lunes, 29 de septiembre de 2008

CUATRO ESCENARIOS

En un contexto por demás complicado, la Cámara de Senadores está procesando una reforma energética que, como todos sabemos, puede intensificar la polarización política y llevarla a las calles, o bien distender el clima y abrir la puerta a una nueva etapa que cierre por fin el 2006 y posibilite los grandes acuerdos que requiere el país para que la titubeante y no consolidada democracia mexicana pueda responder a la difícil situación por la que pasa, se fortalezca y afiance y conjure los fantasmas del pasado que cada vez con mayor fuerza se presentan ante la falta de resultados y el desbordamiento de los problemas, mismos que se alimentan de las añoranzas por la mano dura y el retorno del autoritarismo que, aunque corrupto, supuestamente es eficaz.

Y es que, contra lo que se hubiera podido pensar tras la elección presidencial, las fallas del gobierno de Calderón no han significado el repunte de la oposición de izquierda con la que prácticamente empató a pesar de que los problemas desbordados no son cualquier cosa. A la tradicional falta de crecimiento de los gobiernos neoliberales y al aumento en el desempleo que desmiente el principal eslogan de campaña del titular del Ejecutivo se debe sumar la incapacidad de éste para controlar la inflación y evitar la carestía. Los problemas económicos en Estados Unidos son un mal augurio de lo que podría venir. El crimen organizado actúa con prepotencia y descaro sin intimidarse ante la militarización, mientras la impunidad y la corrupción siguen siendo las cartas credenciales del sistema de justicia. El poder de fuego, económico y financiero del narco impone su ley en regiones enteras e infiltra al Estado mexicano creando poderes paralelos y evidenciando que es capaz de todo. La educación está en crisis en todos los niveles y sigue pendiente una verdadera reforma fiscal.

Sin embargo, no obstante que la situación es grave, en lugar de que la gente volteé hacia quien disputó en serio la presidencia se ha fortalecido la opción del retorno al viejo régimen. El excandidato presidencial del FAP se aisló por la adopción de una política de confrontación visceral que lo ubica, más allá del núcleo airado de los convencidos –que no son pocos, pero insuficientes para competir con éxito electoralmente-, en el imaginario social como parte del problema. Su popularidad es respetable, pero su impopularidad es muy superior, por lo que hace disparatado pensar que él podría conducir la crisis política en caso de ruptura. Por otra parte, importantes poderes fácticos cometen la equivocación de impulsar mediáticamente a un figurín manipulable cuando el país necesita como nunca de estadistas. Se olvida que el descontento social es una pradera seca que es más fácil prenderla que apagarla y que la percepción es inducida sólo hasta cierto punto. La imagen difundida de los políticos pueden ser ficticia, pero los problemas que padece el país son reales e inmensos. El caos es una apuesta arriesgada en el que seguramente todos perderemos, excepto el crimen y la derecha extrema que acaricia al estado de sitio como la solución a todos los males.

Ese es el contexto en el que llega a su momento decisivo la reforma energética. Los distintos actores están a prueba y es tal la atención pública que concentra que nadie podrá eludir su responsabilidad. Sería conveniente para sí mismo y para el país que el gobierno federal y su partido abonen para que se presente un dictamen de consenso; el PRI, por su parte, debería resistirse a pescar en río revuelto en este punto tan volátil y no jugar con fuego. Por su parte el PRD avanzó en definiciones importantes en su último Congreso, pero tales acuerdos no involucran a Andrés Manuel López Obrador que tiene su propia agenda, prioridades y apuestas. Por ello es conveniente tener claro los posibles escenarios que se presentan a la izquierda institucional en virtud de que el partido y su líder no necesariamente caminen juntos.

1- Escenario del Cuento de Hadas. Se presenta una dictamen de consenso en la Comisión de Energía, el cual es avalado por los que elaboraron la propuesta del PRD y su ex candidato presidencial. Se anuncia como un triunfo del movimiento y de la izquierda; el partido se mantiene unido, reivindicando para sí el crédito del acuerdo. De manera natural se distiende el clima político y se favorece la adopción de una política de acercamiento otras fuerzas, incluyendo el gobierno federal, para atender problemas de Estado.

2- Escenario de la Unidad Opositora. Se impone un dictamen aprobado por una mayoría conformada básicamente por el PRI y el PAN y se aprueba contra la oposición perredista, la cual decide enfrentar esa polémica decisión por las vías institucionales, haciendo uso de movilizaciones dentro del marco constitucional, procurando reducir al máximo la afectación de terceros y buscando ganar el debate en la opinión pública. Se interpondría un juicio de inconstitucional, se llamaría al voto de castigo contra los promotores de una reforma considerada privatizadora y se convocaría a manifestaciones masivas en las plazas sin cerrar calles ni tomar edificios públicos ni obstruir el funcionamiento de las instituciones. Andrés Manuel López Obrador actuaría en unidad con el partido al aceptar no realizar medidas extremas que trastornen la vida en la capital del país, perjudiquen al gobierno de Marcelo Ebrard y reduzcan la competitividad electoral de la izquierda.

3- Escenario de la Diferencia Estratégica. Se aprueba un dictamen de mayoría con la oposición del PRD, pero mientras éste aprueba por mayoría mantenerse en los cauces institucionales y jurídicos y convocar a movilizaciones que reduzcan al máximo la afectación de terceros, AMLO llama a actos de resistencia civil que llevan la confrontación a las calles, afectan centros neurálgicos de la vida nacional y obstruyen el desempeño de las instituciones. El partido entra en la disyuntiva de deslindarse de acciones que no comparte y descobijar al movimiento disruptivo o dejar en libertad a sus militantes obradoristas a sumarse a la resistencia civil y resignarse al desplome electoral en el 2009. Es muy probable que en ese caso la confrontación del excandidato presidencial y el partido que dirigió se haga explícita y se reavive la lucha interna.

