Fernando Belaunzarán
Twitter: @ferbelaunzaran
La incógnita empieza a dejar su lugar a la certeza. Lo que algunos veían como propaganda adquiere consistencia de realidad. Pareciera que se propuso darle la razón a sus detractores –¿a quién les recuerda?- y no me refiero sólo, o siquiera principalmente, al papelón hecho en la multicitada y tantas veces vista conferencia de prensa en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara. Enrique Peña Nieto muestra su estilo y su proyecto, su fuerza y sus debilidades, su potencial y sus limitaciones, construyendo, o mejor dicho, reafirmando a un personaje muy parecido a la “leyenda negra” forjada por sus críticos, entre los cuáles me precio estar.
Empiezo por lo anecdótico. En general, Peña Nieto muestra seguridad al desenvolverse, aunque siempre da la impresión que las ideas, propuestas, posicionamientos que expone no son propios; quizás porque no profundiza, porque siempre se queda en lo elemental, porque su popularidad se debe al apapacho televisivo, porque parece recitar un guión aprendido. Cierto, se trataba de una crítica de latido, de percepción, absolutamente subjetiva, pero que ahora toma consistencia al verlo desenvolverse errática y cantinflescamente frente a una pregunta que no contemplaba, cierto, pero que era por demás simple e incluso previsible. Es más, el reportero le hizo una pregunta cómoda, puso el balón en el punto de penal y él no supo ni patearlo. No me extrañaría que la idea del periodista fuera, en realidad, quedar bien con el puntero en las encuestas; eso sí, me queda claro que no fue la de provocarle el mayor resbalón que ha tenido desde que el asunto de la niña Paulette se le descompuso y prefirió archivar el caso.
No es la primera vez que el ex gobernador del Estado de México no sabe responder ante un cuestionamiento fácil. Hace aproximadamente dos años, Jorge Ramos, periodista de Univisión, le preguntó sobre la enfermedad que le causó la muerte a su primera esposa y sucedió exactamente lo mismo. Su figura no resiente: se ve cuidada, estudiada, controlada, lo mismo que su expresión; pero lo que dice pierde sentido y lejos de salir del paso se hunde… sin despeinarse. El pánico escénico ocurre en su cabeza y éste se muestra en el contenido divagante y contradictorio con el que expresa una búsqueda desesperada e inútil para encontrar una respuesta fácil que, sin embargo, no llega a ser pronunciada. Tuvo que volver un año después al mismo programa para que el mismo periodista le hiciera la misma pregunta y no tuviera ningún problema en responderla de manera articulada y convincente.
Enrique Peña Nieto no sólo parece negado a improvisar, también a contestar, incluso con la verdad, cuando lo sorprenden. Como si se bloqueara, como si se preocupara tanto por la imagen, por no mostrar en su rostro o en sus ademanes la duda, que nomás no le llegan las ideas. Me cuesta pensar que no conociera el nombre de tres libros o los motivos de la dolorosa pérdida prematura de su esposa y me inclino por creer que en realidad es un actor que no sabe, y le aterra, despegarse del guión establecido. Con ello se confirma lo que Manlio Fabio Beltrones daba a entender con la importancia del proyecto, de que su partido tuviera un candidato con ideas y supiera hacia dónde debe ir el país. EPN es, sin duda alguna, una imagen muy rentable, pero que carece de sustancia.
De manera natural surge la pregunta de quién gobernaría en realidad el país si ganara alguien con esas características. Pero dejemos a un lado las cualidades o limitaciones personales del candidato que hoy se ve con mayores posibilidades de ser el próximo presidente y vayamos al proyecto que representa. Otro de los señalamientos que hemos hechos sus críticos, es que EPN representa la restauración del viejo régimen. Ante ello, lejos de desmentirlo, parece que la apuesta es asumirlo como virtud. No se ha cansado de decir que la gobernabilidad del país depende de que el partido del presidente tenga mayoría absoluta en ambas Cámaras y eso no puede significar otra cosa que el regreso del presidencialismo omnipotente. El mensaje es claro: lo que se requiere es eficacia y, para ello, se requiere sacrificar los avances democráticos y volver al pasado.
Apuesta por la amnesia, por los muchos nuevos electores que no padecieron al partido de Estado, pero que encuentra eco también por la decepción hacia los partidos que lucharon por la democracia y que no se han distinguido lo suficiente del PRI a la hora de gobernar, mismo que se desgastaron por las estrategias erradas en los últimos cinco años de quienes disputaron la presidencia en el 2006 y cuya polarización subsecuente fue aprovechada por el partido del viejo régimen y por EPN para reposicionarse.
