Fernando Belaunzarán
Llegó el momento. Pronto sabremos quiénes están realmente dispuestos a enfrentar al cacicazgo autoritario, corrupto y corruptor, fuente de arbitrariedad para la gente común e impunidad para sus compinches que representa el gobierno de Ulises Ruiz en Oaxaca; y quiénes, aunque se curen en salud cuestionándolo con discursos encendidos e invectivas apasionadas, en los hechos trabajan para su perpetuación al obstaculizar la conformación de la más amplia unidad de fuerzas opositoras para derrotarlo en el único lugar en el que ahora es posible hacerlo: en las urnas.
Todos sabemos -aunque algunos finjan demencia- que la única posibilidad de vencer a la maquinaria ulisista en las elecciones del próximo año depende de que la oposición haga causa común y presente a un solo candidato a gobernador.
Esperar milagros o suponer que la "Santa Crisis" dará vuelta por sí sola a todas las tendencias en beneficio de una parte de la oposición es pecar de fantasioso y, a final de cuentas, no sería otra cosa que jugar a engañarse y a engañar a los oaxaqueños. Puede haber muchos escenarios, pero si no van juntos PAN y PRD –buscando sumar también a Convergencia y PT- no habrá manera de evitar que Ulises Ruiz herede el cargo y se cubra las espaldas con un incondicional que le garantice impunidad.
En la alianza que se requiere nadie sobra y, por cierto, no basta con sumar a los partidos políticos opositores. Es preciso construir una gran coalición social que incluya a gente sin partido, a organizaciones vecinales, campesinas y sociales, ONG’s, sindicatos, intelectuales, artistas, comerciantes, empresarios, estudiantes y, por supuesto, la gran fuerza de los pueblos y las comunidades hartas de tanta prepotencia e injusticia.
Es preciso que la alianza opositora se plantee, además de hacer un gran bloque de fuerzas y ciudadanos, ganar el debate en la opinión pública no sólo por lo indefendible que resulta en el terreno de las ideas la gestión del personaje que llenó de vergüenza al país por sus formas despóticas sino también por tener la capacidad de sumar y construir una mayoría en torno a un programa de transición en la entidad que abra paso a la democracia, al respeto de los derechos humanos, a un régimen de equilibrios y contrapesos que evite la concentración y el abuso de poder, que redistribuya la riqueza y ayude a los sectores más necesitados sin corrupción y sin establecer redes clientelares para la manipulación electoral y, muy importante, que reconozca y trate a los pueblos indios con la dignidad y el respeto que se merecen.
Por ello, la construcción de la alianza no es un asunto de pragmatismo. Estamos hablando de concretar una posibilidad histórica para transformar Oaxaca y poner fin a la era de caciques todopoderosos con su caudal de corrupción e impunidad. Los “puros” de de ultra derecha y de ultra izquierda que quieren reventar la coalición opositora se equivocan cuando apelan a “los principios” para justificar su negativa a la alianza, pues sacrificar esa oportunidad en el altar de la ideología, además de contribuir a la permanencia del estado de las cosas y que siga el yugo apretado en el cuello del pueblo oaxaqueño, evitaría que los ciudadanos pudieran decidir sobre un dilema fundamental de la democracia que en el caso de Oaxaca adquiere enormes dimensiones: ¿Debe haber continuidad o cambio en el ejercicio de gobierno? Pero además, ¿quién puede negar que el pueblo oaxaqueño avanzaría en democracia, seguridad, libertad, igualdad y justicia derrotando al ulisismo? Hoy, al igual que en el 2004, lo fundamental y prioritario es que se vayan los que están.
Oaxaca ha sido rehén en los últimos tiempos de intereses y visiones nacionales, pagando altos costos por ello. En el 2006, durante la campaña presidencial y en los momentos más álgidos del conflicto social y la represión oficial, Andrés Manuel López Obrador dio la orden terminante al PRD para que ignorara el conflicto oaxaqueño e incluso canceló todos sus actos de campaña en esa entidad, pues quería evitar ser vinculado con el movimiento, lo que podría traerle costos electorales. Sin duda que esa decisión favoreció el avance y consolidación de sectores y grupos radicales y dificultó la construcción de salidas institucionales al conflicto. Cuando pasó la elección y cambió la indicación ya era tarde y la situación estaba muy descompuesta.
Peor aún fue que la necesaria salida del gobernador, vía desaparición de poderes, se frustró porque el PAN, ante la amenaza que existía de evitar la toma de posesión de Felipe Calderón, le concedió todo al PRI para que éste lo secundara, entre otras cosas la continuidad e impunidad de Ulises Ruiz y Mario Marín. Esperemos que en esta ocasión no pesen más las visiones nacionales que el interés del pueblo de Oaxaca por liberarse del cacicazgo más infame y vergonzoso que padece nuestro país.
No será con saliva como se le podrá derrotar al “Nerón del Sur” que malgobierna Oaxaca. Tendrá que ser con votos y por eso sería un acto de imperdonable complicidad con aquél trabajar para que los sufragios de la oposición se dividan. Es obvio que los recursos del estado se están utilizando para cooptar liderazgos que se opongan a la alianza. Por eso digo que en estos momentos veremos quiénes son los verdaderos opositores y quiénes son puro jarabe de pico.