4- Escenario del Juicio Final. El PRD, la parte más sensata y responsable de los intelectuales que avalaron la propuesta energética del FAP, sectores importantes de la opinión pública y personalidades con ascendencia política y moral aceptan un dictamen que se aprueba por consenso o amplísima mayoría en la Comisión de Energía, pero que para AMLO resulta inaceptable y acusa de traición a la dirección de su partido y a los legisladores que voten a favor. La lucha callejera no sería sólo contra el gobierno y el congreso sino también contra el propio PRD. La ruptura sería ineludible.

López Obrador mueve sus piezas. Por lo pronto tiende la mano de manera engañosa, pues sabe que sus condiciones son inaceptables para la otra parte; con ello pretende pasar la responsabilidad a sus adversarios por no cerrar filas en momentos críticos. Solicitar la rendición como requisito para acordar es simplemente inviable y lo sabe el que ya sin tapujos muestra su vocación mesiánica presentándose como “El salvador de México”. Ante ello debe imponerse la idea de aprobar una reforma de consenso, la cual necesita de la voluntad sincera de todos para acercar posiciones y que se acepte que los límites de los acuerdos están establecidos en la Constitución, cerrando así definitivamente la opción facinerosa de privatizar el petróleo. Sería una imperdonable irresponsabilidad contribuir a agudizar la descomposición política y social de la nación, pues hay riesgos reales de colapso y como ya dijimos, nadie gana con ello. Al menos no la legítima aspiración de libertad, democracia y justicia.


De paso…

Guerrero. El PRD se bate en sus bastiones. Primero peleó palmo a palmo Michoacán en condiciones difíciles en los que la situación nacional no ayuda para un buen resultado y, por lo mismo, se volvió mucho más meritorio el buen resultado. Lo mismo pasa en Guerrero. En plena crisis partidista y con el “efecto Andrés” convertido en “defecto”, los perredistas guerrerenses dan la batalla tras un proceso interno de selección de candidatos conflictivo, como ya es costumbre después de elecciones universales, directas y secretas. Aunado a ello el apoyo embozado, pero innegable, del presidente legítimo a candidatos de Convergencia quien incluso alentó a quienes perdieron en el proceso interno de selección del PRD a fortalecer al partido naranja. Para eso, entre otros, mando a Porfirio Muñoz Ledo y a Ricardo Monreal -el mismo que pidió clemencia al CEN para no ser sancionado después de apoyar al PT en Zacatecas y pactó una sanción Light- a Guerrero, argumentando cínicamente que apoyaban a los candidatos del FAP, aún cuando el PRD es la fuerza principal en ese agrupamiento y gobierna la entidad. De tal suerte que los que se desgarraron las vestiduras por la posibilidad de que en algún estado, según las circunstancias, se analice la conveniencia de una alianza con el PRI, son los que le están haciendo un favor a ese partido dividiendo a la opción de izquierda. Acapulco es paradigmático. Walton, el candidato de Andrés Manuel, ya se cayó y la pelea es con Añorve, el candidato priísta. De cualquier forma, si hay algún lugar en el que los perredistas están acostumbrados a las proezas es precisamente en Guerrero…

miércoles, 24 de septiembre de 2008

EL CONGRESO Y LAS ALIANZAS

El XI Congreso Nacional del PRD no fue un evento de trámite. Ahí se tomaron decisiones importantes, incluso algunas de gran trascendencia. Sin embargo, lo más relevante es en sí que éste se haya realizado tras meses de una cruenta disputa interna, señal inequívoca de que frente a la crisis se pudo construir una ruta de salida para salvar al proyecto evitando fracturas. Ese camino fue empedrado por los acuerdos a los que llegaron Jesús Ortega y Alejandro Encinas en pláticas bilaterales.

Lo primero que cabe celebrar es que se haya avanzado decididamente en la normalización de la vida institucional, pudiendo convivir, a pesar de las diferencias y las pasiones desatadas, en un mismo acto los delegados de Nueva Izquierda-ADN y de Izquierda Unida y que se pudieron ejercer los instrumentos de la democracia, es decir, el diálogo, el convencimiento, la negociación y, en su caso, la votación para tomar decisiones fundamentales. Por supuesto, las heridas no pueden cicatrizar de un día a otro, menos aún cuando la confrontación ha sido tan polarizada como la que hemos vivido los perredistas, y es natural que en el Congreso se hayan presentado situaciones de encono; pero el saldo, sin duda, es muy positivo y permite ver con optimismo moderado lo que viene.

La dirección del PRD se fortalece con la creación de la Comisión Política Nacional que está pensada para incluir a los liderazgos partidarios más importantes y en la que deberán, con independencia del fallo del Tribunal Electoral sobre el resultado de la elección del 16 de marzo, coincidir Ortega y Encinas. Originalmente se pensó para nueve miembros, pero Izquierda Unida planteó su ampliación para que pudieran acomodarse los diferentes grupos que la conforman, razón por la cual primero subió a once y finalmente se estableció con trece. Lo de menos es el número, el problema es que si se convierte en un espacio de reparto de cuotas se corre el riesgo de que se abarate su composición y pierda perfil dicha comisión que requiere de alta autoridad moral. Esperemos que el Presidente del partido, que tiene que hacer la propuesta, pueda librar las presiones tribales y lograr no sólo los votos necesarios para su aprobación en el Consejo Nacional sino también que los miembros que la van a conformar tengan ascendencia y reconocimiento por su capacidad política e intelectual.

Pero más allá de su transformación organizativa, el PRD mostró capacidad para atender la grave situación nacional. Por eso aprobó un programa mínimo y puso énfasis en los grandes problemas del país, como el de la seguridad, la economía y la reforma energética. Y lo hizo con las ideas por delante, haciendo propuestas, apostando al convencimiento y estableciendo marcos para la negociación y el acuerdo. En el caso del petróleo quedó clara la apuesta por trabajar un dictamen de consenso dentro del marco constitucional o buscar construir mayorías en torno a él y, en caso de no conseguirlo y que se considere inaceptable lo que se fuera a presentar para su aprobación, el plan de acción sería decidido por el Consejo Nacional y queda descartado que esa instancia avale las acciones insurreccionales. En cambio, se puede adelantar que la lucha institucional se agotaría y además se harían uso de todas las garantías constitucionales para expresar la inconformidad, reduciendo al máximo la afectación de terceros y convocando al voto de castigo para los que avalaron una reforma contraria al interés nacional. Por supuesto que, aunque lo debieran obligar, es posible que Andrés Manuel López Obrador opte por ignorar los acuerdos de su partido e irse por la libre junto con otros militantes, pero ese es otro tema que será abordado en un próximo artículo.

No podía faltar el 2009. Se aprobó la creación de una Comisión de Candidaturas para procesar una propuesta que será llevada al Consejo Nacional y que debe incluir “una franja de consenso” en las listas plurinominales, la cual debe abrirse a candidaturas externas, garantizar alto perfil de las bancadas y salvaguardar la unidad partidista. Eso mismo se hará en las entidades que tengan elecciones concurrentes con las federales. Previamente se tomaron acuerdos para revisar antecedentes de los posibles candidatos y blindar al partido de infiltración del narco y otras ramas del crimen organizado. Se hará una plataforma electoral que deje atrás El trauma del 2 de julio y la guerrita particular de su ex candidato presidencial, y que ponga en el centro lo que verdaderamente interesa a la gente. Hay conciencia en el grupo dirigente del partido de que la grave situación del país ha puesto en riesgo los avances democráticos y que no se puede descartar una restauración autoritaria. Por lo mismo, el PRD debe contribuir a la solución de los problemas y no a su agravamiento, y de esa manera tratar de conjurar los fantasmas del pasado que crecen en la medida en que la titubeante democracia mexicana siga siendo incapaz de resolver cuestiones como la inseguridad, la carestía, el desempleo, etc.

El tema polémico del Congreso y que tiene que ver también con las elecciones del próximo año es el de las alianzas. En estricto sentido el PRD cambió una camisa de fuerza por un candado de combinación que para abrirse requiere del acuerdo de la dirección estatal y el aval por mayoría calificada de la dirección nacional. La nueva disposición responde al sentido común de reconocer la heterogeneidad del país y la necesidad de analizar caso por caso para saber la conveniencia de ir juntos con otros partidos. Es verdad que en estados como Guanajuato y Jalisco seguramente se considerarán alianzas con el PRI, las cuales dependerán de la circunstancia estatal y nacional de ese momento, pero estoy seguro que el más contento con la decisión es el senador por Convergencia y ferviente obradorista, Gabino Cue, que entiende la importancia de repetir la experiencia PRD-PAN para enfrentar al cacicazgo de Ulises Ruiz. Claro, los comicios oaxaqueños serán hasta el 2010 y se ve muy remota cualquier posibilidad de alianza del perredismo con el panismo en las elecciones intermedias.

Con la doble moral que lo caracteriza, el obradorismo cuestionó que no se mantuviera la prohibición explícita para hacer alianzas con el PRI y con el PAN no obstante que en el gobierno legítimo tiene miembros muy distinguidos que provienen de ambos partidos. En el colmo de la demagogia , dos altos funcionarios del gobierno de Marcelo Ebrard se desgarraron las vestiduras por los muertos del PRD sin inmutarse porque su jefe haya sido miembro distinguido del equipo salinista, precisamente cuando más compañeros fueron asesinados. Entiendo que la molestia de López Obrador es que el resolutivo rompe con un punto central de su estrategia que busca poner en el mismo saco a los adversarios y decir que el sistema está podrido porque lo controla el PRIAN. Pero el PRD debe estar más preocupado en recuperar a los votantes perdidos y mejorar su competitividad electoral que en repetir consignas gastadas para beneplácito del que se cree con poderes para condenar o redimir. Y para muestra, el nuevo valuarte de la pureza, Manuel Bartlett. Ojalá algún día entienda el político tabasqueño que ninguna buena causa se puede sostener con la hipocresía.


