lunes, 26 de mayo de 2008

LA IMPORTANCIA DEL DEBATE

El debate sobre la reforma energética le está dando un giro a la lucha política en torno al tema. Lejos de ser "una vacilada" o un "diálogo de sordos", está redimensionando las posiciones y, ¡oh sorpresa!, demostrando que la verdadera fuerza del rechazo a las iniciativas privatizadoras de Calderón está en las razones antes que en la presión callejera. Aunado a ello, la dinámica misma de una discusión de buen nivel obliga a presentar propuestas con lo que también se aleja la infausta posibilidad de que todo quede como está. Bien para el PRD que debe combatir tanto la privatización como el estancamiento. Y mejor aún si le permite impulsar métodos acordes con el consenso social que sus ideas están construyendo y, por lo mismo, abandonar el desprecio por la opinión pública que se mostró durante las tomas de tribuna y, en su lugar, intentar que buena parte de ésta se manifieste a su favor. Para ello sería importante dejar atrás los resabios martirológicos que aluden al sacrificio y a "pagar costos" por defender a la patria siendo que se trata de una causa popular que cuenta con argumentos convincentes en todos los órdenes y, para colmo, tiene a la historia y al nacionalismo de su lado. En todo caso, una izquierda inteligente debiera prepararse para cobrar los réditos de dar una lucha tan cargada de simbolismo y con tantas razones para sostenerla.
Gracias al debate que en su momento fue subestimado incluso por el mismo Andrés Manuel López Obrador que lo veía como un ardid para ganar tiempo, la propuesta democrática de someter a referéndum las iniciativas ha adquirido sentido y consistencia en la sociedad. Las ideas expuestas han hecho que la defensa del petróleo ya no parezca un simple pretexto para escalar el conflicto político a los niveles del 2006 y han vuelto pertinente y necesaria la consulta a la ciudadanía. El sustento de la oposición a la intentona privatizadora dejó de ser la presión arrogante para abrir paso a la persuasión convincente, misma que significa inmensas posibilidades para el ejercicio de la política, entendida ésta como capacidad de sumar lo diverso en torno a objetivos concertados, la cual hasta hace poco estaba anulada atrás de ese pobre discurso que pone de lado de los enemigos irredimibles al resto del mundo.
Es verdad que la lógica de construir el bloque más amplio posible en defensa de la soberanía petrolera choca con la dinámica hegemonista que busca establecer un único, claro e indiscutible liderazgo de todo el movimiento en la figura de Andrés Manuel López Obrador. Pero al margen de expectativas personales, el PRD debe llevar a cabo una ambiciosa política de alianzas y concitar apoyo y simpatías de diversos sectores, grupos y personas, aún entre quiénes no estén de acuerdo con llevar a cabo medidas extremas o no les genere confianza el ex candidato presidencial. Con el debate están dadas mejores condiciones para que otros partidos, incluido un importante sector del PRI, se opongan al contenido privatizador de las iniciativas y enarbolen junto con el perredismo una propuesta alternativa. Por supuesto, eso conlleva a aceptar una coalición horizontal con varios dirigentes prominentes, así como la existencia de diferentes esfuerzos organizativos y distintos planes de acción para conseguir los objetivos comunes. En ese sentido, cabe resaltar la oposición de Beatriz Paredes a algunos de los puntos más polémicos de las iniciativas, así como la ascendencia política y moral del ingeniero Cuahutémoc Cárdenas en un tema que maneja magistralmente.
El PRD debe presentar una iniciativa propia de reforma, distinta y alternativa a la presentada por Calderón. Limitar su actividad en este punto a oponerse sin presentar propuesta tiene varios inconvenientes. El primero es que se volvería una fuerza conservadora y contraria al interés nacional, pues urgen hacer cambios para fortalecer a PEMEX, quitarle la enorme carga fiscal, modernizarla, impulsar la exploración, detener la corrupción y la ineficiencia, etc. El segundo es que la ausencia de propuesta lo debilita ante la opinión pública y le da la razón a la campaña de desprestigio de la derecha que lo presenta como un partido reactivo que sólo genera conflictos y no soluciones. Y el tercero es que se necesita contrastar la reforma calderonista con otra para llevarlas a un referéndum. Poner a la gente a decidir sobre las iniciativas privatizadoras o que todo siga igual sería tan absurdo como preguntar entre lo malo y lo peor.
Es fundamental tener presente y utilizar un elemento no menor que deviene de lo que han sostenido con rigor las ponencias de juristas tan destacados como Juventino Castro, Arnaldo Córdova, Jaime Cárdenas y Sergio García Ramírez: la inconstitucionalidad de las reformas calderonistas. La defensa de la Constitución cubre de legitimidad incuestionable al movimiento contra la privatización del petróleo y coloca de lado de la ilegalidad a sus promotores. Este punto debe ser uno de los núcleos discursivos dentro y fuera del Congreso. El gran movimiento estudiantil de 1986-87 basó gran parte de su éxito en poner por delante el artículo tercero constitucional. Por cierto, en aquel entonces fue fundamental el llamado "diálogo público" que se efectuó en el auditorio "Che Guevara" de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM y que permitió a los estudiantes convencer a buena parte de la opinión pública de la justeza de sus demandas. No en balde su lema era "con la fuerza de la razón". Y es que para la izquierda auténtica siempre es fundamental, antes que cualquier otra cosa, ganar el debate.
De paso…
Inquisición. Salvaje y callejera fue la respuesta de Izquierda Unida a la resolución de la Comisión Nacional de Garantías que validó al Consejo Nacional que nombró a Guadalupe Acosta Naranjo y a Marta Dalia Gastelum como Presidente y Secretaria General respectivamente. Dicen que respetan a esa comisión, que la ven como última instancia y que confían en su honorabilidad, pero el linchamiento mediático contra uno de sus miembros los desnudó por completo. Toda la inquina de la que son capaces, que no es poca, la dirigieron contra el ex procurador de la PJDF, Renato Sales. A la otra integrante que votó a favor de la resolución ni la tocaron. La razón es que a él lo ven como parte de su bloque por haber sido alto funcionario del gobierno de AMLO y fungir como asesor del jefe de Gobierno, es decir, lo consideran políticamente comprometido con ellos. No conciben que alguien en el partido pueda ponerse por encima de las facciones y actuar con independencia. La respuesta del comisionado ante los ataques que sin prueba alguna lo acusaban de haberse vendido fue insuperable: "El león cree que todos son de su condición"… Además de justa y responsable, la señalada resolución logró fortalecer la vida institucional, no sólo porque ya se anunció que todos acudirían al CEN sino también porque, se los aseguro, ya nadie faltará al Consejo Nacional por el cálculo político de reventarlo… Una consecuencia negativa es que, al ser el evidente y reconocido fiel de la balanza de la CNG, Renato Sales centra todas las presiones imaginables, y quizás hasta otras. Y no puede ser de otra manera cuando para uno de los contendientes ya no hay mañana y sólo le queda una única y última carta, en virtud de que ha renunciado a acudir a otra instancia y está cerrada la posibilidad de acuerdo entre las partes. Difícil para cualquiera ponerse en sus zapatos… El escándalo mediático por la paternidad de Santiago Creel de Constanza, hija de Edith González, pone al descubierto el morbo de cierta opinión pública que es incapaz de reconocer los límites de la vida privada. Lo único bueno es que el que esperaba golpear por esa situación al senador de la república le salió el tiro por la culata…La cruenta lucha contra el crimen organizado está fuera de control. Si el Estado no es capaz de dar protección a sus mandos, entonces la guerra está perdida…