De paso…
Cuauhtémoc y Andrés II. En un artículo reciente desarrollé un contraste entre los dos grandes líderes que ha tenido el PRD. Como respuesta he recibido muchos mensajes y comentarios, a favor y en contra, que mucho agradezco. Quiero decir que no sólo sostengo lo ahí expuesto sino que no resisto abonar aún más al respecto. Cuauhtémoc Cárdenas se forjó como líder popular enfrentándose a un sistema político autoritario en 1987 y 1988, tiempos en lo que eso significaba arriesgar la vida, la libertad, el patrimonio, etc. En cambio, Andrés Manuel López Obrador, si bien era reconocido en el llamado círculo rojo por su exitoso paso por la presidencia del PRD, su popularidad nacional se construyó durante el ejercicio del poder que tuvo como jefe de Gobierno del DF y con la valiosa ayuda de una cobertura favorable y consuetudinaria de las televisoras, similar a la que ahora recibe Enrique Peña Nieto y que hace bien en cuestionar porque rompe la equidad, orienta las preferencias de los ciudadanos y pone en duda la independencia del beneficiario respecto a sus benefactores que por supuesto no son ni fortuitos ni gratuitos… Hace relativamente poco se reunieron los diputados locales electos de los diversos grupos de Izquierda Unida en el DF para desayunar con el jefe de Gobierno en el viejo y magnífico Palacio del Ayuntamiento. Erasto Ensástiga aprovechó la ocasión para pedir que de una vez se eligiera al coordinador perredista en la ALDF e incluso puso sobre la mesa la propuesta de Alejandra Barrales. Ante ello, Alejandro Sánchez Camacho, legislador bejaranista que aspira a ese cargo, pidió la palabra para decir que no era procedente realizar la elección en ese momento porque son parte de “un poder autónomo”, lo cual hizo estallar a Marcelo Ebrard: “Cómo dices eso, vengo escuchando la cantaleta del poder autónomo a Círigo durante tres años y ya estuvo bueno; además, si te consideras autónomo qué haces aquí”. Sobra decir que al “Sombrita”, como se le conoce a Alejandro Sánchez Camacho, no le quedó de otra que pedir perdón y tragarse la autonomía junto con el desayuno… Hay que aplaudir al presidente norteamericano, Barack Obama, por proponer y conseguir la aprobación de Sonia Sotomayor, la primera juez de origen hispano en ser parte de la Suprema Corte de aquel país. Una prueba más de que los cambios profundos no requieren de personajes enardecidos que polarizan a sus sociedades… Alejandro Encinas será el próximo coordinador de los diputados federales perredistas tras ser elegido por unanimidad. Un gesto más por la unidad de parte de Jesús Ortega, pues el bloque de Nueva Izquierda-ADN recabó 39 firmas de los 71 diputados y habrían ganado la votación si ésta se hubiera realizado. No tengo dudas de la capacidad y estatura políticas de Alejandro, pero sí de su grado de independencia respecto a AMLO. También las tengo sobre si ello realmente contribuirá a la unidad o sólo se trata de la toma de trincheras para la batalla que viene, y si los ánimos unitarios, que deben celebrarse, no se pervertirán al grado de establecer pactos de connivencia, de conservación de privilegios, y por lo mismo se posponga una vez más la transformación radical del PRD y la llamada refundación acabe siendo una simulación. Tales dudas serán pronto despejadas… En tiempos pasados a los que no debemos regresar, se pretendían justificar los golpes de Estado en América Latina con el sanbenito de combatir al comunismo. Ahora, de manera más o menos encubierta, más o menos vergonzante, quieren hacer lo mismo pero con el nuevo fantasma del “chavismo”. Con independencia de los juicios y cuestionamientos que se pueden hacer a los gobiernos identificados con el régimen venezolano resulta indispensable mostrar una indubitable convicción democrática e insistir en la reinstalación de Manuel Zelaya al frente del gobierno en Honduras para que termine su mandato y la elección sucesoria no sea cuestionada de origen. Por eso es de celebrarse y no deja de ser significativo que Felipe Calderón y Andrés Manuel López Obrador hayan coincidido en ese punto. El escándalo mediático por una frase pronunciada por el presidente derrocado en un mitin con público obradorista es pura frivolidad y no tiene la menor importancia… De manera extraña, incomprensible diría yo, intervino López Obrador para que el próximo coordinador del PT en la ALDF no fuera el dirigente histórico de ese partido en la Ciudad de México, Arturo López Cándido, mejor conocido como “El Archie”, sino que el nombramiento recayese para tal puesto en el siniestro y truculento personaje, mentor e ideólogo de los hermanos incómodos y operador de la contrainsurgencia contra el EZLN en Chiapas, llamado Adolfo Orive. ¿A cambio de qué le hizo ese favor al Clan Salinas?... Sufrido, pero el triunfo de la Selección Mexicana a Estados Unidos supo a gloria…
2 comentarios:
Muy de acuerdo con usted, solo que yo diría: Si no van juntos PRD, PT y CONVERGENCIA buscando sumar también al PAN no habrá manera de “Intentar” evitar que Ulises Ruiz herede el cargo…” y toda vez que es Gabino Cué quien cuenta con el apoyo de AMLO y de Diódoro Carrasco, la pregunta es: ¿el PRD- Oaxaca permitirá que Gabino sea el candidato de unidad?
Mi comentario anterior fue en atención a la conferencia de prensa que dieron los dirigentes estatales del PRD, PT y Convergencia hoy por la mañana respecto a la concreción de la coalición, en la cual quizá en una de esas no solo vallamos con el PAN -ya que no tiene candidato-, sino hasta con el PANAL que aunque ya destapó a su candidata, podría estar dentro de dicha coalición…
Pero la segunda pregunta obligada sería: ¿Con que ideología política gobernaría el candidato de esta coalición en caso de ser electo?
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