miércoles, 22 de diciembre de 2010

EL ASESINATO DE MARISELA Y LA LIBERACIÓN DE DIEGO

Fernando Belaunzarán
Twitter: @ferbelaunzaran

¿Qué tienen en común el asesinato artero y cobarde de una luchadora que exige justicia a autoridades indolentes con la liberación de un conocido y emblemático político a cambio de una suma millonaria de dólares? Nada, salvo por una cosa: ambos hechos expresan, aunque de manera diferente, la inseguridad e impunidad que existe en el país, así como la incapacidad de las instituciones para hacerle frente. Y algo más profundo. Son síntomas de una creciente descomposición del Estado mexicano, cuya transición se quedó a medio camino y que hoy sufre de una disfuncionalidad que no sólo impide su reforma sino que ha generado un riesgo real de regresión al régimen autoritario de la corrupción institucionalizada que por décadas ejerció el poder en México y que tuvo como clímax el mandato de Carlos Salinas de Gortari, quien, como es del dominio público, regresa por sus fueros.

Salta a la vista el contraste. Con la liberación de Diego Fernández de Cevallos hay que congratularse, aunque eso haya significado el triunfo de los delincuentes. Al margen de filias y fobias, que el político panista despierta con intensidad, la vida humana y su dignidad deben estar por encima de cualquier otra consideración y el secuestro es un crimen deleznable que no puede tener justificación alguna, ni siquiera reivindicaciones sociales justas. En cambio, con el asesinato de Marisela Escobedo sólo puede existir la absoluta indignación.

Al igual que Isabel Miranda de Wallace, esta madre chihuahuense hizo el trabajo de la policía y descubrió al asesino de su hija, Rubí Frayre. A pesar de que éste confesó, le pidió disculpas a Marisela y reveló el lugar donde tiró el cadáver de Rubí, los jueces lo absolvieron, algo que resulta tan injustificable como la negligencia, seguramente interesada, del Ministerio Público. Durante meses exigió justicia y consiguió que una instancia superior revocara la absolución de Sergio Barraza, asesino confeso, pero no obtuvo ninguna ayuda de las autoridades, ni del anterior ni del actual gobierno de Chihuahua para atraparlo y ella tuvo, nuevamente, que hacer el trabajo para localizar el paradero del asesino, a pesar de sus escasos recursos. Su demanda de ayuda oficial fue ignorada tanto en instancias estatales como federales y no se le protegió a pesar de que dio a conocer las amenazas de muerte de las que fue objeto. Esa es la razón por la que se encontraba en el noveno día de un Plantón permanente frente a la Casa de Gobierno de Chihuahua

La tragedia de Marisela se explica por algo que contraría lo declarado por Diego Fernández de Cevallos con insistencia: Es falso que en México todas las vidas valgan lo mismo.

Como víctima, Diego merece toda la solidaridad de la sociedad; pero como político está expuesto a la crítica como cualquier otro. Que no se malentienda, “El Jefe” tiene el derecho de hacer política y aprovechar su situación particular, así como cualquier ciudadano tiene el derecho de cuestionarlo como figura pública que es, a pesar de su desgracia, la cual, por fortuna, ya pasó. Es más, ahora su mal se convirtió en bien y se sabe portador de un capital político que no tenía al momento de ser secuestrado.

En cualquier otra persona sorprendería el aplomo y la seguridad con la que se desenvolvió Diego al momento de su aparición tras más de siete meses de secuestro. Genio y figura. Desde el primer momento fue a la arena pública con un discurso bien articulado, presumiendo de arrestos y carácter. Sabe moverse con los medios y no quiso desperdiciar ni un minuto del bono que goza por haber sufrido el más abominable de los crímenes. No improvisó. El viejo lobo de mar sabe de marketing. Se cortó el cabello, pero prefirió dejarse la barba para que quedara constancia visual y elocuente del secuestro que sufrió. Con ello dio un mensaje nítido y contundente: No sólo está a salvo y en libertad sino que también está políticamente muy vivo. A nadie debe sorprender que declarativamente se descarte como candidato presidencial, pues para su papel de luchador por la seguridad del país le sería contraproducente que se le viera como político en campaña.

Tan está pensando en su intervención en la vida pública en su calidad de víctima, que El Jefe Diego ubica su debilidad y se apresura a curarse en salud para cubrirse el talón de Aquiles. Los mensajes son claros, aunque no literales: “Soy uno más que sufre un crimen en un mar de injusticia y zozobra”, “soy uno más de los que han recobrado su libertad”, “mi vida vale lo mismo que cualquier otra y lamento que otros no tuvieron mi suerte”. Y expresa su solidaridad con la causa incuestionable, el asesinato de Marisela, y quiere hermanar los casos, pero la verdad es que son antípodas. Porque mientras al caso Diego se le dio trato de excepción por quien es y, por eso, pudo salvar la vida –lo cual me alegra-, a Marisela la ningunearon y terminaron matándola porque ella sí era una persona más, una madre sin recursos ni palancas, una simple piedra en el zapato de autoridades indolentes cuando no cómplices. No Diego, no todas las vidas valen lo mismo en México, fuera de demagogia.

