miércoles, 25 de marzo de 2009

MARCELO Y ANDRÉS

Marcelo Ebrard se está moviendo con frenesí para esparcir en los medios de comunicación que va a competirle la candidatura a Andrés Manuel López Obrador en el 2012. Para ello hace malabares por tratar de explicar o, mejor dicho, desvirtuar e incluso desinformar acerca de lo que resulta a todas luces evidente para los que conocen –aunque sea medianamente- la fauna perredista en la capital del país: Que con su operación de Estado en las elecciones internas del 15 de marzo entregó el control político de la ciudad al lopezobradorismo, fundamentalmente al grupo que dirige René Bejarano, el más leal de los operadores de Andrés Manuel. ¿Por qué fortalece, al grado de ponerse en sus manos, a quién se supone va a enfrentar?

Esta clara contradicción e irracionalidad política del jefe de Gobierno, así como el activismo que despliegan sus personeros para engañar a incautos, difundiendo la especie falsa de que Marcelo es el principal dirigente de la mayoría de los que resultaron electos mediante el cochinero que se orquestó con la intervención descarada del GDF en el proceso, debe tener su explicación. Para encontrarla tenemos que empezar por entender el doble mensaje que está enviando y saber quiénes son los destinatarios para cada uno de ellos.

Hacia dentro del PRD es incontrovertible que Marcelo entregó la plaza del DF a AMLO y, por lo mismo, le está diciendo a su antecesor que acepta las reglas que éste ha establecido para zanjar la cuestión del 2012, a pesar de que no haya –y él menos que nadie- mortal tan ingenuo como para creer de verdad que el político tabasqueño podría hacerse a un lado tan sólo porque el actual jefe de Gobierno saliera adelante en las encuestas de intención de voto. Todos sabemos que la frase de “el mejor posicionado” equivale a la de “que me den por muerto” que utilizó el propio López Obrador en los años previos al 2006.

Lo incuestionable es que Marcelo no sólo no quiso enfrentar a López Obrador y evitó contrariarlo en la definición de candidaturas sino que puso todo su gobierno al servicio del pejismo. Marcelo se volvió un operador diligente de René Bejarano. Habrá quien se crea aquello de que cedió por temor ante la amenaza de que se registraran candidatos obradoristas por otros partidos en la capital con el apoyo del ex candidato presidencial, tal y como sucede en otras entidades. Pero el caso es que su compromiso con su antecesor llegó al grado de no dudar en realizar el trabajo sucio y arriesgarse a pagar costos por su involucramiento mal disimulado.

La única precandidata realmente marcelista que tuvo éxito fue Ana Gabriel Guevara, una de las que más riesgo corre de perder en las elecciones constitucionales. Recordemos que Bejarano vetó al Secretario de Gobierno, José Ángel Ávila, y a la Consejera Jurídica, Leticia Bonifaz, y ni siquiera se registraron para la elección interna, no obstante que anunciaron sus intenciones con bombo y platillo y contaban con todo el respaldo del mandatario capitalino. Además, sus más incondicionales que pudieron registrarse, como Jesús Valencia –el niño yupie que usurpó el lugar de Mariagna Prats al frente del DIF-, resultaron derrotados, pues sólo los dejaron competir en distritos de mucho riesgo. Es verdad que el bejaranismo no hubiera ganado sin Marcelo, pero también lo es que el verdadero ganador no es éste sino AMLO, el cual impuso sus condiciones.

Es posible que René Bejarano, como parte de los acuerdos, acepte otorgarle el control de la ALDF a alguien que se encuentre en el vértice del anterior y el actual jefe de Gobierno, como Alejandra Barrales, pero entre más nos acerquemos al 2012 no hay duda de que el enorme peso que ahora obtuvo –si los tribunales no dicen otra cosa- lo hará valer para imponer condiciones, no sólo en lo que respecta a la candidatura presidencial sino también en la sucesión para la jefatura de Gobierno.

Sin embargo, hacia la opinión pública, Marcelo Ebrard quiere establecer otra percepción. Y es que para influyentes sectores de la población, así como para algunos importantes poderes formales y otros fácticos, con los que el jefe de Gobierno ha ido reconstruyendo relaciones tras el polarizante 2006 con base en buen trato, negocios, favores y promesas, les generaría enorme desconfianza percatarse de la subordinación política del titular del GDF a la estrategia de López Obrador que sigue anhelando y trabajando la caída del régimen. De la misma manera que Marcelo no quiso enfrentar en estos momentos a AMLO, tampoco quiere asumir abiertamente el costo político –y quizás económico- de esa decisión o, si se prefiere, falta de decisión. Pero además de que no tiene cara para mostrarse como “pelele” del Peje después de tanto presumir su supuesta independencia, quizá tengan una estrategia acordada en la que Marcelo quiere aparentar una inevitable confrontación con Andrés para obtener ventajas para un proyecto que en realidad comparten.

En busca precisamente por ocultar ese “doblamiento de manos” ante López Obrador, el jefe de Gobierno se ha preocupado por esparcir y magnificar la versión de un supuesto conflicto entre Jesús Ortega y René Arce para expresar que el problema es sólo con el segundo, de tal suerte que se le vea como aliado del presidente del partido y, por tanto, dentro de un hipotético y eventual frente contra su antecesor. Un cuento engañabobos.

Es verdad que Chucho, en su preocupación porque no se afecte la imagen del partido, de por sí dañada por el conflicto del año pasado, minimizó el cochinero y prefirió hacer como que no se dio cuenta de la intervención alevosa del GDF en el proceso, lo cual produjo cierta molestia de Nueva Izquierda en la capital del país; sin embargo también es verdad que ha habido comunicación y comprensión mutuas y que Ortega sabe a la perfección dónde están las lealtades de los beneficiarios de la elección de Estado. Una cosa es que el presidente nacional se preocupe por que no disminuyan las tendencias del PRD y otra que no sepa exactamente quiénes son los ganones de la sucia jornada del 15 de marzo: López Obrador y su fiel escudero Bejarano.

