lunes, 21 de febrero de 2011

LA ARTIMAÑA DE AMLO

Fernando Belaunzarán
Twitter: @ferbelaunzaran

Que nadie se engañe. Andrés Manuel López Obrador no está dejando al PRD, ni siquiera, como dice, “temporalmente”. Su anuncio y carta al Consejo Nacional buscan, lejos de alejarse del partido del que todavía es miembro, ejercer la máxima presión para influir en sus próximas definiciones. Desde sus tiempos como Presidente Nacional del PRD, AMLO acostumbraba a amagar con su renuncia para conseguir sus objetivos. La misiva que envió al Consejo Nacional sólo tiene valor mediático, pero piensa que le va a servir no sólo para hacer un último intento desesperado para tratar de impedir la consulta que eventualmente daría legitimidad a la alianza en el Estado de México sino también para incidir en la conformación de la próxima dirección perredista que será elegida a mediados de marzo.

López Obrador sabe que no existe la “licencia temporal” en la legislación del PRD. Imposible que lo ignore cuando eso mismo solicitó René Bejarano en el marco de los videoescándalos y quedó establecido, fuera de toda duda, que el afiliado sólo puede presentar su renuncia. Por si eso fuera poco, deja la decisión de su separación al pleno del Consejo Nacional que se reunirá hasta dentro de un mes, cuando se elija al nuevo Presidente y Secretario General del partido. Quiere que el fantasma de su salida ronde las negociaciones sobre la conformación de la nueva dirección a sabiendas de que el Consejo está impedido, pues no está en sus atribuciones, aceptar “licencias” que, como ya dijimos, no existen estatutariamente.

Es verdad que la desesperación hace de los políticos seres muy predecibles, pero AMLO lo es de por sí. Siempre estira la cuerda y nunca la suelta. La confrontación como sistema y elevar el tono dejando constancia de que está dispuesto a llegar hasta las últimas consecuencias es su modus operandi. En ese sentido, deja al otro toda la responsabilidad de evitar la catástrofe: “o se hace lo que digo o nos vamos al abismo”. Con ello, deja constancia que la unidad posible ya no es, como correspondería a un partido democrático, el respeto a la norma y a las decisiones de los órganos de dirección en un esquema de reconocimiento e inclusión de minorías sino plegarse a su voluntad. Un caudillismo que se exhibe despreocupado de las formas como consecuencia de sentirse cada día más arrinconado.

El pretexto para pedir la “licencia temporal” no podía ser más desafortunado. Lo que acordó el Consejo Nacional del PRD fue realizar una consulta abierta a todos los mexiquenses y organizada por la sociedad civil. Algo que se inscribe perfectamente en la convicción discursiva, tantas veces reiterada por AMLO, de que “el pueblo manda”, y que, además, resulta a todas luces más democrático y confiable que las votaciones a mano alzada en el Zócalo o en el Hemiciclo a Juárez. Además, al sacar al partido de la organización del proceso y dejárselo a ONGs con prestigio nacional e internacional, así como a intelectuales, artistas y académicos probos y reconocidos, se gana en credibilidad y transparencia.

Pero AMLO rehusó tomar el guante a pesar de que el reto le fue lanzado en su propio terreno –el de la consulta “al pueblo”- y no sólo rechazó participar en el proceso sino que cayó en un exceso imperdonable al descalificar a Alianza Cívica –organización de larga trayectoria y con prestigio nacional e internacional-, colgándole el absurdo y falso sanbenito de ser “de derecha” y controlada “desde Los Pinos”. Y es que López Obrador hipotecó su futuro político en evitar la alianza y por eso no debe extrañar que en su desesperación se juegue su última carta: amagar con su salida del PRD y ponerla en el centro del debate.

El gran temor de AMLO proviene de una suposición: si se repite el triunfo aliancista en el Estado de México, entonces la experiencia se reproduciría en el 2012 y él no tendría ninguna posibilidad de ser el candidato presidencial. Por esa razón es que coincide con Enrique Peña Nieto en la obsesión por evitar la alianza, aunque eso signifique asegurar el triunfo del PRI en aquella estratégica entidad y, en los hechos, sirva de esquirol de quien se supone y, según declara, es su principal adversario.