lunes, 19 de mayo de 2008

¡BIENVENIDOS A LAS INSTITUCIONES!

En política abunda la logofagia. Llamémosle así al acto de tragarse las palabras propias sin inmutarse. Sobresalen en esa actividad los políticos que utilizan un lenguaje “radical”, pero que, sin embargo, no puede esconder su pragmatismo. También lo hacen, y en grado de excelencia, aquellos que, siendo dignos especimenes de la clase política mexicana, se asumen como jueces morales de la misma, señalan con su dedo flamígero lo mismo a personas que a instituciones y son incapaces de medirse con la vara que miden por la simple razón de que reproducen lo mismo que denuncian. ¿Y qué decir de los que en la oposición eran fieros luchadores por la democracia y las libertades y llegando al gobierno descubren y ejercen las “ventajas” del ejercicio autocrático del poder, avalando y promoviendo lo que combatieron? Pero nada puede superar a la inmensa gula conceptual que, por fuerza, se produce entre los que tienen un pie dentro de las instituciones y con el otro las patean. Y esto viene a cuento porque no transcurrió ni un par de horas para que los perredistas que se comprometieron, por enésima ocasión, a aceptar lo que acordara la Comisión Nacional de Garantías, “sea lo que sea”, y a no recurrir al organismo “ajeno”, “calderonista” y “prianístico” del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, anunciaran que recurrirían a dicha instancia por no gustarles precisamente una resolución de la CNG.