Habrá algunos que piensen que Marcelo está todavía pagando la decisión de AMLO de hacerlo su sucesor y que no se sorprenden en lo más mínimo por lo acontecido, pues en las decisiones fundamentarles resulta evidente que el jefe de Gobierno nunca ha dejado de rendirle pleitesía al político tabasqueño a pesar de las apariencias. Otros pensarán que en virtud del poder que López Obrador todavía tiene en la capital sintió que desafiarlo en estos momentos sería un suicidio, lo que no tiene mucho sentido en virtud de que si no lo hizo ahora mucho menos lo hará después que le entregó la gobernabilidad de la ciudad en charola de plata. Y es que, en cualquier caso, nadie puede dudar de que Marcelo Ebrard se encuentra hoy más controlado por Andrés Manuel que antes de la elección interna.

Para no entramparse con simulaciones, engaños y dobles discursos hay que fijarse más en los hechos que en los dichos. En ese sentido, las evidencias indican que la disputa entre Andrés y Marcelo es simple juego de artificio y especulaciones de analistas políticos a los que se les inocula la especie de manera interesada por parte del círculo cercano al jefe de Gobierno. En el momento de la verdad, como en la elección de dirigentes del año pasado y la de candidatos que acaba de pasar –ya no digamos el permanente y sustancial financiamiento al gobierno legítimo- es incuestionable que Ebrard se ha plegado a López Obrador. ¿No resultaría más comprensible ver el cacareado enfrentamiento por el 2012 como un ardid entre ambos para sacar raja de aquí y de allá?

De seguro, como caciques convencidos de las bondades del presidencialismo autoritario, piensan que las candidaturas a la presidencia y la jefatura de Gobierno las van resolver únicamente entre ambos. Eso sí, sólo ellos conocen sus enjugues.


De paso…

En la mira. La atención renovada de parte del gobierno norteamericano sobre lo que ocurre en México no sólo es por la incontenible violencia que se da en el norte del país por parte de diversos cárteles de la droga sino también por la incapacidad del Estado mexicano de hacer frente por sí solo a esa situación y los riesgos que tal situación, agravada por la crisis económica, representa para la estabilidad y gobernabilidad de nuestro país. Si bien no consideran que México sea un Estado fallido, todo indica que piensan que puede llegar a hacerlo si no hacen algo al respecto y entienden que no les conviene en lo absoluto que su vecino sufra un colapso político. Sin duda que combatir el tráfico de armas sería una buena contribución para atacar un aspecto fundamental del problema, pero si no se encuentran mecanismos para atacar al negocio de sustancias prohibidas con eficacia y se ayuda también con recursos para enfrentar conjuntamente la crisis mundial, entonces que se vayan acostumbrando a vivir con el riesgo latente y los focos rojos encendidos al sur de su frontera… Las visitas de Hillary Clinton y Barack Obama demuestran que México se ha vuelto prioridad en la política norteamericana no obstante los serios problemas domésticos que allá tienen. Lo correcto es aprovechar esa situación para replantear la agenda bilateral y, sin aceptar violaciones a la soberanía, poner a prueba a la nueva administración norteamericana que tantas esperanzas ha generado en el mundo entero. Por lo pronto hay que darle la bienvenida a este par de políticos notables… Se equivoca el que piense que la primera afinidad de Clara Brugada es con Marcelo Ebrard por deberle su cuestionada y tambaleante victoria y haber sido parte de su administración. Dichas versión oculta que ella fue la única precandidata de todo el DF que contó con el respaldo de una misiva de Andrés Manuel López Obrador difundida masivamente, que fue oradora junto con AMLO en el reciente mitin frente a la Secretaría de Hacienda, que a todas sus pintas se le agregó, después de la elección, una frase alusiva a su lealtad hacia el presidente legítimo y que su principal operador, el diputado Varela, se hizo famoso por ser arrojado de la “máxima tribuna de la nación” en la víspera de la toma de posesión de Felipe Calderón… Sólo se puede encontrar una diferencia a la forma en como Marcelo Ebrard gobernaba la ciudad con Manuel Camacho y como la hace ahora: que en ese tiempo estaba en el PRI y ahora está en el PRD… Ah! Y que en ese tiempo obedecía a Salinas y ahora a López Obrador… En 1991 la oposición en el DF se enfrentó al control corporativo y clientelar del partido oficial, negocios jugosos “al amparo del poder público”, lucro con la ilegalidad, cooptación de dirigentes, dinero a lo bestia para operar política y mediaticamente, utilización del aparato de gobierno y sus programas en campañas electorales y acoso y represión en contra de disidentes. Volver al futuro…

viernes, 20 de marzo de 2009

DECLARACIÓN POLÍTICA DE NUEVA IZQUIERDA SOCIALDEMÓCRATA SOBRE LAS ELECCIONES DEL 15 DE MARZO

El 15 de marzo no competimos contra otros compañeros o corrientes del partido. Nuestro adversario, de principio a fin, el que desplegó todos sus recursos y se empeño en imponer candidatos, fue el Gobierno del Distrito Federal.

Hace doce años la izquierda ganó la mayoría para gobernar de manera diferente, no para superar al PRI en control corporativo, prácticas clientelares, utilización electoral de programas sociales y desviación de recursos públicos para financiar campañas.

Nuestro partido nació contra el dedazo y ahora sin el menor pudor se decidieron candidaturas y se operaron declinaciones a favor de éstas en las oficinas del jefe de Gobierno. Renacieron los candidatos oficiales.

