martes, 8 de febrero de 2011

CARMEN ARISTEGUI

Fernando Belaunzarán
Twitter: @ferbelaunzaran

La libertad de expresión se defiende genuinamente cuando se hace a favor del que discrepa. Exigir el respeto a decir lo que uno comparte es un acto legítimo, pero parcial e interesado. En cambio, sostener el derecho del otro a opinar lo que no pensamos y, más aun, lo que nos disgusta es lo que en realidad corrobora el compromiso con ese derecho. Defenderlo aun en perjuicio propio. Y al hacerlo, en realidad se pugna porque valga para todos y, en ese sentido, a favor de un modelo de sociedad libre, plural, democrática. Pero, por desgracia, la polarización en México de los últimos años ha sido tan perversa que nada escapa a la trituradora de la lucha política desalmada que hoy padecemos. De tal suerte que lo que debiera generar un repudio unánime por la censura ejercida contra una periodista vuelve a polarizar y a marcar, en términos generales, los bloques del 2006. Se olvidan que al acallar a una voz crítica y reconocida, con independencia del gusto o disgusto que ésta produzca, se empobrece la democracia en el país y la aparición de la censura es un elemento pernicioso más del clima político, ya de por sí enrarecido.

Algunos sostienen que no hubo censura contra Carmen Aristegui, pero a confesión de parte, relevo de pruebas. MVS reconoció en un comunicado que la rescisión del contrato que tenía con Carmen Aristegui se hizo porque, según la empresa, la periodista violó el “código de ética” al “presentar como noticia un rumor” y negarse a pedir disculpas al ofendido por lo transmitido el viernes 4 de febrero. Aunque dicho documento oficial no lo aclara, hay poco espacio para la duda. Es evidente que se refiere al tratamiento que le dio Aristegui a la manta que unos diputados del PT exhibieron en San Lázaro y en la que acusaban al titular del Ejecutivo de ser alcohólico, emplazando a los lectores a no permitir que siguiera “conduciendo el país”. Vale la pena analizar el caso con más detenimiento, pero no sin antes señalar lo obvio: Si la intención de la empresa era desagraviar al presidente, con su comunicado le hicieron un flaco favor, pues allí informan que por defenderlo sancionaron a la periodista. Como lo señaló filosamente y con sarcasmo Carlos Marín, en MVS se mostraron más calderonistas que Calderón.

En mi opinión, la pregunta de Aristegui no era pertinente. Que unos diputados hayan hecho la acusación y que de eso se hable “en las redes sociales” no me parece que le de sustancia a la especie del supuesto alcoholismo presidencial, tema que además lleva a la discusión al plano personal y rebaja enormemente la discusión de la vida pública y distrae de temas más importantes y graves, por los cuales el Ejecutivo está obligado a rendir cuentas y asumir responsabilidades. Además, no me imagino un comunicado de presidencia que diga: “En relación con las versiones que circulan en las redes sociales, quisiéramos aclara que el señor Presidente no padece de alcoholismo…”. Algo similar sucedió en Brasil y el presidente Lula cortó el debate exigiendo respeto a su vida privada. Y ese es el punto, hay que evaluar a los funcionarios en razón de sus resultados y respetar márgenes de intimidad. Si en su actuar público se mostrara que tiene ese mal y eso afecta sus funciones sería otra cosa, pero lo único que se tiene es el rumor, el cual, por cierto, no es difícil de generar de manera interesada en redes como facebook o twitter. Como prueba están los artistas a los que se les ha matado virtualmente, incluso más de una vez.

Pero el darle credibilidad a un rumor –que no es lo mismo que presentarlo como noticia, lo cual no hizo- no es el peor de los pecados de los comunicadores en México y, por supuesto, no justifica la censura; mucho menos la salida del aire de una voz reconocida, prestigiada e independiente como la de Carmen Aristegui. Es verdad que la concesión es de particulares, pero se lesiona un bien público como es el derecho a la información, se castiga a la pluralidad en los medios electrónicos y queda la impresión, acertada, de que se atentó contra la libertad de expresión.

Si lo que se quiere es evitar excesos en el micrófono y en la pantalla sería mucho más productivo legislar sobre el derecho de réplica y no caer en la trampa de aplaudir castigos draconianos selectivos. Hemos visto linchamientos mediáticos o ataques injustificados contra políticos, empresarios, artistas, persona comunes etc., y no ha habido consecuencias. La solución no es tener a los periodistas con la espada de Damocles sino otorgar derechos a los ciudadanos para que no estén indefensos frente a los medios.