Es verdad que no siempre son tan burdos los integrantes de Izquierda Unida –al menos no todos- y son más discretos en su doble juego –Hortensia Aragón interpuso un recurso en el tribunal de manera (casi) clandestina- , pero también lo es que nunca esperaron que la CNG pudiera tomar una resolución que afectara sus intereses. Con gran soberbia daban por hecho que contaban con mayoría “amarrada” en esa instancia y llegó a ser tal su jactancia que, en varias ocasiones, se atrevieron a anunciar prematuramente tiempos y contenidos de los fallos. Por eso no se preocuparon en sostener y argumentar con rigor sus posiciones ni en revisar la consistencia jurídica de sus recursos sino simplemente en estigmatizar al TFPJF por saber que se encontraba fuera de su control, así como en denostar a sus adversarios por pretender recurrir a él. En ese sentido es que, sin más razón que la de establecimiento de un reloj checador certificado por un acta notarial deficiente, quisieron hacer valer la chicanada de sabotear al Consejo Nacional que tenía la ineludible responsabilidad de nombrar dirigentes no obstante la premeditada ausencia del bloque pejista. El que no se hayan salido con la suya y ahora asuman que de tres miembros sólo tienen una militante incondicional en la CNG –su presidenta- les hizo dar un vuelco de 180° y utilizar el camino de las instituciones, lo cual, por cierto, es de celebrarse.

Es verdad que en quince ocasiones Izquierda Unida ha ido al tribunal en razón del proceso interno del PRD y que en una de ellas el mismísimo Alejandro Encinas acudió; pero resulta evidente que llegaron a la conclusión de que la única forma que tienen para revertir el triunfo de Jesús Ortega es que se resuelva internamente y se evite a toda costa la intervención del TFPJF. De ahí que los mismos que ahora presentan un recurso ante esa instancia federal para quejarse de la ratificación de Guadalupe Acosta Naranjo y Marta Dalia Gastelum, como Presidente y Secretaria General respectivamente, hicieran, una semana antes un mitin a las afueras del tribunal electoral para denunciar la intervención de “la mano de Calderón” por la resolución de sentido común que ordenó hacer el cómputo total y que no se cerrara con un patético 83%. Por supuesto, si realmente creyeran que el gobierno federal o, como dice Andrés Manuel López Obrador, el PRIAN lo controlan, entonces no estarían metiendo ahí sus recursos, ni hubieran votado a favor de los tres nuevos magistrados, ni estarían pasando el trance de tragarse sus palabras de manera tan grotesca.

El problema para los encinistas es cómo embonar la estrategia institucional de uno de los “partidos grandes” que gobierna a más de veinte millones de mexicanos, que posee una fuerza indudable en ambas cámaras y que compite electoralmente a lo largo y ancho del país con la lógica contrainstitucional de AMLO que apuesta por el anegamiento del sistema y la ingobernabilidad del país. Por eso es que lo mismo descalifican que acuden, insultan que cabildean, amenazan que aceptan las reglas. Saben que con la reciente interposición del recurso contra la CNG en el TFPJF les será muy difícil volver a insistir con el prurito, hipócrita por supuesto, de que no se asista al tribunal. Pero no resisten la idea de que alguien de Nueva Izquierda dirija el partido aunque sea por un lapso muy breve de tiempo. Así que su pragmatismo mal ocultado por su extremismo y estridencia verbal los lleva a legitimar a las instituciones que su líder indiscutible e incuestionado mando al diablo y romper con la lógica disfuncional del sistema al que se pretende hacer inoperante. En el momento justo guardaron su discurso y se fueron a pedir posada a la casa que maldicen, pero a la que acuden cada vez que lo requieren sus intereses.

