domingo, 6 de abril de 2008

Carta a L. Cota

Jueves 3 de abril de 2008


Lic. Leonel Cota Montaño
Presidente del Partido de la Revolución Democrática

P r e s e n t e



Estimado Leonel:


La crisis del partido nos está poniendo a prueba. Somos la dirección de un PRD confrontado consigo mismo que vive el momento más crítico de su existencia. Por lo mismo, no podemos eludir nuestra responsabilidad y sería verdaderamente lamentable, quizás hasta trágico, que en lugar de abonar a la solución del entuerto y a la reconciliación del perredismo, contribuyéramos a ahondar las diferencias, exacerbar la polarización y profundizar la crisis. Por eso me preocupan ciertas actitudes que has tomado recientemente, mismas que me han sorprendido, e incluso indignado, porque llegué a pensar que jugarías un papel de equilibrio y sensatez dentro de la vorágine. Es obvio que me equivoqué. Con la franqueza y el respeto con el que siempre te he tratado, permíteme explicarme.

Frente al lamentable error que cometió Andrés Manuel López Obrador de intervenir en el proceso, haciendo abierto proselitismo por un candidato y violentando nuestra norma interna, se hizo de la mayor trascendencia el papel que ibas a desempeñar, pues necesitábamos a alguien que se pusiera por encima del conflicto, sirviera para dar garantías a los contendientes y pudiera, en dado caso, servir de árbitro y facilitador de acuerdos. Sin embargo, desde el día de la elección tu parcialidad ha sido evidente. No regresaré al expediente de los conteos rápidos cuestionados –Roy Campos, en una actitud de honestidad intelectual encomiable expresó: “Jesús Ortega hizo muy bien en no aceptar los resultados”- ni al cierre abrupto del PREP que recordó a la tristemente célebre “caída del sistema”. Me referiré sólo al burdo intento de torcer la ley y forzar un cómputo ad hoc para tratar de revertir el resultado del conteo y a tu inexplicable oposición a que se reúna el Consejo Nacional.

Concordamos en que se debe limpiar la elección y “no avalar” votos fraudulentos. En lo que discrepamos es que para ello sea necesario violar la norma y sacarse de la manga criterios extra reglamentarios para definir cuáles casillas se computan y cuáles no. Lo que ha generado el alargamiento del cómputo, promovido incertidumbre y desgastado al partido, es precisamente la obcecación para que se establezca un sistema de conteo sin sustento jurídico en el que se sancionen anulaciones en caliente y a la carta para ver si así puede salir victorioso de la sumatoria el candidato ungido de antemano. Resulta infame que se pretenda aplicar una normatividad elaborada después de efectuada la votación y a petición de una de las partes. No es con arrebatos justicieros, que indefectiblemente caen en la arbitrariedad, como se puede sanear el proceso y sancionar a los responsables de actos indebidos o de plano fraudulentos. Para eso está la Comisión Nacional de Garantías y, para quien así lo decida, el Trife. La justicia sin ley suele terminar en su contrario.

Implementar por la vía de los hechos una instancia hibrida que compute y a la vez califique o, como tú dices, “evalúe” las casillas antes de sumarlas es un desatino insostenible. Son dos etapas distintas que estatutariamente están a cargo de dos instancias diferentes y en cuyo correcto desahogo se garantizan los derechos plenos de los contendientes. Llevar a cabo un juicio sumario, cuyo veredicto esté atado a la presión política para acomodar resultados, no es limpiar la elección. Al contrario, sería agregarle una mancha más y de gran tamaño, pues, para decir las cosas por su nombre, se trataría de un acto golpista.

El problema es, y lo sabes bien Leonel, que existe un veto contra Jesús Ortega y que si se computa, tal y como se establece en nuestros ordenamientos, él saldría adelante. Se trata de un veto tan deleznable e injusto como el que sufrió en su momento Andrés Manuel López Obrador. Lo paradójico es que el vetado de entonces es el que veta actualmente.

Digámoslo con claridad. El retraso ha respondido a una convicción mezquina y autoritaria: si el cómputo favorece a Jesús Ortega, entonces que no haya cómputo. Y mientras tanto, apostar a que AMLO haga sentir su peso sobre los órganos internos para que se implemente una manera diferente de computar y pueda darse un resultado distinto. Tú mejor que nadie sabes que López Obrador no ha dejado de operar a favor de su candidato ni lo dejará de hacer. Pero en lugar de ser la mano que mece la cuna pudiera asumir, si es que tiene convicción democrática, la responsabilidad que le corresponde para sacar al partido de la crisis que coadyuvó a generar, en lugar de desautorizar, desde las sombras, los acuerdos a los que llega Alejandro Encinas.

Frente a este escenario, cómo puedes pedir que no se acuda al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. ¿Supones que se puede “avalar” golpear a alguien con una silla y además amarrarle las manos? Por otra parte, hay hipocresía y doble moral evidentes en ese prurito, vendido como principio, de no ir a dicha instancia jurisdiccional. En primer lugar porque el PRD no ha dejado de acudir a ella, antes y después del 2 de julio del 2006. Y en segundo lugar porque el propio Alejandro Encinas acudió a él hace apenas unas semanas para quejarse de la resolución que le ordenaba solicitar a sus simpatizantes que suspendieran la distribución de la carta ilegal de AMLO (expediente sup/jdc/223/2008) Si de verdad quieres evitar que el Trife pronuncie la última palabra, entonces garantiza la aplicación estricta de la norma. Ese, y no otro, fue el acuerdo del sábado, cuyo espíritu era destrabar los cómputos y no cambiar el resultado, lo que sería, como es evidente, una forma de hacer fraude.

En momentos de crisis es cuando deben dar la cara las direcciones. Por eso no entiendo tu negativa a la reunión del Consejo Nacional. Es evidente que no es colegio electoral y que sería una barbaridad pretender que intervenga en el cómputo, ya no digamos en la calificación de la elección. Pero quién puede negar que el PRD necesita rumbo y orden y que su máximo órgano de dirección debe fortalecer a los órganos para que cumplan bien su función y estén en condiciones de resistir a las ingentes presiones que sufren, sobre todo, del gran poder fáctico. Si el Consejo Nacional establece las directrices frente a la eventual reforma energética, toma decisiones y providencias ante el acortamiento de los plazos legales para la renovación de su dirección, proporciona las condiciones necesarias para el desahogo del cómputo y la calificación en términos democráticos y transparentes, y, muy importante, coadyuva al cumplimiento cabal de la norma, entonces habrá valido la pena su realización.

No te das cuenta, Leonel, que el Consejo Nacional puede fortalecer tu posición y arroparte para que puedas defender los intereses del partido y no únicamente los de una sola persona, por importante que sea. El fin del cómputo no es el fin del proceso. Hagamos causa común para que en la siguiente instancia se caigan todos los votos ilegítimos, independientemente del candidato al que beneficien, tal y como corresponde. Y que sea la Comisión Nacional de Garantías o el Trife los que determinen, basados exclusivamente en criterios jurídicos, si procede o no la anulación y ésta no sea resultado de la presión política o la descomposición natural que deviene del secuestro calculado de los cómputos. Pero no nos engañemos, para avanzar por el camino de la ley necesitamos convencer a nuestro amigo Andrés Manuel de que en la democracia a veces se pierde.

Sin más, te mando un abrazo y mis consideraciones.




A t e n t a m e n t e



Fernando Belaunzarán
Secretario de Formación Política del CEN del PRD

No hay comentarios.: