martes, 23 de marzo de 2010

HORA DE LEGALIZAR

Fernando Belaunzarán

En los últimos días el narcotráfico demostró algo más que su ya conocida y consuetudinaria capacidad de destrucción, terror y muerte en la lucha de los diversos cárteles por mantener plazas, prevalecer entres rivales y enfrentar la llamada “guerra contra las drogas”. En esta ocasión, el número de muertos y su calidad, si bien son datos que nos siguen revelando la magnitud del problema, acercándonos a tragedias familiares desgarradoras y constatando que todos somos vulnerables porque el campo de batalla puede ser cualquier parte, no son los elementos más sintomáticos del enorme poder desplegado por le narco, de la incapacidad del Estado mexicano para siquiera debilitarlo y de la descomposición institucional que provoca. Ahora mostraron que tienen las condiciones de fuerza, de logística y de penetración institucional como para poner en jaque a la ciudad de Monterrey, la segunda en importancia en el país, moverse ahí a sus anchas y utilizar a las corporaciones policiacas para confrontar y burlar al ejército.

Si de manera emblemática en Ciudad Juárez se ha constatado que la violencia no se reduce por la intervención militar y que el narco cuenta con los recursos económicos, humanos y de armamento para pelear las calles y proseguir con sus prácticas de ajusticiamiento, al grado de atreverse a asesinar a ciudadanos americanos vinculados con el Consulado de Estados Unidos, en Monterrey hicieron gala de capacidad de operación militar, tanto que cerraron calles y avenidas, dejaron en claro la influencia que tienen en la policía (el termino “polizeta” lo dice todo), pusieron retenes, se enfrentaron en diversos puntos al ejército por varios días y se dieron a la fuga, todo con muy pocas bajas.

Después de tres años de escasos resultados, de aumento exponencial en la espiral de violencia con casi 20 mil ajusticiados, de creciente descomposición política y social y de debilitamiento institucional, el sentido común debiera llevar a todos a la conclusión de que es indispensable replantear la estrategia. Sin embargo, no ha sucedido así en todos los casos. Es verdad que para Felipe Calderón debe resultar difícil admitir que su guerra fracasó, pero estamos en una situación límite y los costos están rebasando hasta la capacidad de imaginación. ¿Qué país va a entregar en el 2012 si esta guerra continua en los mismos términos?

Como no es conveniente pelearse con la realidad y los hechos son por demás elocuentes y contundentes ya no hay quien se anime a argumentar que “la guerra se está ganando”. Pero en cambio. Algunos nos quieren convencer de que es “el mal menor”, que de lo contrario sería la perdición. El problema no es sólo que ya estamos en la perdición sino que es un falso dilema colocar las cosas entre mantener la guerra o pactar una vergonzosa “pax narca”. Nos quieren hacer creer que estamos embrollados en la Ley de Herodes.

Tenemos la posibilidad de avanzar en la misma dirección que los Estados Unidos cuando “la prohibición” los tenía sumidos en la violencia. Nuestros vecinos entendieron que el problema no se solucionaba deteniendo a los capos más famosos o con fotos en los diarios en los que la policía detenía camiones llenos de licor o encontraba destiladoras clandestinas, pues mientras se tratara de un negocio tan atractivo por el sobreprecio que genera el mercado negro, siempre encontraría la manera de prevalecer y, por lo mismo, la guerra sería interminable, infructuosa y muy onerosa. No conozco a alguien que ahora se lamente de la decisión de terminar con “la prohibición” no obstante los evidentes daños a la salud y a la convivencia social que genera el alcohol.

Y es que no hay peor guerra que la que se tiene perdida. Teniendo a Uribe, Presidente de Colombia, como paradigma, es obvio que Calderón sabía que habría violencia, pagarían costos sociales, habría pérdidas pero esperaba tener un relativo control de la situación, obtener legitimidad, que la sociedad cerrara filas con él y, en un clima mediáticamente construido para presentarse como comandante en jefe de una aventura épica contra las fuerzas del mal, mantener una alta popularidad. Puro cálculo fallido.

No sólo la violencia se ha salido de control y el Estado mexicano se ve claramente rebasado sino que en buena medida la sociedad no compró como suya a esta guerra forzada y no parece dispuesta a seguir sacrificándose por tal empresa de causas cuestionables y resultados desastrosos. Es el momento de dar un giro y hablar seriamente de la legalización de las drogas, empezando por las llamadas blandas y, en primerísimo lugar, la marihuana.

