lunes, 18 de febrero de 2008

¡AL DIABLO CON LA LEGALIDAD!

Fernando Belaunzarán


Un síntoma inequívoco de la desesperación es el desprecio por las formas y el olvido de la autocontención. Sin embargo, aunque en política no pueden faltar los desesperados, éstos no deben perder el sentido de los límites porque de lo contrario se corre el riesgo de llegar a extremos irreversibles. La elección de 2006 es paradigma de lo que puede suceder cuando se está dispuesto a cualquier cosa para cambiar las tendencias en el electorado. De esa desesperación incontinente surgió la guerra sucia y la violación consciente de la ley por parte de Vicente Fox y del Consejo Coordinador Empresarial (CCE). Por eso resulta patético y paradójico que en la contienda interna por la renovación de la dirección en el PRD se manifiesten los mismos perversos métodos que la izquierda sufrió durante la campaña presidencial. Pero lo que parece realmente inconcebible es que sea al que le sacaron el triunfo a la mala, Andrés Manuel López Obrador, quien caiga en este tipo de prácticas. Si en diciembre pasado no encontró en su carácter de Presidente Legítimo obstáculo alguno para acudir a un acto de campaña de Alejandro Encinas, ahora no le preocupa que el Estatuto le prohíba hacer propaganda por su cuenta para favorecer a su candidato y envió cartas domiciliarias a los más de seis millones de afiliados del partido del sol azteca para hacer abierto proselitismo. Como vemos, en esto de apoderarse del partido nada lo detiene: ni las formas, ni la ética, ni la ley. Y, por lo visto, tampoco la necesaria y patriótica defensa del petróleo.

Por donde se le vea, resulta indefendible la circulación de las cartas del Presidente Legítimo. A diferencia de las restricciones para la impresión y distribución de propaganda que el Estatuto consigna para los candidatos y que resultan a todas luces exageradas –mismas que sólo se pueden entender a la luz de la reacción que provocaron los videoescándalos al interior del partido- la prohibición a terceros para realizarla se explica muy bien y se afianza con la experiencia: vulneran la equidad de la contienda, tal como quedó de manifiesto con los anuncios del CCE en el 2006. Este punto básico se encuentra establecido en el COFIPE desde hace años y ahora es norma constitucional. El problema es que el IFE, primero, y luego el TRIFE, fueron incapaces para imponerse y hacer valer la ley en aquella multicitada elección presidencial. Además, es evidente que el coste de las cartas debe contar en los gastos de campaña del candidato apoyado y demostrar de donde vienen los recursos –como sucede con cualquier aportación en especie en elecciones constitucionales-, lo que significaría, en este caso, que se rebasa el tope, pues éste es de 20 centavos por cada afiliado y la sola impresión de la carta por cada uno más su distribución ya lo sobrepasa. Por supuesto que esto no les quita el sueño a los encinistas, pues anhelan convertirse en víctimas y decir que se les quiere ganar en la mesa. Finalmente, saben de la debilidad institucional del partido y que pueden beneficiarse de la norma no escrita, pero muy conocida, de que “Acuerdo Político mata Estatuto”, aunque públicamente renieguen de ella.

Más allá de la anécdota, de la emulación que hace el principal dirigente de la izquierda de Vicente Fox al intervenir abierta e ilegalmente en el proceso y de Felipe Calderón al pretender imponer dirigente nacional en su partido -que demuestra que AMLO decidió mandar a los principios y a la congruencia de vacaciones en la contienda interna- lo preocupante son los costos políticos. Ya sabemos que esa manera de actuar polariza la elección y ahonda las divisiones. Entonces, ¿cómo es que siendo la máxima prioridad la defensa del petróleo y, por lo mismo, la necesidad de cuidar la unidad para dar el mayor y más fuerte de los frentes a las ambiciones privatizadoras, se trabaja para acrecentar la confrontación en el seno del PRD? ¿Quiere defender los energéticos de la nación o esa es sólo una bandera para fortalecer su imagen en momentos preelectorales? La carta deja muchas dudas. Y es que nada enturbia más un proceso y enrarece más el ambiente que la impune violación de la norma para beneficio del candidato oficial.

Por otra parte, con esto se desgasta una figura que debiera cuidarse. A todas luces, lo correcto era que AMLO se pusiera por encima de la contienda y, con ello, mantuviera la ascendencia política y moral sobre el conjunto del partido. Por desgracia, el deseo de control valió más que cualquier otra consideración. Esta situación lastima, pues finalmente fue el candidato de todos y todos lo apoyamos antes, durante y después de la elección. Por desgracia, parece tarde para convencerlo de que lo mejor era que los militantes decidieran libremente en un proceso limpio, transparente y respetuoso de la norma. Es obvio que cualquiera que resulte ganador buscaría tener una relación cercana con su principal dirigente y es de lamentarse que no alcance a visualizar que nadie se beneficia, ni él mismo, si impone en la dirección a un obediente que a todo le diga que sí, que es mejor tener a un Presidente fuerte, capaz de pararse en sus propios pies. Sólo espero que tenga presente que la responsabilidad de romper la liga es de quien la estira y no del que no la suelta. Que no vaya a culpar a otros de una eventual división.

Parece un mal chiste que, ante la aparición de las cartas, Alejandro Encinas se congratule con ellas –bueno, Felipe Calderón hizo exactamente lo mismo respecto al apoyo de Fox- y fustigue a sus adversarios diciendo que si están molestos es porque quieren ganar “a la vieja usanza”. La verdad es que no hay usanza más antigua, no sólo en el partido sino en el país, que la que pretende ungirlo presidente. Él se atiene y se abraza a una sola voluntad, al dedo divino del líder máximo. En sus dieciocho años de existencia, invariablemente el presidente del partido ha sido al menos palomeado por el caudillo en turno. Ese es un resabio priísta que el PRD tiene, como nunca, la posibilidad de romper el 16 de marzo. Pero flota en el ambiente dudas más que razonables: ¿AMLO aceptará la derrota de su candidato, así sea ésta inobjetable? ¿Pondrá por delante la defensa del petróleo o instigará un conflicto postelectoral para imponer a un tercero al frente del PRD? ¿Priorizará al proyecto o preferirá la vendetta? Por el bien de la izquierda, que aparezca el estadista.


De paso…

Cancún. Después de un burdo intento del PRI por robarse la elección en el municipio paradisiaco de Benito Juárez, mejor conocido como Cancún, se le entregó la constancia de mayoría a Gregorio Sánchez, candidato del PRD. El próximo presidente municipal tuvo como coordinador de campaña a Jesús Zambrano y sostiene que su gobierno será socialdemócrata… Como no hay nada que le duela más a la derecha que ganarle elecciones, el triunfo en el Caribe y la toma de protesta de Leonel Godoy como gobernador ponen de manifiesto la gran disyuntiva perredista de cara a la renovación de la dirigencia: Ganar como en Michoacán o Perder como en Tabasco… El bombazo en el DF poner en evidencia, una vez más, las enormes fallas que tiene la Seguridad Nacional en el país…Aguas con el pánico…

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