Crisis. El obligado y millonario rescate financiero de ING, el poderosos consorcios trasnacionales en Estados Unidos, coincide con las campañas electorales en aquella nación. El problema económico puesto en el centro del debate refuerza la idea de cambio promovida por Obama y hace cada vez menos creíble la de por sí disparatada pretensión de Mc Cain de identificarse él con el cambio siendo del mismo partido que Bush. Eso, aunado a la guerra vuelta pantano que se desarrolla en Irak, refuerza la esperanza, no de los demócratas sino de la mayoría del mundo entero que quiere ver a los Estados Unidos como aliado y no como amenaza, del triunfo del candidato afroamericano... La corriente bejaranista IDN tomó las oficinas de la Comisión Nacional de Garantías. Con los locales ya tomados impugnó ante el TEPJF la falta de resoluciones por parte de la CNG sobre la calificación de consejeros y congresistas nacionales, indispensables para la instalación del Congreso Nacional. El tribunal les dio la razón y emplazó a la CNG a resolver en un plazo perentorio. Cuando la comisión, obedeciendo al tribunal y haciendo lo que IDN alegó jurídicamente que quería y no obstante las dificultades de trabajar fuera de sus oficinas, calificó las elecciones correspondientes, Dolores Padierna puso el grito en el cielo y amenazó con boicotear al Congreso, lo que afortunadamente no hizo ¿Quién los entiende?... Medalla al mérito “Misión Imposible” a los audaces trabajadores de la CNG que a pesar de los riesgos supieron sacar los expedientes bajo las narices de los que tenían clausuradas sus oficinas. Sin ellos no hubiera habido Congreso y el atraso se hubiera salido con la suya... Y hablando de atraso, los gritos que el bejaranismo le dirigió a Guadaluoe Acosta Naranjo. Entre los más activos gritadores estaban dos funcionarios del GDFÑ Armando Quintero y Laura Velásquez. Lo dicho, el obradorismo cada vez se parece más al ultra del CGH... Después del Congreso se elevaron considerablemente las bilirrubinas de Andrés Manuel López Obrador, tal y como se pudo constatar por los indicadores más confiables, es decir, sus incondicionales en los medios y ese panfleto conocido como el Sendero del Peje... Y ya encarrerado, permítaseme darle la razón a AMLO en aquello de que la gente está harta de la clase política. En lo que se equivoca es en pensar que no lo consideran a él –y a sus amigos Socorro Díaz, Ricardo Monreal, Porfirio Muñoz Ledo, etc.- como parte integrante y con plenos derechos en esa misma clase. Es más, lo ven como uno de sus exponentes más connotados... Que en retrospectiva, el 2006 fue la competencia entre el inepto y el irresponsable, y que eso es lo que ha generado el riesgo de una regresión política hacia el viejo régimen. ¿Será?...

miércoles, 17 de septiembre de 2008

FRENTE AL TERROR

El crimen organizado nos muestra un día sí y el otro también el gran poder que ha acumulado y su abierto y descarado desafío al Estado mexicano, lo que sin duda representa la principal amenaza a la seguridad nacional del país y el problema más sentido por la ciudadanía. La guerra ha sido cruenta y promete ponerse peor. Lo mismo han caído miembros de bandas rivales en ajustes de cuentas que altos mandos policiacos, gobernantes, familias enteras y gente de todas las clases sociales. Las bajas se cuentan por miles. Hoy, nadie puede sentirse seguro en México. Pero no nos engañemos; lo ocurrido en Morelia es de otra dimensión y le da un vuelco a la situación. El terrorismo, así sea implementado por bandas delictivas que no tengan más interés que el negocio, siempre persigue objetivos políticos.

Es verdad que no es noticia que el narco participe de alguna manera en política, en virtud de los recursos millonarios que maneja y de las necesarias redes de protección que tiene que hacerse en las estructuras policiacas y en el sistema financiero. Lo novedoso ahora son los métodos. Pasaron al terreno de la actividad política explícita. Hace unas semanas sacaron mantas en toda la república para subirse en la legítima indignación ciudadana frente a la delincuencia con la clara intensión de acrecentar la desconfianza en las autoridades y gobernantes y ahondar el conflicto político. Si la presión social se dirige a la yugular de los políticos incentivando sus contradicciones, mejor para los delincuentes. Eso no quiere decir que no se les exija a aquellos o se deje de presionar para que haya resultados, pero el peor error que en estos momentos se puede cometer es perder de vista que lo fundamental es hacer un frente unitario contra el crimen organizado y evitar que la lucha entre partidos frene la toma de medidas necesarias y el respaldo a las mismas, más ahora que se atrevieron a acudir al expediente del terror.

Nos encontramos ante un terrorismo sin causa, es decir, que no se plantea ningún fin que, en la enferma lógica de los extremistas, justifique el terrible método que sacrifica vidas inocentes. El cobarde y abominable atentado contra civiles en plaza llena no tuvo un motivo ideológico, religioso o reivindicativo; vaya, ni siquiera se trató de una venganza contra alguien en particular. Las consecuencias son el objetivo. Mostrar de lo que son capaces, atemorizar a todos frente al poder del narco que no tienen escrúpulos ni miramientos, enviar el mensaje de que nadie está a salvo y, por lo mismo, que se deben rendir las plazas ante su poder para evitar represalias. Se trata de exacerbar la molestia social para volverla histeria, para desestabilizar al país y aprovecharse del caos. Confían en que el terror descompondrá más aún la situación política y que la lucha por el poder será el río revuelto para ponerse a pescar a sus anchas.

Los avances democráticos están en riesgo. Existen tentaciones para restaurar el autoritarismo, las cuales se ven estimuladas por la creciente inseguridad que tanto favorece a las ansias de mano dura, aunque está visto que el poder autocrático favorece a las mafias, pues siempre es más fácil ponerse de acuerdo con un gorila en medio de la opacidad y sin la existencia de contrapesos. Pero eso no absuelve a la democracia titubeante y en ocasiones disfuncional que tenemos. Un sistema que no es capaz de resolver los problemas sociales básicos corre el riesgo de dejar su lugar a otro que bien podría ser peor. Por eso es indispensable fortalecer a las instituciones transformándolas, haciéndolas más eficaces y confiables ya que estamos en el peor de los mundos: un crimen exultante y desbocado que se enfrenta a un Estado debilitado por sus propias deficiencias y contradicciones que, para colmo de males, sobrelleva un alto descrédito social.

