martes, 24 de noviembre de 2009

LOS DUEÑOS DEL PAÍS

Fernando Belaunzarán

Los festejos por el 99 aniversario del inicio de la Revolución Mexicana sirvieron para que diversos y muy variados actores hicieran votos de voluntad transformadora. Así que lo mismo Calderón que López Obrador, el SME que el Consejo Coordinador Empresarial, la Iglesia que muchas ONG’s, el PRI que el PRD se pronunciaron por llevar a cabo importantes cambios en el país. La preocupación se debe no sólo a la evidencia de que muchas de las causas que originaron aquel alzamiento armado están presentes sino también a la grave situación por la que está atravesando México y la consecuente agudización de los problemas sociales.

Sin embargo, existen razones de sobra para ser escépticos frente a la expresión de esos buenos deseos no obstante la elocuencia compartida de tales promotores discursivos del cambio. No me refiero únicamente a la obviedad de que cada uno de ellos piensa en contenidos, sentidos y alcances distintos o a que algunos pudieron haber sido demagógicos al hacer sus planteamientos sino a lo que quedó de manifiesto con la aprobación de la Ley de Ingresos y del Presupuesto de Egresos: la imposibilidad de tomar las decisiones correctas por el predominio del interés particular de quienes han sabido poner al Estado a su servicio, de los que se asumen como dueños del país y que acaban de demostrar su fuerza para someter a las instituciones y hacer prevalecer sus intereses particulares sobre el interés público. ¿Por qué deberíamos pensar que podría suceder algo distinto en los próximos meses?

En las crisis se ve el tamaño no sólo de los políticos sino también de otros grupos económicos y sociales influyentes. Resulta decepcionante ver que en el momento de mayor apremio en décadas se corrobore la poca disposición a sacrificar intereses, privilegios y derechos de facto por parte de los favorecidos del sistema. Hoy cuando se requiere como nunca construir acuerdos nacionales para darle viabilidad a la nación nadie parece querer sacrificar un poco de poder o ganancias a favor del interés general.

El apremio por los “cambios necesarios” en realidad no pasa de ser la petición de que sólo “se haga la justicia en los bueyes de mi compadre”. La oposición a terminar con la avenida de elusión fiscal que es el régimen de consolidación y que se cobren las cuentas pendientes, la exención de derechos en la concesión de frecuencias para telefonía celular que serán otorgadas a empresas con gran solvencia financiera y la repartición del presupuesto a gusto de los gobernadores son algunos botones de muestra de la falta de intención a repartir equitativamente los costos de la crisis y rediseñar al Estado mexicano bajo el principio de equilibrar obligaciones con derechos, responsabilidades con beneficios y poderes con poderes.

La falta de voluntad para el sacrificio parejo y equilibrado refleja la total ausencia de visión de Estado para entender que si se saca a flote al país ganamos todos y que, en ese sentido, las perdidas son de sobra compensadas. El gran escollo mexicano para enfrentar la crisis es la imposibilidad absoluta de buena parte de sus clases política, empresarial y sindical, entre otras, para superar las visiones de facción y dejar tan sólo por un momento de defender privilegios o buscar ventajas particulares. Es notoria la incapacidad de tirios y troyanos para abarcar con la mirada al conjunto de la nación y es claro que no se ha entendido que los costos de la recuperación, para que ésta realmente se dé, deben ser compartidos. Por eso es que se prefiere echar más leña al fuego, exhibir ambiciones y miserias, seguir cultivando molestia social antes que ceder un poco y limitar algunas de las ventajas que algunos grupos tienen o aspiran a tener, así sean éstas obstáculos para el crecimiento económico, la democratización del país y la consecución de un verdadero Estado de Derecho.

Hasta el momento se ha mostrado la imposibilidad de partidos, corporaciones, líderes, gobernantes, empresas, sindicatos, organizaciones, etc., de ponerse por encima, aunque sea por un momento, de la lucha de facciones y aceptar que el único camino cierto es el del gran acuerdo, amplio e incluyente entre distintos, que parta del hecho de que todos deben hacer concesiones y asumir costos y responsabilidades para poner los nuevos cimientos de un edificio que está derrumbándose; de no hacerlo a la brevedad se corre el riesgo de que la salida democrática se cancele y se abra paso a un golpe autoritario. La apuesta por prevalecer sobre los otros e imponer el proyecto de una parte sobre el resto entraña la continuación de la lucha despiadada por el poder, el aumento de la descomposición política y la obstrucción del cambio institucional. Sería forzar una definición en momentos poco propicios para la izquierda no obstante la creciente inconformidad y molestia social que existe con la situación del país. Paradoja que sólo se entiende por los tremendos errores cometidos justo después de haber tenido el mejor resultado electoral desde 1988.

El que debiera ser el principal interesado en generar los acuerdos nacionales necesarios para darle viabilidad al país con bases sólidas ha hecho poco por conseguirlos. De hecho, hasta los ha obstaculizado al ceder ante los poderes fácticos y tomar decisiones autoritarias que polarizan a las fuerzas políticas como fue la liquidación de Luz y Fuerza del Centro. Felipe Calderón, en lugar de poner sobre la mesa el problema de la falta de competitividad, la corrupción y el mal servicio de la compañía para buscar un acuerdo entre las partes que evitara poner a más de 40 mil trabajadores en el desempleo, dio un golpe de mano que ante los hechos consumados no dejaba más alternativa al SME que la rendición o la guerra.