Con el caso del prominente panista, es la primera vez que el Estado explícitamente declara que no cumplirá con su deber establecido en la Constitución de actuar ante un crimen grave que se persigue de oficio para que el asunto se arreglara entre la familia y los delincuentes. No por cualquiera. Y no por cualquiera se paga entre 20 y 50 millones de dólares –según se maneja extraoficialmente- para obtener su liberación; y no por cualquiera se consigue que se publiquen las proclamas políticas de un grupo subversivo –Milenio aseguró que esa fue una exigencia-; y no por cualquiera los medios de comunicación le abren el espacio triple A para que en su condición de víctima anuncie que luchará contra “la injusticia”, “la pobreza” y “la desigualdad”. Nadie puede engañarse, a Diego Fernández de Cevallos no es ni se le tratado como a cualquier otro.

No es mi intención recriminar lo que se hizo para preservar la vida de Diego. Al contrario, lo que cuestiono es lo que se deja de hacer por muchas otras personas. Tuvieron que asesinar arteramente a Marisela para que las mismas autoridades que hasta entonces no habían movido un dedo mostraran su indignación por la liberación del asesino de su hija. Cinismo que espera el olvido para regresar a la normalidad de corrupción e impunidad.

Una experiencia vital tan intensa como lo es un secuestro, que pone al individuo ante la perspectiva de morir, puede lograr cambios extraordinarios en las personas. Quisiera pensar que eso mismo le sucedió a Diego Fernández de Cevallos, pero prefiero ser escéptico. La víctima no oculta al político que a cambio de ventajas facciosas se prestó a borrar la historia de la elección fraudulenta de 1988, promoviendo y acordando la quema de las boletas electorales; al que siendo presidente de uno de los poderes litigaba contra el Estado ganando juicios millonarios y enriqueciendo a particulares, incluido a él mismo, a costa del erario público. Esa tendencia de utilizar la influencia en el poder público para obtener beneficios privados la encarna y la simboliza muy bien el “Jefe Diego” quien, por lo mismo, está mucho más cerca de Salinas de Gortari que de Gómez Morín.

Me alegro, pues, de la liberación del ser humano, pero miro con desconfianza al político que asoma la cabeza con una legitimidad dada, paradójicamente, por sus secuestradores que, según ellos mismos afirmaron, lo privaron de su libertad no sólo por el dinero sino también como “desagravio” por los actos nefastos que le atribuyen al panista queretano. En lugar de la condena pública que esperaban, lo que consiguieron es la genuina y entendible solidaridad con la víctima. Les fue bien en la recaudación, pero en lo otro les salió el tiro por la culata. Veremos como usa el “Jefe Diego” ese nuevo capital político que recibió -quién lo dijera- de sus victimarios.

De paso…

Desaparecedores. Los secuestradores de Diego Fernández de Cevallos dieron a conocer tres comunicados junto a la noticia de la inminente liberación del político panista. En ellos se encuentra lo que creen que es una justificación de la violencia cuando se usa frente a otra; una visión maniquea del país (“Ellos” y “Nosotros”) entre los pocos que representan el mal que lo somete y los muchos que deben rebelarse para hacer triunfar al bien; y una denuncia sobre la oligarquía y los miembros de ésta que consideran prominentes, entre ellos el propio Diego y, no podía faltar, Carlos Salinas. Muy lejos de la retórica innovadora de Marcos que pudo seducir a muchos dentro y fuera del país, utilizan un discurso que, por su simpleza y la utilización de algunos léxicos, llama la atención por parecer tomados del movimiento encabezado por Andrés Manuel López Obrador. Esa identidad retórica entre un presunto grupo armado –se habla de una escisión del EPR- con un movimiento civil pacífico huele mal. No es creíble desde ninguna perspectiva que AMLO esté vinculado a ninguna guerrilla, pero sería preocupante que pudiera existir alguien que tuviera la tentación de hacerlo y utilice tales semejanzas para sostener dicha barbaridad. Tal lenguaje común puede ser producto de una simpatía no buscada, pero también responder al avieso cálculo de generar confusión e involucrar a un conocido líder opositor con el que, por cierto, no simpatizo… El infierno llegó a San Martín Texmelucan. El entallamiento de un ducto de PEMEX acabó con muchas vidas humanas y propiedades. Todo indica que el siniestro se produjo debido a una toma clandestina como muchas otras que hay en el país. Que nadie piense que se trata de robos hormiga de muchos particulares con iniciativa como sucede con los llamados “diablitos” y los postes de la luz. Es una industria muy rentable que cuenta con la complicidad de altos mandos administrativos y sindicales. La tragedia obliga a acabar con el negocio y golpear los poderosos intereses creados que están atrás del mismo. La verdad, dudo que ocurra... En Matamoros. Tamaulipas, literalmente les abrieron la puerta para que se fugaran más de 140 reclusos. En esa entidad en la que el narco y el crimen organizado se muestran tan poderosos es increíble que no se hayan tomado medidas para evitar este tipo de eventos. El gobernador, Eugenio Hernández, termina su mandato como un patético, inútil, pero oneroso adorno, en el mejor de los casos… El Señor de la Partida Secreta, Carlos Salinas de Gortari pretende, por enésima vez, limpiar su imagen y ya no encuentra a quién culpar de su infortunio público. En lo que él sigue ocupado con esa misión imposible que requiere de amnesia colectiva, yo quisiera recordar una grabación, ya que están de moda, entre sus hermanos, Raúl y Adriana, y en la cual se afirma que el dinero del primero, en ese momento retenido en Suiza, en realidad era del expresidente. Dicha grabación fue presentada por Joaquín López Dóriga hace algunos años… El secuestro de más de cincuenta migrantes en Oaxaca muestra con nitidez el cinismo que envuelve al país. Hace poco se asesinó a mansalva a más de setenta y no pasó nada más allá de la indignación del momento. Otra vez, el negocio termina por imponerse y todo vuelve a la corrupta, arbitraria y jodida normalidad que nos tiene en el hoyo… Sólo me resta desearles felices fiestas y un mejor 2011. Nos vemos el próximo año… Ah! síganme en twitter: @ferbelaunzaran

miércoles, 15 de diciembre de 2010

CARTA A EPIGMENIO IBARRA

Twitter: @ferbelaunzaran

Estimado Epigmenio:

