domingo, 3 de abril de 2011

ESTADO DE MÉXICO: CADA QUIEN SU GUERRA

Fernando Belaunzarán
twitter: @ferbelaunzaran

El sectarismo disfraza sus fracasos de virtud. De esta manera, la derrota se sacraliza y se abona la tierra para el martirologio. A la luz de los creyentes, se gana perdiendo porque la pureza es preservada a pesar de las tentaciones del mal que plantean avanzar gradualmente y, lo peor, al costo de conceder y contaminarse. La llegada al Paraíso debe darse en un salto y el triunfo no puede compartirse. La suma cero es categórica. Si la victoria es absoluta y exclusiva, la derrota de los enemigos también debe ser total e irredimible. Todo o nada; y mejor nada que algo.

Dicha lógica maximalista traslada el espacio primordial de la política. Éste ya no es la sociedad a la que se busca incidir sino que, como si se tratara de monjes ascetas, la disputa trascendente se da en la conciencia. Lo fundamental es no desviarse, mantener la ortodoxia para lograr la redención, salvar el alma. El pueblo algún día lo reconocerá, pues es en su nombre que se hace el sacrificio. Por supuesto, tal discurso suele usarse para ocultar otros fines más terrenales y menos idílicos. Tartufería política que se presenta como monopolizadora de la moral pública mientras pugna soterradamente por miserias e intereses mezquinos, apostando a la impunidad por los males que ocasione –sería peor haber cedido y perder el cielo de los puros.

Andrés Manuel López Obrador tensa al máximo para reventar la alianza en el Estado de México aun cuando Alejandro Encinas pudo ser el candidato de la misma y el próximo gobernador del estado, tal y como ellos mismos reconocen, aunque resulte un invento del tabasqueño lo del mensaje de Calderón. Es decir, Andrés Manuel rechazó la posibilidad real de que el PRD gobernara, en tan solo dos entidades del país, la quinta parte de los mexicanos, con todo la fuerza política, económica, cultural y mediática que eso representa, y en su lugar favorecer la continuidad del PRI en el Estado de México, el camino hacia Los Pinos de Enrique Peña Nieto y poner en serio riesgo la continuidad perredista en el DF, algo que en cualquier análisis sereno parecería incomprensible. Error histórico y estratégico que sólo puede tener una explicación: la priorización de su proyecto personal que sintió amenazado por el éxito de las alianzas.

Sabíamos que todos los caminos llevan al 2012 y pasan por el Estado de México, pero no que alguno de los actores relevantes iba a preferir resolver en esa entidad el conflicto interno por la candidatura presidencial en lugar de preocuparse por ganar la elección. Mientras el Peña Nieto se toma muy en serio el riesgo de perder frente a la eventual alianza y opera para evitar rupturas, así sea con los viejos métodos, soltando la gubernatura a un grupo distinto al suyo, pensando en la presidencia de la república, la oposición se hace bolas porque, aunque unirse es lo único que dadas las circunstancias puede hacerlos competitivos, AMLO decidió convertir dicha contienda electoral en el punto de definición de la lucha por la hegemonía en la izquierda política que lleva ya algunos años.

A principios de enero, Alejandro Encinas fue presentado como eventual candidato del PRD por Marcelo Ebrard y Jesús Ortega. En un inicio -recordemos su entrevista de es día en Milenio Televisión- Encinas aceptó la posibilidad de ser candidato de la alianza PAN-PRD si así lo determinaba una consulta ciudadana. Alguna fuerza tropical lo hizo cambiar de opinión, pero lo grave es que al hacerlo cerró la posibilidad de que un dirigente connotado de la izquierda ganará la elección de gobernador y ahora la disputa sea por el segundo lugar, pues, según supone AMLO, quien lo logré será el que polarice con Enrique Peña Nieto en el 2012 y relegue al otro. Apuesta extraña sabiendo que el rechazo que ha cultivado contribuiría a que el gran parte del voto útil sería a favor del mexiquense. Pareciera como si ya hubiera tirado la toalla en la elección presidencial y su lucha fuera por prevalecer sobre “los chuchos” y prepararse por regresar en el 2018. De otra manera, no tendría lógica que le ayudará al que le lleva más de 20 puntos en las encuestas a ganar y mantener su estado y principal semillero de votos del PRI.