Será fundamental encausar la indignación y evitar medidas efectistas que sólo busquen saciar ansias de venganza. Atacar las causas y ser eficientes en el combate al crimen organizado no deben llevar a sacrificar libertades ni a establecer estados de excepción. Esas son salidas falsas. Un punto fundamental es ir sobre el negocio, reducir los márgenes de ganancia, así como detectar y congelar las cuentas y los flujos monetarios de la delincuencia. En ese sentido también se debe analizar la despenalización de algunas drogas. Hay que golpearle el bolsillo para debilitar al narco sin perder de vista que también se debe mejorar el área de inteligencia, depurar las policías y utilizar los instrumentos internacionales para ubicar socios, detener prófugos, intervenir negocios y detectar cuentas en el extranjero.

Con las explosiones el narco nos escupió a la cara a todos y, por lo mismo, todos debemos responderle. Es momento para cerrar filas y demostrarle que su apuesta por la división fue equivocada. Esta es la hora cero para la clase política y nadie puede darse el lujo de la mezquindad. Se requiere un gran pacto nacional, un acuerdo que sea suscrito por gobiernos en los tres niveles, el Congreso de la Unión y las legislaturas locales, el poder judicial, los partidos políticos, los medios de comunicación, las universidades, los sindicatos, las organizaciones sociales, las ONG’s, los intelectuales, los artistas, etc. Que el terror no encuentre una sola fisura y que la condena sea unánime y multitudinaria. Como en España, bien haríamos en marchar millones para demostrar el repudio al terrorismo y dejar claro un mensaje a los que lo llevaron a cabo: a pesar de las diferencias todos estamos de acuerdo en combatirlos con toda la fuerza del Estado.


De paso…

Fierros en la lumbre. Las explosiones en Morelia no borran otros problemas graves del país, pero sí debieran tomarse en cuenta para buscar soluciones consensadas y evitar que factores de polarización que enturbien la necesaria unidad nacional frente al crimen. Sería conveniente que se detengan los gasolinazos y se acuerde un plan de emergencia para recuperar el poder adquisitivo de la población y reactivar la economía. En materia energética, el gobierno de Calderón tiene que actuar con prudencia y favorecer un acuerdo dentro del marco constitucional que permita fortalecer a PEMEX sin privatizarlo. Es momento de actuar con mucha madurez y responsabilidad… El Congreso del PRD va. Se debe cerrar de una vez la crisis institucional y a partir del respeto a la norma establecer a la nueva dirección política que tiene por delante inmensos retos como el de recuperar a los electores perdidos. Pero además la situación del país no da para seguirse peleando por pequeños cotos de poder. Como nunca se necesita una izquierda actuante, propositiva y con capacidad de incidir… Las intentonas golpistas en Bolivia deben ser condenadas por todos los demócratas con independencia de la opinión que se tenga de Evo Morales. La convicción democrática debe valer en todos los casos. Las urnas mandan...

lunes, 8 de septiembre de 2008

DERROCAR A CALDERÓN

Demos por buena la retractación como hipótesis de trabajo. Aceptemos sin conceder que el lopezobradorismo no busca derrocar a Felipe Calderón y que la confusión se debió a los desplantes retóricos y a las jactancias de Porfirio Muñoz Ledo, personaje pintorezco, camaleónico, veleidoso y megalómano que para darse importancia y aparentar una ascendencia política que no tiene es capaz de presentarse como conspirador revolucionario y más. Hagamos de momento a lado las pretendidas aclaraciones que no resisten el mínimo análisis crítico, realicemos un ejercicio de autoamnesia para olvidar afirmaciones que en igual sentido han hecho otros miembros del mismo círculo y concentrémonos de inicio en contestar una pregunta elemental: ¿Si no buscan el derrocamiento, como apenas lo acaba de establecer de manera categórica el propio Andrés Manuel López Obrador, entonces qué es lo que quieren?

La respuesta requiere reflexión y análisis no sólo porque en la política suelen existir objetivos encubiertos sino también porque a través de los medios que se utilicen, de las formas políticas que se adopten, en síntesis, de lo que se hace, se pueden deducir los fines que se pretenden e incluso desmentir supuestos propósitos que aunque sean explícitos no se corresponden con los hechos. En ese sentido, no creo que alguien pueda sostener que AMLO, después del traumático desenlace del proceso del 2006, se haya planteado incrementar, o siquiera mantener, su base electoral aunque eso sea lo que por necesidad se debe buscar cuando se acepta, con todas sus limitaciones y cuestionamientos que se quiera, la legalidad democrática y la legitimidad de la lucha institucional. Porque lo que ha habido es una verdadera debacle. Según las encuestas más favorables para el ex candidato presidencial, éste ya perdió el 40% de sus electores del 2006. Sin embargo, aquí no hay engaño, pues no se podía esperar otra cosa de la estrategia de confrontación absoluta, de tensión permanente, de descalificación total.

¿Por qué López Obrador decidió sacrificar su competitividad electoral? ¿Cuál es la apuesta que hace que este político que, según lo ha dicho, aspira a ser candidato en el 2012 acepte pagar altos costos en su popularidad? ¿Qué lleva a un líder experimentado a hacer exactamente todo lo contrario a lo que le dio resultado para encabezar por años las encuestas de intención de voto?