Con la intervención burda y descarada del segundo gobierno más importante del país se acabó todo vestigio de equidad. No hay duda alguna: el domingo 15 de marzo hubo una elección de Estado implementada por quienes se supone pertenecen a un proyecto político que ha padecido y combatido como oposición ese tipo de elecciones y, por lo mismo, representa la mayor de las incongruencias que ahora desde el poder las reproduzca, olvidándose del compromiso histórico que se tiene con la democracia.

Y si la intervención indebida y desproporcionada del GDF es un hecho grave, también lo es que junto con ella se dieran prácticas que ruborizarían a los más connotados mapaches del viejo régimen. Las planillas oficiales contaron con recursos ilimitados, los cuales utilizaron de manera exultante para comprar el voto; y por si eso fuera poco, se dieron a la tarea de traer personas de otras entidades para hacerlas votar en la elección. Prueba de ello es que durante la jornada del 15 de marzo fue pillado el Dr. Mario Carrillo Huerta -operador y gente cercana de Marcelo Ebrard desde hace décadas y actual Subsecretario de Educación Media y Superior de la Secretaría de Educación del Distrito Federal-, organizando en salones de fiesta a gente del Estado de México para que votaran en Iztapalapa.

Pero lo más ruin de todo es cómo se abusó de la necesidad de la gente, no sólo ofreciendo dinero en efectivo sino también becas de diversos tipos; y a los que ya las tenían, siendo madres solteras, niños o estudiantes de secundaria con buenas calificaciones, les condicionaron su mantenimiento a cambio del voto a favor de los candidatos oficialistas por parte de sus familias y de diez vecinos más. Lo mismo se hizo con los que requieren contar con escrituras para sus casas o necesitan recursos públicos para el mejoramiento de sus unidades habitacionales.

Los programas sociales que buscan atender las enormes e inaceptables desigualdades que padecemos como sociedad se pervierten cuando se usan como instrumentos de control político. Están diseñados, y por eso los hemos apoyado, para ayudar a miles de personas desfavorecidas a enfrentar la adversidad y que puedan contar con condiciones mínimas de subsistencia y calidad de vida para superar su situación y desarrollarse personal, profesional y familiarmente. Por desgracia, hoy nos damos cuenta que su promoción desde el gobierno no ha sido por convicción de izquierda sino por el cálculo faccioso de disponer a su antojo de una inmensa clientela de ciudadanos con necesidades apremiantes.

El PRD ha sido generoso. Le abrió sus puertas a muchos que estuvieron del otro lado de la línea en los momentos más intensos y dramáticos de la lucha por la democracia. Lo único que les ha pedido a cambio es que adopten su programa, su tradición y sus valores. Hoy vemos con decepción que algunos traicionaron esa generosidad y buena fe. Han utilizado a nuestro partido nada más como un vehículo para arribar al poder y. luego, desagradecidos que son, actúan como si el favor se lo hubieran hecho ellos al perredismo. La verdad es que el oficialismo cada vez nos persuade de que en el DF gobierna un partido de Estado.

En el fondo de la ingente campaña del grupo oficialista por hacerse de la hegemonía del principal partido en la capital del país se encuentra la convicción del presidencialismo autoritario que todo lo hace descansar en el pico de la pirámide y que considera que es de primera importancia premiar la incondicionalidad y castigar la independencia. No se perdona desde el grupo gobernante la división de poderes que ha vivido la ciudad en los últimos años y, no obstante los éxitos de la actual legislatura, se persigue, hostiga y agrede a los diputados que respetan su investidura y se rehúsan a convertirse en simples “levantadedos”. Y es que no es la capacidad o el mérito lo que se valora desde el GDF sino la lambisconería, la abyección y el solícito seguidismo. En lugar de que la guía de comportamiento la dé el programa, los principios y la reflexión colectiva se alienta la obediencia al personaje estelar con independencia de que sus indicaciones contradigan los ideales, la historia y los objetivos de la izquierda que dice representar.

A pesar de todo esto, a pesar de los agravios, a pesar de la desvergüenza, a pesar de la pretensión poco encubierta de aplastarnos, seguimos dando la batalla en el PRD para que éste recupere su esencia democrática, tolerante, libertaria y de izquierda que entiende que el caudillismo y el mesianismo le son incompatibles, así como lo son el corporativismo, el clientelismo y, muy importante, el oficialismo.

Nosotros construimos al PRD -no llegamos cuando éste estaba en el gobierno. Venimos de lejos, de cuando enfrentar al régimen autoritario conllevaba serios riesgos. Por eso valoramos en sus términos lo que ha significado construir este proyecto que sintetiza las mejores luchas del pueblo mexicano por la justicia, la libertad y la democracia, lo cual nos obliga a actuar con mucha responsabilidad y tomar decisiones bien pensadas. A diferencia de otros, no será la víscera la que guíe nuestros pasos.

Por lo pronto, encausaremos nuestra legítima indignación por la vía jurídica, agotando las instancias y utilizando las instituciones con pruebas y razones. Tenemos convicción democrática y sabremos actuar en consecuencia, pero exigimos a los órganos internos del partido actuar con objetividad, transparencia y apego a derecho, así como al gobierno del Distrito Federal para que saque las manos y deje de tratar de influir en las decisiones de éstos. Nos parece muy preocupante que hasta el momento no se nos haya proporcionado la copia de los listados de votantes. No es casual que el oficialismo esté haciendo hasta lo imposible para impedir que se nos entreguen. Saben que con ellas vamos a demostrar el fraude.

Consideramos más apremiante que nunca que la izquierda pueda darle rumbo al país. A eso nos avocaremos. La fuerza de nuestro proyecto está en las ideas y valores que nos mueven para luchar por una realidad distinta, mejor y deseable y de ninguna manera en el destino personal de un liderazgo o en el tamaño de la nómina; no seremos presa de las veleidades de nadie, así se trate de alguien con inmenso poder político o económico. Ni los tropiezos coyunturales, ni las incongruencias, arbitrariedades e imposiciones de los que mal usan el poder en nombre de la izquierda, nos apartarán del rumbo. Hemos, a través de los años, enfrentado dificultades mayores. Estamos listos para lo que venga y saldremos adelante siendo fieles a lo que somos y hemos sido.

PD. Autocrítica de Marcelo. El jefe de Gobierno no podría tener mayor razón en su aseveración de que en el PRD “no se puede seguir teniendo una visión que favorece la facción, por encima de cualquier otra cosa”. Pero si esa declaración no tiene correspondencia en los hechos y los grupos que cobija no permiten la transparencia electoral y mantienen secuestrados los listados de votantes y siguen negándose a abrir paquetes electorales con resultados increíbles, entonces la autocrítica de Marcelo Ebrard no podrá considerarse sincera y quedará sólo como un desplante cínico y demagógico.

miércoles, 18 de marzo de 2009

LA ÚLTIMA ELECCIÓN DEL PRD

Que nadie se llame a engaño. El pasado domingo sólo se constató lo que ya sabíamos: que rebasa las fuerzas y capacidades organizativas e institucionales del PRD garantizar condiciones de certeza y equidad en sus elecciones internas y que, en el Distrito Federal, se consumó una elección de Estado. La única sorpresa, si la hay, son los niveles a los que se ha llegado; la inagotable capacidad de superarse a sí mismos en la frenética lucha por ganar a toda costa y de cualquier modo, ignorando los límites y haciendo gala de una ausencia total de escrúpulos.

Pero lo anterior no nos debe llevar a la trampa de generalizar el “cochinero” y tomar el camino fácil de igualar a todos y, por lo mismo, de no distinguir a los actores y de negarse a analizar las implicaciones de sus actos. Una cosa es que el PRD tenga que revisar con urgencia sus mecanismos de selección y hacer un examen sobre los disvalores y conductas impropias que predominan en su interior cuando se disputan cargos y candidaturas –mismos que son compartidos en mayor o menor medida por las distintas corrientes que integran al partido- y otra que se ignore el mensaje de la salvaje operación que hizo el Gobierno del Distrito Federal para hacerse del control político de la ciudad.

Los medios oficialistas se apresuraron a culpar a la oposición –que es como se le trata a Nueva Izquierda en el DF- de diversas irregularidades, precisamente para vacunar a los precandidatos del gobierno, y al gobierno mismo, contra las múltiples evidencias de compra de voto y coacción que se observaron desde el inicio de la jornada electoral. “¿De qué se quejan si ellos hacen lo mismo?” La verdad es que la estrategia de igualar es una burda cortina de humo para ocultar la dimensión que tuvo la elección de Estado en el DF y proteger a su principal responsable.

Más allá de las anécdotas y de la guerra de acusaciones que si no se sustentan con pruebas y se les proporciona consistencia jurídica se quedarán en mero desahogo, lo que trasciende es la pretensión de un grupo político de usar los enormes recursos del segundo gobierno más importante del país para garantizar su hegemonía. En ese sentido, los importantes programas sociales que son fundamentales en estos tiempos de crisis se pervierten al volverse instrumentos de control que conforman una base social amarrada. Y han crecido a tal grado que su utilización electoral hace que cientos de miles de capitalinos conformen la clientela política más grande de México. ¿Qué mayor prueba de ello que el crecimiento exponencial de los votantes en las internas del PRD? ¿O acaso así ha aumentado la aceptación del partido con respecto al 2006, cuando arrasó en el DF y acarició la presidencia de la república? Tan sólo Iztapalapa pasó de 90 mil electores a más de 200 mil en ese lapso.

Pero ese no es el único espectro del PRI que se hizo presente en la elección interna del PRD. En el centro de la disputa también se encuentra la convicción presidencialista de los que conformaron la planilla oficial. Para ellos no puede haber otro camino para hacer carrera política que el sometimiento incondicional a la voluntad suprema del que está al frente del poder Ejecutivo. De ahí el acoso permanente que ha sufrido Víctor Hugo Círigo por parte del oficialismo, pues eso de la división de poderes se repite, pero no se asume.

Ahora bien, a pesar de que por mucho esta elección fue peor que la del año pasado, no ocurrirá lo mismo y el conflicto poselectoral será sustancialmente menos estridente y traumático que aquel. La diferencia es que mientras en el anterior proceso el problema se agudizó porque se impidió durante meses la conclusión de algo tan elemental como sumar los votos, en virtud de que el resultado no gustó al principal poder fáctico del PRD, en esta ocasión los inconformes poseen convicción democrática, al menos así es en el caso de los precandidatos de Nueva Izquierda, y, por lo mismo, en lugar de mandar al diablo a las instituciones apostarán a que las instancias jurisdiccionales desahoguen de acuerdo a derecho los agravios y, por lo mismo, no obstaculizarán el trabajo del órgano electoral, ni cerrarán calles, ni tomarán oficinas, ni promoverán el escalamiento del escándalo mediático. Por supuesto, dado lo acontecido, es un hecho que será el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación el que emita la última palabra respecto a las candidaturas perredistas.

Es comprensible y totalmente compartible la pretensión de Jesús Ortega de evitar reeditar el desgaste poselectoral del año pasado y, por tanto, que no se haga eco de las denuncias de irregularidades electorales. Él está viendo por la imagen pública del PRD y es correcto que se preocupe para que no disminuyan las tendencias por un eventual escándalo. Sin embargo, en mi opinión, debió abstenerse de calificar la jornada del domingo, pues no es su función y además resultó una actitud por demás prematura que se revirtió ante las evidencias crecientes de prácticas indebidas. Lo que corresponde es dejar que sean las instancias competentes las que desahoguen las inconformidades y emitan los juicios correspondientes. Mientras tanto se podría avanzar en un acuerdo para sacar en la medida de lo posible de los medios de comunicación el conflicto para no afectar la campaña electoral, sin que eso signifique consecuentar hechos tan graves como la compra del voto, la agresión a militantes y periodistas, el condicionamiento de programas sociales, el acarreo de votantes del Estado de México, entre otros, y mucho menos otorgarle impunidad a quienes los cometieron.