Decir que Encinas puede ganar la elección porque la izquierda ya lo hizo en 1988, 1997 y 2006 es engañarse, pues la situación es hoy muy distinta a la que había en esas coyunturas. Por supuesto que entiendo que todos los candidatos tienen que decir que van a ganar, pero si no se confunden los deseos con la realidad y se hace un análisis electoral desapasionado se vería su imposibilidad, lo mismo que para Bravo Mena y el PAN. Si efectivamente la alianza se cayera, el gran ganador sería, sin duda, Peña Nieto, pero AMLO tendría casi amarrada la candidatura presidencial.

Encinas es un mártir de Andrés que sacrificó su competitividad y la posibilidad de ser gobernador para rescatar a su líder del aislamiento en el que se encontraba por el éxito electoral de las alianzas. Al grito de “sálvese El Peje aunque se hunda el mundo” ha tensado al máximo la cuerda al interior del PRD porque sin duda que es un muy buen candidato y que la debilidad de la alianza está precisamente en la carencia de un abanderado de ese nivel. El caso es que Marcelo Ebrard no quiso enfrentar a AMLO en este punto y cedió al chantaje de “la unidad” –la cual, según esto, sólo es plausible si se hace lo quiere López Obrador.

Sin embargo y a pesar de las dificultades, la alianza no está cancelada. La Consulta cumplió su objetivo. Más de 230 votos por casilla es una buena participación y el resultado fue contundente a favor del “Sí”. Resulta patético que el pejismo utilice el mismo argumento –correlación con el padrón electoral- con el que los gobiernos priístas descalificaban las consultas ciudadanas, como la del plebiscito para hacer del DF el estado 32 en 1993, o le del FOBAPROA en 1998, máxime cuando los 230 mil votantes son muchos más de los que nombraron a #AMLO presidente legítimo y no se diga con los que en el Hemiciclo a Juárez se asumieron la reencarnación de “el pueblo” para rechazar la reforma energética. No asumir los resultados de una consulta que uno mismo convoca sería contraproducente y un pésimo precedente. Parece que así lo valorará también una clara mayoría en el Consejo Estatal del PRD en el Estado de México y una mayoría suficiente en el Consejo Nacional de ese partido. Por ello, la alianza sigue viva y esta semana será definitoria.

La dificultad de la alianza es el candidato. De no encontrarse al idóneo que, dadas las circunstancias, ya no podría ser del PRD ni del PAN, entonces la izquierda cerraría filas con Encinas y el PAN presentaría un candidato propio. Si eso sucede, la elección sería prácticamente un día de campo para Eruviel Ávila -ver Encuestas- y Peña Nieto daría un paso importante hacia la Presidencia de la República. Ante ese escenario, aunque “los puros” reclamen la impunidad de “los principios”, habrá responsabilidades históricas. No fue el futuro de los mexiquenses, no fue el futuro de la Nación, tampoco la “congruencia” la que llevó al AMLO a no aceptar que la izquierda encabezará la alianza en el bastión del principal precandidato del PRI, algo que bien habría podido cambiar la historia. Fue la enferma obsesión de confundir al proyecto con su suerte personal. Su guerra en el Estado de México no es contra los caciques que la malgobiernan ni contra quien encabeza la carrera hacia el cargo que tanto anhela. Su guerra es contra “los chuchos” que osaron desafiarlo y que contrastan con su desastrosa estrategia seguida desde que tuvo la pésima idea de hacer un plantón en Paseo de la Reforma. Su guerra es por la candidatura aunque todo lo demás se lo lleve el diablo.

De paso…

Sicilia. Me uno a la pena que embarga al escritor Javier Sicilia por la irreparable pérdida de su hijo, Juan Francisco, arteramente asesinado en el estado de Morelos, así como con la de los familiares de las demás víctimas. Exijo a las autoridades que haya justicia y que no prevalezca la impunidad, como ya es costumbre nacional. ¡¿Cómo no estremecerse con las palabras del poeta?! ¡¿Cómo no hacer nuestra su dolor y su demanda?!: “El mundo ya no es digno de la palabra… la poesía ya no está en mí”… Me uno también al clamor social de “Ya basta” que hay en la sociedad y creo que debemos tomar la calle, tal y como lo hacen los españoles de todos los colores cuando ataca ETA… Síganme en twitter: @ferbelaunzaran