Para no perder perspectiva es conveniente entender que la defensa del petróleo no es independiente de la estrategia que ha seguido el político tabasqueño desde el movimiento post electoral sino, en todo caso, su momento cumbre. Es decir, hay que tener presente que existe un hilo conductor entre la resistencia civil que comenzó con el cierre de Reforma, la descalificación permanente de las instituciones, el ninguneo al nuevo IFE, el rechazo a todas las reformas legislativas, incluso la electoral que se hizo para atender las inequidades de la última elección presidencial, la proscripción discursiva contra cualquier forma de diálogo con el gobierno, el hostigamiento a los que plantean estrategias y métodos diferentes desde la izquierda, la estigmatización de cualquier crítica como producto de una conjura de la derecha, el deseo de mantener la tensión y polarización en al país, el enrarecimiento del clima político y las acciones que se anuncian para impedir la aprobación de alguna reforma energética que califique AMLO como privatizadora. Todos los elementos anteriores que son rasgos distintivos del nuevo obradorismo tienen como común denominador el desprecio por la opinión pública y el consecuente costo electoral que se ha reflejado en las encuestas. ¿Qué busca con ellos?

Tan evidente es que el trabajo intenso e incansable que realiza Andrés Manuel López Obrador desde hace más de dos años no está enfocado a ganar simpatías que se hagan sentir en las urnas como lo son los dos ejes con los que se ha movido en los últimos dos años: descomponerle al máximo el país al gobierno que considera ilegítimo y sostener y, de ser posible, aumentar la presión social movilizada. Eso le ha generado tal desgaste que es muy complicado pensar en un escenario que permita a AMLO competir exitosamente en otro proceso electoral a menos que ocurra algo excepcional, un giro que lo coloqué otra vez en el ánimo de la gente. ¿Qué podría ser ese acontecimiento? Pues, si hay alguna lógica en lo que viene haciendo el político tabasqueño, éste espera que sea resultado del desprestigio e incapacidad del gobierno y de la movilización en las calles. De ahí se entiende que la reforma energética sea vista por López Obrador como la oportunidad que venía esperando para escalar el conflicto con un movimiento de masas y una causa justa, tal y como lo fue para Evo Morales en Bolivia la privatización del gas.

Como vemos, no era necesario oír las predicciones alucinantes de Porfirio Muñoz Ledo para darse cuenta que detrás de esa estrategia que castiga la potencialidad electoral en aras de la ingobernabilidad se persigue un objetivo rupturista que plantea cambiar de gobierno antes de que concluya el mandato del actual. A eso se le llama derrocar aunque se encuentre una fórmula legal que sustente jurídicamente la salida y el reemplazo en el Poder Ejecutivo.

Ahora bien, las explicaciones del embajador foxista se caen solas al margen de que en sus delirios llegó a hablar hasta de llevar a cabo una “revolución de terciopelo” en el país. Legislar sobre mecanismos de democracia directa que incluyan la revocación del mandato es correcto y democrático, pero Muñoz Ledo sabe bien que no se pueden hacer leyes con dedicatoria, mucho menos que se apliquen retroactivamente y ya no hablemos de la posibilidad de construir una mayoría con otras fuerzas si se pone por delante el objetivo de blandir esa posibilidad contra los actuales gobernantes. Y, por supuesto, también sabe que demandar juicio político al titular del Ejecutivo por presentar iniciativas antipatrióticas es una estupidez del tamaño de su ego, pero está visto que ya perdió toda noción del ridículo. Lo relevante aquí es que se muestra nítidamente que la lógica de ese grupo de golpistas vergonzantes frente a la reforma energética, una vez presentada la iniciativa del PRD, es ir por el conflicto y evitar a toda costa los acuerdos.

En mi opinión, el gobierno de Calderón está siendo rebasado por los problemas, muchos de ellos de enorme gravedad como el crecimiento a cuenta gotas, la inflación al alza, la extensión de la pobreza y la concentración de la riqueza, la crisis educativa, el descontrol del crimen organizado y la falta de rumbo. Sin embargo, a pesar de la creciente inconformidad social con la situación, el PRD no está aumentado sus perspectivas de votación en el 2009. Eso se debe a la perdida de confianza ante una opción que se mueve en la ambigüedad de, por una parte, dar la lucha institucional y reivindicar la vía electoral y, por la otra, provocar incertidumbre al poner por delante de cualquier otra consideración que la búsqueda de satisfacciones ante los agravios sufridos. La mala estrategia encabezada por AMLO está llevando a la izquierda que arañó la presidencia en el 2006 a perder influencia y permitir que el PRI capitalice los muchos errores de la administración calderonista. Pero más grave que lo anterior, es la participación en el debilitamiento de las instituciones en lugar de la lucha por transformarlas a través de ellas mismas, lo que está contribuyendo a alimentar los ánimos golpistas de la ultraderecha y algunos poderes fácticos a los que les estorban los avances democráticos. Es de una ingenuidad criminal que sectores de izquierda piensen que, en las actuales circunstancias, del caos se puede salir fortalecido y con la presidencia. Harían bien en no perder de vista que las cosas como están pueden coadyuvar a una regresión autoritaria por vía de la derecha. Es muy riesgoso e irresponsable jugar a la ruleta rusa con el país.

De cualquier manera, es de celebrarse que Andrés Manuel López Obrador haya negado tajantemente la pretensión de derrocar a Calderón. Esperemos que esa rectificación sea sincera y vaya más allá de la consideración pragmática que sabe que es mucho más fácil que la gente salga a las calles para defender al petróleo que para derrocar al gobierno. Por ello, sería muy saludable que la corrección implique un cambio de estrategia que permita pensar en recuperar los siete millones de votos que se han ido en dos años y asuma con todas sus consecuencias la vía electoral, empezando por una definición impostergable: En México no hay más camino que las urnas.

