Fernando Belaunzarán
Twitter: @ferbelaunzaran
¿Qué tienen en común el asesinato artero y cobarde de una luchadora que exige justicia a autoridades indolentes con la liberación de un conocido y emblemático político a cambio de una suma millonaria de dólares? Nada, salvo por una cosa: ambos hechos expresan, aunque de manera diferente, la inseguridad e impunidad que existe en el país, así como la incapacidad de las instituciones para hacerle frente. Y algo más profundo. Son síntomas de una creciente descomposición del Estado mexicano, cuya transición se quedó a medio camino y que hoy sufre de una disfuncionalidad que no sólo impide su reforma sino que ha generado un riesgo real de regresión al régimen autoritario de la corrupción institucionalizada que por décadas ejerció el poder en México y que tuvo como clímax el mandato de Carlos Salinas de Gortari, quien, como es del dominio público, regresa por sus fueros.
Salta a la vista el contraste. Con la liberación de Diego Fernández de Cevallos hay que congratularse, aunque eso haya significado el triunfo de los delincuentes. Al margen de filias y fobias, que el político panista despierta con intensidad, la vida humana y su dignidad deben estar por encima de cualquier otra consideración y el secuestro es un crimen deleznable que no puede tener justificación alguna, ni siquiera reivindicaciones sociales justas. En cambio, con el asesinato de Marisela Escobedo sólo puede existir la absoluta indignación.
Al igual que Isabel Miranda de Wallace, esta madre chihuahuense hizo el trabajo de la policía y descubrió al asesino de su hija, Rubí Frayre. A pesar de que éste confesó, le pidió disculpas a Marisela y reveló el lugar donde tiró el cadáver de Rubí, los jueces lo absolvieron, algo que resulta tan injustificable como la negligencia, seguramente interesada, del Ministerio Público. Durante meses exigió justicia y consiguió que una instancia superior revocara la absolución de Sergio Barraza, asesino confeso, pero no obtuvo ninguna ayuda de las autoridades, ni del anterior ni del actual gobierno de Chihuahua para atraparlo y ella tuvo, nuevamente, que hacer el trabajo para localizar el paradero del asesino, a pesar de sus escasos recursos. Su demanda de ayuda oficial fue ignorada tanto en instancias estatales como federales y no se le protegió a pesar de que dio a conocer las amenazas de muerte de las que fue objeto. Esa es la razón por la que se encontraba en el noveno día de un Plantón permanente frente a la Casa de Gobierno de Chihuahua
La tragedia de Marisela se explica por algo que contraría lo declarado por Diego Fernández de Cevallos con insistencia: Es falso que en México todas las vidas valgan lo mismo.
Como víctima, Diego merece toda la solidaridad de la sociedad; pero como político está expuesto a la crítica como cualquier otro. Que no se malentienda, “El Jefe” tiene el derecho de hacer política y aprovechar su situación particular, así como cualquier ciudadano tiene el derecho de cuestionarlo como figura pública que es, a pesar de su desgracia, la cual, por fortuna, ya pasó. Es más, ahora su mal se convirtió en bien y se sabe portador de un capital político que no tenía al momento de ser secuestrado.
En cualquier otra persona sorprendería el aplomo y la seguridad con la que se desenvolvió Diego al momento de su aparición tras más de siete meses de secuestro. Genio y figura. Desde el primer momento fue a la arena pública con un discurso bien articulado, presumiendo de arrestos y carácter. Sabe moverse con los medios y no quiso desperdiciar ni un minuto del bono que goza por haber sufrido el más abominable de los crímenes. No improvisó. El viejo lobo de mar sabe de marketing. Se cortó el cabello, pero prefirió dejarse la barba para que quedara constancia visual y elocuente del secuestro que sufrió. Con ello dio un mensaje nítido y contundente: No sólo está a salvo y en libertad sino que también está políticamente muy vivo. A nadie debe sorprender que declarativamente se descarte como candidato presidencial, pues para su papel de luchador por la seguridad del país le sería contraproducente que se le viera como político en campaña.
Tan está pensando en su intervención en la vida pública en su calidad de víctima, que El Jefe Diego ubica su debilidad y se apresura a curarse en salud para cubrirse el talón de Aquiles. Los mensajes son claros, aunque no literales: “Soy uno más que sufre un crimen en un mar de injusticia y zozobra”, “soy uno más de los que han recobrado su libertad”, “mi vida vale lo mismo que cualquier otra y lamento que otros no tuvieron mi suerte”. Y expresa su solidaridad con la causa incuestionable, el asesinato de Marisela, y quiere hermanar los casos, pero la verdad es que son antípodas. Porque mientras al caso Diego se le dio trato de excepción por quien es y, por eso, pudo salvar la vida –lo cual me alegra-, a Marisela la ningunearon y terminaron matándola porque ella sí era una persona más, una madre sin recursos ni palancas, una simple piedra en el zapato de autoridades indolentes cuando no cómplices. No Diego, no todas las vidas valen lo mismo en México, fuera de demagogia.