Eso sí, el mejor favor que se le puede hacer a la izquierda política, si de verdad quiere seguir siendo izquierda y no refundar al PRI con máscara amarilla, es hacer que esta elección sea de verdad la última que organiza el PRD de manera abierta. Es evidente que estos ejercicios de democráticos ya no tienen nada, que se ha llegado a extremos inadmisibles y que significan un elemento de intensa autodestrucción. Por ello es de primera necesidad que nuestro partido encuentre mecanismos que además de la representatividad social –que eso no se mide con la capacidad de movilizar personas a las urnas- se reconozca el mérito, la capacidad y la autoridad moral. Ese es uno de los retos principales del PRD una vez que concluya la elección constitucional.

De paso…

Forbes. La verdad es que no se requiere que la fortuna de algún narcotraficante se consigne en alguna revista extranjera para que los mexicanos sepamos que estos tienen un poder económico inconmensurable, al grado que pueden retar al Estado en poder de fuego e infiltrarlo en sus más altas esferas. Mientras no se les pegue en el bolsillo, la guerra será eterna y seguirán acumulando capital… El PT formalizó su alianza con el PRI en Nuevo León y, más allá de hacerse el sorprendido, Andrés Manuel no hará nada, fingirá demencia y seguirá apareciendo en sus promocionales, no obstante su oposición discursiva a cualquier acuerdo con ese partido. No es la ideología, ni los principios. Es el crudo poder… Y hablando de simulaciones, después de palomear precandidaturas, operar declinaciones a favor de los suyos, financiar a las planillas oficiales, encargar a sus allegados tareas electorales, establecer mesas de diálogo para, según esto, evitar prácticas indebidas y pagar encuestas de salida en los cuarenta distritos locales para monitorear hora por hora las tendencias, Marcelo Ebrard instruyó a su equipo de prensa a que se resaltará mediáticamente que él no votó en la elección, como si con eso pudiera acreditar que ha estado ajeno al proceso. Lo más grave no es que quiera ocultar algo que además de incorrecto se ve mal sino que subestime hasta ese grado la inteligencia de la opinión pública… Después de la descalificación de la sub-20 y la eliminación de la selección de béisbol que no vaya a perder México contra Costa Rica en el Azteca porque entonces sí ¡sálvese quien pueda!…

martes, 10 de marzo de 2009

CARTA A JESÚS ORTEGA

Ing. Jesús Ortega Martínez
Presidente Nacional del PRD

P r e s e n t e


Estimado Chucho:


Estás obligado a intervenir. Por responsabilidad, por congruencia y hasta por pudor tienes que hacer algo para poner orden ante la descarada elección de Estado que se está llevando a cabo para elegir candidatos en Iztapalapa. Eres, junto con la dirección política que encabezas, el único que puede hacer algo en virtud de que ha quedado demostrado que Marcelo Ebrard tiene a su administración volcada en esa demarcación para favorecer a sus precandidatos.

Entiendo que, como Presidente Nacional del partido, tengas como objetivo evitar al máximo los conflictos internos y que éstos trasciendan a los medios de comunicación; pero así como le advertiste con tino al gobierno de Felipe Calderón que no por minimizar el problema de inseguridad por el que atraviesa el país éste va a resolverse, yo te digo lo mismo respecto a la elección interna que se avecina. La intromisión burda y escandalosa del Gobierno del Distrito Federal ha sido documentada plena y de manera inequívoca. Fueron pillados con las manos en la masa, perdón, en las despensas y, lo que es aún más grave, condicionando programas sociales a cambio del voto.

Si algo indigna es la desvergüenza. Las planillas oficiales están actuando con tal cinismo y tienen tal sentimiento de impunidad que se atrevieron a repartir despensas a beneficiarios en las mismas oficinas del DIF en Iztapalapa, donde los propios funcionarios de esa dependencia llamaron a votar por Clara Brugada y Jesús Valencia. Este bochornoso hecho que fue documentado y transmitido por un medio de comunicación (Milenio Televisión, 7 de marzo de 2009) y que debiera hacernos reflexionar sobre la reproducción de una de las prácticas más rancias del viejo régimen por parte de un gobierno que tiene el compromiso de actuar de manera diferente ni siquiera cohibió un poquito a sus artífices. Al día siguiente empleadas del mismo DIF capitalino organizaron también en Iztapalapa una asamblea para discapacitados que son beneficiarios de programas sociales en un salón de fiestas donde hicieron proselitismo por esos mismos candidatos, tal y como lo constató un medio de comunicación que pudo infiltrarse en la reunión (Reforma en línea, 8 de marzo de 2009). De seguro estás enterado que Jesús Valencia, miembro del círculo más cercano de Marcelo Ebrad, saltó de la dirección del DIF a una precandidatura a una diputación en esa demarcación.

Es preciso que actúes con energía para reencauzar el proceso, evitar que se siga intrometiendo de manera ilegal e inmoral el GDF y hacer que se sancione a los responsables de la mala utilización de recursos públicos. No estoy pidiendo una cosa distinta a la que tú demandaste cuando se exhibió aquel video de Miguel Bortolini, entonces jefe Delegacional de Coyoacán, haciendo proselitismo a favor de Marcelo Ebrard con beneficiarios de programas sociales durante la contienda para la candidatura a jefe de Gobierno a finales del 2005. Ahora que por fortuna estás al frente del partido, tienes la obligación moral de actuar en consecuencia.

