3 de febrero de 2009
Lic. Marcelo Ebrard Casaubón
Jefe de Gobierno del Distrito Federal
Presente
Estimado Marcelo:
Tu actitud me desconcierta. Acabamos de pasar la peor crisis en la historia del PRD y te prestas a cometer los mismos errores. No es posible que después de las experiencias recientes, en lugar de ponerte por encima, de ser garante y árbitro de la contienda, hayas decidido involucrarte como facción en la próxima elección interna del partido, al grado de procesar candidaturas oficiales. Tu parcialidad carga los dados, sepulta al principio de equidad, enrarece el proceso y presagia el conflicto.
Al hacer estos señalamientos no descubro nada. Todo se ha hecho con absoluto desparpajo y sin asomo de pudor. Los medios de comunicación han dado cuenta puntual de las intensas negociaciones que los diversos grupos de Izquierda Unida realizan en tus oficinas y bajo tu coordinación, pues los participantes en las mismas declaran o filtran sobre los avances, dificultades y conflictos suscitados en la mesa, buscando presionar para obtener más candidaturas o, en su defecto, compensaciones. Supongo que eres consciente de que, siendo jefe de Gobierno, participar en la determinación de precandidatos -y en sus subsecuentes apoyos-, así como en los ofrecimientos de acomodo en la administración pública de los que no caben en el acuerdo, es política y moralmente inaceptable, además de ilegal.
Te recuerdo que los conflictos electorales, tanto el de las elecciones presidenciales del 2006 como el de las internas del partido en el 2008, se ocasionaron por la intervención de quienes debían mantenerse al margen de la disputa. Si insistes en involucrarte vas a contribuir a la polarización de la elección y pondrás en duda la legitimidad del resultado. Y no es para menos. ¿Qué equidad puede haber para el resto de los militantes, es decir, para lo que no sean palomeados por ti, si para lograr la candidatura del PRD en el DF tienen que vencer al jefe de Gobierno?
La verdad es que no te entiendo. Además del riesgo que tiene una eventual elección cuestionada, ésta era una oportunidad para que te constituyeras como factor de unidad y equilibrio de todo el PRD, para que pudieras acreditar un sano y razonable margen de autonomía frente a tu antecesor y para que ganaras autoridad moral ante el conjunto de la militancia. De hecho ya habías avanzado en ese sentido porque mantuviste una posición conciliadora durante el conflicto del año pasado y mostraste compromiso institucional al aceptar a la nueva dirigencia nacional del partido. Pero ahora saltas para atrás y vuelves al redil. Te enfrentas a una parte del partido para encumbrar a otra, a Izquierda Unida, de la que por cierto no eres su principal dirigente.
Tal y como lo confirman múltiples testimonios, muchos de los cuales han sido recogidos por los medios de comunicación, Izquierda Unida acepta que tú propongas tres de cuarenta precandidatos a diputados locales, tres de veintisiete a diputados federales y dos de dieciséis a Jefaturas Delegacionales, éstas últimas las más difíciles, Miguel Hidalgo y Benito Juárez que hoy están en poder del PAN. Cifras raquíticas que contrastan con las de la corriente de René Bejarano que está decidiendo sobre prácticamente la mitad de las candidaturas internas a todos los puestos por parte de ese mismo bloque. Ignoro por qué decidiste volverte operador y promotor de ese grupo al grado de pretender hacerlo el más fuerte e influyente de la ciudad. También ignoro por qué te quieres poner en las manos de tu contendiente a la candidatura presidencial del 2012 cuando no eres en mínimo grado ingenuo como para tragarte el cuento del “mejor posicionado”. Pero me resulta aún más inverosímil que pongas en riesgo las posibilidades reales de la izquierda para competir con éxito en este año, pues es obvio que el PRD no resiste otro proceso como el del 16 de marzo pasado y lo grave es que en lugar de servir a la solución estás optando por convertirte en el problema.
Es muy probable que pienses que todo se arregla tomando los caminos ya andados de circular oficios, advertir abiertamente a funcionarios públicos y ordenar a la contraloría que investigue y actúe contra desvíos. Pero me darás la razón de que no es gran cosa que te vigiles a ti mismo. Es verdad que esas medidas no sobran; sin embargo, si nos atenemos únicamente a ellas, quedará en el ambiente un tufo a simulación.
Te parecerá inconcebible lo que te voy a decir, pero éste no es un problema mediático. Es también de principios, legalidad y congruencia, de dejar de reproducir al viejo régimen; pero no sólo. Resultaría contraproducente tratar de engañar a la opinión pública si el desequilibrio y los excesos se manifiestan en los territorios incubando conflictos.
Así que en lugar de jactarse con “el crimen perfecto” y atender a la voz del cínico que reta con soberbia “que me lo comprueben”, mientras mira en los techos buscando cámaras de video, la única posibilidad para salir bien librados de este trance es que reconsideres, des un paso atrás y más que decir que no te vas a meter, efectivamente no te metas. Apostar a “taparle el ojo al macho” es, a final de cuentas, jugar con fuego. Es cierto que todos tenemos que contribuir a que las elecciones internas salgan bien, pero sin duda alguna el principal responsable de que eso suceda y, por lo mismo, de preservar al PRD en su bastión eres tú.
Estoy enterado de que el argumento principal para que tu gobierno se involucre en la elección de candidatos -con todos los riesgos que implica- es para que obtengas por fin el control de la Asamblea Legislativa, mismo que no has tenido a pesar de que nuestro partido es ahí la fuerza mayoritaria. Pero lo cierto es que nuestro parlamento no pudo haber sido más productivo. En la Ciudad de México se demostró que la división de poderes puede ser un pistón en lugar de un freno. Si de algo puedes estar orgulloso es del sello libertario que el órgano legislativo encabezado por Víctor Hugo Círigo le dio a la capital del país. La Ley de Sociedades en Convivencia, la despenalización del aborto, el divorcio Express, la eutanasia, el cambio de nombre de los transgéneros, el fomento a los transplantes de órganos y la discusión de la legalización de la marihuana como alternativa para combatir al narcotráfico y atender las adicciones mediante la información, la educación y la responsabilidad son, entre muchas otras iniciativas surgidas de los legisladores; medidas de avanzada que enorgullecen al PRD, pues cumplen con su programa y responden a sus valores. Se engaña el que piensa que el mejor diputado es el obediente.
En fin, espero que reflexiones sobre las repercusiones nocivas que tiene para nuestro partido y para la ciudad que gobiernas el que te involucres en la elección de candidatos. Es de sabios detener el paso al borde del abismo. Por lo pronto te voy a ayudar denunciado todas las irregularidades que pueda constatar. Frente a ellas serán los hechos, más que las palabras o la propaganda, los que hablen por tu administración.
No quiero despedirme sin antes reconocer en lo que vale la ayuda, comprensión y profesionalismo de la Procuraduría de Justicia del Distrito Federal en un asunto difícil y doloroso para mi familia. Un fuerte abrazo y mis consideraciones.
Fernando Belaunzarán
Consejero Nacional del PRD
Comisionado para la Reforma del Partido
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