miércoles, 12 de noviembre de 2008

PUNTO FINAL

Por fin llegó a su fin el proceso de elección de Presidente y Secretario General del Partido de la Revolución Democrática. Es verdad que eso no termina con el conflicto, que las diferencias existen y existirán y que una parte del partido que nadie debe despreciar está inconforme con la resolución del TEPJF; pero también lo es que era indispensable cerrar el expediente legal para que, con ese piso de certeza, se pueda trabajar en la indispensable reconciliación, en los acuerdos políticos que se requieren, para que la diversidad que existe en el PRD pueda enfrentar en mejores condiciones la difícil elección del 2009 con un mismo registro y una sola campaña.

La última palabra jurídica ha sido dicha, pero es hora de intensificar la política para cerrar heridas, sumar voluntades y ver hacia el futuro. Sería ingenuo pensar y demagógico sostener que esa tarea será fácil e ignorar las previsibles reacciones, descalificaciones, amagos, amenazas, injurias e infamias de alta estridencia que vayan en sentido contrario. Sin embargo, la fatalidad de una decisión inapelable y la firme decisión de la mayoría partidaria de no negociar la legalidad ni poner en cuestión la institucionalidad constitucional hará que prevalezca, más temprano que tarde, el buen juicio y la necesidad de los acuerdos, pues la sobrevivencia del proyecto está en juego y todos perderían con la prolongación del conflicto. Con el tiempo encima, la responsabilidad compartida y el reto inmenso de revertir tendencias desfavorables no hay más ruta que la de la racionalidad que por principio es contraria a las inmolaciones y suicidios colectivos.

Darle vuelta a la página no es olvidar ni hacer como que nada pasó. El PRD está obligado a replantear su estructura interna, su forma de convivencia, sus métodos de elección y, en un sentido más amplio, su cultura política. En ese sentido no podía ser más afortunada la decisión del TEPJF, pues ya no habrá elección interna en febrero de 2010 y eso va a evitar no sólo volver a repetir la amarga experiencia -con iguales ingredientes es previsible que haya iguales resultados- sino también que la elección intermedia se volviera una precampaña para la dirección nacional contribuyendo con ello a malos resultados y abonando el encono. El periodo de Jesús Ortega termina en el 2011 y permite que haya mayor estabilidad para que terminando el proceso electoral constitucional se abra un espacio de reflexión colectiva para transformar al partido y no cometer los mismos errores que llevaron a la principal organización de la izquierda en el país a su mayor crisis.

Sería deseable que Alejandro Encinas aceptara su cargo como Secretario General. Sin duda su capacidad, trayectoria y ascendencia fortalecerían al partido y su presencia coadyuvaría con la unidad y garantizaría la pluralidad y la inclusión de los cientos de miles de militantes que le dieron el voto. Es un dirigente respetado por propios y extraños. Pero es probable que dadas las circunstancias se niegue a hacerlo, pero eso no debe obstar para que se construyan acuerdos en los que participe y que miren hacia el futuro de la izquierda en México y, por lo mismo, que trasciendan la lucha interna que tiene cansada con razón a la sociedad mexicana a tal punto que no se puede ser más anticlimático en estos momentos que alentándola. Por fortuna, Jesús Ortega es un convencido del diálogo, práctica la tolerancia, entiende que se debe dirigir colectivamente el partido y quiere que se cierren filas para enfrentar en unidad la elección. No hay razón para continuar la lucha fraticida y menos ahora que ya hay presidente definitivo.

Justo es reconocer que en los últimos seis mese se evitó la catástrofe porque en medio de la crisis se pudo constituir una dirección que lejos de sobrellevar las cosas y resignarse a ocupar transitoria y mediocremente el despacho supo ponerse a la altura de las circunstancias, tomar la iniciativa e incidir en los acontecimientos en momentos críticos, de tal suerte que el PRD no sólo se salió del autoaislamiento en que se había metido tras la elección del 2006 sino que se volvió protagonista y pudo incluso establecer agenda. Guadalupe Acosta Naranjo llegó en medio de la incertidumbre y pisando arenas movedizas y terminó a tambor batiente.

Si el PRD por fin puede ver ahora la luz al final del túnel es porque en los momentos más críticos la Comisión Nacional de Garantías se convirtió en el último reducto de la institucionalidad partidaria y se rehusó a convertirse en instrumento de una corriente. Una de las partes no supo lidiar con su autonomía y no quiso entender que tenía que usar criterios iguales para casos iguales, razón por la cual la hostigó hasta el punto de pedirle a ciertos poderes fácticos que consiguieran la renuncia de sus integrantes. El que hayan resistido y visto por el interés de la institución habla muy bien de los dos literales sobrevivientes que no merecían el duro golpe de ser desautorizados por la máxima autoridad electoral en la resolución más importante que tomaron, pero estoy cierto que comprenderán que no se debe ver el fallo como un asunto personal y que van a tener presente la verdad de Perogrullo de que en el derecho se gana o se pierde y que en este caso se trató de una contienda en buena lid frente al legítimo recurso de un candidato que se sintió lastimado en sus derechos.