Como te había adelantado, no resistí comentar tu provocador –en el mejor sentido del término- artículo, “El suicidio de la izquierda”, que publicaste en tres partes en el periódico Milenio (26 de noviembre, 3 y 10 de diciembre). Texto con agudo filo crítico con el que tengo tanto coincidencias como discrepancias.

Aciertas al describir en parte la crisis por la que atraviesa la izquierda electoral mexicana, pero te pierdes al tratar de explicar sus razones o, al menos, eludes la discusión más importante en el terreno estratégico. Tus cuestionamientos morales, a pesar de las pronunciadas hipérboles y figuras retóricas elocuentes que utilizas y que dejan poco espacio para los necesarios matices, dan en el clavo. La famosa frase de Lord Acton, “el poder corrompe, y el poder absoluto corrompe absolutamente”, por desgracia, también se verifica en la izquierda.

Es innegable que el tránsito de muchos cuadros de la izquierda a las elites dirigentes de importantes localidades y del país ha favorecido en su seno tendencias a favor del status quo, relegando el compromiso por el cambio. Sin embargo, caes en un reduccionismo moral que te lleva a condenar antes de entender, a descalificar sin detenerte en las razones, con independencia de que las compartas o no. Tus juicios preceden al análisis cuando debiera ser al revés. Me explico.

Oportunistas que anteponen su interés personal a los del proyecto que dicen representar hay en todos los partidos, en todos los ámbitos y, sí, también en las distintas partes de la izquierda electoral que hoy están notoriamente divididas y hasta enfrentadas. Pero al generalizar esa situación y de un plumazo inmoralizar a todos los que sostienen una de las posiciones no sólo acusas sin fundamento sino que le das la vuelta al punto fundamental, estratégico, que explica en buena medida la situación crítica por la que atraviesa la izquierda en México. En ese sentido, lamento que hayas empobrecido un muy buen artículo, al tomar, en ciertos pasajes, el camino fácil, falaz y porco riguroso del maniqueísmo, reproduciendo el anatema perverso promovido por el caudillo: “quien no está conmigo está con el enemigo”, es decir, es un “traidor” o un “vendido”.

Te cito: “Si los hoy ‘aliancistas’ se quedaron todavía un tiempo a su lado (de Andrés Manuel López Obrador) fue mientras creyeron que había alguna posibilidad de revertir el resultado. Luego, ya en sus curules, se apresuraron a tender la mano al vencedor y buscar su tajada del pastel”. Esta acusación –que, por cierto, me recuerda a las que hacía la ultra del CGH en la “Asamblea General” para todo aquel que planteaba en el movimiento estudiantil la necesidad de dialogar y negociar con las autoridades- es infame y cierra de entrada la posibilidad de cualquier acuerdo con los “malos” que se atrevieron a pensar distinto del gran líder –¡tremenda herejía!- , pues, como tú de seguro sabes por tu experiencia en El Salvador, a los traidores se les combate y, si se puede, se les aniquila; no se negocia ni se pacta con ellos. Además, con descalificaciones fáciles y baratas se esconde, tras el humo de la pira moral, el debate esencial sobre las definiciones estratégicas.

Si compartimos, Epigmenio, una sencilla convicción democrática, en el sentido de que no hay caminos únicos e incuestionables, de que puede haber distintas alternativas y que ninguna de ellas tiene el monopolio de la legitimidad moral, entonces podemos establecer los términos de la controversia como debieron ser planteados y no como sucedió: “buenos” contra “malos”, “leales” contra “traidores”, la luz contra la obscuridad. Es verdad que en tu texto hablas de las alianzas, pero esa ya fue una discusión postrera, la cual sólo pueden explicarse por los escenarios y las consecuencias generadas por una muy mal resuelta disyuntiva original que requiere ser considerada para cualquier análisis serio de lo que hoy vivimos. Permíteme hacer una breve reseña para contextualizar.

Hace cuatro años, la izquierda acarició la Presidencia de la República en una contienda electoral, ciertamente sucia y enrarecida, que polarizó al país en izquierda y derecha, dejando al partido del viejo régimen relegado, desdibujado y en crisis. Hoy las cosas son muy diferentes. Los partidos y personajes que disputaron en cerrada competencia la primera magistratura del país están desgastados mientras que el PRI, sin hacer más que aprovechar a su favor la confrontación post electoral y los errores de los entonces punteros, se ha fortalecido al grado de que su principal precandidato y favorito de la tele aventaja en las encuestas por más de 2 a 1 a su más cercano perseguidor.