Legalizar la marihuana, o si se prefiere, regularla tendría efectos inmediatos. Al menos la mitad de las ganancias de los carteles mexicanos en EU se da por la venta de esa planta y en el país ese porcentaje es mucho mayor. Además, con ello estaríamos en consonancia con 14 estados de la Unión Americana que decidieron permitir el uso médico de cannabis, que en los hechos es la despenalización. Tan solo en el estado de California hay más de 200 mil empadronados que tuvieron que pagar 100 dólares y que dejan importantes impuestos en cada compra. Ahí la producción, distribución, venta y consumo se encuentra controlado por el poder público. Los muertos, por supuesto, por asunto de drogas son de nuestro lado de la frontera.

En mi opinión debiéramos comenzar el cambio de estrategia retomando buena parte de la legislación de California. Los Estados Unidos no podrían reclamar a México que asuma una normatividad que ellos tienen en su territorio. Y también sería sensato que Calderón dejara de ser más papista que el Papa y le haga caso a los aires del mundo que soplan hacia la tolerancia y a reducir daños como un avance hacia la legalización paulatina.

El problema es muy serio y algunos acelerados pretenden aprovechar la coyuntura para intentar cumplir su obsesión de hacer que renuncie Felipe Calderón. Eso me parece un error porque esa es la mejor forma de desvirtuar el clamor público por cambiar la estrategia en el combate a las drogas y lo que puede generar un gran consenso acaba siendo el pretexto de un grupo aislado y sin representatividad que, por lo mismo, puede alejar a la ciudadanía y generar desconfianza en la opinión pública. Es anoroñar una demanda legítima que necesita el país. Lo crucial es que, con independencia del ocupante del Poder Ejecutivo, México no puede seguir con la misma política antinarco. Es hora de dejar atrás la mezquindad en la lucha por el poder y de poner por delante el interés general; es hora de usar más recursos para la educación, para la prevención de adicciones y la rehabilitación de enfermos y menos para gasto militar; es hora de legalizar.


De paso…

Bravo. Obama lo logró. Un cerrado 219 a 212 sacó adelante la reforma de salud en la Cámara de representantes. Se trata de la mayor reforma social en Estados Unidos desde la época del New Deal de Roosvelt. Con ello prácticamente se universalizó la cobertura en los servicios de salud. Tuvo que hacer concesiones y quedaron fuera los indocumentados, pero aún así el avance es notable y se pudo vencer la oposición republicana que está empeñada en bloquear cualquier iniciativa del primer Presidente Afroamericano en la historia de ese país. Esta victoria debe servir para que Obama retome el impulso de su agenda de transformación, tanto a nivel doméstico como internacional. Todavía están lejos de cumplirse las expectativas generadas con su elección… ¿Quién diría que íbamos a ver a Andrés Manuel López Obrador y Carlos Salinas de Gortari haciendo causa común? Esa sí que es una coalición insospechada. Al menos se debe reconocer que las alianzas hicieron lo imposible: unir a AMLO y al innombrable –contra ellas… La candidatura de Gabino Cue está creciendo mientras que la del dedo chiquito de Ulises es hasta difícil recordar su nombre. ¿Cómo dicen que se llama?... Uno mi voz a los que piden respeto a los Derechos Humanos en Cuba y la liberación de los presos políticos en ese país. Sin embargo, no deja de olerme mal que algunos de los más indignados con esa situación, insisto, reprobable que priva en la isla se haga a nombre de la democracia por algunos de los principales defensores del golpe de Estado en Honduras. Disculpen, pero no creo en los “demócratas” de Micheletti… Y es que hay que medir a todos con la misma vara. Lo mismo a China que a México que incluso a los Estados Unidos. Me parece, para empezar, de elemental congruencia pedir también la libertad de los presos de Atenco a los que les pusieron condenas disparatadas, así como de las indígenas Teresa y Alberta acusadas absurdamente de secuestrar policías judiciales en un caso muy documentado de fabricación de pruebas… Que a AMLO ya no le hacen caso ni en el PT ¿será?...

lunes, 15 de marzo de 2010

DE LA FUENTE…¡PRESIDENTE!

Fernando Belaunzarán

México pasa por un momento inédito y, sin embargo, se insiste en mirarlo a través de los mismos viejos lentes. Dadas las circunstancias, la sucesión presidencial del 2012 no es ni puede ser un asunto circunscrito al ámbito tradicional de la política en el que los ciudadanos son espectadores de candidatos partidarios que apelan a su simpatía para ganar una elección más o menos polarizada entre los contendientes. En esta ocasión, la disputa trasciende, por mucho, colores y personajes de la clase política, sean éstos polémicos, carismáticos, temidos o incluso fabricados en la pantalla de televisión.

