lunes, 29 de junio de 2009

LOS DILEMAS DEL 5 DE JULIO

Fernando Belaunzarán


Los ciudadanos nos sacarán de dudas el 5 de julio. Los que vayan a las urnas y los que no, los que voten una opción o los que anulen el voto con cualquiera de las modalidades que se promueven, no sólo definirán el mapa político con el que se caminará hacia la sucesión presidencial sino también la agenda que nos aguarda de cara a la peor crisis económica desde el fin de la Revolución Mexicana.

Lo que está en juego son, dentro de un margen acotado pero en algunos casos significativo, diversas correlaciones de fuerza entre los actores, las cuales se empezarán a sentir en cuanto acabe la elección. Más que sorpresas –que puede haberlas aunque no alterarán de manera significativa el panorama general- cabe esperar que, una vez que cada quien tome su posición en un escenario por demás complejo y volátil de acuerdo a lo que obtengan en el tablero, se recrudecerá la lucha por el poder dentro y fuera de los partidos, pues el hecho de que el barco vaya a pique no parece que vaya contener a ninguno de los que quisieran verse como próximos capitanes y saben que el tiempo apremia, sobre todo para los que están conscientes que tienen que remontar. (Mientras se mantenga el régimen presidencialista seguirán siendo traumáticos los procesos de sucesión y las confrontaciones, primero fraticidas y luego entre partidos, serán inescrupulosas, costosas y degradantes, tal y como las conocemos. Pero ese es tema para otro artículo).

En los próximos años el PRIAN sólo va a existir en los discursos de AMLO, pues el partido del viejo régimen, ahora que, según las encuestas, ve cercana la posibilidad de regresar a Los Pinos, va a buscar por un lado resaltar un perfil opositor ante los graves problemas del país y por el otro minar al principal activo electoral del PAN que es hoy Felipe Calderón. Esto significa que la relación entre poderes, Ejecutivo y Legislativo, será muy tirante y, por lo mismo, si ese partido en combinación con el Verde obtienen la mayoría absoluta del Congreso van a tratar de imponer condiciones y de tener en una mano al titular del Ejecutivo que seguirá en su papel de Rambo contra el narcotráfico.

Y es que terminando la fiesta electoral vendrá la cruda económica y Calderón tendrá que intensificar -¿más?- el clima bélico que exige cerrar filas con el jefe de Estado y así tratar de que su incapacidad para enfrentar la crisis desmerezca ante el “valiente héroe” que por fin se enfrentó al crimen, según nos lo recetan mañana, tarde y noche. Será muy difícil, por no decir imposible, que pueda construir mayorías legislativas a favor de sus planes económicos, ni siquiera en lo referente a la indispensable reforma fiscal que se requiere. Nadie va a querer compartir los costos de la crisis con él, por lo que es previsible que a su vez Calderón culpe al Congreso de no apoyarlo. Si hay un alto voto nulo, el titular del Ejecutivo seguramente tratará de aprovechar esa situación para convertirla en debilidad de los legisladores y así tener mejores condiciones para defenderse y doblegarlos.

En ese escenario, es muy posible que muchos de los promotores del voto nulo que planteaban esa medida como una sacudida al sistema para democratizarlo se den cuenta que resultó lo opuesto: el fortalecimiento del autoritarismo presidencial. Nada para extrañarse, pues el discurso antipolítico con que se alentó esa campaña suele legitimar la concentración del poder y su uso discrecional. El desprestigio de los políticos y fundamentalmente de los que conforman el Poder Legislativo es un germen de los regímenes autoritarios que descansan en la preeminencia de un solo líder y en la atmósfera de seguridad nacional que se ha creado por la mentada guerra que nadie descarte la implantación del Estado de excepción

En el caso de las gobernaturas en disputa, la expectación se ha concentrado básicamente en Sonora para saber si la indignación ciudadana contra el gobierno de Eduardo Bours por la tragedia de la guardería ABC va a alcanzar para que el PRI pierda ese estado. Pero sólo si fuera derrotado en Nuevo León, lo cual se ve remoto, ese partido tendría una merma importante.

La opción que puede romper el escenario bipartidista entre derechas en el 2012 es obviamente la izquierda, el PRD, que requiere de mantener su voto duro (entre el 16 y el 19%) para tener posibilidades de cumplir con la expectativa de construir un escenario favorable de aquí a tres años. Por supuesto, tiene el problema de sus divisiones internas que si bien no tardan en hacerse también notorias en el PRI y el PAN de cara al procesamiento de las candidaturas presidenciales, se vislumbra con mayor fuerza en el partido del sol azteca y no es para menos tras el anuncio obradorista de que vienen por la revancha una vez que pase la elección. En ese contexto será clave el resultado de Iztapalapa, pues por alguna extraña razón que más parece entripado, López Obrador estableció ahí el lugar en el que se juega el todo por el todo con la camisa del PT. Iztapalapa puede ser la tumba del Peje aunque, por supuesto, él está incapacitado genéticamente para aceptar cualquier derrota. Pero de cualquier manera quedará establecido el peso del PRD como partido y el de AMLO como personaje. En cualquier caso, López obrador trabajará con su fuerza para que en el bicentenario de la Independencia y el centenario de la Revolución se colapse el régimen y el pueblo lo vitoreé a él como salvador de México, tal como sucedía con Santana.

Faltando una semana, los partidos emergentes viven una situación diversa respecto a su registro. El Partido Verde contó con la bendición de las televisoras y no tiene mucho de qué preocuparse. El PT se montó sin recato sobre la figura de Andrés Manuel López Obrador y pudo aprovechar mejor la división interna perredista. El PANAL confía en las conocidas mañas de la estructura electoral del magisterio que controla su madrina, Elba Esther Gordillo. Al PSD le ha tocado remar a contracorriente después de su conocido conflicto interno, pero de manera valiente, colocando los puntos más controvertidos de su programa por delante y con el activismo intenso de sus dirigentes es posible que logren alcanzar el porcentaje deseado y eviten el exterminio al que personajes poderosos lo tienen condenado, lo cual enriquecería la democracia del país, pues son una izquierda con ideas que no se calla y que pudiera converger en el 2012 con la parte racional, razonable y mayoritaria del PRD. Y por último Convergencia que se encuentra en la tablita en virtud de que el desfonde tan anunciado del PRD no se produjo y sus socios del PT les comieron el mandado. El problema es que si ese partido pierde el registro capaz que Andrés Manuel López Obrador vuelve a cerrar Reforma demandando “voto por voto”, “casilla por casilla”. En la tragicomedia obradorista nada se puede dar por descontado. Y si no me creen, que se lo pregunten a “Juanito”.