Ahora bien, con independencia de sus propósitos, lo cierto es que IU está acudiendo a los órganos del Estado establecidos para dirimir controversias. El trauma del 2 de julio no alcanza para olvidarse de la última instancia electoral, aunque a ésta se le golpeé como acto de fe obradorista. Esperemos que por el bien de la izquierda política no se le condene a la incertidumbre al PRD y se mantengan los nombramientos de Guadalupe y Marta como sus dirigentes principales. Pero de cualquier manera nadie puede negarles el derecho de asistir a las instancias pertinentes, dentro y fuera del partido. Es obvio que al hacer uso de ellas están avalando la ruta pacífica y legal de transformación del país. Por eso: ¡Bienvenidos a las instituciones!


De paso…
Debate. El inicio del debate sobre la reforma energética demostró que el PRD no está solo en su defensa del petróleo como patrimonio nacional. La intervención de Beatriz Paredes, al menos que suceda el bochorno de ser desautorizada por su propio partido, dio el tiro de gracia a la iniciativa de Calderón…Y hablando del gobierno de facto, ojalá entienda que la lucha contra el crimen organizado debe ser un asunto de Estado y, por lo mismo, debe renunciar al modelo colombiano que podemos describir como la utilización populista del miedo como instrumento faccioso de la derecha para arribar y mantenerse en el poder…Hace bien Andrés Manuel en reconocer los aportes del ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas en la defensa del petróleo, pero hace muy mal en seguir alentando que su gente cercana vinculada a los medios de comunicación, como lo son columnistas y caricaturistas, lo sigan denostando. Congratulémonos de los discursos unitarios y rechacemos incongruencias, hipocresías y dobles medidas…Alejandro Encinas llamó a limpiar “el chuchinero”. Con ello no sólo se muerde la lengua sino que demuestra cual alejado está del ánimo sincero y genuino de llegar a acuerdos. En fin, entendamos el mensaje: el caudillo sigue soñando con imponer a su candidato…El acuerdo posible en el PRD es aquel que no parta de la rendición del otro. ¡Que alguien se lo comunique, por favor, al presidente legítimo¡…

lunes, 12 de mayo de 2008

PERO QUÉ NECESIDAD

Con siete semanas de retraso se concluyó, ¡por fin!, el cómputo total de la elección de Presidente y Secretario General a nivel nacional. Llegar a este punto fue un verdadero Vía Crucis para el PRD. Y es que precisamente a eso, a sumar el 100% de las casillas instaladas, es a lo que se opuso con todas sus fuerzas el principal poder fáctico del partido del sol azteca. Es tal la influencia de Andrés Manuel López Obrador que primero renunciaron los tres miembros del Comité Técnico Electoral, se incumplieron cuatro resolutivos de la Comisión Nacional de Garantías, se deterioró al máximo la imagen del partido, se validó un acta con el 83% realizada unilateralmente, se desconocieron sistemáticamente los acuerdos tomados en varias ocasiones entre los candidatos punteros con el aval de los principales gobernantes perredistas y tuvo que intervenir el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación antes de que se pudiera cumplir con la norma y hacer algo tan sencillo como completar la sumatoria de las actas. La “razón” del evidente sabotaje al cómputo fue, tal y como quedó demostrado, evitar a toda costa que apareciera como triunfador de esa fase del proceso Jesús Ortega.

Todavía falta la calificación y, en virtud del resultado apretado, no es correcto adelantar vísperas y dar por ganador a Ortega. La CNG primero y el TEPJF después pudieran refrendar el triunfo de Jesús, revertirlo y otorgárselo a Alejandro Encinas o anular la elección. Así debió haber sido y aceptado desde el principio, pero la obcecación de torcer la ley y acomodar resultados para que en todo momento estuviera al frente el candidato del caudillo desgastó a la instancia interna, como a todo el partido, y ahora sus condiciones no son las mejores para realizar el trabajo que tiene encomendado. En ese sentido, poco ha ayudado el protagonismo y el encinismo militante de la presidenta del órgano jurisdiccional perredista, Erenestina Godoy, pues además de abonar en la desconfianza hacia la comisión ha socavado la endeble institucionalidad que aún sobrevive en el partido. Resulta patético observar a quien debe dar certeza a todas las partes haciendo el uno-dos de la estrategia mediática de Izquierda Unida con Fernández Noroña. Ella se ha vuelto la más elocuente razón para acudir al Tribunal Electoral.