Hay que darle rumbo y certidumbre a la nación en un momento crítico, sin parangón desde la Revolución Mexicana, y se ha hecho tan indispensable como inevitable que otros actores emerjan para romper el círculo vicioso de un sistema endogámico, autista, indolente y sumido en pequeñas disputas mientras el país se hace pedazos en las manos de su elite dirigente. La salida, la opción diferente, renovadora, fresca, dinámica, transformadora, seria y con responsabilidad, la esperanza de un México distinto y más justo, tiene que venir de la sociedad. Y quien puede representar mejor esa posibilidad de cambio en la próxima elección presidencial, sin duda alguna, se llama Juan Ramón de la Fuente.

El ex rector de la Universidad Nacional no sólo cuenta con el prestigio, la experiencia, el conocimiento y la trayectoria que se requieren para generar confianza en una ciudadanía comprensiblemente cada vez más escéptica sino que además es un punto de encuentro, una propuesta capaz de sumar apoyos de muy diversos sectores, trascender la polarización en los términos en los que se ha dado en los últimos años y construir una mayoría para vencer al candidato de la restauración que hoy parece imbatible, no, por cierto, debido a su propuesta sino a la promoción y respaldo descarados que desde hace años le brinda el gran poder mediático del país y al declive que por razones distintas han sufrido las dos opciones que se disputaron la presidencia en el 2006.

El resurgimiento del PRI se explica no porque haya cambiado, la gente los extrañe o representen una propuesta sólida y atractiva para el futuro sino porque de repente se convirtieron para muchos mexicanos en la única opción ante un gobierno claramente rebasado por los problemas y una oposición de izquierda que debió haber sido la que capitalizara la crisis, falta de rumbo e incapacidad gubernamental pero que lamentablemente se autoanuló por caer en el mesianismo, la depuración, la intolerancia y la confrontación con sectores crecientes de la sociedad. También es cierto que gobiernos de todos los colores han gobernado de la misma manera que los priístas y que eso ha contribuido al desencanto por el cambio siempre pospuesto y a la visión de que todos los partidos y sus dirigentes son iguales y que, en una visión distorsionada por el tiempo, no pocos piensen que los representantes del pasado son igual o quizás más corruptos, pero con mayor experiencia y eficacia.

Si la inseguridad, el desempleo y la ausencia de perspectivas de la administración calderonista golpeó a la derecha en el poder, el cierre de Reforma, la proclamación de un “Presidente Legítimo”, la toma de tribunas, la preponderancia de un discurso reiterativo, simplista, maniqueo, resentido y sin imaginación por parte del movimiento obradorista, así como la división y lucha fraticida que se expresaron en el principal partido de izquierda en el país, hicieron que por eliminación muchos ciudadanos voltearan hacia el pasado, hacia el partido del viejo régimen, aunque sin entusiasmo ni grandes expectativas, viéndolo como lo menos malo.

Por supuesto, en este proceso han tenido que ver algunos medios de comunicación electrónica que además de haber caído ocasionalmente en excesos al señalar y enfatizar sobre ciertos errores y defectos del líder más conocido de oposición, Andrés Manuel López Obrador, fabricaron una figura, Enrique Peña Nieto, con imagen de político de telenovela cuya consistencia programática, visión de país y capacidad en la administración pública es desconocida para los ciudadanos, pues el mexiquense se encuentra protegido por de una realidad virtual vacua y frívola que sin embargo ha sido efectiva para generar popularidad. Si no sucede algo que altere el panorama, que sacuda a la nación, en sí, la emergencia de un proyecto que conmueva a la sociedad y la convenza de hacerse sentir para cambiar realmente a México, entonces resulta inminente el arribo a la presidencia de este personaje que no se para en sus propias piernas y que serviría preferentemente a los intereses de los poderes fácticos que lo encumbraron.

Ese algo extraordinario que necesita el país para salir de la descomposición política, económica y social en la que se encuentra difícilmente podrá venir de los políticos que hoy se encuentran en palestra, pues padecen del mismo desgaste y están subsumidos en un sistema anegado. La fuerza para hacer los cambios necesarios, para abrir nuevas perspectivas a los mexicanos y darles de nuevo esperanza en un futuro mejor sólo puede provenir de la sociedad, y el que encabece ese esfuerzo, en consecuencia, de lo mejor de ella. ¿Y qué mejor lugar que la Universidad Nacional Autónoma de México, a la que Juan Ramón de la Fuente levantó de la postración en la que se hallaba cuando comenzó su gestión como rector, tras casi un año en huelga?

Los vientos de la sociedad pueden lograr que se recuperé el empuje democrático que se desató hace dos décadas y que hoy parece extinguido. Frente a un candidato prisionero de los consorcios nadie mejor que De la Fuente, hombre capaz de hacer equipo con intelectuales y académicos de primer nivel y sumar en torno a un proyecto serio y sustentado de transformación a los que antes estaban confrontados, a los que se desilusionaron, a los que cambiaron de camiseta, a los que nunca han participado y, muy importante, a los jóvenes que no ven alternativas y cuyo ímpetu resulta indispensable para construir un nuevo país más justo, libre y democrático. Un proyecto que, al igual que lo hicieron todas las potencias emergentes del orbe, ponga énfasis en la educación, la ciencia y la tecnología, la cultura como base de identidad y sustrato indispensable en la relación con el mundo y con nosotros mismos.

Por supuesto, Juan Ramón de la Fuente no es una propuesta para ser enarbolada por un partido político, mucho menos por una corriente al interior de alguno de ellos. El ex rector es, como dijimos, un punto de encuentro más allá de las organizaciones políticas y es en la sociedad donde tiene que hacerse fuerte. Los partidos políticos, entre ellos el PRD, deben ser sensibles a una opción como ésta y, dado el caso, poner su registro y su fuerza al servicio de esa candidatura ciudadana para no dividir las fuerzas y, en cambio, contribuir a la victoria.

No debemos esperar milagros ni cruzar los dedos para que se den volteretas alucinantes que sólo confundiendo los deseos con la realidad se les puede dar crédito. Ninguno de los hoy expuestos está en posibilidad de vencer a Peña Nieto y su sustento mediático. Se requiere un nuevo jugador en el tablero que tenga la capacidad, el conocimiento y el carisma para convertirse en la alternativa. Es insuficiente derrotar a los caciques priístas y quitarles posiciones territoriales aunque las alianzas hayan puesto como locos a los priístas. Necesitamos una opción creíble y atractiva: el hombre que sabe frente al chico vacuo del telepronter. Insisto, no nos engañemos, el único que puede vencer a Enrique Peña Nieto se llama Juan Ramón de la Fuente.

De paso…

Indignación. Es explicable que el Presidente de los Estado Unidos, Barack Obama, se indigne con la muerte de tres norteamericanos vinculados al consulado de su país en Ciudad Juárez. Pero haría mejor en hacer lo mismo por los casi 20 mil asesinados por cuestiones de narcotráfico en México.Y el problema, por otra parte, es saber qué hacer con la indignación. Para empezar debiera impulsar reformas para mejorar el control en la venta de armas y en el tráfico de ellas por la frontera, enfrentándose a los altos intereses de los fabricantes de armas, y en segundo lugar podría dejar la doble medida, el doble discurso y la doble moral de EU en la llamada “guerra contra las drogas” y tratar en serio el problema del consumo y en lugar de favorecer el mercado negro avanzar en la regulación de las drogas junto con programas de información, educación y rehabilitación, tal y como ocurre ya en 14 estados de la Unión Americana. México, al menos, debiera copiar la legislación sobre producción, distribución, venta y consumo de marihuana en California y dejar a un lado la estrategia “Rambo” que ha demostrado con creces su fracaso. ¿Con qué cara EU puede objetar que apliquemos una norma vigente en su país?... Carlos Slim es el hombre más rico del mundo y otros ocho compatriotas más ese encuentran en la selecta lista de la revista “Forbes”. Por sí mismo no hay nada de censurable en ese hecho. Sin embargo, dadas las circunstancias, se trata de una muestra más de que el sistema económico mexicano es perverso. La pobreza se ha extendido, México no sólo no ha crecido sino que decreció 7% el año pasado y sin embargo la riqueza se concentra. Desigualdad e injusticia en un país sin crecimiento. Eso es lo que se nos escupe con dicho anuncio… En Tlaxcala el DIA (PRD, PT y Convergencia) ya tiene a su candidata: la senadora Minerva Hernández Ramos que contra el machismo, el sectarismo, la mezquindad y los golpes bajos consiguió ser la abanderada de su estado y hoy se encuentra al frente de las tendencias electorales. El priísta Mariano González decidió entrar a una encuesta para medirse con la senadora y auscultar la posibilidad de establecer una alianza opositora, pero como perdió 2 a 1 y se le olvidó aquello de que “hay que saber perder” sigue en su intento por ser candidato de su partido... A pesar de las evidencias, Enrique Peña Nieto no reconoce que negoció el IVA a cambio de ventajas electorales para su partido. Tampoco, por supuesto, reconoce que su cita en El Vaticano fue en premio por sus gestiones a favor de las legislaciones antiaborto apoyadas por el PRI en 18 estados, aunque los platos rotos los pague la presidenta Beatriz Paredes que ha hecho un papelón por el tema, entre otras razones, porque ni modo que admita que no manda en su partido…Síganme en twitter: @ferbelaunzaran

lunes, 8 de marzo de 2010

PACTOS PERVERSOS

Fernando Belaunzarán

Se confunden los que ven en la secresía de un acuerdo el motivo para desgarrarse las vestiduras y señalar responsables de la degradación política. La discreción de un pacto no necesariamente implica una negociación inmoral e inconfesable que atenta contra el interés público en razón de ventajas facciosas, aunque éste sea, sin duda, el caso del que se acaba de dar a conocer por parte del presidente del PAN, Cesar Nava, el cual firmó con su similar del PRI. Pero el agravio no radica en el carácter oculto que pudiera deberse a diversas circunstancias o a la naturaleza de lo tratado sino a lo que propiamente se acordó y a la evidente coerción con la que se consiguió. Esta falta de claridad es la que le está permitiendo al principal promotor del acuerdo, Enrique Peña Nieto, esconderse tras el huipil de la presidenta de su partido, Beatriz Paredes.