De concretarse la alianza, es un hecho que la elección se polarizaría entre ésta y el PRI, por lo que, de persistir en la idea de que el PT y Convergencia postularan a otro candidato, la opción obradorista se iría a un lejano y marginal tercer lugar. Como AMLO llevó las cosas a un esquema similar al de Iztapalapa, en el cual él se coloca como candidato virtual de la elección, el resultado le sería endosado y una derrota estrepitosa lo dejaría fuera del 2012. Por si eso fuera poco, la decisión congruente de Alejandro Encinas -un político con estatura y peso propio- de no ser candidato de partidos distintos al suyo, asegura la debacle de esa eventual tercera opción.

Es falso que las alianzas consoliden el bipartidismo. Gracias a ellas se está evitando regresar a los tiempos del partido casi único, pues el PRI hubiera obtenido “carro completo” en el 2010 y llegado en mejores condiciones a las elecciones de principios del presente año.

Como muchos reconocen, incluso dentro de los críticos acérrimos de las alianzas, una de las consecuencias ha sido que el PRI, con todo y su popular precandidato, ya no sea percibido como seguro triunfador en las elecciones del 2012. Una carrera que parecía de un solo corredor, ahora puede vislumbrarse de tres. La moneda está en el aire, máxime si se logra derrotar al actual puntero de las Encuestas en su territorio. No pasemos de largo de que se trata, además, de la entidad con mayor peso electoral del país.

No deja de ser curioso que AMLO diga lo mismo que Manuel Espino pero a la inversa. El ex presidente del PAN alega que las alianzas sólo favorecen al PRD y desdibujan el proyecto de Acción Nacional. Lo cierto es que ambos partidos se benefician con las victorias, al crecer su competitividad y disminuir la del que va a la cabeza rumbo a la elección del 2012. Pero lo más importante no es eso sino que las sociedades salen ganando al derrotar cacicazgos y abrir las posibilidades de transición en entidades que han sido gobernadas por un mismo partido durante más de ochenta años.

Es tramposo lo que solicita López Obrador. No sólo porque sabe que no existe la figura de “licencia” y que ésta no le será aceptada, así como por su intención de presionar al PRD para no ir en alianza e incidir en la elección de la nueva dirección partidaria, sino por que ofende a la inteligencia. Ningún partido en el mundo puede aceptar que un dirigente pida permiso para separarse, golpear al proyecto y luego regresar como si nada o, más patético aun, como salvador de los principios y la ideología de la agrupación. El cinismo y la desvergüenza son proverbiales.

Si Cuauhtémoc Cárdenas tuvo la visión y el talento para unir a muy diversas izquierdas, Andrés Manuel López Obrador camina en sentido contrario y se ha vuelto en el principal promotor de la división y el encono entre prerredistas. Es verdad que ayudando al PRI se puede asegurar la salida del PAN de la presidencia tras 12 años decepcionantes, pero lo fundamental debería ser construir un escenario en el que la izquierda tenga posibilidad de ganar la elección presidencial. Ojalá que AMLO lo entendiera, pero todo indica que el único interés que lo mueve es el de convertirse, en algún aciago momento de la república, en redentor de la patria, al más puro estilo Santa Anna. Y así, más que factor de cambio, el tabasqueño se ha vuelto un lastre para el estancado y pospuesto cambio democrático.

11 comentarios:

EL PESCADOR dijo...

Muy interesante tu artículo. Yo insisto en que la única diferencia entre AMLO y Peña Nieto, es que en el primero, la ambición egoista de poder ínfimo es de UNO, y para el segundo, ese sentimiento es de GRUPO (Principalmente Atlacomulco).

El PRD necesita definirse, porque se ha convertido en la prostituta de AMLO.

Anónimo dijo...