Frente al resultado sobrevino la locura. Los que aplaudieron un acta con el 83 %, ahora para desacreditar la del cómputo total hasta alegan que el mismo que firmó aquella y ahora ésta no es militante del partido. Pero no sólo dicen absurdos, también mienten con descaro. Es falso que se hayan computado las casillas no instaladas. Se puede apreciar perfectamente en el cuadro proporcionado por la áreas de planeación y jurídica del Comité Técnico Electoral como no sumaron 318 casillas asignadas por esa situación. También es falso señalar que no deben contarse aquellas cuyos resultados fueran increíbles, pues ante error evidente, tal y como lo señala el reglamento respectivo, se debe abrir el paquete y realizar un acta supletoria para después sumarse, tal y como se hizo. Sobra decir que todo candidato tiene derecho a impugnar lo que considere incorrecto en el cómputo, primero ante la CNG y después ante el TEPJF.

Si no fuera por los costos que sigue ocasionando al PRD el patético espectáculo que está ofreciendo, podría ser hasta cómico esos y otros desplantes como el de acusar de “albazo” a la publicación de los resultados a casi ocho semanas de la elección y habiendo ya concluido todas las sesiones de cómputo en los 32 estados o decir que el TEPJF no mandó a concluir sino a recontar. Lo que sí es grave es que en esta delirante obcecación por desinformar a la opinión pública se llegó al extremo de falsificar actas de cómputos estatales en Chiapas, Veracruz, Estado de México y Oaxaca lo que es, para decirlo con sus letras, un acto descarado y burdo de fraude que debe investigarse y, como en los demás casos deshonestos que se demuestren, sancionar a los responsables.

La justificación para sacar esas actas piratas merece que nos detengamos en ella. Dicen los del bloque pejista que las oficiales que fueron firmadas por la mayoría de los delegados se realizaron sin la presencia de los que son afines a ellos. En esto son consecuentes: si no van al Consejo Nacional alegan que éste no vale, si no asisten al Comité Ejecutivo Nacional lo mismo y, adivinaron, si no acuden a los cómputos también. Sabotean la vida institucional del partido como estrategia política, lo que por cierto, si tuvieran éxito, le darían la razón al PAN que pide sanciones alegando que no hay dirigentes y que los órganos del partido no funcionan. En la resolución del 21 de abril la CNG acordó la continuación de los cómputos en ese momento inconclusos a partir de las cuatro de la tarde de ese mismo día. Los delegados que por motivos facciosos no asistieron ahora se sacan de la chistera actas elaborada en los sótanos y pretenden hacerlas pasar como buenas. No hay crimen perfecto, pero hay unos tan burdos que ofenden la inteligencia. Cada casilla realizó seis elecciones; por ello no es posible que se contabilicen cinco y se deje de hacerlo en una. En Chiapas, donde tanto se insiste, el cómputo estatal fue firmado por todos los delegados y la parte encinista no tiene una sola razón para no contar las mismas casillas en el ámbito nacional.

El veto de AMLO contra Jesús Ortega implica el veto al TEPJF por ser una instancia que no controla el ex candidato presidencial. Para eso, sus incondicionales en el partido han repetido sin ruborizarse la mentira de que ese órgano es controlado por Felipe Calderón. Se olvidan que el PRD no ha dejado de acudir a esa instancia y ha obtenido ahí importantes triunfos jurídicos, algunos de ellos después del 2006. También olvidan que Izquierda Unida ha recurrido al tribunal en 14 ocasiones durante el proceso, sin contar los recursos interpuestos por sus candidatos estatales, y que incluso el propio Alejandro Encinas acudió para quejarse por la sanción que le impusieron con motivo de las cartas ilegales de AMLO. Y tampoco se acuerdan que la renovación de tres magistrados durante la presente legislatura se hizo por unanimidad y, por lo mismo, con el voto favorable de los senadores encinistas. Además, ¿alguien se imagina a un Presidente del PRD que se rehúse utilizar la última instancia en elecciones constitucionales por el prurito de que está controlado por el gobierno? Sería un absurdo monumental. En esto hay mucha hipocresía, doble moral y poca vergüenza.