Si bien hay ocasiones en las que el sigilo puede ayudar a conseguir objetivos loables o al menos legítimos, en esta ocasión sirvió para esconder un acuerdo indefendible política y moralmente, no obstante que algunos priístas en su triunfalismo cometieron el cinismo de filtrarlo desde el año pasado; pero éste no se confirmó sino hasta que se presentó la molestia por su incumplimiento generando tal ruido que sus protagonistas tuvieron que reconocerlo. Sin embargo, el punto no es quién rompió el pacto, pues antes debe establecerse su legitimidad ya que de ello depende la obligación que las partes tienen con el mismo.

Por principio de cuentas se trata de un documento elaborado para la tranquilidad de una solo persona, del beneficiario indiscutible de este pacto que no es otro que Enrique Peña Nieto. Se sabe que también hubo un acuerdo explícito respecto a Oaxaca, pero a Ulises Ruiz le bastó la palabra de Fernando Gómez Mont, Secretario de Gobernación, en el entendido de que la imposibilidad de las alianzas con el PRD valdría para todas las elecciones. Pero el caso es que al único que le servía el documento signado es al gobernador del Estado de México, pues ahí se estipula únicamente lo relacionado con el estado que gobierna y, por tanto, se le asegura que enfrentaría a la oposición dividida y, por lo mismo, que contaría con las condiciones ideales para heredar el poder y seguir su camino a Los Pinos sin contratiempos.

El documento no dice a qué se compromete Peña Nieto a cambio. Señal inequívoca de que fue pedido por él como garantía y contraprestación de lo que dio. Se podría decir que renunciar o limitar la facultad que da la ley a los partidos para hacer alianzas con las diversas opciones políticas está en el ámbito discrecional de cada organización y puede ser materia de negociación. Pero en todo acuerdo hay al menos dos partes y hay que conocer el otro lado del carrete, lo que se ofreció para conseguir dicho compromiso, además de si se trató de una decisión libre y consciente o hubo engaño o coerción.

Ya no hay secreto y existe información confiable de lo que le tocaba aportar al PRI y en rigor queda muy poco espacio para la duda, entre otras cosas porque se confirma con lo que filtraron en su oportunidad los propios priístas para justificar su voto a favor del IVA, porque embona con lo acontecido con Gómez Mont y su partido y porque coincide en tiempo, modo, lugar y, muy importante, interés. Peña Nieto empujó en la bancada del PRI la aceptación del paquete económico con todo e IVA para que Calderón y el PAN le aseguraran el mantenimiento de la esa gran plaza que es el Edomex. Por eso podemos decir que el acuerdo consistió en proporcionar al gobierno federal los votos del PRI en las cámaras para aprobar el incremento a los impuestos a cambio de que se le pavimente al gobernador de la entidad más poblada del país el camino para ser Presidente de la República.

Digámoslo en su crudeza. Se trato de un acto de extorsión: “Tengo secuestrados los impuestos y el gasto del país. Si quieres verlos aprobados entonces me consigues un documento firmado por el presidente de tu partido para que no se junten con el resto de la oposición en las próximas elecciones”. Ejemplo por demás elocuente de subordinación del interés público al interés faccioso. Sin embargo los poderes fácticos lo protegen al grado de repartir culpas a todos los demás a pesar de que resulta incuestionable que ese acuerdo se hizo y firmó porque Peña Nieto lo pidió. Insisto, él es el único beneficiario del texto suscrito y dado a conocer.

No puede exigirse el cumplimiento de un acuerdo arrancado bajo chantaje de la misma forma que no hay obligación de cumplir lo pactado con un secuestrador, menos aún cuando la presión ha dejado de existir y la víctima se encuentra en libertad. Es inaceptable que se utilice de rehén al bienestar de la sociedad, convirtiéndolo en moneda de cambio para conseguir ventajas particulares. Es inaceptable que la sociedad mexicana y el rumbo económico del país se encuentren al garete de los anhelos presidenciales de Peña Nieto y de sus veleidades.

