Fernando Belaunzarán
Lo que fue una apuesta de legitimación y cohesión política tras una elección cuestionada se convirtió en el mayor riesgo de desestabilización del país, y si en un principio reiteraban que la lucha era producto de la decisión personal de Felipe Calderón, ahora no sólo diluyen la autoría y protagonismo del titular del Ejecutivo sino que ya la presentan como una reacción ante hechos inadmisibles, en lugar de un giro planeado y ejecutado por la valentía de esta administración. Esos son sólo síntomas de un fracaso inocultable y que recientemente se manifestó en el exultante atrevimiento del narco a matar al candidato a gobernador del partido en el gobierno en Tamaulipas y virtual vencedor de la contienda, según todas las mediciones, a una semana de que se realicen los comicios. Es un golpe en un estado ciertamente violento y con omnipresencia del narco, pero de alcances eminentemente nacionales que sería ingenuo pensar que no fueron calculadas por sus autores.
El asesinato de Rodolfo Torre Cantú requirió una importante logística y conocimiento preciso de la agenda, organización y movimientos del candidato, que sólo pudieron provenir desde las entrañas mismas de su equipo de campaña. El narco combate no sólo con su ejército sino también infiltrando todas las estructuras de poder. Incluso, en los asuntos más críticos se atreven a actuar con descaro y bajo las narices de la autoridad. Recordemos el cadáver de Arturo Beltrán Leyva al que le colocaron billetes para retratarlo a pesar del control militar que se tenía de la escena. En el caso de Torre Cantú enviaron a correos electrónicos de medios y comunicadores prestigiados las fotos tomadas para los peritajes del atentado, mismas que deberían estar en resguardo.
Lejos de ocultar los hechos o pretender discreción, en ambos casos se muestra preocupación no sólo por difundir mediáticamente el acontecimiento sino también por dejar asentada su participación, mandar mensajes a sus adversarios y dejar en claro que también operan desde dentro de los cuerpos de seguridad que supuestamente los combaten. Por supuesto que demuestran fuerza en su territorio y capacidad operativa al matar al que era el virtual próximo gobernador de Tamaulipas, pero es evidente que golpearon allá para hacerse sentir en todo el país.
El voto del miedo siempre le ha favorecido al PRI y Beatriz Paredes supo aprovechar facciosamente el funeral para hacer una arenga proselitista, pero sería muy vulgar y grosero sostener que el atroz crimen fue para favorecer o perjudicar a tal o cual partido en el próximo proceso. El golpe es contra el Estado mexicano en su conjunto y cierne una grave amenaza a la estabilidad y gobernabilidad de la república en momentos de evidente debilidad institucional, disfuncionalidad estructural y polarización política. Es un ataque que exhibe las debilidades del régimen y las utiliza a su favor.
Lejos de unificar a todas las fuerzas y a la sociedad en su conjunto con la amenaza desestabilizadora de un magnicidio con tintes electorales más allá de Tamaulipas, la tragedia se quiso utilizó para conseguir pequeñas ventajas comiciales. Ya sabíamos que el narco hace política, pero ahora no podemos dejar de tomar nota que la hace más allá de la infiltración, la cooptación y la corrupción de funcionarios. Ya no hay duda de que también utilizan el ajusticiamiento como arma política y que llevan a cabo estrategias mediáticas para incidir en la vida pública. Lo que vimos el pasado lunes fue un evento de “narcomarketing político”
Lo menos que se podría esperar es que ante la gravedad de los hechos se estableciera una mesa nacional para cerrar filas y replantear políticas que no han funcionado. Entre más se tarde en propiciar el establecimiento de una política de Estado para enfrentar los problemas de seguridad, combate al narco y crimen organizado, la descomposición política y social, con sus respectivas consecuencias económicas, se seguirá agravando. Es un asunto de sobrevivencia del sistema mismo y, por tanto, queda resaltada la mezquindad de los que regatean siquiera la posibilidad de acordar por enfrentar con éxito la coyuntura amenazante en la que nos encontramos.