El PRD llega con casi dos meses de guerra civil a cuestas al punto en el que la norma le obligaba desde el principio. Burlar la ley es mal negocio y lo complica todo. Encontrar salidas justicieras olvidándose de formas y procedimientos es un intento torpe y contraproducente de avalar moralmente la arbitrariedad. Finalmente se regresa a donde se debía, pero en peores condiciones para todos y, sobre todo, para el partido. De ahí que sería muy sano recordar el sabio adagio juangabrielero: “Pero qué necesidad, para qué tanto problema…”


De paso…

Amor en tres tiempos. El llamado de AMLO a transformar al país mediante el amor ya tuvo repercusiones en sus principales seguidores. Primero Leonel Cota calificó de traidores a la patria a quienes se atrevan a cuestionar a López Obrador; luego Agustín Guerrero advirtió que correría a patadas del partido a los legisladores de Nueva Izquierda; finalmente Gerardo Fernández Noroña amenazó a Jesús Ortega recordándole que a él no lo protege el Estado Mayor Presidencial. ¿Será que le entendieron amor apache?... La guerra contra el crimen organizado está fuera de control. El asesinato consuetudinario de mandos policiacos y el ajuste de cuentas entre bandas que llegan a usar bazookas son síntomas de un conflicto que crece para zozobra de la nación entera…Alejandro Encinas tiene razón: “En el PRD no todos somos iguales”. Es verdad, no todos tuvimos que ver con los videoescándalos… Obama y Hillary pueden sellar la victoria o garantizar el fracaso. El que no se pongan de acuerdo, podría hacer que los republicanos tengan su tercer periodo presidencial consecutivo. Ahora sí que por el bien del mundo ojalá platiquen, negocien, acuerden y vayan juntos a enfrentar a la derecha…Y hablando de acuerdos para enfrentar a la derecha, el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas hizo bien en convocar a una reunión con la participación de AMLO. Los nuevos acontecimientos debieran persuadir al hombre que impidió la terminación de los cómputos durante casi sesenta días de que es hora de pactar. Pero mucho me temo que al susodicho le interesa el carro sólo si él lo conduce; de lo contrario, prefiere que se vaya al precipicio…

miércoles, 7 de mayo de 2008

PRD: CELEBRAR EN LA ENCRUCIJADA

Es tan absurdo escamotear los logros que ha tenido el PRD en estos diecinueve años como minimizar la crisis en la que se encuentra. Lo primero llama a preservar al partido; lo segundo a transformarlo. Tensión intensa entre continuidad y ruptura que se acrecienta por el tamaño de las contradicciones en su seno, avivadas por la reciente elección que a siete semanas de efectuada sigue sin resolverse y que ha llevado a tal desgaste que, frente a la obcecación de imponer a un “ganador” de cualquier forma -sin terminar siquiera de contar-, la más elemental responsabilidad exige plantearse en serio la viabilidad del proyecto. Hoy existe un partido escindido, con dos lógicas, dos almas y hasta dos cabezas. Es verdad que desde su fundación el PRD siempre ha sido diverso, pero, a diferencia de 1989, hoy no hay un liderazgo que unifique.

El problema para el PRD es cómo mantenerse unido ante senderos que se bifurcan: lucha institucional o ruptura social, búsqueda de acuerdos o polarización, propuesta o resistencia, las urnas o la calle, reforma o revolución. Se dirá con razón que diversos métodos de lucha son complementarios, que la movilización de la sociedad ha abierto cauces a los cambios y preparado el terreno a excelentes resultados electorales. Pero no nos engañemos –menos aún engañemos a la gente-, la diferencia fundamental no es si se considera legítimo usar tal o cual medio para enfrentar a la derecha en el poder sino si se apuesta a transformar al país por la vía electoral, a través de las instituciones y con el empuje de la sociedad civil o se piensa que hay que colapsar “pacíficamente” al régimen para reconstruir desde abajo al sistema político.