¿Cómo se llegó a esta situación? ¿Por qué la izquierda no es la que mejor ha aprovechado el deficiente gobierno de Felipe Calderón, la crisis económica y el desbordamiento incontrolable de la violencia, a pesar de ser el principal y más evidente opositor de la actual administración? ¿Cómo fue que se dilapidó el gran capital político y la enorme fuerza mostrada en 2006, al grado de que Andrés Manuel y los partidos que lo apoyaron son los que mayor rechazo concitan hoy en el país? Las debidas respuestas son, sin duda, multifactoriales, pero centrémonos en lo que concierne al pensar, decir y hacer de la izquierda electoral tras el traumático desenlace de las elecciones presidenciales del 2006.

La primera definición estratégica que se tomó ya dibujaba los derroteros que vendrían. El controvertido plantón de Reforma –tal y como se puede apreciar claramente en la evolución de las encuestas- marca el punto de quiebre en el que se acentúan dos tendencias complementarias: la pérdida de respaldo y el aumento del rechazo. Lejos de conseguir su justo objetivo, el recuento total de votos –que, por cierto, en algo que me parece inexplicable no fue solicitado al TEPJF- sólo sirvió para estigmatizar al movimiento y confirmar en importantes sectores los temores esparcidos por la guerra sucia. Fue un gran autogol. Pero lo más grave no fue la falla sino la ausencia de autocrítica, pues en lugar de rectificar se profundizó la línea política de confrontación absoluta y ajuste de cuentas con los que “haiga sido como haiga sido” se hicieron de la conducción del país, lo cual tuvo como resultado el constante aislamiento del movimiento obradorista –y de los partidos con los que se le asocia- que se olvidó de lo primordial, las necesidades de la gente, posponiendo su propuesta de cambio hasta aquel mítico momento en que recuperara lo que consideraba se le había arrebatado a la mala: la Presidencia de la República.

Frente a esa posición impulsada por el excandidato presidencial se planteó otra. Aprovechar el peso histórico de sus bancadas en el Senado y la Cámara de Diputados para ser una fuerza de transformación del país que impulsara los cambios contenidos en la agenda del PRD. Con ello se daría una imagen de izquierda propositiva y responsable a la ciudadanía y se evitaría que el PRI siguiera medrando con la polarización. En lugar de promover la descomposición y el enrarecimiento políticos para alentar una salida rupturista, pensando que el empeoramiento de la situación automáticamente beneficiaría a la oposición de izquierda aunque ésta se mostrara como promotora y agorera del desastre, ser un factor de estabilidad a partir de la consecución de reformas importantes y beneficiosas para el país y la sociedad. La disyuntiva era traer a “mecate corto” a Calderón hasta obligarlo a renunciar o, sin olvidar agravios ni otorgar legitimidades, ser una izquierda que trata de cumplir su programa aún siendo oposición y, con ello, buscar ganar confianza ciudadana para estar en mejores condiciones en la próxima contienda electoral, momento de la ansiada revancha. Confrontar y contrastar en todo, votando incluso contra las propuestas propias -tal y como AMLO se los pidió a los legisladores, “cuando estemos en la presidencia las llevaremos a cabo”- o construir acuerdos con las otras fuerzas políticas y sacar adelante propuestas importantes del programa de la izquierda.

Discrepar no es problema. Al contrario, la coexistencia de diversos puntos de vista no sólo es algo natural sino también enriquecedor. Sólo hay que saber procesar las diferencias. Sin embargo, estas dos visiones estratégicas se estorbaron mutuamente, pues no hubo manera de dirimirlas institucional y democráticamente. En lugar de apostar al convencimiento y a la persuasión en una instancia de dirección colectiva, Andrés Manuel López Obrador optó por abrir el viejo y putrefacto expediente del linchamiento moral contra los que discrepan: “traidores”, “calderonistas”, “colaboracionistas”, “modositos”, “moderados”, “legitimadores”. Muchos denuestos y pocas ideas, pues de lo que se trataba era de doblar a los disidentes y alinear a todos detrás del líder al que no se le debe contrariar. Hubiera sido muy provechoso que el diálogo respetuoso y el debate inteligente zanjaran la cuestión. Pero como eso no sucedió y los heréticos dirigentes no se replegaron ante los anatemas y las hogueras morales de los inquisidores de la ortodoxia pejista, coexistieron ambas estrategias, dando una imagen incomprensible a la sociedad, un híbrido contradictorio e indescifrable. El PRD mostraba dos caras y proyectaba confusión, aunque resulta evidente que las posiciones y acciones estridentes son más visibles y dejan mayor impronta en la sociedad. Se debe reconocer, y asumir autocríticamente las responsabilidades propias, que de esta ambigüedad y ambivalencia esquizofrénica perdimos todos.

No hubo tal separación “casi inmediata” entre ambas visiones. Lo que se dio fue un proceso largo y accidentado. De manera constante se buscaron y se dieron acuerdos de compromiso; eso sí, muy endebles y poco claros. Te recuerdo dos de los episodios más notorios. La reforma electoral que renovó al IFE, prohibió la contratación particular de propaganda política -lo que molestó mucho a los medios de comunicación electrónica- y estableció el recuento voto por voto, entre otras cosas. Muchas de las demandas de la izquierda fueron incluidas. Pero AMLO decidió sorpresivamente ponerse de lado de las televisoras y del Consejo Coordinador Empresarial, llamando a votar en contra. En la reforma energética, en 2008, se llegó al compromiso compartido de asumir el análisis y la valoración de un comité de expertos, conformado, por cierto, por propuestas que hizo el mismo Andrés Manuel. Cuando ellos avalaron los acuerdos logrados, el excandidato presidencial organizó una pantomima vergonzosa, y en un remedo de “democracia directa” en el Hemiciclo a Juárez llamó a votar también en contra. Para él, cualquier acuerdo en las Cámaras significa darle oxígeno al régimen que quiere ver colapsado, en la idea de que eso le permitiría resurgir como salvador del país.