Pero el viejo régimen también se anuncia en las formas. El registro del candidato único para la candidatura del PRI-PVEM-PANAL tuvo toda parafernalia de las unciones producidas por el célebre dedazo. La cargada y el culto a la personalidad regresaron por sus fueros. Pero no sólo volvió la antigua estética priísta, también sus códigos. Que no quede ninguna duda de quién concentra el poder y toma las decisiones. Por eso, Peña Nieto acepta ante los medios el “desgaste” de Humberto Moreira como presidente del PRI, un día antes de que éste presente su renuncia, la cual se hizo inevitable una vez que el candidato se pronunció. Si pudieran decirlo en una consigna sería: “Todo el poder al (futuro) presidente”.
Vemos como el señalamiento a EPN como un producto del marketing sin propuesta propia, dependiente del teleprompter, que no sabe qué hacer o decir fuera del script y que representa el pasado autoritario dista mucho de ser una “leyenda negra”. Voluntaria o involuntariamente, el exgobernador mexiquense está sustentando esa imagen que, si bien no ha permeado aun al grueso de la población, en el llamado “círculo rojo” le costará mucho desmentir, y más ahora después de su tragicómico gazapo en la FIL.
Con el “librogate”, las redes sociales dieron una probadita del peso que han adquirido y de la importancia creciente que van a tener en la medida en que se acerque la elección presidencial. Un espacio al que no se puede controlar y que no dejará pasar nada a nadie, para bien y para mal. El juez más severo en un espacio por fortuna libre, a pesar de los excesos que ahí se dan. No compartí que se atacará -menos aun la saña con la que se hizo- a la hija de Peña Nieto, pues considero que ésta responde a la intención de golpear políticamente al padre. Finalmente ella reaccionó frente a las burlas a un ser querido, reproduciendo un tuit desafortunado de su novio. Me parece que hay que dejar a los hijos en paz, pero, con independencia de opiniones morales, las redes seguirán siendo implacables y más vale que los candidatos se vayan haciendo a la idea de eso y, espero, que ninguno tenga la pretensión autoritaria de querer regular su actividad. Insisto, más vale pagar el costo por los excesos de la libertad que aceptar cualquier tipo de perniciosa censura a la opinión ciudadana en la red.
Que se descubra a la persona de carne y hueso detrás del personaje que los mercadólogos han construido para los candidatos es sano para la vida pública y servirá para que los ciudadanos tomen una decisión más informada al momento de votar. Para ello jugarán un papel crucial las redes sociales. Esto apenas comienza.
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7 comentarios:
Muy acertado y objetivo tu artículo...ahora la pregunta que muchos nos hacemos es si no habrá mano negra y 'regulen' las redes sociales en afán de seguir manteniendo la imagen perfecta de los candidatos y en especial del candidato preferido del marketing de Televisa?
Sería el colmo del cinismo de las gentes que siguen empeñados en destruir la endeble democracia que impera en nuestro país...
Saludos
Te felicito Fer, excelente artículo.
Muy buen post. Sustacioso. En verdad la pifia de EPN no es tal. Es tan sólo la evidencia fehaciente de que es un títere. Alguien le escribe el guión, no sabe improvisar. La mano que mece la cuna es de mucho más arriba.
Esa imagen de hombre culto y finísima persona, los acontecimientos seguidos de su participación en la fil solo denoto y seguirá demostrando q es solo una figura hueca. Buena columna Fer :) saludos
Se agradece tu texto, tampoco te voy a alabar porque repites lo que otras personas ya vienen diciendo. No puedo decidirme por aceptar que fue bueno o malo las críticas a Paulina. Si probablemente es un desliz, un coraje, pero también si es una actitud despreciativa y proviene de una esfera que llega asi a opinar de la gente, no lo minimizaría. Por otro lado muchos ninos y jovenes del país viven en condiciones de marginación alimentaria, educación, etc, por herencia del Sistema. Eso también es una ofensa que la viven todos los día y más dura.
Felicidades por tu escrito, ideas contundentes, expuestas de forma clara...definitivamente, me gustó!
Decir el título o el autor, no es condición indispensable para ser lector, ni te da criticidad...lo importante es leer, comprender, poner al servicio personal y de los demás lo leído...EPN ha hecho cosas peores, como aliarse con Elba E.
Visiten GuerradelNarco . com
esa pagina web tiene mucha info!(:
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