Y es que, Jesús, hemos dado batallas muy fuertes para defender la equidad de los procesos de selección interna. Tú mismo has sido víctima del dedazo, de la cargada, del veto. Venimos de impedir, después de una lucha encarnizada, la imposición de un candidato oficial por parte de quien se asume como voluntad suprema en nuestro partido y que no dudó en violar la ley para lograr su propósito. Reconozco que estás cambiando el rostro del PRD, que estás proyectando ese nuevo espíritu más propositivo, de mayor responsabilidad con el país, de miras más altas y de menos rencores, pero por eso mismo debes -a diferencia de Cota que se volvía un simple adorno en los momentos de crisis- tomar al toro por los cuernos. Como presidente no puedes permitir que los poderes fácticos se impongan sobre la institución, sobre sus órganos y sobre sus normas. Precisamente por eso resistimos y dimos la pelea el año pasado.

Desde hace tiempo vengo advirtiendo sobre la intervención ilegal e inmoral en la elección interna de quien debería dar garantías a todos, ser punto de equilibrio e incluso servir de árbitro entre los contendientes. Yo mismo envié una carta a Marcelo para expresarle mi preocupación y en el pasado Consejo Nacional le hice un atento llamado para que actuara con responsabilidad y sentido común, para que antepusiera los intereses del proyecto a los de grupo, entendiendo que la elección del 15 de marzo debe ser ejemplar y que a toda costa tenemos que evitar que se reedite la amarga experiencia del año pasado. Todos sabemos que cuando se cargan los dados se favorece el conflicto. Armando Quintero y Dolores Padierna se indignaron a tal grado que interrumpieron mi discurso con gritos, amenazas e insultos. Ahora ha quedado claro que su molestia respondió a que ellos se están beneficiando con la intervención impropia del gobierno de la ciudad. Por cierto, taxistas han hecho la denuncia de que la SETRAVI -encabezada por el mismo que hizo un drama de campeonato y pena ajena en la sesión del Consejo Nacional porque me atreví a aludir a su jefe- los obliga a colocar en sus unidades propaganda de los precandidatos oficiales (Reforma, 2 de marzo de 2009)

Tú sabes mejor que nadie que la falta de equidad, la intervención descarada de los poderes fácticos, la utilización de recursos públicos y el desprecio por la norma prefiguran escenarios de conflicto. Si te das una vuelta por Iztapalapa verás que no falta ningún ingrediente. Al contrario, a éstos debes sumar la existencia de grupos agresivos, proclives a la acción directa, que al saberse respaldados por el segundo gobierno más importante del país pueden perder la noción de los límites y, por lo tanto, representan un riesgo latente de violencia.

La falta de respeto a la nueva legislación electoral que regula las precampañas de seguro te preocupa, pues finalmente eso se va a traducir en multas contra el partido. Pero más allá de eso, de la molestia que causa entre los que cumplen la ley que los precandidatos oficiales se sientan tan protegidos que hacen pintas y pegan propaganda dónde y cómo no deben, existe un hecho que es importante que conozcas. Se están volviendo a repartir las mismas cartas ilegales que tanto enrarecieron la elección para presidente del partido, firmadas por nuestro ex candidato presidencial para apoyar ahora a la precandidata oficial en Iztapalapa, la misma que se hizo famosa en el 2003 cuando sus spots por televisión alternaban con los de Carlos Imaz en aquella precampaña de ligas y gastos onerosos. ¿Qué autoridad moral le queda a nuestro presidente legítimo si se sigue permitiendo hacer lo que tanto le cuestionó a Fox? ¿No es el colmo de la esquizofrenia y de la obsesión enfermiza por el poder que AMLO además de hacer campaña por el PT y Convergencia quiera imponer candidatos en el PRD? ¿No será que efectivamente quiere sacar el mayor número de cargos de elección popular para después de julio irse con todo el bejaranismo?

Hay otros dos hechos graves que debo ponerte en conocimiento. En diversas zonas de Iztapalapa, según numerosos testimonios, se están recogiendo credenciales de elector a cambio de obtener o mantener becas (10 por cada beneficiario), lo cual constituye un delito federal y, por tanto, se hace necesaria la intervención de la FEPADE. El otro hecho es que en los predios de Cuahtémoc Gutiérrez de la Torre, heredero del Rey de la basura y priísta conocido por sus batallas a sillazos para obtener el control de su partido, están organizándose para participar en nuestra elección interna a favor de las planillas oficiales. Parece que Bejarano no es el único aliado que Marcelo guarda en el closet.

Como ves, urge tu intervención como Presidente Nacional y estarás de acuerdo conmigo que se requiere actuar con rapidez. Pensar en que las cosas por sí solas se arreglarán sería pecar de la misma ingenuidad que la de los que sostenían que “la mano invisible” del mercado evitaría crisis como la que hoy padecemos. Está claro que como consecuencia de su activismo, el jefe de Gobierno ya no es capaz de generar confianza a las partes y por eso el único que tiene la autoridad política y moral para convocar a todos eres tú. Y eso es lo correcto, pues lo que requerimos es un partido fuerte que no se someta ni actúe a contentillo de sus personalidades y cuya institucionalidad sea garante del ejercicio pleno de los derechos de los militantes.

De verdad que comprendo tu interés porque el partido deje de ventilar sus conflictos internos en los medios de comunicación y que, por lo mismo, ya no se proyecte la imagen de un PRD rijoso, dividido y ensimismado. Ahora sí que es justo y necesario. Pero también espero que tú comprendas que sería mucho peor que estalle un conflicto poselectoral en el mero centro político del país por permitir que se sepulte el principio de equidad en la contienda mediante la utilización impune y facciosa del poder público en el proceso electoral de selección de candidatos. Además, a nadie se le puede pedir que contribuya con el proyecto aceptando ser avasallado con malas mañas. Por otra parte, más vale prevenir que lamentar y, en la situación en la que estamos, el silencio alentaría la actitud de los que piensan que, como han sido señalados por el dedo divino y cuentan con las estructuras de poder, todo les está permitido.