A nadie extraña la protección mediática que goza Peña Nieto y que se busque desplazar la culpa hacia los que le cumplieron el capricho de tener el papelito firmado con la testificación del gobierno federal. Es incuestionable que la preeminencia de este gobernador se debe a su proyección televisiva que no es espontánea ni estrictamente informativa. Bueno, hasta su incompetencia en el reciente caso de la inundación en Chalco fue minimizada y, en buena medida encubierta. Es por los intereses que representa, no por su capacidad, lo que explica su buen posicionamiento rumbo a la elección presidencial.

Ignoró si el Peña Nieto y el PRI cumplieron o no con el compromiso no escrito en sus términos, pero eso es lo de menos. Un acuerdo en los términos en que se pactó y logrado mediante un burdo chantaje no puede ser política o moralmente obligatorio. Y al que todos debiéramos ver es al que extorsionó al gobierno federal y a su partido con el bien público para obtener ventajas personales. Por supuesto, resulta bochornoso que al menos el Secretario de Gobernación y el PAN hayan cedido al chantaje –eso por si alguien se cree que Felipe Calderón no estaba enterado.

Después de conseguir su acuerdo firmado mediante extorsión, Enrique Peña Nieto se fue al Vaticano a que el Papa lo bendiciera por su activismo en la penalización del aborto en diversos estados. Perdón, para que conociera que el joven gobernador contraería segundas nupcias con una estrella de las Telenovelas y sacar de dudas a Benedicto XVI que estaba muy intrigado y quería ser el primero en enterarse del chisme. Todo, por supuesto, debidamente transmitido y retransmitido por TV.

Llama la atención que en esta lucha por enfrentar cacicazgos, provocar cambios en algunas entidades de más de 80 años gobernadas por un solo partido y equilibrar la contienda rumbo al 2006, dos personajes con relación equívoca y contradictoria con sus partidos hayan decidido, con desplantes de fe principista que nadie cree, descalificar públicamente las alianzas y con ello servir objetivamente al triunfo de los caciques priístas y al avance de Enrique Peña Nieto en su carrera presidencial televisada. Con el afán de proteger al Presidente y mantener la interlocución con el PRI agraviado por el incumplimiento del pacto perverso del que fue testigo y a sabiendas que ese partido es determinante para cualquier reforma en lo que resta del sexenio, Gómez Mont nos quiere convencer que no sólo no informó a tiempo de algo tan importante a su jefe sino que él está en contra de esas coaliciones que atentan contra sus valores y, ya encarrerado y patinando, hasta contra la democracia misma. Andrés Manuel López Obrador por su parte, pensando en mantener una imagen de pureza que sólo sus seguidores comparten, descalifica las alianzas y hasta pretende que se piense que no apoya a su amigo en Oaxaca. Los golpes públicos dados por ambos a las alianzas pudieran ser definitorios a favor de los caciques y, en esa medida, del más viable candidato del PRI a la presidencia. Juegos fatuos, baile de mascaras, vanidades que recurren a la hipocresía por el peor de los pragmatismos: aquel que busca se esconde tras una pretendida superioridad moral autoasignada para sacar provecho personal. Por su parte, Peña Nieto, promotor y beneficiario del pacto perverso conocido, sigue avanzando hacia Los Pinos y se ríe de las divisiones entre sus adversarios. Es verdad que luego “nadie sabe para quién trabaja”. ¡¿Pero a sus años y con la experiencia acumulada que tienen estos dos lobos de mar?!

De paso…

Maciel. Hace no mucho, cuestionar a Marcial Maciel era una audacia que se pagaba caro gracias a su enorme influencia dentro de la oligarquía mexicana. Algunos comunicadores, como Carmen Aristegui, Javier Solórzano y Ciro Gómez Leyva, tomaron el riesgo de hacerlo y asumieron en su momento las consecuencias. El tiempo les dio la razón y ese cura pederasta ha sido juzgado ya por la opinión pública a la luz de sus acciones. Ésta y muchas historias más de menor, igual o mayor calado debieran llevar a la Iglesia a pensar en su reforma pospuesta. No son una, dos, tres ovejas descarriadas. Tiene que hacer algo y, esta vez, no puede esperar siglos… La encuesta reciente de Consulta Mitofsky coloca a Peña Nieto adelante en una relación de 4 a 1 a sus principales rivales de otros partidos: Andrés Manuel López Obrador y Santiago Creel. Esto demuestra que para evitar la restauración de Telenovela que se está cocinando se requiere una propuesta de fuera que sacuda el escenario, una opción ciudadana que sume y dé esperanzas de que el cambio hacia un mejor país sí es posible y, por tanto, que el regreso al pasado sería indeseable. En virtud de lo anterior: Juan Ramón de la Fuente pa’ Presidente… Pablo Gómez patinó al hacer la propuesta de otorgar el derecho a ser votados y a organizarse políticamente a los ministros de culto. Ruth Zavaleta en su momento hizo lo mismo, pero una vez que reflexionó sobre el asunto tuvo el valor de rectificar. La arrogancia de Pablo impedirá seguramente que haga lo mismo, pero ese no es el tema sino el de la ingenuidad, lo que parece imposible en un dirigente de más de 40 años en la izquierda. O, mejor dicho, la doble ingenuidad: La de pensar que con esa iniciativa la Iglesia le va, a poner palomita y dará vuelta a la página de los agravios que para ella han sido la despenalización del aborto y el matrimonio homosexual de tal suerte que lo acepten como próximo jefe de Gobierno; y la peor de ellas, el creer que Marcelo y AMLO efectivamente lo van a apoyar para la candidatura al gobierno del DF… Las chivas se quedaron en 8 triunfos al hilo. De regreso en la realidad…Los Pumas llevan 3 victorias consecutivas… Ah! Y muy importante. Hay que seguir ayudando a Haití y a Chile.