Estoy convencido de que si en 2006, AMLO acepta el fallo del TEPJF bajo protesta y pone el programa de transformación de la izquierda por delante, de tal forma que su capital político, el peso de las bancadas y la fuerza movilizada que en ese momento existía fuera utilizada para reformar al país, estaría él, y no Peña Nieto, a un paso de la presidencia. Pero no se hizo y el panorama es por completo diferente.

Las alianzas son producto de la necesidad, no del gusto. Ojalá estuviéramos en una situación distinta. Dadas las condiciones de mutua debilidad del PRD y el PAN, dicho instrumento significan la única posibilidad de cambio por la vía electoral en entidades bajo dominio ancestral y caciquil del PRI. Los ciudadanos las avalaron con su voto, no obstante las diferencias y los agravios que existen entre los partidos coaligados. Hacer una alianza estatal donde el PAN es oposición no significa avalar las políticas de Calderón. El ámbito, la extensión y la temporalidad están acotados. Lo importante es determinar si las sociedades se benefician con ellas y no tengo dudas de que, por ejemplo, los oaxaqueños van a estar mejor con Gabino Cue y sin el yugo ulisista.

Es importante contrastar experiencias. En Veracruz se siguió a pie juntillas la otra estrategia. Dante Delgado fue respaldado por PRD, PT y Convergencia y contó con las visitas de AMLO en recorridos, medios de comunicación y mítines. Sin embargo, se obtuvo un muy mermado tercer lugar con poco más del 10% de los votos.

Entiendo y comparto muchos de tus cuestionamientos a la fallida estrategia de “guerra” contra el narco que lleva acabo la administración de Felipe Calderón y también considero que en 10 años de gobiernos panistas están muy lejos de cumplirse las expectativas de cambio que trajo la alternancia. Pero eso no nos debe llevar a hacernos a un lado ante el avance del PRI y la posibilidad real de regresión. No se trata de elegir entre PRI y PAN, sino de sacudir cacicazgos a nivel local y emparejar el terreno hacia el 2012, de tal suerte que la izquierda tenga la posibilidad de competir con éxito y triunfar.

Es cierto que la lucha de la izquierda no se puede circunscribir al ámbito electoral, pero sería un grave error desentenderse de las urnas. Estoy consciente de que en la medida en que el PRD enarbole causas justas olvidadas y recupere su vinculación con sectores sociales que se ha alejado, mejorará su competitividad electoral. Pero aunado a ello debe hacer una política inteligente que le permita competir con posibilidades. Sería un terrible error dar por perdido el 2012 y contemplar el regreso de aquello que tanto trabajo costo vencer. Debilitar al PRI no significa favorecer a la continuidad panista, sino simplemente convertir lo que hoy es una carrera con un puntero solitario en una disputa entre tres.

Reconozco el valor de tu crítica, Epigmenio, y considero muy saludable tus señalamientos de los errores de la campaña en 2006, de la falta de autocrítica, del sometimiento al marketing vacuo, del debilitamiento al compromiso de cambio, del apartamiento de valores y principios con el acceso al poder, etc. Contribución importante a un debate imprescindible.

Te mando un fuerte abrazo y mis consideraciones


Atentamente

Fernando Belaunzarán

martes, 7 de diciembre de 2010

LOS TEMORES DE AMLO

Fernando Belaunzarán
twitter: @ferbelaunzaran

Andrés Manuel López Obrador acostumbra arriesgar, estirar la cuerda al máximo, moverse en el filo de navaja, doblar la apuesta, llevar todo al límite para que sea la otra parte la que ceda, a quien le pese la responsabilidad de evitar el cataclismo. Es verdad que al utilizarlos en exceso, esos recursos temerarios han perdido eficacia y AMLO se ha vuelto un político predecible y, por lo mismo, con sus posibilidades de atemorizar mermadas, lo cual es una tragedia para él ahora que ha decidido jugar al todo o nada y con una sola carta en las próximas elecciones del Estado de México.

Una preocupación que se tornó temor y que ahora ya es una pesadilla ha llevado a Andrés Manuel a cometer error tras error y, por lo mismo, como nunca antes, a amenazar con la inmolación apocalíptica que sepultaría a toda la izquierda… a menos, claro, que se le obedezca.

Los temores de AMLO surgen con las alianzas electorales entre el PRD y el PAN. Recordemos que éstas surgieron como una necesidad ante el fortalecimiento del PRI, no tanto por sus virtudes y aciertos, como por las fallas y deficiencias de los dos polos que se enfrentaron en el 2006 y de sus principales personajes: Calderón con la violencia fuera de control y Andrés Manuel haciendo de la oposición una guerra santa.