¿Cómo solucionar la disyuntiva? Durante mucho tiempo el PRD ha sobrellevado sus diferencias. Esta indefinición ha permitido enviar mensajes equivocados, llegando incluso a la bipolaridad, a ser a un tiempo Dr. Jekyll y Mr. Hide. Si bien la coexistencia de lo diverso es sin duda una fortaleza del partido, ya no lo es cuando no hay instancia que ponga orden y se deja hacer al margen de los órganos de dirección, permitiendo a las minorías imponer por la vía de los hechos sus visiones y métodos. Mientras unos se comprometen con la legalidad democrática, otros la contrarían. Dicha situación es la que ha dado pie a la percepción de que el PRD tiene doble juego, que lucha tanto dentro como contra las instituciones, que promueve reformas sin comprometerse con ellas, que se beneficia de los acuerdos a la vez que los repudia.

Tal imagen esquizofrénica nos remite a otro dilema, el cual se encuentra en la raíz de la confrontación interna, en el núcleo mismo de la crisis perredista: el PRD es una organización en torno y al servicio de un gran líder o es una Institución autónoma, con normas y estructura de poder que se respetan. Si nos atenemos a la definición gramsciana de que la crisis llega cuando lo viejo se rehúsa a morir y lo nuevo no alcanza a nacer, entonces el diagnóstico se vuelve insuperable. El caudillismo y la vida tribal son las dos caras de una misma moneda, pues las corrientes como las conocemos se conformaron como reacción al supremo poder unipersonal con la idea de ser contrapesos para luego pactar con él. Esa polaridad desdeñó la vida institucional y puso como máxima la de Acuerdo político mata estatuto. Para nadie es un secreto que decisiones importantes del partido, e incluso algunas de sus grupos parlamentarios, en lugar de tomarse en sus órganos, como corresponde, se han tomado desde las oficinas del presidente legítimo y que los conflictos cada vez más públicos y notorios entre éste y las corrientes más estructuradas responden precisamente a la inconformidad y, en algunas ocasiones, rebelión frente al tradicional intento de imponer la voluntad del mayor poder fáctico del PRD.

Establecer al PRD como institución implica no sólo terminar con las facultades metalegales del liderazgo carismático sino también obligar a las tribus a cambiar radicalmente sus prácticas que, en muchos casos, son francos vicios. El reparto de cuotas, la tendencia a obviar las reglas mediante acuerdos, el escalafón no escrito que, al igual que el caudillo, premia la incondicionalidad e ignora méritos y capacidades. La institucionalización del PRD pasa necesariamente por que el caudillo deje de serlo, pero también por que las corrientes se refunden para ser colectivos cuyas afinidades básicas sean ideas y convicciones compartidas.

El PRD tiene como gran logro el haber sido un experimento exitoso que sumó a las más disímbolas izquierdas que dejaron la política testimonial para ser opción de gobierno. Conservar esa condición es el mejor acicate para la unidad, pero esta no puede ser a toda costa. No tiene ningún sentido que el partido se mantenga como está. Ya no es viable, ya no es sano, ya no es permisible coexistir sin reglas que se cumplan y sin tomar definiciones básicas que den consistencia a un proyecto de izquierda que requiere identidad para expresar lo que es y lo que pretende, así como capacidad e iniciativa para construir mayorías sociales, políticas, legislativas y electorales.

Como suele suceder en los momentos definitorios, existe el riesgo de sufrir regresiones. De hecho, a partir del movimiento postelectoral del 2006 han sido evidentes ciertas conductas antitéticas a las de cualquier izquierda democrática como son la intolerancia, el extremismo, la intransigencia, el maniqueísmo; en fin, todos hemos sido testigos de la patética persecución de herejes, de la estridencia como único método de persuasión, de exacerbar ánimos contra enemigos reales o ficticios, del amago permanente a la acción directa y de recurrir como si fuera destino a la argumentación burda y el insulto fácil.

¿Qué mayor muestra de atraso que el aliento al mesianismo que por definición no requiere de ciudadanos sino de fieles y que proscribe toda disonancia respecto a la única y, por dogma, infalible voz que desciende de las alturas al “pueblo” como promesa de redención? Por eso, lo que no se asimila es negado, combatido o ignorado; y por eso, además de empobrecer el discurso, se desprecia a la opinión pública y se confronta a todo mortal que no está incondicionalmente con el salvador de la patria.