lunes, 1 de marzo de 2010

¿QUÉ LE PASA A ULISES?

Fernando Belaunzarán

Algo hay que reconocerle a Ulises Ruiz: es un tipo didáctico. Cuándo se habla de cacicazgos, de señores feudales, de manejo patrimonial y faccioso de las instituciones, de abuso de poder con absoluta impunidad política y jurídica, de la pervivenci a del autoritarismo y ausencia siquiera de cualquier atisbo de transición democrática, entonces el todavía gobernador de Oaxaca y su gobierno se han vuelto sin duda el ejemplo inmejorable, el paradigma al que todos recurren.

Su estilo desenfadado, su autosuficiencia jactanciosa, su poca preocupación por las formas y el descaro con el que demuestra que para él, en la lucha por el poder, todo está permitido, han hecho de Ulises una especie de Gonzalo N Santos del siglo XXI. Y sin embargo, no dejan de extrañar los excesos y la falta de ubicación institucional que demuestra al atacar de manera pública y con exabruptos a los partidos de oposición y a sus dirigentes por la alianza que éstos han construido para enfrentar al partido oficial y al aparato de gobierno que con él se confunde.

Que el mejor y más elocuente argumento para construir las polémicas alianzas izquierda-derecha en algunos estados sea Ulises Ruiz no debe significar que se le permita a tan pintoresco titular del Ejecutivo estatal que se meta a la contienda de manera activa y que el cinismo sirva como vacuna para cumplir la ley en un proceso que por fortuna será vigilado con lupa dentro y fuera del país.

El inicio marca el desarrollo del proceso y desde ahora se puede adelantar que los Consejeros que conforman la autoridad electoral en Oaxaca y que a lo largo de su encomienda han demostrado con consistencia y tesón que se desenvuelven como simples empleados del gobernador no van a poner en orden a su patrón. Por eso será fundamental el papel que la opinión pública juegue. Si los intereses peñanietistas en los medios de comunicación electrónicos prevalecen y se encubre el papel intervencionista de Ulises Ruiz se abonaría el terreno para el retorno al conflicto social. Las instituciones no podrán estar a la altura y encausar las dificultades por el camino de la ley y los órganos electorales si el gobierno convertido en parte las tiene sometidas.

Y no es que no se entienda la desesperación de Ulises Ruiz al que la competencia le complicó la sucesión y que es consciente de la posibilidad de que su partido pierda la elección. Sabe que cuando termine el tiempo de su encargo ya no gozará de la monumental impunidad que le ha permitido, entre otras cosas, ser el único gobernante del mundo en el que después de que la máxima instancia judicial lo declara responsable de delitos inexcusables -como lo es el “violar gravemente los derechos humanos”- y siga tan campante. Su instinto de sobrevivencia lo obliga a impulsar a alguien que le guarde las espaldas, lo cual explica su obstinación por imponer a su delfín por encima de otras opciones más competitivas.

Ulises se muestra irasible, provocador, vengativo, sin conciencia de su situación. El protagonismo no le conviene. Entre más aparezca, entre más golpeador se vea, entre más se vea metido en el proceso, le dará más la razón a los que se unieron para hacerle frente. Su fama pública no podría ser peor. Cierto que viene de ganar todos los distritos federales de manera holgada, pero sabe que lo hizo en elecciones que no generaron mayor interés en la sociedad y en las que con el voto comprado le resultaba más que suficiente. Así que si bien no la tiene perdida –es un operador electoral muy eficiente, mapache consumado y corruptor confeso- es claro que no hay mayor lastre para el candidato que surja del PRI que el propio Úlises.