Sin embargo, no se ven condiciones favorables para esa mínima unidad que se requiere. El marco de las próximas elecciones que se crisparon por alianzas que el PRI quiso evitar tomando como rehén la política de ingresos del país, así como la difusión de grabaciones ilegales que exhiben a los gobernadores de ese partido en el abuso de “la plenitud de su pinche poder” no ayuda a lograrla.
Por otra parte, algunos acelerados piensan que la gravedad de las cosas abre la puerta a un relevo en la conducción del país y que tal evento los colocaría en una situación de fuerza para definir al sustituto y establecer el rumbo de la nación. Esa es la razón por la que desde el 2006 apuestan a que se agudice la descomposición No se dan cuenta -porque el odio ciega- que en el actual estado de cosas, el cumplimiento de esa hipótesis favorecería la llegada de un gobierno autoritario y sin otra legitimidad que la fuerza ni otra misión que la de mantener el orden a como dé lugar.
Pasando las elecciones no se ve que el escenario mejore, pues la lucha por el 2012 ya está desatada y los estadistas brillan por su ausencia. El narco ahora sabe que sus ataques, por más ominosos que sean, lejos de servir para que hagan causa común en su contra alientan la confrontación en el poder que es algo que les favorece.
Hace bien Calderón en convocar al diálogo nacional para generar unidad frente al narco. Pero para que está pueda darse, debe estar dispuesto a modificar su estrategia y aceptar discutir en serio el tema de la legalización de algunas drogas. De lo contrario no servirá más que para tomarse la foto y reiterar buenos deseos.
De paso…
Tlaxcala. De manera intempestiva, Minerva Hernández, candidata del PRD-PT-Convergencia se sumó a la candidata del PAN, Adriana Dávila a cambio de que ésta aceptara su plataforma programática y un cogobierno en la próxima administración, la cual es una figura democrática que debiera promoverse como alternativa al caciquismo que hoy existe. Una decisión difícil y hasta dolorosa que tiene muchas aristas y mucha historia atrás. En virtud de mi calidad de delegado en ese estado, considero conveniente tratar este asunto de manera extensa pasando las elecciones. Sólo adelanto que, tal y como se presentaron las cosas y por el momento en que se dieron, se actuó correctamente. Finalmente, se contribuye a detener el retorno del Dinosaurio o, en palabras de AMLO, de Santa Anna… Es enfática la Constitución en prohibir toda forma de discriminación, por lo que la SCJN está obligada a aceptar el matrimonio homosexual en el DF y no poner ningún candado extra a los de por sí complicados requerimientos para adoptar en la capital del país… Nada sería más sano para la democracia en el país que el triunfo de las alianzas electorales. El lugar más emblemático es sin duda Oaxaca. ¡Que la sociedad le gane a los caciques!…Se acabó el sueño mundialista y la era Aguirre. Teníamos selección para más, pero entre el árbitro, la falta de actitud para reponerse y el fuerte rival definieron la eliminatoria en contra. Espero que haya un proceso de un solo entrenador de aquí a Brasil 2014… Síganme en twitter: @ferbelaunzaran
2 comentarios:
apenas pude leer tu columna hoy, es una pena lo que paso con el candidato, y efectivamente tambien me parece repugnante que este tipo de cosas se utilizen para favorecer una eleccion, especialmente cuando la familia del ex candidato debe estar pasando un momento dolorosisimo. Pero aparentemente eso es lo q les gusta a los mexicanos
No hay profundidad en tu "análisis"; me parece que partes de un supuesto que cada vez es más difícil de mantener: la infiltración del narco, de acuerdo a tu postura, se encuentra únicamente en las capas menores del aparato de estado: los forenses que toman las fotos, los policías de crucero, cuando mucho, alguien en las entrañas del equipo del candidato. Ajá.
Llegué aquí por tu insistencia en twitter. Francamente me parece muy mediocre tu texto, ni si quiera tienes el cuidado de evitar errores de redacción.
Hereje. ja.
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