La manta, que fue el origen del problema, fue ampliamente repudiada. De tal magnitud fue el rechazo a la provocación de los diputados petistas que hasta Andrés Manuel López Obrador, quien alienta este tipo de acciones, se tuvo que deslindar. El tema del supuesto alcoholismo del Presidente estaba muerto, pero la desafortunada censura a Aristegui no sólo lo revivió sino que le permitió abrazarse a la causa justa de la lucha contra la censura. No hay pruebas que permitan afirmar que la acción de MVS fue por petición gubernamental, pero eso es lo de menos. Los costos los está pagando Felipe Calderón.

Es la segunda vez que a Carmen Aristegui la sacan de una empresa radiofónica en lo que va del sexenio. Esperemos que en esta ocasión sea menor la espera y podamos escucharla muy pronto. Es una voz importante y valiosa que no debe estar ausente en el acontecer del país, menos aun en los momentos críticos que se están viviendo. Ciertamente es incómoda al poder, pero eso lo agradecen las democracias. Como bien escribió George Orwell, “si la libertad tiene algún sentido es el de decirle al otro lo que no quiere oír”.

9 comentarios:

Anónimo dijo...

Apre3ciable Fer.... Coinsido contigo las mas de las veces... Ahora en general no es la exepcion.

El asunto de discrepancia es llamar en automatico y sin pruebas, censura lo que pudiera ser no mas que un asunto laboral entre MVS y Aristegui.

Como has dicho aqui mismo, a confesión de parte, relevo de pruebas y nadie puede ignorar la falta de profesionalismo de Aristegui al abordar un t5ema de indole personal del presidente (habiendo tanta tela de donde cortar en lo referente al ejercicio del poder)y en el colmo del desproposito, exigiendo explicaciones al acusado y no al acusador.

Eso es algo que en su libertad de exprecion todos y ELLA misma pueden hacer (como lo hizo)ejerciendo la libertad de expresion, pero no es algo por lo que un profesional pueda ignorar que le va la chamba... no por atacar su libertad, sino por su falta de profesionalismo, que es por lo que se le contrato.

La libertad de expresion de Aristegui se ejercio plenamente, haberlo hecho sin cuidar lo que corresponde a un profesional de la comunicacion le costo el despido al no retractarse y disculparse.

Aristegui ha perdido su trabajo, no la posibilidad de ejercer su libertad de expresion, y ciertamente, no tardara en colocarse en otro espacio radiofonico en el que sera igualmente escuchada porque sus aciertos son mayores a sus yerros.

Ser comunicador, ser contestatario con la autoridad (o al menos con la parte de autoridad con la que no se comulga) no puede, no debe ser considerado un seguro contra el despido de la chamba.

Un abrazo Fernando.

@rtoursg

Julio Iñaki Zuinaga Bilbao dijo...

¿Acaso no es un asunto de interés público si la cabeza del gobierno padece o no de problemas de alcoholismo? ¿Puede con ello afectar las decisiones de estado que tome? Es relevante la interrogante...

El Macaco dijo...

“En relación con las versiones que circulan en las redes sociales, quisiéramos aclara que el señor Presidente no padece de alcoholismo…”.

Eso como mínimo.

el alcoholismo de quién toma las decisiones del país no me parece índole privada, el puesto exige mucho más y lo saben.

Anónimo dijo...

Mi buen Fernando, dices que #Aristegui era incómoda para el poder, sí, estoy de acuerdo, pero también era cómoda para otros, así que eso la ubica en el mismo nivel de mucho "comunicadores".
Creo que esta situación se está sobredimensionando.
Saludos y que tengas un buen díA.

@EL_GARRICK

Lempiras dijo...

ella no tenia que hacer preguntas de la vida privada del presidente. Bueno si el bebe alcohol, solo que tenga cuidado que no le afecte con sus funciones

Richard dijo...

en un futuro cuando se nos pregunte de la presidencia del chaparro podremos contestar:
¿Era buen presidente Calderon?, claro que lo era, tomaba muy buenas decisiones cuando estaba sobrio, ¿y a que hora comenzaba a tomar?, desde que despertaba en la mañana y así se la pasaba chupando el resto del día...

Anónimo dijo...

Cero y van dos para Carmen A. en este sexenio,bueno solo la mueven.Segun yo recuerdo antes les daban patio .Algo asi le paso a Buendia,o tal vez me equivoco.Habra pensado carmen;Parahuevoslosmiosconesostengo!

Anónimo dijo...

MVS está en todo su derecho, independientemente de cualquier otra consideración. La concesión es de particulares Y PUNTO. (No es preciso que CA haya firmado al ser contratada un código de ética. Pero si lo hizo, entonces MVS está dos veces en derecho de hacer lo que hizo. Además, estos escándalos Noroña-Aristegui están tan lejos de representar un linchamiento para ellos, que constituyen su auténtico y lucrativísimo modus vivendi.

Alex dijo...

Excelente análisis del tema, Fernando, coincido en todo con tu perspectiva.