De paso…

La Corte. Unos días después de fallar a favor de la constitucionalidad de la legislación que despenaliza el aborto en el DF, la suprema Corte de Justicia de la Nación da otro campanazo de gran trascendencia a pesar de la oposición de sectores poderosos. La explotación con la que Wal-Mart trata a sus empleados terminó. Sobra decir que la SCJN pegó más fuerte a los intereses de esa cadena de tiendas que apoyó indebidamente a Calderón que el sabotaje a una de ellas por parte de Jesusa Rodríguez. Lo dicho, en lugar de mandarlas al diablo hay que fortalecer a las instituciones… A Porfirio Muñoz Ledo hay que verlo como objeto de estudio y regodearse con sus ocurrencias. En lugar de tomarlo en serio, divirtámonos con sus desplantes grandilocuentes, sus sueños de grandeza, su rebuscada retórica y su prepotente pose de sabelotodo. Finalmente es un sobreviviente de la época priásica y ha pasado por todos los colores del espectro político. Así como durante un tiempo eran famosas las conferencias matutinas de Fidel Velásquez y nadie se perdía el show de la decadencia que ofrecía con su estilo único, puede suceder lo mismo con los eventos de un personaje también sin credibilidad y en declive, pero todavía con ingenio y delirio de estadista que nadie le reconoce. Por ello, como cómico sería genial y podría mejorar la convocatoria si alterna con El Tata en los mítines de Andrés Manuel… El ex rector de la UDG, Carlos Briseño Torres, está política, jurídica y moralmente derrotado. Tras su fujimorazo frustrado, apenas pudo movilizar a unos cientos de chavos de secundaria a través de la inefable Federación de Estudiantes de Guadalajara… La intolerancia se hizo presente en un foro de debate sobre seguridad y justicia. Cinco personas entraron exclusivamente para insultar a Ruth Zavaleta e irse. Como siempre, Ruth salió fortalecida de los ataques, pero bien haría López Obrador en deslindarse inequívocamente de las muestras de atraso que con tanta frecuencia se hacen en su nombre… Sorpresa y pena me produjo el repentino fallecimiento de José Guadalupe, “Pepe”, Zamarripa, hombre leal e inteligente, cercano desde hace más de una década de Andrés Manuel López Obrador. Buen analista, buena persona y buen aficionado a las Chivas. Muchos lo recordaremos con cariño. Mi solidaridad y condolencias para sus familiares y amigos…

lunes, 1 de septiembre de 2008

SEÑALES DE ALERTA

La primera preocupación de todo político debe ser la de responder a las más apremiantes necesidades de la sociedad en conformidad con sus convicciones programáticas y axiológicas mediante los recursos propios de su oficio, los cuales en democracia son el diálogo y la negociación para sumar voluntades y construir acuerdos con otras fuerzas. Pero eso no quiere decir que los que ejercen esa actividad tengan el monopolio de las soluciones, menos aún cuando se trata de problemas incubados desde hace décadas y que, por lo mismo, han adquirido dimensiones estructurales e incluso culturales. Ese es, entre otros, el caso de la inseguridad y el desbordamiento del crimen organizado en el país.

La multitudinaria marcha sabatina expresó un clamor legítimo, esencial, básico para la convivencia que merece ser escuchado y atendido, así como tomarse nota del hartazgo más que comprensible dadas las circunstancias. Sin embargo, para que no quede reducida a un simple acto de desahogo o se le quiera aprovechar para otros fines es indispensable que sirva para favorecer la unidad nacional frente al crimen. De lo contrario, en lugar de atacar el mal de raíz y enfocar las baterías en prevenir y combatir a la delincuencia organizada se corre el riesgo de incentivar la lucha política, generar inestabilidad e imponer una guerra de culpas que previsiblemente sólo favorezca la adopción de medidas de impacto mediático sin reparar en que podría resultar peor el remedio que la enfermedad.

Lo más fácil es aprovechar la justa indignación ciudadana para poner contra la pared a un gobierno, a un partido o al conjunto de la clase política; lo difícil es que como sociedad se afronte la profundidad y gravedad del problema y que todos estén dispuestos a asumir su responsabilidad y a pagar los costos que les correspondan. Con independencia de la opinión negativa que buena parte de la ciudadanía tiene de los políticos y de que siempre resulta saludable exigirles, es obvio que acrecentando ese sentimiento no se fortalecerá la capacidad de respuesta del Estado mexicano a menos que se abriguen intenciones golpistas y se sostenga que es necesario un cambio abrupto de régimen para redimir al país de sus problemas, idea que es acariciada en los extremos de la izquierda y la derecha.

No es casual que los narcos hayan decidido hacer política abierta y llevado a cabo una estrategia mediática en consonancia con la lógica de los que quieren sentar en el banquillo a los gobernantes antes que a los criminales. Se entiende que ellos busquen agudizar la crisis política en el país, pues son seguros beneficiarios del caos. Lo inexplicable es que diversos grupos de poder jueguen con indolencia a incendiar la pradera sin tener idea después de cómo apagarla y pensando que en la incertidumbre tienen más posibilidades de ganar que de perder.

En política no hay peor consejero que el autismo -y eso vale también para los que la realizan sin asumirse como políticos. Por eso nadie debe (auto) engañarse. El país tiene grandes problemas sistémicos y en ese sentido el descontrol de las bandas delictivas que se permiten retar al Estado moviéndose con absoluta libertad y sembrando el terror a lo largo y ancho del territorio nacional debe verse como síntoma de una enfermedad mayor que no se agota en los ámbitos policiacos y judiciales. Hay una profunda descomposición social provocada por diversos factores que van más allá de la omnisciente impunidad y que incluso la cobijan, la promueven, la hacen posible. La debilidad de las instituciones, la preeminencia de poderes informales sobre ellas, la corrupción como segunda naturaleza en las más diversas esferas de la vida social, la falta de crecimiento, la ingente desigualdad y el acaparamiento de privilegios en unos cuantos son algunas de las causas más notables.