De paso…

Golpe de Estado. Resulta inadmisible que sea derrocado un gobierno e impuesto otro por la acción del ejército. Por ello debe ser restituido inmediatamente en su cargo el presidente de Honduras, Manuel Zelaya. En América Latina no se puede abrir ni una rendija al regreso a la época en que gorilas armados asaltaban el poder con el respaldo de los Estados Unidos. Por eso hay que celebrar la inmediata y unánime condena de la OEA y, muy importante, de la administración de Barack Obama al golpe de Estado. El propio Obama ha confirmado que su país sólo reconoce al depuesto presidente, demostrando con ello que estamos efectivamente ante una nueva política hemisférica por parte de la superpotencia. Ahora bien, el regreso del presidente legítimo hondureño no significa que él esté en lo correcto al querer modificar la Constitución mediante un procedimiento no contemplado por ésta para poder reelegirse como gobernante. Me parece autoritario y contrario a la democracia que alguien desde el poder modifique las leyes para perpetuarse en el poder. Nadie puede legislar ni forzar que se legisle para su beneficio personal… El desplegado de Televisa sobre el libro de Genaro Villamil y la entrevista que Carmén Aristegui le concedió al autor es un hecho inédito que puede ser muy sano si sirve para promover un debate franco que aclare las cosas. Pero al margen de la corroboración de dichos y hechos que son importantes, es evidente que sí hay una cobertura televisiva desmedida de Enrique Peña Nieto que de ninguna manera puede ser fortuita, como tampoco lo es en el caso de otros gobernantes. En nuestra democracia existen numerosos factores que la distorsionan, pero uno de los más importantes sería que las televisoras se vuelven el gran elector del país. La promoción con artistas y los spots disfrazados de anuncios de revistas a favor del único Partido Verde en el mundo que defiende la pena de muerte y se opone a la despenalización del aborto es otra muestra de ello. Por supuesto que se tiene que aplicar la ley y refrendar el principio de equidad entre los contendientes, pero también se debe buscar una solución de fondo y eso pasa por acordar una buena Ley de Radio y Televisión que además de otorgar certeza jurídica a los actuales concesionarios para que tengan garantía de que no se les podrá sancionar por motivos políticos derivados del ejercicio de la libertad de expresión, asegure que la introducción de las nuevas tecnologías servirá para fomentar la competencia televisiva y se abra el paso a la participación de otras empresas en la televisión abierta, lo que es una necesidad apremiante de nuestra democracia… No cabe duda de que López Obrador revitalizó la picarezca política. Ahora ya es un secreto a voces el acuerdo Andrés-Marcelo para el 2012. Sí, Ebrard va como candidato y después de ganar va a renunciar para que la Cámara de Diputados nombre Presidente de la República a AMLO. Por eso es que andan diciendo: “no te la creas Marcelo”, “no es por ti”… Hay otras versiones que desmienten la anterior y que hablan de un tercero en discordia y que el que está aventajado para serlo es ni más ni menos que “Juanito” el de Iztapalapa, que por cierto anda muy contento porque dice que van a filmar una película de su vida. Lo que no dijo es si también la iba a dirigir Mandoki... Por cierto, la jihad pejista respondió muy agresiva a mi artículo anterior y me reclamaron que yo haya dicho que AMLO es uno de los capos de la mafia de la política. “¿Cómo que uno más?”, “Don Pejone, para que te lo sepas, es el Jefe de jefes (de Gobierno)”. De acuerdo, acepto la crítica constructiva… En lo que no me van a poder contradecir es en la confusión de héroes que tiene nuestro Presidente Legítimo. Se comparaba con Lázaro Cárdenas durante las discusiones de la reforma energética, pero eso de querer controlar tres partidos, obligar a un triste candidato a que renuncie si gana, comprometer al jefe de Gobierno a hacer la propuesta que él dice e indicarle al parlamento como votar es propio del máximato y sería mejor que se viera com Plutarco Elías Calles. Por otro lado, presume su juarismo, pero eso de andar de “salvador de la patria” queda mejor con Antonio López de Santana. Ilústralo Lorenzo… A Pablo Gómez ya se le olvidó que él impugnó en todas las instancias a Andrés Manuel López Obrador por no cumplir los requisitos de residencia en la Ciudad de México en el año 2000, a pesar de que en aquella ocasión la distancia en la elección interna entre los contendientes fue enorme y que no existieron las graves anomalías que se observaron en marzo de éste año en Iztapalapa. Ahora pide que de cualquier manera se le restituya la candidatura a Clara porque no está de acuerdo con que el TEPJF defina la candidatura, forma mañosa de decirlo porque lo único que hizo el órgano jurisdiccional fue quitar los votos tramposos de Brugada. Y después de que lleva más de una década cuestionando, en buena medida con razón, a las corrientes por su manejo corporativo de su miembros, ahora exige que Nueva Izquierda someta y obligue a una persona cuyo derecho político electoral es ser candidata a que renuncie y lo hace precisamente ahora que resultó perdedora alguien de su corriente. ¡Ah qué Pablo tan desmemoriado!… Felipe Calderón, además de aventarse sin pruebas a culpar a las drogas de la muerte de Michael Jackson, tuvo la puntada de decir que los jóvenes que no creen en Dios caen en la drogadicción. Después de decir tamaña barbaridad sólo le faltó santiguarse ante la efigie de Jesús Malverde. No les digo, en el 2009 comprendimos todos que el 2006 fue entre el malo, el más malo y el peor. El problema es identificar cuál es cuál… Se me fue el angelito que iluminó mi infancia. Descanse en paz Farraw Fawsett.

domingo, 21 de junio de 2009

LA SECTA AMLO

Fernando Belaunzarán


Andrés Manuel López Obrador se empeña en demostrarnos que no sólo el poder enloquece; también perderlo. Hace apenas tres años acarició la presidencia de la república y era el centro del debate político nacional. Ahora vuelca todo su esfuerzo y lo que le queda de capital político para derrotar a los chuchos y de paso mantener el registro y las prerrogativas de dos partiditos que le ayudan a financiar al llamado “gobierno legítimo”. Dinero y venganza -un par de franquicias y la preparación de la próxima lucha fraticida de la izquierda- son los objetivos evidentes de su tenaz protagonismo electoral.