A pesar de constituirse tras un periodo de intenso enfrentamiento y en condiciones de mutua debilidad, las alianzas fueron un éxito y tuvieron buena respuesta de los ciudadanos que las vieron como una oportunidad para sacudirse cacicazgos estatales y una posibilidad de cambio. Pero las victorias de las alianzas, por una parte, y la ventaja clara en las encuestas del candidato más aventajado del PRI, Enrique Peña Nieto, le provocaron a López Obrador el miedo a que esa experiencia se reproduzca en el 2012 y quede desplazado en una contienda polarizada entre el hoy gobernador del Estado de México y el candidato aliancista que, en ningún caso, podría ser él -no cae en cuenta de que si algo fortalecería esa posibilidad es que rompa con su partido y haga un polo de izquierda testimonial con el PT y Convergencia

Si las elecciones de julio de este año no merecieron en AMLO un activismo para reventar las alianzas como que tiene ahora de cara a las mexiquenses –aunque sí promovió, discretamente, el esquirolaje en Puebla, Durango, Hidalgo y Sinaloa- e incluso permitió que el PT se uniera con el PAN en Oaxaca fue porque esperaba su derrota total; incluso vaticinó públicamente el “carro completo” del PRI (Milenio, 13 de junio del 2010). Contaba, pues, con el fracaso de los Chuchos para presentarse como redentor del PRD y recuperar el control de ese partido para garantizarse para sí la candidatura única de la izquierda. Sin embargo, las cosas se dieron de otra manera y las victorias aliancistas lo sacaron de quicio.

Era tal la confianza de AMLO en que el PRI arrasaría en 2010 y que las alianzas pasarían a mejor vida que en los días previos presentó su libro, “La mafia que se adueñó de México y el 2012”, con una tesis-consigna inequívoca de la cual hoy de seguro se arrepiente: “El principal riesgo del país es el regreso del PRI a Los Pinos, lo cual sólo es comparable con el retorno de Santa Anna al poder, años después de la invasión de Estados Unidos”. La verdad es que Jesús Ortega y Cesar Nava no lo hubieran podido decir mejor.

Utilizando a “los principios” como coartada, Andrés Manuel decidió lanzarse con todo para evitar la alianza PRD-PAN en las estelares elecciones del Estado de México, no obstante que con ello ayuda objetivamente a Enrique Peña Nieto en la carrera presidencial y al Grupo Atlacomulco, emblema del caciquismo corrupto, a seguir gobernando esa entidad. Resulta evidente que AMLO considera una amenaza mayor no ser candidato del PRD que la posibilidad de que el PRI-Santa Anna regrese a la Presidencia de la República.

En los hechos, López Obrador está tirando la toalla ante Peña Nieto en el 2012 y se está centrando en una lucha distinta aunque, ciertamente, con mayores posibilidades de triunfo. Me refiero a la búsqueda de la hegemonía en la izquierda política para prevalecer tras la coyuntura de las elecciones presidenciales y que pueda pensar en regresar en el 2018. Para ello requiere de 3 cosas: ser candidato presidencial para mantenerse como cabeza y símbolo “del movimiento”; tener una alfil en la Jefatura de gobierno del DF que lo respalde, sostenga y no le dispute la candidatura en seis años; y sacar a los Chuchos de la dirección del partido para acabar con las alianzas del PRD con el PAN, empezando con la del Estado de México.

Con la idea de dinamitar la alianza en aquella entidad decidió convertirse en el candidato virtual a gobernador. Seducido por su propio mito, anunció que hará campaña permanente en el Edomex, dio a conocer el programa de gobierno antes de tener candidato, estableció el mecanismo para elegir a éste y designó a los contendientes para que tres días después anunciara que la elegida por el oráculo de una encuesta que sólo él conoce es Yeidckol Polevnsky, devenida por la tutela grosera del caudillo en simple “Juanita”, y adelantar en los hechos la campaña para posicionarla de inicio. Pero su propuesta tuvo tan mal resultado –hasta generó una rebelión interna- que son evidentes sus esfuerzos para doblar a Alejandro Encinas y arrastrarlo a la infame aventura que, a final de cuentas, serviría para hacerle el trabajo sucio a Peña Nieto. “Mátate tú, para que me salve yo”.

Ahora bien, Andrés sabe perfectamente que si no logra evitar la alianza PRD-PAN en esa entidad y la opción PT-Convergencia queda relegada a tercer lugar –como es predecible- , estaría acabado para el 2012, pues nadie vería ese resultado como una derrota de Yeidckol o de Encinas. Eso explica la decisión del excandidato presidencial de imponer la crisis en el PRD desde ahora y no esperar a que el relevo de la dirección se dé hasta marzo, es decir, cuando ya esté definido el candidato y la eventual alianza. Que estén en pleno las elecciones reñidas en Guerrero y Baja California Sur, donde gobierna el perredismo, poco le importa. Está visto que la única e indefectible prioridad para AMLO es él mismo.

Es tal la desesperación de López Obrador para evitar el escenario de una alianza que lo relegue al tercer lugar en el Estado de México, con el riesgo incluso de tener una votación marginal, que amaga con romper lanzas con su amigo y jefe de Gobierno, Marcelo Ebrard, haciendo declaraciones, si bien poco originales, muy burdas y groseras: “La mafia quiere que Marcelo sea el candidato” (La Jornada, 2 de diciembre de 2010). No cabe duda de que a AMLO, el temor se le volvió pesadilla.