Coma sabes, Chucho, te tengo estima y puedes contar conmigo en estos momentos cruciales para el país. Si así lo consideras conveniente, estoy a tus órdenes para poder platicar personalmente y contribuir para que colectivamente encontremos la forma de distender los ánimos y evitar que se consuma una elección de Estado el próximo domingo en Iztapalapa y en el resto de la ciudad. Te mando un fuerte abrazo y mis consideraciones.

Fraternalmente, tu amigo.



Fernando Belaunzarán
Consejero Nacional y precandidato en el distrito XIX


PD. En la madrugada de hoy fue sorprendido Alberto Saúl Alvarado Sandoval, funcionario de la Dirección de Atención a Problemas Especiales Para la Niñez del DIF capitalino, retirando ilegalmente la propaganda de Silvia Oliva, precandidata a la jefatura Delegacional de Iztapalapa. Por tal motivo fue remitido junto con el cuerpo del delito a la Agencia 16 del Ministerio Público que se encuentra en el centro de la demarcación, abriéndose la averiguación previa SIZP/IZP-4/T-1/00587/09-03. Es evidente que ni con la exhibición pública de sus fechorías se inhiben. Y eso es por la certeza de gozar de impunidad, la cual, lo sabemos muy bien, construye monstruos.

lunes, 2 de marzo de 2009

MARCELO Y LA ELECCIÓN INTERNA

Frente a la elección interna de candidatos en el Distrito Federal, Marcelo Ebrard tuvo una disyuntiva: ser factor de unidad y arbitraje, con ascendencia política y moral ante todos los contendientes, o bien convertirse en operador de una corriente y utilizar el poder de su cargo para buscar inclinar la balanza a favor de los suyos. Es verdad que esta última posibilidad es casi una regla en el sistema político mexicano, educado por décadas por el priísmo vuelto cultura, pero también lo es que como nunca antes el PRD está obligado a realizar un proceso electoral sin conflictos mayores y la intervención del gobernante lejos de mitigar la polarización, facilitar la gobernabilidad, cicatrizar rápidamente las heridas y mantener las cosas en el ámbito institucional se vuelve un elemento de descomposición que además pone en cuestión la legitimidad del proceso mismo, pues echa por la borda el principio de equidad. Ésa es sólo una de las razones por la que extraña que Marcelo haya optado por el activismo muy poco disimulado con el que se dio a la tarea de construir un bloque enfrentado a Nueva Izquierda que de manera exultante cuenta con el aparato, programas y recursos del segundo gobierno más importante del país.

Es entendible –aunque no necesariamente compartible- que un hombre de poder como Marcelo priorice el control político de la Ciudad de México y quiera garantizar que, al igual que ocurre en la inmensa mayoría de los estados de la república en los que la división de poderes es letra muerta, sólo haya una ventanilla, la de su oficina, para ser el gran factotum de la vida política capitalina; realidad diferente a lo ocurrido durante el primer trienio en virtud del contrapeso de una Asamblea Legislativa que ha mostrado autonomía a pesar de que el partido en el gobierno es mayoría absoluta en ella. Sin embargo, conseguir la ansiada docilidad legislativa desplazando a Nueva Izquierda tiene, por decirlo así, daños colaterales. El primero es que con ello pierde la posición privilegiada que había conseguido tras las traumáticas elecciones internas del año pasado. Esa era la de gozne entre el partido y Andrés Manuel López Obrador, entre los “chuchos” y el lopezobradorismo; punto de unidad por demás necesario no sólo para el partido y para la izquierda sino también para él mismo dada su debilidad orgánica en el PRD.

En efecto, Marcelo dependió de la fuerza de “las tribus” obradoristas para ser candidato a jefe de Gobierno y son esas mismas a las que ahora promueve en su intento por desaparecer a René Arce. Por eso es que el grupo más beneficiado en las precandidaturas oficiales resultó ser el del otro René, el de Bejarano (aproximadamente la mitad de ellas mientras las que son propiamente de Marcelo se cuentan con una mano). Pero quitarle el poder a Nueva Izquierda para otorgárselo al bejaranismo si bien le garantiza la incondicionalidad deseada en la ALDF también le va a significar enorme dependencia respecto a ese polémico personaje –y en ese sentido respecto a AMLO- en todo lo que se va a definir en el 2012. Es verdad, quién puede negarlo, que Ebrard le debe a su antecesor el cargo que ocupa en el presente, pero eso no debiera llevarlo a poner su futuro en esas mismas manos.

Pero más allá de cálculos futuristas, lo más lamentable de la operación directa de Marcelo es que al establecer precandidatos oficiales se ha creado para los beneficiarios del dedazo y de sus equipos una atmósfera de complicidad con la autoridad que les proporciona una sensación de impunidad que puede provocar la pérdida de cualquier noción sobre los límites. Ya lo sabemos, la impunidad genera monstruos y algunos grupos piensan que al contar con el respaldo del mismísimo jefe de Gobierno todo les está permitido y pueden cometer excesos. El caso es que, sobre todo en Iztapalapa, se han dado situaciones graves de amedrentamiento contra dirigentes de Nueva Izquierda que merecen una respuesta inmediata e inequívoca por parte de las autoridades, pues tal y como se han dado es evidente que no son simples eventos delincuenciales y para muestra el secuestro Express de un dirigente al que no le robaron ni la camioneta en la que viajaba, ni el celular, ni las tarjetas de crédito y débito.