Para AMLO el 2009 es una continuación de la contienda interna por la dirección del PRD y por ello su actitud es la peor expresión de la lucha facciosa; ve en sus compañeros de partido que disienten de él al peor de los enemigos, emulando al nocivo sectarismo de la izquierda setentera. Su reacción ante el fallo del TEPJF en Iztapalapa no sólo exhibió con mayor claridad su estrategia sino que también nos mostró al personaje tal cual es, sin las simulaciones y las máscaras a las que es tan afecto; simplemente lo encueró.

Por supuesto que López Obrador mantiene su pobre y repetitiva retórica antigobiernista y seguirá atacando con la saliva a los potentados y a “la mafia”; pero hoy el poder no se lo está disputando al PRI o al PAN sino al bloque de la izquierda política que osó no subordinarse a su liderazgo. Es más, está ayudando a esos partidos “de la derecha” a ganar distritos de mayoría al hacerle un hueco al voto perredista en estados donde el partido del sol azteca es competitivo, lo cual hace con pleno conocimiento de causa. Quiere tener el mayor número de diputados y cargos que le sean afines y al mismo tiempo procura que sus oponentes internos, los chuchos, tengan los menos. Prefiere el triunfo de un calderonista o peñanietista que el de cualquier candidato perredista ajeno a él. Concientemente decidió ser en los hechos un aliado electoral del PRIAN.

En bastiones perredistas como Michoacán, Guerrero, Chiapas y un buen número de municipios del Estado de México, el apoyo de AMLO a candidatos de PT y Convergencia disminuye las posibilidades de triunfo de los candidatos de la izquierda con posibilidades de ganar. Incluso no tiene empacho en respaldar a candidatos de esos partidos en estados en los que están abiertamente sometidos al gobernador como es el caso de Convergencia en el Estado de México y Puebla o el PT en Nuevo León, por decir sólo algunos de los más evidentes. Únicamente en los estados donde tiene hegemonía y se pueden ganar de mayoría, DF y Tabasco, decidió respaldar a los candidatos del PRD. En las otras treinta entidades trabaja para que el partido del sol azteca tenga el peor resultado, pues es obvio que los votos que obtiene para las dos franquicias que quiere mantener se los quita a su partido. Por un lado quiere sacar lo suyo y por el otro busca la derrota de la actual dirección perredista para luego hacerse del control del partido que considera su patrimonio.

Esta política sectaria llevada a la esquizofrenia de hacer campaña por tres partidos para fortalecerse internamente en la disputa por el PRD sigue la misma lógica que su estrategia para ser presidente de la república. Quiere ser beneficiario de la ruina que él mismo contribuye a provocar. Que se joda el PRD y el país para que las bases, en el primer caso, y el pueblo, en el segundo, lo aclamen como el Salvador de la izquierda y de la patria. Estamos ante una secta inescrupulosa que esconde sus fines tras un discurso moralizante predicado por un mesías que derrama resentimiento.

El sectarismo está ligado al pensamiento único y forzosamente conlleva fuertes dosis de intolerancia. Andrés Manuel no debate ni discute, pontifica. Nunca se molesta por probar sus afirmaciones. Más que convencer adoctrina y en lugar de explicar opta por la propaganda burda mediante la incansable repetición de fórmulas sencillas e inapelables. No inventa el hilo negro al manipular con la idea del enemigo exterior que siempre acecha, al cual le ha dado por llamar “la mafia” sin importarle que muchos de los que coloca en ese grupo hayan sido lisonjeados por él cuando era jefe de Gobierno. López Obrador plagió a George Bush Jr. en su famosa frase, “el que no está conmigo está con mis enemigos”, con una pequeña modalidad: “el que no está conmigo está con la mafia”.

Por supuesto, si existiera algo que podríamos llamar mafia de la política ni duda cabe que Andrés Manuel López Obrador debería ser considerado como uno de sus capos y tendríamos que llamarlo “Don Pejone”. La ley le viene guanga, tiene una red de complicidades para conseguir sus objetivos, recompensa a sus incondicionales y castiga a sus detractores, reclama impunidad y para él estas elecciones son una lucha por las prerrogativas, es decir, por el botín.

AMLO trata de ocultar su juego político faccioso y ser visto como el valiente que se enfrenta a los poderosos para salvar al pueblo. En la lucha por defender sus intereses personales, económicos y políticos, siempre hace malabares para acomodar las cosas dentro de ese discurso simplón. El caso extremo es lo ocurrido en Iztapalapa donde se desgarró las vestiduras para defender el resultado de una elección de Estado en la que había resultado ganadora por poco margen una de sus incondicionales y en el paroxismo de su megalomanía herida se puso hacer propuestas estrafalarias para combatir lo que él considera una afrenta personal y un reto al poder que cree tener, pues piensa que su cercanía debe servir de fuero contra la justicia.

La farsa sigue siendo un genero que retrata muy bien la vida política del país, pero Andrés Manuel en Iztapalapa exageró. Además de esa perla de la tragicomedia mexicana entre el loco y su patiño que sacó del anonimato a “Juanito” y lo llevó al estrellato del horario triple A, las primeras planas y los comentarios de los analistas más connotados del país, vimos el verdadero talante del que pudo ser presidente de México.

AMLO realizó un streptease político memorable. Después de ningunear, humillar y comprometer la renuncia de un pintorezco candidato del PT cuyo nombre ni siquiera sabía, llamó a la gente a votar por un partido distinto al suyo, ordenó al jefe de Gobierno llevar la propuesta de Clara Brugada como jefa Delegacional sustituta y, lo peor de todo, se atrevió a instruir el sentido de la votación de una Asamblea Legislativa que todavía no ha sido elegida. Terminó con un desplante melodrámático en el que fuera de sí, con el rostro desencajado y totalmente descompuesto, afirmó que no iba a renunciar al PRD e hizo una confesión en el punto más álgido de su desfogue histriónico: que no había mandado “al carajo” a los dirigentes por el reconocimiento que le tiene a “las bases perredistas”. Por supuesto, no faltó la votación a mano alzada de su exuberante plan. Tenemos pues, a un personaje autoritario que somete a poderes e instituciones para sacar adelante sus caprichos más pueriles mediante un remedo de democracia y con recursos demagógicos vulgares. La república del Peje en todo su esplendor. Dice defender la democracia comportándose como dictador. Lo primero es mentira, lo segundo no.

