática que hizo Felipe Calderón al permitir que esa distinguida persona -que, por cierto, no tiene ninguna culpa por ello- entrara al Consejo de Seguridad e hiciera uso de la palabra para emplazar a los gobernantes. Lo que quiero decir es que al titular del Ejecutivo Federal le faltó visión de Estado, pues de lo que se trataba es de expresar la fuerza y unidad de todo el poder gubernamental contra la delincuencia desbordada y no autosentarse en el banquillo de los acusados para ser regañados, pues eso expresa debilidad, además de que las decisiones que en ese nivel se tomen no pueden verse como resultado de una tragedia particular o para responder a las exigencias de la clase social más poderosa -no más numerosa- en primer lugar porque el problema es de toda la sociedad y en segundo lugar porque el mensaje debe ser que nadie está por encima del Estado, ni los delincuentes ni nadie y, esto es lo más importante, que el objetivo de combatir a la delincuencia es un factor de unión. Lo que se quiere es atacar eficazmente el problema no convertirlo en ariete de la lucha política aunque sea usado en primer lugar contra la clase política en su conjunto.

Ahora bien, los ciudadanos tienen el derecho e incluso la obligación de exigir resultados a quienes los gobiernan y nadie debe plantear silenciar el clamor social. Sin embargo, se debe buscar transmitir que no es la búsqueda de culpables sino la toma de conciencia de la gravedad del problema y, por lo mismo, de la coordinación y la responsabilidad compartida -que no quiere decir que todos tengan el mismo grado y calidad de responsabilidad- para enfrentar la inseguridad. Que debe haber acciones en los tres poderes y los tres ámbitos de gobierno, pero también participación de los ciudadanos y los medios de comunicación. Por eso considero una estupidez que se quiera aprovechar el problema para poner de rodillas a la clase política y fomentar desde el poder fáctico la fobia contra quienes realizan esa actividad, no porque lo hagan muy bien y no existan justos reclamos contra su actuación en muchos casos mediocre y corrupta, sino porque está demostrado que esa es la peor política de todas, que provoca polarización, inestabilidad y acaba por desembocar en autoritarismos ejercidos por políticos peores que los que eran denunciados. Pero además, el caos y la crisis lejos de ayudar al combate contra la delincuencia muy organizada y muy poderosa le ayudan a èsta a expandirse y fortalecerse garantizando el estatus de impunidad que gozan.

Mi crítica pues es a la falta de visión de Estado de quienes ejercen el poder formal y a la mezquindad de quienes estando fuera de él quieren someterlo por intereses particulares estando enfrente un enorme problema que requiere el concurso de todos. La marcha, pienso, debió ser concebida como las que tienen lugar en España despùés de atentados terroristas. Marchan todos y muestran la condena (prácticamente) unanime contra esos métodos y quienes los llevan a cabo. De esa manera se muestra cohesión social para enfrentar el flajelo y no se utiliza para avivar las disputas y generar incertidumbre.

Es importante mostrar al Estado por encima de las clases, pues por ejemplo se requieren reformas que permitan fisclizar mejor los flujos de dinero en los sistemas financieros y bancarios y eso seguramente no gustará a los del sector social que se hizo presente para poner un ultimatum que aunque pueda ser compartido por muchos ciudadanos va en contra de la necesidad del Estado de mostrar unidad y fortaleza. Y ese fue un acto organizado precisamente desde el poder del Estado. En cierto modo se metieron un autogol. Hay otros espacios y lugares en donde se expresan puntos de vista desde la sociedad, aunque ojalá pueda extenderse la idea de la necesaria unidad y cohesión y para ello es fundamental el papel de los medios de comunicación, pero por desgracia a éstos los veo con la intención de mostrarle a los políticos quién manda tras la reforma electoral y estando en el horno la ley de medios.

Un fuerte abrazo.

FB