lunes, 9 de junio de 2008

OBAMA

Terminó la contienda por la nominación del candidato demócrata a la presidencia de los Estados Unidos tras una ardua e intensa lucha que captó la atención internacional y que llevó, en un hecho sin precedentes, a treinta seis millones de norteamericanos a las urnas. No fue la emoción de una carrera parejera que se decidiría hasta el último momento lo único que explica la expectación y el interés que dentro y fuera de aquel país se generó durante los últimos seis meses. En eso tuvo mucho que ver el tamaño, carácter, perfil y magnetismo de los protagonistas. El mundo fue testigo de una batalla de Titanes por la historia. El desenlace determinaría si disputaría en serio la presidencia de la nación más poderosa de la tierra una mujer o un afroamericano, siendo que las virtudes de ambos contendientes rebasan por mucho esa condición específica de su naturaleza. Salió victorioso Barack Obama, el senador por Illinois a quien al principio del proceso se le reconocían escasas posibilidades. La también senadora Hillary Clinton peleó hasta el final y aceptó el resultado con su dignidad y elegancia habitual, llamando a sumarse a la campaña del próximo candidato demócrata. Lo que viene no será fácil, pero tiene una trascendencia incuestionable no sólo para el pueblo estadounidense sino para el conjunto de la humanidad: sacar a los republicanos de La Casa Blanca.

La administración de Bush Jr., mantiene sus niveles más bajos de aceptación y los problemas de la economía se le suman a su errática política internacional que además de grajearse la antipatía mundial ha metido a su país en un pantano llamado Irak que está haciendo resurgir el síndrome de Vietnam. Sin embargo, la apuesta demócrata no es basarse en el voto de castigo, pues tampoco es algo mecánico que el cuestionamiento al presidente republicano se traslade a su candidato, el veterano de guerra John McCane. Además, la contienda interna por la candidatura demostró que la fuerza de Obama es su capacidad para seducir, para emocionar, para convencer, para hacer creer. Frente a la consistencia y conocimiento de Hillary Clinton que ante cada problema daba una cátedra doctoral sobre el diagnóstico y la solución, el virtual candidato demócrata se apropió de la bandera del cambio y le dio dimensión de rebelión contra las elites, aunque, y esto es muy importante, sin rencor, con vocación de unidad, inspirando esperanza. Tiene razón Obama cuando dice que haber enfrentado a Hillary lo hizo mejor candidato.

El fenómeno de Obama parece guión de película. Hijo de un hombre negro de Kenia y mujer blanca de Kansas; vive con su mamá en Yakarta y es criado por un padrastro indonesio; regresa a radicar con sus abuelos en Hawai; estudiante sobresaliente de Harvard; trabajador social en suburbios pobres de Chicago; creyente de una iglesia encabezada por un pastor cuyos sermones y declaraciones rayan en la provocación –por eso tuvo que deslindarse recientemente de él-; senador opuesto desde el principio a la aventura bélica de Irak; desde el 3 de enero de este año, cuando ganó sorpresivamente en el caucuses de Iowa, una bola de nieve que está sacudiendo la vida política norteamericana y que tiene a la vista la presidencia más importante del planeta.

El paso que falta no será fácil. Ser candidato afroamericano en un país dominado históricamente por blancos anglosajones es todo un acontecimiento y un reto que si no fuera por la obamanía parecería imposible. Es verdad que desde su independencia los Estados Unidos consagraron los derechos del hombre y las libertades civiles, pero tuvieron que ser las mismas minorías las que las conquistaran en la práctica con luchas memorables. Por desgracia y a pesar de lo anterior, sigue siendo innegable que en amplios sectores sociales perviven resabios racistas que sufren no sólo los miles y miles de inmigrantes que ahí coexisten sino también los que han forjado esa nación desde hace siglos. ¡Qué gran paso sería para ese país cosmopolita, para su convivencia democrática y su integración racial, el triunfo de Barack Obama!

Con una retórica casi poética, sin dejar de tener sentido y contenido, Obama ha llegado al alma de los estadounidenses de todas las clases, razas y credos. La multiplicación de su apoyo ha tenido como detonante la incorporación de miles de jóvenes que no se interesaban en política y ahora se siente su ímpetu irrefrenable que hace milagros y prueba de ello es que ahora es candidato contra todos los pronósticos y tras vencer a una mujer excepcional que parecía destinada a triunfar. Por ello su mensaje se repite en cada esquina: “Sí podemos”.

La primera tarea de Obama es que la inmensa mayoría del amplio respaldo que tuvo Hillary Clinton se quede con él. El impecable discurso de ella del pasado sábado sin duda que ayuda. “ La manera de continuar nuestra lucha ahora –dijo la senadora por Nueva York- de lograr las metas que representamos, es emplear nuestra energía, nuestra pasión, nuestra fuerza, y hacer todo lo que podamos para ayudar a elegir a Barack Obama como el próximo presidente de Estados Unidos. Hoy, al suspender mi campaña, lo felicito por la victoria que ha logrado y la campaña extraordinaria que ha llevado a cabo. Lo endoso y le otorgo mi pleno apoyo”. Respaldo imprescindible si se toma en cuenta la aceptación que Hillary logró entre las mujeres y los latinos. De cualquier manera la reconciliación demócrata no será fácil, pues la contienda entre ambos llegó a ser muy acre y no todos los seguidores serán capaces de olvidar los agravios y elevar la mira. La posibilidad de que ambos hagan fórmula común y se integre le ex primera dama como candidata a la vicepresidencia no se ve fácil, pero tampoco se descarta. Sería una mancuerna de un magnetismo y capacidad indiscutible. El problema para el equipo de Obama es dilucidar si no sería demasiado para los electores la combinación afroamericano-mujer, aunque parece imposible que encuentre a algún varón blanco, anglosajón y cristiano que tenga el conocimiento, la capacidad y la propuesta que ha mostrado la señora Clinton.