Después de meses llamando a votar por el PT y Convergencia en 30 de las 32 entidades del país y después del numerito de Iztapalapa, López Obrador reclama impunidad, exige fuero, amenaza con escalar el conflicto si se le toca un pelo. Quiere gozar de las prerrogativas de lo que él llama “la mafia”, emularse con Ulises Ruiz, Mario Marín, Eduardo Bours, Gustavo Díaz Ordaz, Luís Echeverría, Carlos Romero Deschamps, Carlos Salinas de Gortari y otros tantos “potentados” a los que la ley no los toca, sin preocuparse por su calidad moral para después cuestionarlos. Es el tartufo que se autoasigna una santidad que lo hace intocable porque no permite que se le juzgue. Basado en esa pretendida santidad sostiene que debe tener privilegios por encima de los demás militantes y que tiene licencia para hacer lo que le venga en gana así lastime los intereses del proyecto partidario al que dice pertenecer.

Es evidente que se sobrepasaron los límites de lo admisible. Hoy mismo la candidata del PRD en Iztapalapa se enfrenta a la anticampaña abierta del excandidato presidencial y al boicot descarado de la burocracia del partido en el Distrito Federal. Se ha llegado a un punto en el que ya no hay regreso posible y nadie se debe llamar a engaño, pues es la consecuencia lógica y natural del discurso sectario que identifica a los que discrepan como traidores. Yo acuso a Andrés Manuel López Obrador de ser el divisor de la izquierda.

Por elemental sanidad López Obrador debe irse del PRD después del 5 de julio mediante acuerdo de separación o a través de un proceso jurídico de expulsión. Es preferible renunciar a la fuerza que todavía conserva Andrés Manuel que mantener este nivel de confrontación, de autodestrucción, de esquizofrenia, de sectarismo. Además, es un error seguir cobijando una estrategia política que lleva al desastre y que parte del despropósito de propiciar y agudizar la descomposición del país. Lo mejor que puede hacer, lo más constructivo, es conformar un partido con su secta, con Porfirio Muñoz Ledo, René Bejarano, Armando Quintero, Adolfo Orive, Alberto Anaya, Martí Batres, Dante Delgado y los que quieran acompañarlo. Que López Obrador diga que se queda y –vaya originalidad- culpe a la mafia de quererlo sacar, es señal de que primero quiere dejar en ruinas al partido y pelear hasta el último peso de las prerrogativas. No se da cuenta del daño profundo que le está haciendo a la izquierda y a sí mismo que sueña con la gloria, pues se equivoca si cree que va a engañar a la historia. De cualquier forma y pagando los costos que ocasione, el PRD debe construir su futuro sin la secta AMLO.


De paso…

Impunidad. Se cumplió un año del New’s Divine y todavía no hay responsables aunque sí un chivo expiatorio. Como se recordará la tragedia en ese antro se ocasionó por la implementación de un operativo que, en el contexto de una política que criminalizaba a los jóvenes, buscaba exhibir a cientos de ellos ante las cámaras de televisión sin haber cometido delito alguno. No es novedad la impunidad; por desgracia más bien es la regla en nuestro país. Hemos sido testigo de casos grotescos como los de Ulises Ruiz en Oaxaca o Mario Marín en Puebla y ahora estupefactos vemos como la tragedia de 46 niños muertos en Sonora no alcanzará más que a unos cuantos funcionarios de medio pelo. El problema de fondo es que la transición democrática no llegó a los estados y hay 32 señores feudales que al concentrar el poder reproducen la triada nefasta del sistema político mexicano: autoritarismo, corrupción e impunidad… Por si hubiera alguna duda del transfondo electoral del caso Michoacán, la PGR filtró un expediente al Reforma en el que sin mayor base que los testimonios de supuestos testigos protegidos –clásico- inculpan al gobernador Leonel Godoy. Calderón irresponsablemente está partidizando la justicia… Andrés Manuel López Obrador se robo las pastillas de chiquitolina del Chapulín Colorado y se acabó el frasco. Sólo así se puede explicar que de estar en la antesala de la presidencia de la república haya caído hasta ser el coordinador de campaña de “Juanito” y su grupo de expertos… Por la puerta trasera y de manera casi clandestina se introdujo un personaje siniestro a las listas plurinominales del PT a la Asamblea Legislativa. Prototipo de los caludicantes de izquierda, Adolfo Orive, mentor de la Raúl y Carlos Salinas, después de ser gurú de los grupos maoístas naufragó en el salinismo y terminó haciendo labores policiacas en la Secretaría de Gobernación para diezmar a las bases zapatistas en Chiapas. Esa es la nueva y flamante adquisición del obradorismo… Ahora resulta que lady Ahumada, perdón, Brugada es el prototipo de la pureza. Ya se olvidó las trampas que usó en la elección interna, algunas de las cuales fueron incluso captadas por la televisión como fue el reparto despensas en el DIF y la compra de voto. Por si eso fuera poco, Carlos Ahumada afirma en su libro (p. 95) que los spots del programa el Mañanero en el 2003 donde aparecieron Imaz, Quintero y Brugada fueron pagados por él… Marcelo Ebrard dejó pasar una oportunidad de oro para distinguirse de AMLO y todo indica que en lugar de aceptar el fallo del TEPJF y cerrar filas con su partido le está siguiendo el juego delirante a su antecesor en Iztapalapa. Muestra de ello es el fallido intento de detener el registro de Silvia Oliva en el IEDF y la presencia de funcionarios de su gabinete en la campaña del PT. No sé, a lo mejor a cambio de la candidatura a la jefatura de Gobierno Marcelo y Andrés firmaron un convenio con cierta claúsula que decía “unidos hasta el manicomio”… Es un alivio que los principales líderes del Frente Popular Francisco Villa y de otros grupos de choque que apoyan a Clara Brugada estén en la nómina del GDF. Gracias a esto, Marcelo Ebrard puede garantizar que no habrá violencia en Iztapalapa…

lunes, 15 de junio de 2009

LA GRAN OPORTUNIDAD DE MARCELO

Fernando Belaunzarán


Marcelo Ebrard no puede -por más que quiera y por más que lo intente- regresarle la candidatura a Clara Brugada. La última instancia ya resolvió al respecto y ninguna argucia evitará que se cumpla, tarde o temprano, con el fallo. Eso lo sabemos todos. Lo que está por verse es si Marcelo va a aprovechar la gran oportunidad que el destino acaba de poner en su camino: demostrar que él no manda al diablo a las instituciones cuando las resoluciones de éstas le son contrarias.