De paso…

Don Pepe. Con una semana de retraso, pero manifiesto mi hondo pesar por el fallecimiento de Don José Álvarez Icaza, pionero en la defensa de los Derechos Humanos en México. Supo hacerle frente a un régimen autoritario y represivo. El tránsito de Don Pepe del catolicismo militante y conservador al compromiso con los pobres y la lucha por la democratización del país, a lado de Don Sergio Méndez Arceo, haciendo causa común con Heberto Castillo en el Partido Mexicano de los Trabajadores. Fundó Cencos, casa abierta a muchas luchas justas y siempre dando respaldo a los débiles contra las injusticias de los opresores. Sus batallas abrieron brecha y dejaron huella. Descanse en paz Don Pepe… Julián Assange tiene que hacer frente a sus acusaciones por acoso y violación en Suecia, pero me cuesta trabajo creer en la desafortunada coincidencia de que su arresto coincida con la divulgación de los cables de la diplomacia norteamericana. La persecución que sufre en la red y las amenazas explícitas que ha recibido, así como la congratulación del gobierno de Estados Unidos por su detención, hacen pesar que se trata de un ajuste de cuentas. Me inclino a pensar, con todo y el respeto que me merecen las instituciones suecas, que Assange es hoy un preso político… Si Assange fuera un funcionario norteamericano, por supuesto que no debería haber difundido los cables confidenciales; pero resulta que es periodista y, al ser material de alto interés público, a mi parecer, tiene la obligación profesional y moral de darlos a conocer. El tratar de evitarlo, hostigando a Wikileaks en la red o apretando a la justicia para que lo juzguen por otros delitos, lo considero actos de censura que atentan contra la libertad de expresión y el derecho a la información… Jesús Ortega decidió adelantar la renovación de la dirección del PRD. Ésta no puede darse antes de finales de marzo, pues la Convocatoria tiene que salir a menos tres meses antes de la elección de Presidente y Secretario General. Sin embargo, el obradorismo decidió irrumpir para tratar de desestabilizar al partido. Me pregunto si uno de los objetivos no es el de polarizar internamente para abortar la posibilidad de acordar a un Presidente de consenso, si en los hechos no es un veto de AMLO a Lázaro Cárdenas Batel. Sería una lástima, pues el exgobernador de Michoacán es el que, sin duda, mejor podría reconstruir la unidad perdida… Los Rayados del Monterrey son dignos campeones del futbol mexicano y a uno no le queda sino aplaudir de pie a todo el equipo y, no se diga, al Chupete Suazo por su extraordinario segundo gol en El Tecnológico… Síganme en Twitter: @ferbelaunzaran

miércoles, 1 de diciembre de 2010

LA BODA DE PEÑA NIETO

Fernando Belaunzarán
Twitter: @ferbelaunzaran

Las bodas son esperanza de felicidad, aunque luego se malogren. Lo menos que uno puede hacer es manifestar parabienes a la pareja, darles un mensaje de optimismo y aliento que exprese acompañamiento en un momento dichoso y el deseo de que la alegría perdure. Pero eso se refiere al plano personal, íntimo y familiar, no a otros aspectos que pudieran girar alrededor de la unión. Ojalá que Enrique Peña Nieto y Angélica Rivera vivan felices por siempre, pero no en Los Pinos como quisieran los que han diseñado una campaña mediática de pretensiones presidenciales a partir de la historia de telenovela que los tiene como protagonistas. Que logren sus objetivos personales, pero no así sus innegables objetivos políticos que pretenden conseguir con la manipulación sentimental del pueblo mexicano.

Es curioso que algunos quieran desmentir el carácter mediático-político del evento aduciendo que no congregó a la clase política como si el marketing de esta historia de amor los necesitara o tuviera a éstos como destinatarios. No hubo cargada porque no se trataba de mandar un mensaje al llamado “círculo rojo” sino de consolidarse en el ánimo de las clases populares y de las muchas personas de clase media y alta que tiene desdén por la política, pero no por el mundo del espectáculo, son consumidoras compulsivas de las revistas del corazón y que, por supuesto, también votan. No en balde, las notas de la boda se dirigieron en buena medida a las secciones de sociales de los periódicos y a los programas televisivos y radiofónicos sobre chismes de famosos.

Lo que no vamos a encontrar en todo este idilio con final feliz es improvisación. A Angélica Rivera se le colocó dentro del imaginario colectivo en el ámbito de Peña Nieto con la promoción mediática de su gobierno; supieron dar conocer como una gran revelación el noviazgo entre esa estrella de Telenovela en el climax de su carrera con el político joven, galán, exitoso y presidenciable que tuvo el infortunio de perder a su esposa por un trágico y fulminante mal y que merece rehacer su vida. Menos aún fue improvisado el viaje al Vaticano para encontrarse con el Papa y darle a conocer su intención de contraer nupcias, acontecimiento que fue debida y profusamente difundido y que supone una labor diplomática intensa, así como el cobro de facturas por el apoyo del PRI a las legislaciones antiaborto en 18 estados del país. Importante dejar establecida la conformación de una familia modelo con la integración de los hijos de ambos cónyuges y, por supuesto, que la boda se realice por la iglesia. El lanzamiento del ramo de la novia a la multitud congregada tiene toda la pinta de ser un acto calculado para expresar cercanía con el pueblo. La boda fue pensada para tener un fuerte impacto mediático dentro de la cultura Pedro Infante. Aunque lo nieguen, fue otro acto anticipado de campaña.