Algo importante está pasando en Estados Unidos, algo profundo y enigmático. No es cualquier cosa que un candidato afroamericano esté catalizando la inquietud de cambio y sea capaz de emocionar y darle esperanza a grandes sectores de la sociedad norteamericana. Obama surgió, creció y prevaleció entre los simpatizantes demócratas porque expresa mejor que nadie el sentir de hastío que hoy prevalece frente al stablishment, y porque ha sabido promover una salida innovadora dentro del cauce democrático, llamando al compromiso colectivo e invocando a la unidad y a la reconciliación, a esa crisis de credibilidad y confianza que sufre la clase política tradicional.

No es sólo una revolución de conciencias sino también de formas políticas. Si bien ha tenido grandes y poderosos donantes, más del 90% de los 265 millones de dólares que recaudó son de menos de 200 dólares y muchos de ellos están entre 10 y 20 dolares. Estamos hablando de un ejército de más de 125 mil aportantes. Ese es el efecto de la esperanza, pero también de un manejo de la red sin precedentes que ha horizontalizado la batalla por la presidencia. Esto hace prever que el candidato demócrata se dé el lujo de rechazar los más de 80 millones de dólares de financiamiento público y tener más libertad para la recaudación a diferencia de John McCane que, a pesar de contar con el respaldo de los grandes potentados, no tendrá una base siquiera similar a la que mostró Barack en las primarias demócratas.

Los compromisos de Obama para acabar con los privilegios, poner fin a la ocupación de Irak, promover la paz mediante el diálogo, el entendimiento y el multilateralismo y hacer de Estados Unidos un país sin ciudadanos de segunda hace que la esperanza se traslade al mundo entero. Si alguna elección no nos puede ser indiferente es precisamente la de aquella nación. Por eso, aunque no puedo votar, me permito desde aquí respaldar a Barack Obama. ¡Claro que sí podemos!


De paso…

Consulta. Nada ejemplifica mejor la inmadurez y el anquilosamiento de la clase política que su incapacidad para encontrar salidas institucionales y democráticas a sus divergencias cruciales. La reforma energética puede ser un detonante para un conflicto social que se salga de cauce, que enrarezca y descomponga aún más la vida política del país, preámbulo nefasto de cara a las elecciones intermedias. La consulta es un planteamiento que puede ayudar a mantener el conflicto dentro de la institucionalidad democrática o parte de una ruta para escalarlo. Depende de la sensibilidad y la inteligencia del gobierno federal que sea lo primero y no lo segundo. ¡Estamos perdidos!...Si la sensatez no fuera un bien escaso en la vida política mexicana, entonces podría transitar una propuesta que parece casi de sentido común: háganse con celeridad los cambios legales que permitan la realización del plebiscito a nivel federal, apruébense los consensos de la reforma energética y pregúntese a la ciudadanía en las elecciones del 2009 sobre los disensos…De cualquier manera, la consulta va…El PRD empieza a normalizar su vida institucional y a recuperar la iniciativa política con la gestión de Guadalupe Acosta Naranjo y Marta Dalia Gastelum, a pesar de que cierto presidente estatal que parecía muy serio, responsable e institucional se fue a argumentar al TEPJF y a los medios de comunicación que eso no era cierto, que todo estaba del nabo y que no se dejaran engañar por consensos y unanimidades, que su promoción, apoyo y aval al nuevo secretario de Finanzas que es de su corriente y que tuvo que ser propuesto por el presidente en funciones y votado por la mayoría de Nueva Izquierda-ADN en el Consejo Nacional no significaba reconocer nada ni a nadie. No pos sí…Y mientras tanto se acerca la hora de la verdad para la Comisión Nacional de Garantías y Vigilancia que tendrá que decir al país entero quién ganó la elección del 16 de marzo. ¿Será por eso que por ahí se ha visto colgado en sus paredes a ese santo laico conocido como El Gran Kalimán? Bien harían todos en el PRD a seguir ese ejemplo, pues como nunca se necesita hacer acopio serenidad y paciencia…

3 comentarios:

razazaidi dijo...

Siendo tal vez el único gringo que con frecuencia lee tu muy elocuente blog, me uno al coro en dar mi apoyo a Barack Obama. Sin embargo, cabe mencionar que Hillary Clinton se llevó (alguna veces por mucho) el voto latino. ¿Habrá sido esto por el gran carisma y recuerdo de Bill Clinton o será por cierta rivalidad latente en la sociedad norteamericana entre latinos y afroamericanos? Me pregunto qué sucederá en las elecciones principales…o sea… ¿el voto latino será en contra del afroamericano pase lo que pase? ¿o podrá Barack Obama atraer al voto latino?

¿Qué piensan ustedes? ¿Qué se opina y escribe al respecto de este tema en México?

saludos, raza

Anónimo dijo...

No me asusta tanto que el voto Latino se haya dividido en la elecciones primarias. lo que es realmente preocupante es que algun voto democrata se vaya al lado republicano unicamente a causa del color de piel del cotendiente democrata.

Buen blog. suerte

Anónimo dijo...

Primeramente te envio un cordial saludo y espero que mi comentario no este fuera de lugar. Es que en dias pasados me meti a la pagina de formacion politica del PRD y vi que se tenía un proyecto de formadores politicos solo que cuando intente ingresar en el link, la pagina no se habría. Quisiera saber si esta "convocatoria" de formadores politicos sigue abierta o ya se termino. Espero contar con una pronta respuesta y de antemano agradezco tu atención. Mi correo para que me puedas mandar esta información es : yayo2001@hotmail.com.
Atte.
Jair Villagran Hernadez.