La crisis motivó excesos de uno y otro lado. Es tiempo de pararlos y mostrar genuina voluntad de dejar atrás los agravios y mirar hacia delante. No es tiempo de pieles sensibles y menos para aquellos que siempre tienen la espada desenvainada. Hay genuina disposición del próximo presidente nacional del PRD para recomponer y construir en conjunto el futuro del partido y, en esa medida, del país. El llamado, por supuesto, incluye a Andrés Manuel López Obrador que mantiene su lugar en los órganos de dirección y al que sin duda se le escucharía y tomaría en cuenta. La división sí que beneficia a la derecha y, por lo mismo, es momento de poner el interés general por delante. Seguimos todos a prueba.


De paso…

Moral. Lamento la decisión de algunos legisladores de votar en contra del presupuesto de egresos. Se dirá que están en su derecho y que se trata de una decisión de conciencia. Sin embargo, considero poco ético entrar en la negociación, conseguir la aceptación de sus planteamientos, salir beneficiados y después desentenderse para arremeter en contra de lo que uno es partícipe. Es peor que el polizón, también cuestionable, que viaja sin pagar costos, pues éstos, concluida la travesía, golpean a la tripulación que los transportó. Es un asunto de moral. No es la mía… Tiene derecho Alejandro Encinas a expresar su inconformidad por la resolución del TEPJF. No se esperaba otra cosa aunque hubiera sido saludable. Entendiendo lo anterior y sin ganas de reavivar el conflicto, es más que pertinente hacer una aclaración. No fue el tribunal el que le dio el triunfo a Jesús Ortega sino el voto de los militantes. Ojalá se acaben pronto las insidias, se asuma el principio de realidad de que el nuevo presidente irremediablemente asumirá y le tome la palabra Encinas para codirigir el partido. Hay que levantar la vista… Es inaceptable que el Embajador de Estados Unidos se convierta en vocero sobre las investigaciones del lamentable avionazo. No es su papel –ni su país-…

4 comentarios:

Anónimo dijo...

En cualquier gran democracia, existe un ala radical y una mas reformista a la izquierda del centro.

En México, hace decadas que la izquierda se unio y ahora ha cuajado. Es latente la gran diferencia que existe entre los componentes de la izquierda mexicana.

Hoy es hora pues, de que cada corriente, cada tribu se vaya por su lado y nos dejen escojer a los votantes, por quien queremos votar.

A veces podremos ecoger a los radicales otras a los reformistas dependiendo de la situación y las propuestas.

Me da pena pensar que AMLO y Encinas y cia se quedan en el PRD solo por el dinero que les da el Estado -al que no quieren reconocer... cuando no les conviene- mientras que operan por otros candidatos de otros partidos cuando asi les apetece.

Así que, por respeto, por amor a mexico, po coherencia y para que yo pueda votar sin malestar por el PRD, por favor señores: cada chango a su mecate y cada pulga a su petate
he dicho

Anónimo dijo...

Un triunfo pírrico para los chuchos pero sobre todo para el PRD un REQUIEM por el PARTIDO.

Democrito dijo...

Ya pasó lareforma petrolera que era un buen argumento para que, aunque divididos, juntos los grupos del PRD hicieran cada quien su parte y desde su modo particular de ser izquierdistas se obtuviera el resultado que ahora está alli.
Creo que ahora con Jesus Ortega al frente AMLO y simpatizantes deberian emigrar a PT y CONVERGENCIA para que de una vez por todas los chuchos,Zavaletas Acostas,Navarretes etc. sepan cual es su real convocatoria, la aceptación que tienen con el electorado y su peso politico neto y quizas de alli puedan aprender que los conocimos y los votamos por la inercia que teniamos para apoyar a AMLO. YA ES HORA PEJE VAMONOS DEL PRD

Anónimo dijo...

Hoy en Formula de la Tarde el Lic. Gerardo Fernandez Secretario de Comunicación del PRD, se expreso de una manera totalmente en contra y repudio hacia el nuevo Presidente del Partido, es increible que hable de fraude, lo unico que gana es poner en duda lo que tanto le ha costado al partido; la transparencia, sera que solo busca su beneficio personal y con el nuevo dirigente sus intereses no seran satisfechos?