El punto no es menor. Todos sabemos que el declive de Andrés Manuel López Obrador empezó cuando se hizo evidente el desprecio que siente por la vía institucional y su apuesta por doblegar a las instancias oficiales mediante la presión política. Si Ebrard realmente está pensando en ser candidato y, sobretodo, presidente de la república le serviría mucho acreditar su convicción democrática mediante el respeto a la ley y la aceptación de las decisiones jurisdiccionales que no le favorecen.

Por desgracia, todo parece indicar que el jefe de Gobierno ha optado por el camino opuesto y hasta el momento no hay señal de que vaya a rectificar. Su reacción ante el fallo del TEPJF sobre la candidatura perredista a la jefatura Delegacional en Iztapalapa ha sido la de orquestar la rebelión y aunque se cuida de no aparecer públicamente es notorio que la estrategia desesperada que están implementado los miembros de la dirección nacional del PRD que le son afines –tres de los ocho son altos funcionarios del GDF- se decidió en las oficinas del viejo Ayuntamiento de la Ciudad de México.

Es lastimoso que, tal y como ocurría en los tiempos del partido de Estado, el gobernante perredista más poderoso del país mande a dirigentes respetables a hacer el ridículo nacional. Acordar -en una sesión casi clandestina y realizada a espaldas del presidente del partido- solicitarle a la ganadora legal de la elección que renuncie o de lo contrario le suspenderían sus derechos es un desfiguro que viola fragantemente la Constitución, por no decir los estatutos y los principios partidarios. La desvergüenza y el cinismo son tales que pusieron por escrito la amenaza y la hicieron pública. ¿Quién puede sostener sin ruborizarse que el hacer uso de un derecho puede ser motivo de sanción? ¿Quién tiene suficiente cara dura para negar que estamos ante un burdo ardid que busca incumplir la resolución del tribunal electoral? ¿Acaso son tan ignorantes que desconocen que los juicios de protección de derechos políticos son precisamente para defender a los ciudadanos de las arbitrariedades de los partidos como la que de manera descarada y hasta confesa quieren cometer? ¿De verdad creen que la opinión pública es estúpida?

Lo de menos es la consabida y reiterada hipocresía y doble moral de los que acuden consuetudinariamente al tribunal electoral, pero cada vez que pierden se cortan las venas por su intervención en la vida del partido. Lo verdaderamente grave es la irresponsabilidad exultante. Para presionar por una renuncia imposible toman de rehén al partido y amenazan al presidente nacional con llevar las cosas hasta el despeñadero. En el paroxismo de la autodestrucción pretenden conseguir el sacrificio de la candidata legalmente establecida amagando con el suicidio colectivo, fingiendo que no les importa pagar costos; secuestradores que parecen ignorar que al mutilarle un miembro al PRD también se lo mutilan a sí mismos. Vulgar chantaje que vuelve a mostrar el carácter autoritario e intolerante de una izquierda atrasada y primitiva que no entiende el mundo fuera de la obediencia ciega al caudillo, líder, gobernante o mesías. Estamos ante la puesta en escena de “la inmolación de los abyectos”.

Pero además de este patético pataleo que sólo exhibe el carácter antidemocrático de sus promotores se apuesta por la amnesia. Se desgarran las vestiduras para defender el resultado original de una descarada elección de Estado. Reclaman un triunfo al más puro estilo “haiga sido como haiga sido”. Baste decir que en el 2006 votaron alrededor de 90 mil personas mientras que en el 2009 esa cifra sobrepasó los 200 mil. Ahora resulta que en este proceso en el que se espera una abstención inmensa participaron más del doble de electores que cuando se veía inminente la conquista de la presidencia de la república. Recordemos que en la televisión se mostraron imágenes del reparto de despensas en las oficinas del DIF para promover el voto a favor de Clara Brugada y que ésta siendo precandidata anunciaba las gestiones que hacía con el GDF que tenían respuesta en “en 24 horas”. Fue tal la evidencia de irregularidades y la inequidad de la contienda que hasta el mismo Marcelo Ebrard tuvo que reconocer en una entrevista radiofónica con Ciro Gómez Leyva que se debía revisar la forma de elección de candidatos del PRD. Revertir el triunfo tramposo de Brugada fue un acto de justicia del TEPJF.

En estos días seremos testigos del verdadero talante de Marcelo Ebrard. Clara Brugada fue Procuradora Social de su administración y si ella pudo competir fue porque contó con el apoyo desmedido del GDF. No hay duda de que él es quien más reciente el golpe aunque López Obrador vea con desesperación esfumarse una fuente importante de financiamiento. Por eso pronto sabremos si es la vendetta la que se impone en su ánimo y prosigue en su obsesión de destruir a René Arce o muestra estatura de estadista y es capaz de trascender el deseo de revancha, negándose a ahondar en la división de la izquierda, para bien del proyecto. Con ello se volvería factor de unidad y reconciliación del PRD y podría aspirar a ser candidato de todos y no sólo de los obradoristas que caigan en la cuenta de la imposibilidad de su líder para ser competitivo en el 2012. Esta puede ser una oportunidad para reconstruir la relación con la otra parte del partido con base en el respeto mutuo. Y también para diferenciarse de López Obrador sin necesidad de pelearse con él; simplemente mostrando convicción democrática respetando la ley y respetando el marco institucional de la república. Por supuesto, eso implica aceptar lo inevitable: Silvia Oliva será la próxima jefa Delegacional de Iztapalapa.


De paso…

Tragedia bis. Los niños sobrevivientes del incendio de la guardería en Hermosillo padecen de la incompetencia e improvisación de los doctores que los están atendiendo. Para lavarse la cara tras la tragedia, el IMSS pretende lucirse con el tratamiento; sin embargo han cometido errores graves, según lo denunciaron especialistas reconocidos. El caso es que sigue aumentando el número de decesos. Un hospital especializado en Sacramento ha ofrecido gratuitamente sus servicios para cuarenta niños y sólo han trasladado a seis... ¡Por fin una satisfacción para México! La UNAM ganó el premio “Príncipe de Asturias” de este año y eso debe servir para que se brinde más apoyo a la educación superior. Con esto y el campeonato de los Pumas, los universitarios tienen razones de sobra para celebrar… Para darle entrada al hermano de AMLO, Arturo López Obrador, en una candidatura en el distrito 2 de Tlaxcala, el Comité Político Nacional suspendió de sus derechos al que había ganado el proceso de selección para después nombrarlo candidato. Ante ello el militante sancionado acudió al TEPJF y le restituyeron su candidatura. Sin embargo, el grupo semigolpista del CPN que insiste en volver a hacer candidata a Clara Brugada en Iztapalapa quiere hacer exactamente lo mismo sancionando a Silvia Oliva. Hay algunos que no aprenden…

miércoles, 10 de junio de 2009

¿QUIÉN GANA CON EL VOTO EN BLANCO?