Con el caso del prominente panista, es la primera vez que el Estado explícitamente declara que no cumplirá con su deber establecido en la Constitución de actuar ante un crimen grave que se persigue de oficio para que el asunto se arreglara entre la familia y los delincuentes. No por cualquiera. Y no por cualquiera se paga entre 20 y 50 millones de dólares –según se maneja extraoficialmente- para obtener su liberación; y no por cualquiera se consigue que se publiquen las proclamas políticas de un grupo subversivo –Milenio aseguró que esa fue una exigencia-; y no por cualquiera los medios de comunicación le abren el espacio triple A para que en su condición de víctima anuncie que luchará contra “la injusticia”, “la pobreza” y “la desigualdad”. Nadie puede engañarse, a Diego Fernández de Cevallos no es ni se le tratado como a cualquier otro.
No es mi intención recriminar lo que se hizo para preservar la vida de Diego. Al contrario, lo que cuestiono es lo que se deja de hacer por muchas otras personas. Tuvieron que asesinar arteramente a Marisela para que las mismas autoridades que hasta entonces no habían movido un dedo mostraran su indignación por la liberación del asesino de su hija. Cinismo que espera el olvido para regresar a la normalidad de corrupción e impunidad.
Una experiencia vital tan intensa como lo es un secuestro, que pone al individuo ante la perspectiva de morir, puede lograr cambios extraordinarios en las personas. Quisiera pensar que eso mismo le sucedió a Diego Fernández de Cevallos, pero prefiero ser escéptico. La víctima no oculta al político que a cambio de ventajas facciosas se prestó a borrar la historia de la elección fraudulenta de 1988, promoviendo y acordando la quema de las boletas electorales; al que siendo presidente de uno de los poderes litigaba contra el Estado ganando juicios millonarios y enriqueciendo a particulares, incluido a él mismo, a costa del erario público. Esa tendencia de utilizar la influencia en el poder público para obtener beneficios privados la encarna y la simboliza muy bien el “Jefe Diego” quien, por lo mismo, está mucho más cerca de Salinas de Gortari que de Gómez Morín.
Me alegro, pues, de la liberación del ser humano, pero miro con desconfianza al político que asoma la cabeza con una legitimidad dada, paradójicamente, por sus secuestradores que, según ellos mismos afirmaron, lo privaron de su libertad no sólo por el dinero sino también como “desagravio” por los actos nefastos que le atribuyen al panista queretano. En lugar de la condena pública que esperaban, lo que consiguieron es la genuina y entendible solidaridad con la víctima. Les fue bien en la recaudación, pero en lo otro les salió el tiro por la culata. Veremos como usa el “Jefe Diego” ese nuevo capital político que recibió -quién lo dijera- de sus victimarios.
De paso…
Desaparecedores. Los secuestradores de Diego Fernández de Cevallos dieron a conocer tres comunicados junto a la noticia de la inminente liberación del político panista. En ellos se encuentra lo que creen que es una justificación de la violencia cuando se usa frente a otra; una visión maniquea del país (“Ellos” y “Nosotros”) entre los pocos que representan el mal que lo somete y los muchos que deben rebelarse para hacer triunfar al bien; y una denuncia sobre la oligarquía y los miembros de ésta que consideran prominentes, entre ellos el propio Diego y, no podía faltar, Carlos Salinas. Muy lejos de la retórica innovadora de Marcos que pudo seducir a muchos dentro y fuera del país, utilizan un discurso que, por su simpleza y la utilización de algunos léxicos, llama la atención por parecer tomados del movimiento encabezado por Andrés Manuel López Obrador. Esa identidad retórica entre un presunto grupo armado –se habla de una escisión del EPR- con un movimiento civil pacífico huele mal. No es creíble desde ninguna perspectiva que AMLO esté vinculado a ninguna guerrilla, pero sería preocupante que pudiera existir alguien que tuviera la tentación de hacerlo y utilice tales semejanzas para sostener dicha barbaridad. Tal lenguaje común puede ser producto de una simpatía no buscada, pero también responder al avieso cálculo de generar confusión e involucrar a un conocido líder opositor con el que, por cierto, no simpatizo… El infierno llegó a San Martín Texmelucan. El entallamiento de un ducto de PEMEX acabó con muchas vidas humanas y propiedades. Todo indica que el siniestro se produjo debido a una toma clandestina como muchas otras que hay en el país. Que nadie piense que se trata de robos hormiga de muchos particulares con iniciativa como sucede con los llamados “diablitos” y los postes de la luz. Es una industria muy rentable que cuenta con