El más elemental sentido común debiera llevar a la realización de un pacto político y social no sólo para enfrentar unidos a la delincuencia, que no es poca cosa, sino para recuperar el camino de la transición y establecer los pilares fundamentales de un proyecto de nación compartido que no se agote en la coyuntura y se proyecte a mediano y largo plazo. Frente al poder que manifiesta todos los días el crimen se le debe anteponer la unidad del país. Por eso pienso que aunque la marcha fue sin duda exitosa debió convocarse como lo hacen en España cada que hay un atentado terrorista. Ahí todos salen a las calles hombro con hombro y no se preocupan de si alguien se quiere montar o si se le debe pasar la factura a la clase política o al gobierno, pues entienden que hay que darle un frente sin fisuras al enemigo común. Saben que es más fácil librar la guerra con un Estado fuerte que con uno debilitado y que se deben establecer correctamente las prioridades para que las confrontaciones entre partidos no se antepongan al interés nacional.

Algunos no se dan cuenta que la democracia está en peligro. Si un sistema es incapaz de solucionar los problemas apremiantes de la gente entonces se expone a ser desplazado por otro que, como se ha visto a lo largo de la historia, no necesariamente es mejor. Es verdad que México no vive todavía una democracia consolidada, que ha sufrido algunas regresiones y que faltan puntos de la agenda por cumplirse, pero nadie puede negar la importancia de los avances conseguidos que le han cambiado el rostro al país en los últimos tres lustros. Por eso se debe hacer frente a las nostalgias autoritarias y fortalecer a las instituciones democráticas transformándolas para que sean útiles y funcionales a las necesidades ciudadanas, asumiendo que las fallas de un mal gobierno se pagan y se cobran en las urnas. El reto para la izquierda es el de tomar la iniciativa para combatir con firmeza a la delincuencia sin sacrificar libertades, atreviéndose a poner los puntos polémicos a debate como la despenalización de algunas drogas y la adopción de medidas más estrictas para evitar el lavado de dinero.

No se necesita tener mucha intuición para darse cuenta que la desestabilización del gobierno es acariciada por otros sectores alejados de la izquierda que piensan que la mano dura sin restricciones es lo mejor para resguardar sus intereses sin necesidad de hacer concesiones como aceptar contrapesos, pagar impuestos justos o ser sujetos a más estrictas fiscalizaciones en el sistema financiero para atacar a la delincuencia. Así se da una extraña coincidencia con quienes desde el otro lado del espectro político sostienen que un gobierno considerado ilegítimo no debe terminar su encargo. Está visto, nadie sabe para quién trabaja.


De paso…

UDG. La segunda universidad pública más importante del país entró en crisis porque el hasta hace unos días rector quiso emular a Fujimori encabezando un autogolpe a la institución, el cual llevó a cabo al más puro estilo de sus nuevos patrocinadores yunquistas: a lo bestia. Tránsfuga de la izquierda hacia el PRI y ahora entregado al Gober Piadoso, Carlos Briceño Torres alega en su defensa que tuvo una inspiración divina al salir de la iglesia -seguramente del mismo espíritu que llevó a su amigo Emilio González a entregar una megalimosna con dinero público al obispado. Ese tal Briceño se quiere convertir en el anti Barros Sierra pues en lugar de defender la autonomía está clamando por la intervención gubernamental que pase por encima de las leyes y lo convierta en monarca universitario. En el colmo de la estulticia declara con ínfulas de fajador callejero que va a destituir a Raúl Padilla, su hasta hace poco mentor, de la organización de los eventos culturales más exitosos de la universidad y que cuentan con prestigio internacional -la FIL y el Festival de Cine- poniéndolos en riesgo. Ese desprecio por la cultura sin duda lo hacen digno aspirante al rito de iniciación del Yunque, pero son indignos para quien pretende encabezar una institución de educación superior. Con independencia de lo que decidan los tribunales, Carlos Briceño es un cartucho quemado. La lección y moraleja que debiera servir no sólo para Raúl Padilla, pues es un mal muy extendido en el país, es que vale más apostar por la capacidad que por la incondicionalidad. Aquellos que siempre están más que dispuestos a lamer la suela de los zapatos suelen ser los más nocivos… Tras una discusión profunda, ocho de once ministros consideraron constitucional la despenalización de la interrupción del embarazo hasta las doce semanas de gestación. Con ello se fortalece al Estado laico y se protege la salud de miles de mujeres. Por supuesto, lo que sigue es bajar la incidencia de la práctica del aborto reduciendo los embarazos no deseados y generando opciones a la madre que siempre debe tener la última palabra. Se trata de un triunfo cultural, pero también de la división de poderes, pues nadie le puede escamotear el mérito a la Asamblea Legislativa que, ya sabemos, con Víctor Hugo Círigo al frente le ha dado por legislar sin pedir permiso… Y sí, los extremos se juntan. Jorge Serrano Limón ya mandó al diablo a las instituciones… La Convención Demócrata fue por demás emotiva y el estadio de los Broncos de Denver insuficiente para albergar a todos. Hillary Clinton, como siempre, estuvo excepcional e hizo un llamado inequívoco a la unidad. Resalto dos mensajes, el de Barack Obama que afirma que ocho años de guerra son suficiente y el del exitoso ex presidente Hill Clinton: “Al mundo le impresiona más el poder de nuestro ejemplo que el ejemplo de nuestro poder”… Un adiós fraternal para Gilberto Rincón Gallardo en recuerdo a sus décadas de lucha por un México más justo y sin discriminación…