Fernando Belaunzarán


El qué hacer con el voto -y no por quién votar- es el verdadero debate de la elección del 2009. A contrapelo de las enervadas descalificaciones que desde todos los colores y matices del espectro político e intelectual del país le han recetado a los promotores de la anulación del voto, reconozco la legitimidad y legalidad de dejar en blanco o tachar toda la boleta si así lo decide el elector aún cuando eso signifique desperdiciar el sufragio en virtud de que su contabilización no altera jurídicamente el resultado. Pero que sea legal y legítimo, que se tenga el derecho de hacerlo, no niega la posibilidad de discutir sobre su pertinencia, máxime cuando ya se mira la larga fila de pescadores que ven el río revuelto del descontento contra el sistema como una oportunidad, esa sí no tan legítima, de aprovechar la ocasión.

Es verdad que el malestar con el sistema político es tan antiguo como el sistema mismo, pero en este momento lo que se está expresando es el desengaño del proceso democratizador que tuvo como momento cumbre la alternancia en el año 2000. La transición no ha cumplido con las expectativas sociales, el régimen se distingue por su ineficiencia y el desprestigio de los políticos no es del todo inmerecido aunque mal haríamos en negar campañas orquestadas para hacer escarnio fundamentalmente de partidos y legisladores, así como de indiferencia frente a lo que se hace bien. El autoritarismo, la impunidad y la corrupción siguen siendo la marca del híbrido que tenemos por régimen. Fox desperdició la oportunidad que significó la alternancia y ensució a las instituciones al utilizarlas como pantalla de una operación para deshacerse de su principal opositor y el traumático desenlace de la elección del 2006 les dejó una profunda herida en su legitimidad. El recuento de los votos hubiera podido resarcir los daños y darle una salida pactada a la crisis, pero las autoridades electorales no estuvieron a la altura. .

La reforma electoral y los cambios de Consejeros del IFE fueron un buen intento para que las instituciones democráticas recobraran su credibilidad perdida, pero esa posibilidad no llegó a buen puerto porque el principal destinatario de esos cambios que atendían los agravios de la sucesión presidencial reciente no sólo no quiso avalarlos sino que hasta los boicoteó. Me refiero por supuesto a Andrés Manuel López Obrador que en un hecho insólito coincidió con muchos de los que ubica como parte de “la mafia”: las televisoras, el Consejo Coordinador Empresarial y algunos intelectuales que llegaron al desfiguro de pretender hacer de Ugalde mártir de la democracia. El favorecido hizo causa común con los que vieron afectados sus intereses.

La razón del desacuerdo de AMLO no era porque se tratara de una mala reforma o que ésta pudiera considerarse light –estaba hecha a su medida y la reacción de los medios electrónicos fu implacable- sino porque no quería reforma alguna, pues pensaba y piensa que cualquier cambio trascendente que se logre ayuda a la legitimación de un gobierno al que quiere colapsar. Por eso es que ahora, en sus giras de apoyo a las campañas, no hace una sola propuesta legislativa y se limita a decir que los diputados deben impedir la aprobación de propuestas “contrarias al pueblo” tomando tribunas, lo cual puede hacer muy bien cualquier porro semiletrado que se exprese con monosílabos. Su propuesta es pobre y sólo puede entusiasmar a los fanáticos: votar para bloquear. No hay duda, lo que quiere es contribuir a la descomposición del sistema, no a que éste se dé una salida acordada e institucional.

Tras años de denuestos a todas las instituciones con su respectiva mandada al diablo, de ataque al Poder Legislativo cuando éste discutía algún tema de relevancia –recordemos la declaración de AMLO de que descansaba cuando terminaba el periodo ordinario de sesiones- y de reiteración incansable de que hubo fraude electoral en el 2006 resulta natural que muchos de los seguidores obradoristas no tengan ganas de participar o quieran manifestar su repudio al sistema con la anulación del voto. Sin embargo, en algo que no encuentro mejor calificativo que vizarro, el que estuvo a punto de ser presidente de la república tiene ahora como principal objetivo mantener las prerrogativas de dos partido pequeños y por ello necesita que su gente vote. De ahí sus declaraciones estridentes para que no haya ni abstención ni anulación. En el exceso califica de mafiosos –qué original- a todos los que están promoviendo el voto nulo con lo que se lleva injustamente de corbata a no pocos de sus fieles y a muchas personas que de buena fe e incluso por convicción moral sostienen ese tipo de protesta.

Por supuesto, el grupo de los indignados por el resultado no constatado del 2006 sólo es una vertiente -y quizás no sea la principal- de los promoventes del voto en blanco. Hay de todo. En la multiplicidad ni siquiera existe un acuerdo para impulsar la abstención, el voto en blanco, la consigna en la boleta, el tachar a todos, el escribir el nombre de algún personaje real o ficticio. Las razones del desengaño también son múltiples. Incluso hay quienes sostienen que el descontento es producto de la nueva reforma electoral como si la población en efecto quisiera que se pagara la propaganda electoral. Claro, lo esconden mediante el camino fácil de poner en el banquillo a los partidos. Sólo un sentimiento de revancha visceral explica la demanda de desaparecer las candidaturas plurinominales. La calidad de los legisladores, la presencia de los programas partidarios y la posibilidad de que las fuerzas minoritarias tengan representación en el Congreso dependen de ellas (¿el 10, 15, 20 o 25 % de los mexicanos no merecen tener voz en las cámaras?). Pero viene lo más grave y lo que nos lleva, después de un indispensable rodeo, al tema del presente artículo. La protesta le pega al Congreso y eso sólo puede llevar al fortalecimiento del poder presidencial. Volver al futuro.

La transición se estancó precisamente por dos carencias: no se ha desconcentrado el poder, al menos no en las entidades de la república y las instituciones no tienen la fuerza para sobreponerse a los poderes fácticos. Por eso tenemos lo que AMLO definió con tino como “República simulada”. El país requiere de contrapesos funcionales, no de autoritarismos generadores de corrupción e impunidad. Golpear la legitimidad de los legisladores abre la puerta a salidas de excepción. No olvidemos que Fujimori disolvió el Congreso precisamente para encumbrarse. Los autoritarismos, desde el fascismo hasta el “socialismo real” han surgido del ataque al parlamento. Además, la democracia merece una oportunidad que no se le ha dado en realidad.