la complicidad de altos mandos administrativos y sindicales. La tragedia obliga a acabar con el negocio y golpear los poderosos intereses creados que están atrás del mismo. La verdad, dudo que ocurra... En Matamoros. Tamaulipas, literalmente les abrieron la puerta para que se fugaran más de 140 reclusos. En esa entidad en la que el narco y el crimen organizado se muestran tan poderosos es increíble que no se hayan tomado medidas para evitar este tipo de eventos. El gobernador, Eugenio Hernández, termina su mandato como un patético, inútil, pero oneroso adorno, en el mejor de los casos… El Señor de la Partida Secreta, Carlos Salinas de Gortari pretende, por enésima vez, limpiar su imagen y ya no encuentra a quién culpar de su infortunio público. En lo que él sigue ocupado con esa misión imposible que requiere de amnesia colectiva, yo quisiera recordar una grabación, ya que están de moda, entre sus hermanos, Raúl y Adriana, y en la cual se afirma que el dinero del primero, en ese momento retenido en Suiza, en realidad era del expresidente. Dicha grabación fue presentada por Joaquín López Dóriga hace algunos años… El secuestro de más de cincuenta migrantes en Oaxaca muestra con nitidez el cinismo que envuelve al país. Hace poco se asesinó a mansalva a más de setenta y no pasó nada más allá de la indignación del momento. Otra vez, el negocio termina por imponerse y todo vuelve a la corrupta, arbitraria y jodida normalidad que nos tiene en el hoyo… Sólo me resta desearles felices fiestas y un mejor 2011. Nos vemos el próximo año… Ah! síganme en twitter: @ferbelaunzaran
2 comentarios:
Para no variar, cierras el año con un excelente articulo.
Por lo que hace a Diego y las filias y fobias que toda persona, pero sobre todo, un personaje publico y un actor político como lo es él convoca a su alrededor, hay que decirlo, su vida esta llena de claroscuros como la de cualquier ser humano. Su personalidad es algo que sin duda nos hace pensar primordialmente en los aspectos negativos de su actuar.
Fuera de eso, solo compartir contigo el beneplácito de que una vida humana se haya salvado aunque por desgracia para ello (espero que solo por ahora) los criminales hayan ganado.
Caso totalmente opuesto al de Marisela... Ahí ganan los malos y se llevan entre las patas la vida de una mujer ejemplar.... Signos de descomposición del estado? Peor diría yo... Se trata de la descomposición de los estados, los municipios y las autoridades locales... Ahí es donde esta nuestra mayor debilidad... Transitamos de un estado centralizado en el que nada sucedía sin la autorización del presidente a uno que quiere reclamar soberanía estatal pero que solo alienta el feudalismo del gobernador local y sigue señalando al presidente como único responsable de todo... Cosa que se refuerza con la actitud de Calderon de ir a todas y por todas como John Wayne... en lugar de señalar responsabilidades locales para compartir el precio de aplicar soluciones impopulares pero necesarias y que sin esa responsabilidad compartida, suele ser boicoteada por puro interés electoral.
De los misteriosos y sus comunicados, debo decir que tan "impulsivo" es en automático darlos por buenos y pretender ligarlos al movimiento AMLOista como en automático descartar la posibilidad.
Si el secuestrado fuese identificado con la oposición y el comunicado de los secuestradores hablara de "Peligros para Mexico" en lugar de "Mafias, oligarquías, ellos y nosotros" la correlación seria igualmente de esperarse para señalar a los de la rivera opuesta.
En todo caso, estamos ante la evidencia de la estupidez que implica, el uso irresponsable de las palabras.
Descartando ante la falta de pruebas una relación entre las partes, al menos las palabras han servido de coartada para criminales, cuando no de inspiración a violentos.
Saludos y feliz Navidad!!!
Arturo Salinas.
Interesantes tus artículos, lo único que no me gusta es que al final de una brillante exposición rematas hablando de todo lo que pasa en el país aunque no tenga que ver con el tema inicial y lo haces apresurada y someramente lo que no va con el texto principal, pero bueno es tu estilo y se vale.
Lo que sÍ quiero comentar es que a mí, la similitud semántica entre los comunicados de los secuestradores de Diego y los que emite AMLO, no me parece que tenga la "mala intención" de involucrarlo, yo estoy seguro que AMLO se maneja en varios frentes: el legislativo con sus diputados petistas; el de la calle, con sus marchas y "asambleas"; y no tiene nada de extraño que también esté vinculado con un tercer frente, el de las fuerzas beligerantes que abundan en este país, algo así como una especie de as en la manga.
@h_i_r_a_m
Publicar un comentario