No se puede estar en contra de buscar el cambio profundo y pacífico para México. Propiciarlo debiera ser la primera prioridad de todo aquel que se sienta comprometido con la lucha por la democracia en el país. Sin embargo resulta difícil ser optimista. Gobierno débil e incapaz, izquierda dividida que elude tomar una definición y duda entre comprometerse con la transformación desde el sistema o fomentar la ruptura institucional y el PRI que siente que el mantenimiento de la situación los beneficia y se aproximan caminando a recuperar la presidencia. Se ve más próxima la regresión autoritaria que el cambio democrático. Eso es lo que los dueños del país nos han recordado. Quizás un liderazgo emergente pueda cambiar el panorama.


De paso.

Ausencia. Siempre es virtuoso poner propuestas e ideas por delante. Por eso me parece sano y pertinente que Andrés Manuel López Obrador haya puesto las suyas y lo que procede es reflexionarlas, analizarlas y discutirlas, tal y como debe hacerse con otras de otros personajes políticos. A reserva de que después con mayor detenimiento me dedique a ello en un texto específico, me parece relevante señalar una ausencia notable en el decálogo de AMLO que -con matices, observaciones y en lo general- comparto en alguna medida. López Obrador no habla del cambio de régimen no obstante la evidente disfuncionalidad del sistema presidencialista que tenemos y la perversa concentración de poder que se ha propiciado, cuya muestra más palpable son los gobernadores devenidos en señores feudales. No hay democracia sin equilibrios y contrapesos institucionales y es profundamente conservador el pensamiento de que alguien todopoderoso redimirá al país desde sus ruinas. Para ser congruente consigo misma la izquierda debe hacer honor a sus postulados democráticos y libertarios. Si la frase “sólo el pueblo puede salvar al pueblo” significa algo y no es pura demagogia, entonces se debe fortalecer al Poder Legislativo, pues es ahí y no en el gobernante donde debe descansar la representación popular. Para evitar dolorosas experiencias trágicas como las que se dieron en nombre del “socialismo real” nunca más debe olvidarse que el pueblo es plural y diverso y no homogéneo y monolítico… No hay expresión que muestre de manera más dramática lo que ha pasado la izquierda que la de congratularse por haber resistido cuando hace apenas tres años se reclamaba para sí el triunfo electoral. Ahora bien, ¿a quién ha resistido? Por supuesto, en estos años no ha sufrido ni de cerca la persecución que padeció en los tiempos de Salinas, ni tampoco una embestida legaloide como la del despropósito foxista del desafuero. Es verdad que algunos medios de comunicación no la han tratado bien, pero nada comparado a lo que sucedía en otras épocas y si bien la editorialización puede ser cuestionable, la televisión no inventó el cierre de Reforma o las tomas de tribuna. No obstante lo anterior, estoy de acuerdo en que la izquierda ha resistido estos últimos tres años…pero a sí misma –si se quiere, tómese también como autocrítica… Que los Estados Unidos no cierran Guantánamo y en Honduras permanecen en el poder los golpistas. Malas noticias… Por una lamentable omisión no había comentado el nombramiento del nuevo Presidente de la Comisión Nacional de Derechos Humanos. Es una lástima para el país que el excelente trabajo, reconocido internacionalmente, que hizo Emilio Álvarez Icaza al frente de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal no la haya podido continuar a nivel federal. Queda la sospecha de que por un absurdo ajuste de cuentas, expresión de intolerancia medieval, se le haya obstruido el paso por parte del poder confesional como represalia por no haberse opuesto a la despenalización del aborto en la capital del país. Una muestra más de cómo abordan los asuntos de Estado el gobierno y su partido. Por su parte, el PRI en lugar de lavarse la cara por su complicidad en las leyes antiaborto que se han dado en el país decidió apoyar al candidato oficial, Raúl Plascencia, que deberá hacer mucho para quitarse la imagen de continuidad de la gestión gris pálida que tuvo José Luís Soberanes al frente de la CNDH… Se ha presentado en la ALDF la iniciativa para permitir los matrimonios gay en la Ciudad de México, lo cual debe apoyarse no sólo por el contraste que significa con la ofensiva conservadora que hay en el país sino fundamentalmente por tratarse del reconocimiento y la conquista de un derecho legítimo y el triunfo de la libertad sobre el prejuicio y la discriminación. Espero de verdad que logré aprobarse y de esta manera la V Legislatura de continuidad al avance significativo que logró en esa materia la IV y no acabé convirtiéndose en moneda de cambio, ahora que ese órgano parlamentario ya no goza del grado de autonomía que tuvo entonces… La mano de Thierry Henry en tiempo extra que le dio el pase al mundial a Francia de manera sucia sobre Irlanda que había hecho un gran partido al hacer hombrada de ganarle en tiempo reglamentario a los galos en su propia casa no hará que se repita el encuentro, que sería sin duda lo justo, pues crearía el precedente indeseable de repetir partidos por causa de errores humanos. Lo que sí sería posible y provechoso es que este lamentable acontecimiento abriera la posibilidad de instalar la repetición instantánea para resolver sobre jugadas dudosas en partidos trascendentes… Bret Favre sigue consiguiendo marcas en su inexorable camino al Salón de la Fama y hace soñar a los vikingos de Minnesota con regresar a un Super Bowl… Y para cerrar el artículo, qué mejor que hacerle honor al Barcelona que sin Messi le puso un baile al Inter de Milan de Morinho. ¡Qué manera de tocar la pelota, abrir espacios, recuperar el balón y jugar bonito! El arte se impuso al catenagio…

1 comentario:

jaacroy dijo...

espero como tu, que las tribus pongan por delante al Partido y sus principios y que triunfe una linea organizativa nueva que termine con el clientelismo. En formación e investigación,es una aberración lo que se propone por la comisión, esperamos que la propuesta que se esta trabajando por un grupo de compañeros que si saben de ello, prospere. Un abrazo