De manera inmediata ganan los gobernadores con el voto nulo. Son los que tienen mayor capacidad de movilizar votantes a la urna y entre menos participación mejor para ellos. De manera indirecta el triunfo es de los rupturistas, de los que piensan que este sistema ya no es reformable por dentro. Y es que políticamente se acentuaría la descomposición. Ya verán como sobrarán los intérpretes del descontento y sin duda que los poderes fácticos tendrán instrumentos idóneos para que sus intereses sean asumidos como parte de la “agenda mínima de transformación”. Entonces se cumplirían las máximas de que “nadie sabe para quién trabaja” y “el camino del infierno está lleno de buenas intenciones”. Lo digo con claridad: el resultado de ese legítimo recurso a la protesta, al anular la boleta, puede ser muy lejano a las ideas de quienes lo promovieron y, peor aún, de los que lo practicaron.

En efecto, muchos han planteado expresar su malestar contra todo el sistema, pero no fortalecer al presidente al pegarle al contrapeso institucional más importante de éste. Otros han denunciado las deficiencias de la democracia mexicana para acicatear su profundización, pero de ninguna manera abrir una vía a la restauración autoritaria. Otros más quieren acabar con la partidocracia, pero nada más alejado de su pensamiento que poner a la telecracia en su lugar. La transformación es vital e impostergable, pero en lugar de jugar al aprendiz del brujo y apostar por la ruptura del sistema pensando que luego se podrá administrar la crisis, lo que es una irresponsabilidad mayúscula que pone en riesgo todos los avances democráticos logrados hasta ahora, se debiera construir una ruta de acuerdo entre todas las fuerzas que retome la reforma del Estado que posibilite, entre otras cosas, las candidaturas independientes y, muy importante, construya un sistema capaz y eficaz para enfrentar con éxito los grandes problemas del país. Porfirio Díaz sabía lo que decía cuando afirmó que lo difícil es volver a guardar al tigre.

El problema que yo le veo a la anulación es que se plantea en términos de desahogo personal y no como una estrategia política que debiera tener tiempos, metas y medios definidos, como si uno cumpliera con el simple hecho de expresar su opinión sin quedarse a reflexionar sobre las consecuencias. Es tan heterogéneo el movimiento que no puede haber una agrupación que lo abarque en su totalidad y sólo las posiciones que tengan cobertura en lo que se llama la sociedad política podrán prevalecer. El problema no es que sea estéril sino que haya quienes quieran adulterarlo. Por eso es que le aconsejaría, estimado lector, votar, y si quiere destrabar la transición a la democracia a votar por el PRD. Pero si de plano eso no le convence y no quiere saber nada de nadie y ya decidió no apoyar a ningún candidato de cualquiera de las elecciones entonces mejor no vaya a las urnas porque es obvio que van a manipular su voluntad después de depositarla. De cualquier manera la decisión es suya y debemos respetarla.


De paso…

Tragedia. No hay palabras para expresar el sentimiento de desazón, impotencia, indignación y dolor que provoca la terrible desgracia ocurrida en una guardería en Hermosillo, Sonora. La magnitud de la tragedia no se agota en las 42 vidas de niños perdidas y en las decenas de heridos por quemaduras. En el colmo del cinismo obtuso llaman a “no politizar” la tragedia como si aquí y en China un acontecimiento como este pudiera ser no político. ¡Al diablo con pruritos estúpidos! Se debe explicar con transparencia y veracidad a lo sonorenses y al conjunto de los mexicanos sobre las circunstancias del incendio, las condiciones en que trabajaba la guardería, y aclarar si hubo negligencia y corrupción con los permisos otorgados para la operación de la guardería. El luto no puede ser barrera para la impunidad, menos aún en un acontecimiento de este tamaño… Más de ciento cincuenta académicos de la Facultad de Filosofía reclaman el regreso del Auditorio Che Guevara a la comunidad universitaria. Me uno a ese llamado de manera total. Ese auditorio ha sido hiustóricamente el espacio privilegiado de encuentro entre la universidad y la sociedad. Ahí estuvo Julio Cortazar, Gunter Grass, José Saramago; ahí nos hablaron personajes como Lula, Heberto Castillo, José Revueltas, Cuauhtémoc Cárdenas, Samuel Ruíz, Salvador Nava, Adolfo Sánchez Vázquez, Luis Villoro, entre muchos otros; ahí se discutían en el CNH, CEU, CGH, ahí se dio el diálogo público entre las autorices y el movimiento estudiantil en 1987, ahí se recibió a los presos políticos del 68; ahí se hacía teatro, se proyectaba cine, se leía poesía, se hacían conciertos, en eventos abiertos para todo el público. El Che Guevara fue privatizado por unos provocadores que ahora lo utilizan de condominio. Se debe, por supuesto, agotar la negociación, pero no puede haber duda en que el auditorio debe regresarse a los universitarios. No por el narcomenudeo, sino ante todo por una necesidad cultural… La selección mexicana vive momentos aciagos. Debe ganar todos sus partidos como local y rescatar puntos en los dos juegos que le quedan de visitante para pasar al mundial. Javier Aguirre debe sentirse como Felipe Calderón ante la crisis…

miércoles, 3 de junio de 2009

¿VOTAR O NO VOTAR?

Fernando Belaunzarán


En México apostar a la abstención es jugar con cartas marcadas. Baste decir que en una elección competida que despertó gran interés como la del 2006 el abstencionismo llegó al 41%. No se diga en las elecciones intermedias donde sólo se eligen -salvo en los estados con comicios concurrentes- diputados federales; en la más reciente con esas características, la del 2003, no votó el 58% del padrón. Es verdad que la imagen pública de los legisladores es poco halagadora, pero también lo es que así la han tenido siempre. Por diversas causas, los avances democráticos no otorgaron a los representantes populares el valor social que les correspondería por volverse actores protagónicos de la vida pública tras décadas de “levantar el dedo” a capricho presidencial y se ha abierto paso un preocupante desengaño y decepción por la democracia que en estricto sentido no hemos vivido, por lo menos no a plenitud. Sin embargo, el proceso electoral en curso tiene algunos ingredientes particulares que le dan al dilema de votar o no votar un cariz novedoso.