No estoy afirmando que el amor sea ficticio –no podría probarlo y sería mezquino insinuarlo sin pruebas- pero sí que al menos se ha buscado sacar el mayor provecho de la situación mediante una planificada labor mercadotécnica que embona perfectamente con la estrategia de posicionamiento de Enrique Peña Nieto rumbo al 2012. No son las ideas, ni los resultados, sino la imagen que apela a los sentimientos -y que es muy bien difundida gracias a ser el favorito de la tele- lo que mantiene alta su popularidad. Las cifras de economía, empleo, inseguridad, corrupción, educación, entre otros rubros, que tiene el Estado de México dejan mucho que desear, pero la mala gestión no ha mellado las aspiraciones presidenciales del gobernador recién desposado. Todo indica que es más rentable en las encuestas entrar a la farándula del mundo del espectáculo que rendir buenas cuentas a la sociedad en un cargo público. Lástima que los problemas del país no sean de telenovela.

El momento fue también muy oportuno. Angélica Rivera no tendrá un perfil bajo como primera dama del gobernador mexiquense y podrá realizar mucha “labor social” en un año electoral en esa entidad y clave para las aspiraciones presidenciales de su marido.

La famosa Gaviota ya es un activo priísta para buscar conservar el gobierno del Estado de México y, en esa medida, para que crezcan las oportunidades de triunfo del PRI y de Peña Nieto en el 2012. En ese sentido, el anuncio de Andrés Manuel López Obrador de hacer una nueva gira por esa entidad, y ya con Yeidckol Polevnsky como candidata, es, sin duda alguna, el mejor regalo de bodas que pudieron recibir Enrique y Angélica.


De paso…

Wikileaks. La filtración de más de 250 mil cables de la diplomacia norteamericana tiene al mundo entero en el morbo y la pena ajena, pues las opiniones libérrimas y, en algunos casos, excesivas de las comunicaciones entre el Departamento de Estado y las Embajadas y Consulados de ese país que se dan a conocer son muy recientes y la mayoría de los gobernantes mencionados siguen en funciones. En su mayoría no son documentos elaborados sino información bruta mezclada con prejuicios y en las que, en muchos casos, predomina la subjetividad. Sin embargo, permiten entrever las preocupaciones, filias y fobias de la administración de los Estados Unidos. La presión a la que ha sido objeto Wikileaks después de haber dado a conocer documentos sobre la guerra en Afganistán e Irak lo llevó a compartirlas con cinco periódicos occidentales de prestigio internacional que administrarán y, en algunos casos, censurarán de acuerdo a su criterio. Hay de todo. Mensajes que son verdaderos chismes y oros que dan luz sobre conflictos importantes como el de las Coreas o el de Honduras. Más de 2 mil son de México y no tardaremos en enterarnos aunque, según ha trascendido, son fundamentalmente sobre la lucha contra el narco. Es responsabilidad del gobierno de los Estados Unidos mantener secretos sus comunicados, pero al llegar a un medio de comunicación ya es un asunto de libertad de expresión y derecho a la información. Wikileaks anuncia que próximamente dará a conocer documentos confidenciales de uno o dos bancos importantes de Estados Unidos. Entiendo la molestia de la administración Obama, pero yo tomo partido por la libertad y la transparencia y confío en el buen juicio de los periódicos elegidos para no poner en riesgo la vida de nadie… Don Alejo Garza no cedió a la extorsión de la delincuencia y defendió su rancho hasta morir. Voluntariamente fue al martirio ante la evidente impunidad con la que se mueven los criminales y la impotencia, cuando no la colusión, de estos con las autoridades. La solución no es que se multipliquen los héroes como Don Alejo sino que el Estado cumpla su responsabilidad constitucional de proporcionar seguridad a las personas y a sus bienes… Gabino Cue toma posesión en Oaxaca en medio de una gran expectativa. Su triunfo fue emblemático, tanto por ser producto de una amplia alianza como por vencer al caciquismo despótico de Ulises Ruiz. El reto que tiene es lograr la transición democrática y llevar justicia a esa entidad tan rica en cultura y tradición… Lázaro Cárdenas fue un buen gobernador y puede ser el factor de unidad que requiere el PRD. Andrés Manuel López Obrador se equivocó al condicionar públicamente su apoyo a que haga lo que él quiere. Lázaro no es Leonel Cota, no es su empleado… Como coincidimos en el Congreso de Ciencia Política en la Universidad Autónoma de Aguascalientes, invite al diputado Gerardo Fernández Noroña a que en lugar de hacer dos exposiciones independientes realizáramos un debate para contrastar posturas en beneficio de los estudiantes. Pudo negarse y punto, pero prefirió insultar: “No debato con pendejos”; a lo que respondí: “Pero yo sí, te invito a debatir”. Como nos encontramos en un Restaurante, la plática acabó mal, pues el diputado después de ver frustrado su intento de aventarme un plato de ensalada que estaba en mi mesa, me lazó una copa de vino con tan mal tino que le dio a Noe García, presidente del PRD estatal. Los organizadores resumieron muy bien el incidente: “Disculpa, no sabíamos que Fernández Noroña era tan salvaje”… Me siento más ligero. La semana pasada me recibí de Licenciado en Filosofía con el trabajo “Herejía, crítica y parresía” que mereció Mención Honorífica. Debo agradecer a mi asesor y amigo, Dr. Ernesto Priani, por sus consejos y el aliento para terminar el texto. También agradezco a la Dra. Paulette Dieterlen y al Dr. Gerardo de la Fuente por su lectura rigurosa y discusión inteligente en el examen… En la final, voy Santos… Síganme en twitter: @ferbelaunzaran