CON LAS ALIANZAS NO GANA NI EL PRD NI EL PAN GANA EL CANDIDATO EX PRIISTA (EN EL MAYOR DE LOS CASOS). Y SE ESTAN VIENDO LAS CONSECUENCIAS DE ESOS FRACASOS, EJEMPLO OAXACA, SOLO DEJEMOS QUE PASEN LOS AÑOS Y SE VERA QUE LOS UNICOS PERDEDORES SON EL PRD Y EL PAN, Y LO QUE OCASIONARAN ES QUE L PRI REGRESE A LAS ENTIDADES DON DE "PERDIO". LOS CACICAZGOS NO DESAPARECERAN DE LA NOCHE A LA MAÑANA, Y SI SABES LA HISTORIA DE MEXICO, SABRAS QUE ESAS FIGURAS POLITICAS, TARDARAN AÑOS PARA DESAPARECER, PUES ES UNA HERENCIA HISTORICAS, QUE NO SE IRAN PORQUE CAMBIE DE COLOR UN GOBIERNO.

Adrián Gómez dijo...

Ud. tergiversa la posición de Alejandro Encinas: el ha dicho con toda contundencia en últimos días que no será candidato del PRD si este va en alianza con el PAN. Entonces, suponiendo que así sea, la competencia será entre el PRI y Encinas, dejando al otro posible candidato del PAN (aliado con PRD) en un lejano, lejanísimo tercer lugar. No tengo la menor duda del triunfo de Alejandro Encinas en Edomex, y esto será con o sin el PRD.

Unknown dijo...

Por que no te callas chachalaca

Anónimo dijo...

Interesante pero unirse con el pan sería lo incongruente q pudieran hacer amlo o el prd y por que no decirlo sería también incongruente por parte del pan sobre todo en una sociedad cansada de politicos saltimbanquis que pasan de un color a otro pero lo q sigue imperando en este país son los grupos poder

Alex dijo...

Fernando,

Será el sereno, pero si no se encuentran las pelotas para correrlo y asumir los costos de ello, qué tipo de credibilidad espera el consejo del PRD.

Que se largue y si no se larga, que lo corran. Ya estuvo bueno.

Anónimo dijo...

Pues en la mañana dijo que no iba a renunciar al PRD, contrario a lo que dices que siempre amaga con eso.
Hasta ahí me quedé en tu columna, no vale la pena seguir leyéndola si desde el primer párrafo lanza una mentira.

EL PESCADOR dijo...

AMLO cambia lo que dice aunque su decisión caiga en lo absurdo de lo más contrario y ridículo. Si para su pequeño "círculo" decir hoy que Encinas es su gallo para EDOMEX y mañana es Ebrad o hasta Elba Ester Gordillo, lo va a hacer, si eso le representa a su gusto una mejor estratégia para ser presidente legal.

No se trata de hacer cambiar de pareceres, se trata de ver lo objetivo... y mejor aún, lo que te convendría si no perteneces al circulo de AMLO.

Anónimo dijo...

brillante, tienes mi RT garantizado. por qué le será tan difícil a la gente usar el sentido comñun y la lógica para desenredar lo oculto y ver lo evidente. Tú haces una buena labor en apoyar eso, los que te critican lo hacen solo porque les das en sus callos, jajaja. También me gustó que dedicaste tu columna a un tema. Creo que un tema por entrada es más claro al fin que puedes hacer tantas entradas como quieras. Un placer leerte.

GM dijo...

Muy buena línea de pensamiento. Me encantó el artículo. Felicidades!

Virtuoso Cívico dijo...

Me resulta difícil entender que un individuo que se proponga con seriedad la toma del poder sea tan cuidadoso en cuanto a las formas de la militancia, cuando el partido político que encabezó con indubitable liderazgo, se orienta por un cauce de componenda con su antagónico doctrinario.

Inscribirse una vez más en una legalidad formal, de la que aseveró hasta el cansancio que había sido el instrumento vergonzante merced al cual la mafia le había arrebatado el triunfo en las urnas, es deshacer todo lo andado, es borrar sus propias huellas y trivializar lo que él hasta el día de hoy califica de resistencia civil ante poderes fácticos que dice abominar.