Aunque siempre ha habido quien promueva la abstención, en esta ocasión, además de los grupos radicalizados de la izquierda revolucionaria que denuestan la vía electoral, lo hacen actores públicos, personajes de la sociedad política que han decidido darle una sacudida al sistema en el que juegan un rol y, por lo mismo, del que forman parte. Sabiendo el resultado de antemano, buscan sacar ventaja de la constatación del desprestigio político del régimen que, a falta de una conceptualización más trabajada e instalados en la propaganda, definen como “partidocracia”. De manera paradójica llaman a no votar o a anular el sufragio como si se tratara de una postura moral, de un acto de rebeldía cívica y responsabilidad social, ocultando el juego político del que se busca obtener ventajas. Por ello no aclaran a dónde quieren llegar, qué sigue después de constatar la poca credibilidad que goza el Poder Legislativo para los mexicanos y cuál consideran que es la salida al problema de la legitimidad y funcionalidad del sistema político que en efecto existe. En todo esto hay un fuerte olor a ajuste de cuentas.

México no puede prolongar mucho la permanencia del régimen híbrido que hoy sufre como consecuencia de una transición inconclusa y poco coherente. Lo que tenemos es una mixtura contradictoria e ineficaz que ha mediatizado los avances democráticos con cacicazgos estatales, con prácticas del autoritarismo añejo, con atavismos del presidencialismo, con la carencia de una cultura democrática extendida y consolidada, con el mantenimiento de la corrupción como práctica institucionalizada, y con la prominencia de intereses económicos y políticos de importantes poderes fácticos. En este contexto, debilitar aún más el sistema de partidos no puede si no exacerbar la descomposición política y alentar ánimos rupturistas en vez de reencauzar institucionalmente el proceso democratizador. Es jugar al aprendiz de brujo.

No digo que no haya razones para expresar el malestar social frente al sistema político sino simplemente que éste, en lugar de llevar a fortalecer la opción de la regresión autoritaria, debe buscar destrabar la transición democrática y así no correr el riesgo de repetir experiencias como las que le abrieron el paso a Fujimori en Perú y a Bucaram en Ecuador –también es el caso, aunque su caracterización sea más polémica, de Chavez en Venezuela y Uribe en Colombia- que, recordemos, se dieron en medio del descrédito de toda la clase política. Ahí quedó demostrado que no hay peor política que la que hace el que se jacta de no ser político. Sale peor el remedio que la enfermedad.

Por otra parte me parece ingenuo que alguien pueda pensar que puede controlar a todas las fuerzas desatadas en caso de una ruptura del sistema político -ilusión obradorista que por lo visto comparten otros actores. En lugar de jugar con fuego, lo que se debiera propiciar es un gran acuerdo para reformar el régimen a través de las instituciones y eso no se va a lograr si a éstas se les sigue debilitando. No se trata sólo del absurdo de quienes piensen asumirse como voceros de los abstencionistas o de los que anulen su voto –que en el 2006 rebasaron el millón de personas- sino de cómo impulsar grandes acuerdos de la sociedad política que contribuyan a entusiasmar a los electores y se haga evidente la importancia del sufragio en comicios venideros.

Además, al fomentar el abstencionismo se facilita el triunfo de los que tienen mayor capacidad de movilizar aparatos y se premia al clientelismo, favoreciendo con ello el triunfo de perfiles bajos y la consecuente mediocridad legislativa que cuestionan. Entiendo que el centro del argumento abstencionista es no encontrar alicientes para el voto, para optar por uno u otro partido. Pero esa posición se basa en un análisis poco objetivo si bien resultan innegables carencias, limitaciones y excesos de no pocos representantes populares. La actual legislatura tuvo éxitos notorios aunque mediáticamente hayan sido disminuidos o tergiversados. La campaña contra la reputación de los legisladores se acrecentó por la reforma electoral que aprobaron y que en mi opinión es un avance en la equidad de las campañas, en la reducción de sus costos y en el control del dinero que se utiliza en ellas. En lugar de contribuir al linchamiento, haríamos bien en propiciar balances exhaustivos de la labor de las legislaturas para colocar las cosas en sus términos.

A pesar de sus conflictos internos y de sus contradicciones no resueltas, votar por el PRD es votar por culminar la transición a la democracia. Andrés Manuel López Obrador decidió apoyar otras opciones y se encuentra entrampado ante el problema de que su discurso y permanente ataque contra las instituciones democráticas, su rechazo a la reforma electoral y al cambio de integrantes del IFE, así como su estrategia por propiciar la descomposición política del régimen, llevan a la ineludible conclusión de la abstención mientras que su bolsillo lo impele a la ardua tarea de luchar por mantener el registro y, muy importante, las prerrogativas de dos partidos pequeños. En cambio el perredismo tiene la oportunidad de sacudirse las posiciones conservadoras que diluían su programa en razón de caminar detrás del hombre carismático que reproducía los vicios del presidencialismo y que sin ninguna pena sacrificaba principios y valores en aras de acuerdos pragmáticos, como los que tuvieron congelada por un sexenio la Ley de Sociedades en Convivencia en el DF.

Ante la profundidad de la crisis económica y lo incierto de sus secuelas, la fuerza del crimen organizado y el desgaste del sistema político, lo único responsable es impulsar el gran acuerdo nacional pendiente que haga funcional la democracia mexicana tras la elección, por lo que resulta conveniente fortalecer electoralmente a la opción reformadora. Pensar que se puede poner de rodillas a la clase política y responder adecuadamente como Estado a los graves problemas nacionales es tan iluso como el sueño de que del derrumbe surgirá cual Ave Fénix el “Salvador de México”. O se apuesta por la salida convenida para la instauración de un nuevo régimen o se manda a cada quien a su trinchera, recrudeciendo la confrontación de aquí al 2012. No hay más.


De paso.

Cómo no te voy a querer. Pumas es merecido campeón del fútbol mexicano. A pesar de que la final se fue a tiempos extras, Universidad fue claramente superior en los dos partidos. ¡Goya!... No hay mejor muestra del carácter electorero del operativo en Michoacán que tras más de seis meses que dicen que investigaron no presentaron pruebas para consignar a ninguno de los 30 detenidos. A todos ellos los arraigaron y tienen 40 días prorrogables por otro tanto para conseguir las pruebas que les faltan. Después de las elecciones vendrán los “usted disculpe”… Al mandar al diablo en Zongolica no a las instituciones sino a los militantes perredistas que todavía creen en él, AMLO volvió a demostrar que sólo hay tres cosas que le importan en la vida: él, él y él…