La víscera es mala consejera y es evidente que el gobernador se sale de sus casillas al amenazar con la difusión de vídeos comprometedores de dirigentes que él supuestamente corrompió -¿lo veremos en el papel de Ulises Ahumada?- o querer remover las cenizas del conflicto por la presidencia del PRD asumiéndose como más pejista que el peje, pues además de su falta de la mínima autoridad moral para acusar a quién sea de lo que sea sólo alcanza a mostrarse dolido por la unidad que como nadie contribuyó el propio Ulises a que se conformara. Claro, se movió como loco para evitarla, presionando dirigentes locales, amenazando a los partidos y condicionando al gobierno federal la aprobación del IVA para que no hubiera coalición, pero pudo más la urgencia social por sacarlo del poder. Quizás se sienta burlado, utilizado, “chamaqueado” –machetazo a caballo de espadas. Y sin embargo, lo que no se puede negar es que cosecha lo que sembró.

En esta tragicomedia que protagoniza Ulises es imposible no sonreírse ante su pretendido papel de guardián ideológico de izquierdas y derechas. Se desgarra las vestiduras por la “incongruencia” de la alianza como si el combate al autoritarismo caciquil y su estela de injusticia, impunidad y corrupción que nadie como él representa en el país no sea un objetivo programático loable que pueden compartir tanto el PRD como el PAN. Lo cómico no reside en su ignorancia real o fingida sino en que se asuma como político de principios que no sólo cuida los propios sino hasta los ajenos.

Ahora bien, algo que debe llevarnos a reflexionar son los insólitos compañeros de viaje. En su loco afán por mostrarse como opuesto a las alianzas –una vez que el PT ya no puede zafarse en donde su amigo va de candidato- Andrés Manuel López Obrador termina coincidiendo con Ulises Ruiz y con los medios de la orbita peñanietista que con razón ven en estos acuerdos una amenaza para lo que hasta hace poco veían como seguro retorno del PRI a Los Pinos a través de un candidato comprometido con sus intereses. Ignoro si ha medido bien AMLO que sus descalificaciones mediáticas pudieran significar la diferencia en una elección que desde ahora se antoja cerrada y terminar como verdugo de Gabino, pero de cualquier forma es evidente que Ulises se está montando en él y le guiña el ojo al atacar a Jesús Ortega.

Es obvio que la desesperación de Ulises es producto de que se abrió una ventana para el cambio en Oaxaca. Si la alianza se hubiera frustrado se le vería tranquilo y, aunque parece difícil siquiera imaginarlo, hasta respetuoso del proceso y de los contendientes. Es la perspectiva de la derrota la que lo tiene fuera de quicio. Y eso que la contienda ni siquiera ha comenzado.

De paso…

In Memoriam: Se nos fue de manera prematura Carlos Montemayor. Un intelectual versátil como pocos y comprometido también como todos. Lingüista reconocido y conocedor como pocos de los temas de Seguridad Nacional. Estudioso de los movimientos armados y difusor de la cultura indígena. Lo recuerdo como asesor del EZLN, como comentarista inteligente e incisivo y como cantante no tan extraordinario, pero con mucho sentimiento. Descanse en paz y mis condolencias a familiares, amigos y deudos que somos todos… Después de tres años pidiendo acuerdos y dejar atrás la polarización, de pronto las alianzas para enfrentar cacicazgos paran de pestañas a no pocos de los que se quejaban de la falta de cultura democrática y la falta de capacidad para encontrar puntos de encuentro. Pero las alianzas PRD-PAN que de rebote amenazan el triunfo que se veía seguro del chico de la TV de pronto se hace tremendo escándalo de los que ahora se asumen como protectores de la pureza ideológica de izquierda y derecha. Lo extraño es que coincidan, al menos testimonialmente, con López Obrador que puede hacer que no pocos votos aliancistas se pierdan y se queden los caciques por su loca obsesión de salvar su prístina imagen, como si ese fuera el caso. Eso sí, la mentada cultura democrática tendrá que esperar… No salíamos de Haití y vino Chile. Por fortuna, ahora el país sudamericano todavía es gobernado por esa gran mujer que es Michelle Bachelet y, por supuesto, está en mejores condiciones para enfrentar la tragedia. Pero hay una pregunta inevitable: ¿Quién sigue?, que esconde otra que no se atreve hacerse en voz alta: ¿Podemos ser nosotros?. Mi solidaridad con el pueblo chileno al que tan afín me siento… La reforma migratoria está trabada porque hay elecciones de renovación de la Cámara de representantes de EU. La reelección en esta ocasión sirvió para congelar las cosas… Y mientras tanto Las Chivas imparables y haciendo historia. Y por si fuera poco, Los Pumas ganaron y estuvieron en plan grande. Razones para el optimismo… Ah! y opino que Juan Ramón de la Fuente sea el candidato único de la izquierda a la presidencia en el 2012. En la Plaza de Toros quedó de manifiesto su gran prestigio y carisma…