Al parecer en Izquierda Unida hicieron una apuesta equivocada que Marcelo les compró. Juraban que, como a Jesús Ortega lo último que le interesa es un conflicto en la capital del país, a Nueva Izquierda en el DF no le quedaría más que aguantar hasta la ignominia lo que viniera y como viniera, así fuera, como ha sido, una elección de Estado, además de suponer que podían grillar para separar a Arce de los dirigentes nacionales chuchos, de tal suerte que pudiera mantener buena relación tanto con AMLO, por entregarle la plaza en el DF, como con Ortega, apoyando su gestión al frente del partido; idea un tanto ingenua, pues resulta evidente que permitir el agandalle de la capital del país por parte de Izquierda Unida sería para Jesús firmar la entrega del PRD al ex candidato presidencial terminando la elección intermedia.

Ahora bien, aunque la presión y las ofertas han sido enormes por parte de José Ángel Ávila, Secretario de Gobierno, y del propio Marcelo Ebrard, para que declinen precandidatos a favor del “oficial” y se presente sólo uno frente al de Nueva Izquierda, en algunos lugares han fracasado. Pero lo que sin duda cambió el panorama electoral, en el que se estaba pensando concentrar todas la atención y las fuerzas en Iztapalapa, fue la ruptura del grupo gobernante en Gustavo A Madero, la segunda Delegación más grande en el DF. Marcelo se inclinó por el candidato del ex jefe Delegacional, Francisco Chiguil, a Víctor Hugo Lobo que a todas luces tiene menos perfil, trayectoria y capacidad que el diputado federal David Lozano, quien hizo una alianza estratégica con Nueva Izquierda.

Sin embargo, no hay duda de que la batalla de batallas se dará en Iztapalapa, pues quitársela al equipo de René Arce se volvió una obsesión de Estado y Marcelo preparó el asalto desde hace años. No en balde colocó a los más jurados adversarios del Senador del DF en lugares claves para trabajar el terreno. Clara Brugada al frente de la Procuraduría Social tuvo entrada en todas las Unidades Habitacionales de la demarcación, donde centró su trabajo, y manejó un presupuesto sin precedentes. Por cierto, para realizar la gestión que Clara está haciendo en su labor proselitista tiene a su servicio un equipo del gobierno central al que le obedecen las diversas dependencias del GDF, de tal forma que le están resolviendo en menos de 24 hrs.

A Alfredo Hernández Raigosa, “El Camarón”, le dio la Dirección General de Regularización Territorial siendo que el distrito en el que él tiene su fuerza y por el que su sobrina está de precandidata es el de mayor número de predios y campamentos que necesitan regularizarse en el DF y anda prometiendo escrituraciones gratis en varios de ellos. Pero nada tan escandaloso como el caso de Jesús Valencia que saltó del DIF a la precandidatura haciendo gala de recursos, al grado no sólo de llenar todos los postes del distrito con su rostro –lo que se quería evitar con la reforma electoral- sino de incluso reglar celofán en las tortillerías para envolver el producto con su imagen, además de las consabidas gorras, camisetas, plumas y hasta paletas; eso sin contar con la pinta salvaje de bardas para anunciar su último acto y despedida como servidor público. Es demostrable que a su nombre han ido a buscar expresamente a los beneficiarios de los programas sociales del DIF para pedirles el voto a favor del ex funcionario y que en el caso de los becarios de secundaria les están solicitando concentrar en sus casas a diez votantes el día de la elección.

Si ya es imposible regresarle al proceso la equidad perdida, al menos se debería atajar al riesgo de violencia antes, durante y después de la jornada electoral. Para ello es imprescindible que Marcelo mande un mensaje de que no habrá impunidad para nadie, incluso para los que él apoya. Lo más importante es garantizar que las inconformidades se canalicen institucionalmente y que en ello cada quien se haga cargo de los suyos y nadie finja demencia.

La trascendencia de la elección interna quizá no se capte con facilidad, pero más allá de la explícita lucha por el poder lo que se está dando es un momento clave en la batalla cultural de la izquierda entre el caudillismo y la convicción democrática. Frente a la lógica de que no hay otro camino para hacer carrera política que el de contar con el favor de la voluntad suprema y que, por lo tanto, se premia la incondicionalidad y se castiga a la discrepancia, existe una alternativa: la de la relación respetuosa y republicana entre iguales, es decir, la de equilibrios, contrapesos y valoración de las capacidades y los méritos.


De paso…


Té de tila. Cuando en el Consejo Nacional del PRD solicité respetuosamente a Marcelo Ebrard que sacara las manos del proceso interno de selección de candidatos en el DF para prevenir un conflicto postelectoral como el que ocurrió en la elección del año pasado fui interrumpido a gritos e insultos por Armando Quintero y Dolores Padierna. Un rato después del sainete, Quintero subió a tribuna para rebatirme sin hacer mención a mi persona y de manera, ciertamente, más civilizada. Además de acusarme con Jesús Ortega debatió con temas que yo no había abordado en mi intervención como la preocupante intimidación de dirigentes de Nueva Izquierda y la falta de atención a ellas por parte de las autoridades. Con su numerito sólo consiguió poner en el centro y darle realce al foco rojo que significa para la gobernabilidad del partido la intervención del GDF en las próximas elecciones del 15 de marzo. Seguramente su jefe, con el que quiso hacer méritos, le dijo al veterano político el clásico “no me ayudes compadre”… Por cierto, me dijo divisionista como si yo fuera el que está haciendo spots de otros partidos políticos… Si es verdad lo que se publica, que Bejarano está planeando irse del PRD después de la elección de julio para fundar un partido con AMLO, entonces la pregunta a Ebrard de que si sabe para quién trabaja es más pertinente que nunca… Nadie puede negar la consistencia de la administración calderonista: cada vez estamos peor… ¿Y el PRI?. Confiando en la amnesia y confiando en que el PAN siga pagando los costos políticos por la crisis y que tenga éxito la división de la izquierda por parte de los que sufren por conservar las prerrogativas del PT y Convergencia…