Las batallas siempre son más fáciles si se tiene la capacidad de poner del lado propio a los que no siempre están con uno. Vocación de crecer, de sumar, de convencer, de hacer política para lograr objetivos sin acabar con los adversarios que, eventualmente, pueden ser aliados en próximos momentos. Este pensamiento democrático es propio de la izquierda plural y tolerante que reivindica la libertad, combate toda forma de discriminación y está comprometida con la justicia social. Izquierda que hoy coexiste en el PRD con otras y que, como las demás, se pregunta cómo mantener la unidad sin renunciar a sus convicciones. Difícil encrucijada del perredismo entreverado por fuerzas diversas y hoy centrifugas.

Para sobrevivir a la crisis, el PRD necesita de un nuevo modelo organizativo. Este puede ser el de Partido-Frente que ha funcionado con éxito en diversos países y en el que cada izquierda mantendría un amplio margen de autonomía. Lo que no hay duda, es que vale la pena salvar al partido que ha sido motor de los cambios en las últimas dos décadas y que gobierna a más de veinte millones de mexicanos. Razones suficientes para celebrar.


De paso…

Una más. Por enésima ocasión se llegó a un acuerdo para destrabar el conflicto del PRD y por enésima ocasión fue roto por la misma persona que no asiste a las reuniones, pero su influencia en el acontecer del partido es innegable. De poco sirvió que cuatro gobernadores, los entonces encargados de despacho y los dos candidatos llegaran a una propuesta de salida. Para la próxima, ojalá lo inviten a la mesa y se comprometa con lo que ahí se decida, pues de lo contrario volverá a pasar lo mismo. Sólo habrá que ver que la agenda de la presidencia legítima le permita asistir y esperar el milagro de que su titular se deje de berrinches y se comporte con la madurez del que aspiró a gobernar el país. Su terquedad está a punto de destruir al partido que dirigió y que le permitió ser jefe de Gobierno… Por desgracia, todo indica que AMLO insiste en imponer a su candidato con un triunfo al más puro estilo “haiga sido como haiga sido” y prueba de ello es la decisión inconsistente consigo misma de la Comisión Nacional de Garantías de mantener el “proyecto de acta de cómputo” con el 83% de las casillas –las otras cinco elecciones están al 100% y, por supuesto, no hay otra respuesta a esa anomalía que el veto del Peje a Jesús Ortega- contrariando cuatro acuerdos de la propia comisión y sin estar siquiera firmado por los facultados expresamente para ello. Una calamidad que, por cierto, rompió el acuerdo de los gobernadores y regresó al partido a la guerra civil… Izquierda Unida no ha explicado porque saboteó el Consejo Nacional del 4 de mayo que ellos estuvieron de acuerdo en convocar, sobre todo ante el riesgo de ser sancionados por el IFE, en virtud de no tener los dirigentes establecidos en el Estatuto. Por fortuna se alcanzó el quórum en mucho menos tiempo que en cualquier otro Consejo y se eligió a un Presidente y a una Secretaría General. Por desgracia no fueron de consenso, en razón del vacío que hizo una parte al evento. Pero, ¿para qué abandonan la plaza, pues?...Uno no sabe si reír o llorar cuando la tal Barrales, en lugar de generar buenas condiciones para su eventual gestión al frente del PRD en el DF, pretende expulsar al Presidenta de la Cámara de Diputados, Ruth Zavaleta, y al senador por el DF, René Arce, exhibiendo su supina ignorancia. La pobre habla de Estatutos, Programa, Principios, Línea Política y Estatuto de Gobierno del DF sin haber leído ninguno, como lo demuestran sus balbuceos. Lo mejor que puede hacer Ricardo Ruíz con su eventual sucesora es mandar hacer unas ediciones de esos documentos tan importantes con monitos, a ver si así se educa... Es obvio que es Andrés Manuel López Obrador el que está detrás del intento de expulsión de los legisladores y no se necesita ser muy sagaz para saber que el motivo del arrebato son los resultados de las encuestas que él conoce muy bien y que tienen a Ruth Zavaleta muy bien posicionada. Para el 2012 él quiere correr solo…