miércoles, 16 de junio de 2010

LA CRUZADA DE CALDERÓN

Fernando Belaunzarán

En un hecho insólito, Felipe Calderón da a conocer, primero en desplegado y luego en mensaje por cadena nacional, un diagnóstico sobre la situación del crimen organizado en el país -básicamente el vinculado con el narcotráfico-, así como lo que considera las causas de su surgimiento y desarrollo. También ofrece explicaciones sobre el actuar de su administración, tanto de los objetivos que persigue como de la estrategia seguida, responde a sus detractores y reafirma sus convicciones respecto a este asunto por demás polémico y sensible. Por ser más prolífico, me voy a basar fundamentalmente en el texto escrito.

El documento, si bien hubiera sido mejor conocerlo desde el inicio de su gestión, se agradece, pues ayuda a comprender mejor la visión oficial y establecer la magnitud del problema. Además, contribuye significativamente a un debate de la mayor importancia para el futuro del país. Contiene verdades notables y falacias preocupantes, lo mismo es autocrítico que autocomplaciente, hace afirmaciones controvertidas y de pronto cae en maniqueísmos simplistas; texto de diagnósticos certeros y metas impecables… pero de muy malas conclusiones.

Se entiende la razón por la que el titular del Ejecutivo siente la necesidad de salir a los medios a explicar. Hay un sentimiento de zozobra creciente en la sociedad ante ejecuciones sin fin, masacres reiteradas, violencia inaudita e incapacidad del Estado para detener tales manifestaciones de barbarie.

Es correcto que Calderón dé su punto de vista y defienda su política; es erróneo que contra la evidencia se niegue a rectificar. De entrada es poco climático sostener en cadena nacional que se “está debilitando contundentemente” al crimen organizado cuando se acaban de vivir los días más sangrientos de su sexenio e incluso el gobierno de Nayarit suspende clases por miedo a la violencia desatada. Reconozco, por supuesto, que las percepciones no son garantías de verdad, pero el análisis con las premisas que el mismo Calderón coloca nos llevan a una racional, y ya no emotiva, conclusión de que la estrategia oficial no sólo no está funcionando sino que nos aleja de los objetivos planteados. Veamos.

Después de exponer la interesante, aunque debatible, apreciación de que el problema de la violencia estalla cuando el narco pasa de sólo transportar droga a Estados Unidos, tiempo en que prefería el “bajo perfil”, a dominar territorios por el creciente consumo en México provocado por el aumento los ingresos económicos de la población, Calderón hace un crudo diagnóstico del poder adquirido por los cárteles de la droga que cobran “derecho de piso” tanto a negocios lícitos como ilícitos, someten a poblaciones enteras para “exprimirlas” y practican se manera cotidiana la extorsión y el secuestro. Habla igualmente la infiltración y corrupción de policías y gobiernos que cometieron el error de buscar “arreglos” con la ingenua intención de que así controlarían a las bandas, cuando sucedió exactamente lo contrario. Expone lo que llama el paso del “mero narcotráfico” al crimen organizado y la sanguinaria lucha por hacerse de plazas y mercados entre los distintos grupos.

Dicho reconocimiento de la gravedad de la situación por parte de un presidente no tiene precedentes en la historia del país; es la aceptación oficial al máximo nivel de que el Estado mexicano no rige en todo el territorio nacional y de que organizaciones delictivas imponen su ley sobre la de la república. Al decirlo, más que acusar debilidad del crimen organizado asume la propia. El punto es si lo que está haciendo sirve para revertir esa perversa realidad o no.

Calderón se preocupa por ser enfático en que la intervención de su gobierno no provocó la violencia sino que ésta fue la que provocó aquella y de que su lucha no es fundamentalmente contra el narcotráfico sino el crimen organizado en general y por la seguridd pública en todo el país. En esto ha sido víctima de su propio marketing, pues desde el primer día de su gestión anunció su cruzada con bombo y platillo y nos abrumó con spots que terminaban con una frase melodramática: “para que la droga no llegue a tus hijos”

Pero no sólo hay un notable fracaso en virtud de que el consumo en drogas no ha disminuido según la Encuesta Nacional de Adicciones realizada por el propio gobierno federal sino que de acuerdo a los objetivos explícitos, todos deseables, que Calderón da a conocer en el comunicado no puede más que concluirse lo mismo. “El objetivo ha sido recuperar la seguridad de las familias mexicanas; refrendar a México como un país de leyes y de instituciones; y garantizar una convivencia ordenada y tranquila en todo el país”. En otro lado dice: “El punto clave es reducir la acción del crimen organizado contra la población, mediante el fortalecimiento de la autoridad del Estado en todo el territorio nacional y la recomposición del tejido social, cuya carencia es campo propicio para la expansión de la delincuencia”. Y finalmente también señala que se busca “frenar el proceso de degradación de la vida social e institucional del país”. Comparto plenamente cada uno de los fines enunciados por Calderón, pero no veo que siquiera nos estemos acercando a cumplir alguno de ellos. Es más, lo que se aprecia es que cada día empeoramos en relación a los mismos.

Sin embargo, el presidente recurre a tres argumentos falaces para sostener, no obstante la evidencia empírica de que sus objetivos no se están cumpliendo, la pertinencia y viabilidad de su estrategia. El primero consiste en afirmar que debilita al narco –dice que su lucha no es principalmente contra el narcotráfico, pero en el documento no se refiere a nadie más- porque los muertos son en su inmensa mayoría de los diferentes cárteles, por las detenciones y abatimientos de jefes, lugartenientes y sicarios y por los decomisos de grandes cargamentos de drogas y armas. Pero ahí es donde de manera más elocuente se muestra la fuerza del narcotráfico, porque a pesar de sus pérdidas materiales y humanas mantienen su poder de fuego y destrucción, así comos sus ingresos económicos puesto que el consumo no ha disminuido.

Si han tenido 20 mil bajas, más otros tantos miles que han sido apresados, y no obstante siguen funcionando como empresa y como grupo armado, ¿cuántos miembros tienen, cuántos sicarios son, cuántas personas están a sus órdenes? ¿cuál es el nivel de organización para poder seguir operando como si nada a pesar de que pierden cuadros altos, bajos y medios consuetudinariamente? Y peor aún, ¿de qué tamaño es su ejército de reserva para suplir a las bajas que se cuentan por decenas de miles de hombres? Si se requiere alguna muestra inobjetable de que la vía que privilegia los aspectos militar y punitivo para combatir a este inmenso negocio no sirve es precisamente esa capacidad de seguir operando a pesar de sus pérdidas.

Los otros dos argumentos falaces tienen como objeto concluir que no hay otro camino posible y digno que el tomado por el gobierno federal y que por doloroso que sea lo que está pasando hay que perseverar en la misma estrategia. Sostiene Calderón que si la situación llegó a tal punto es por responsabilidad de sus antecesores que fueron, por lo menos, permisivos, que pudo actuar “a penas a tiempo” y que si no lo hubiera hecho de la manera en que lo hizo estaríamos “muchísimo peor” y “millones de familias” estarían sometidas al poder caprichoso y opresor del narco. O sea que en lugar de cuestionar la estrategia debiéramos estar agradecidos con quien asumió los riesgos para evitar la catástrofe que se avecinaba. ¡Quién lo dijera! Calderón y su principal opositor se hermanan en el hecho de que ambos se sienten “Salvadores de la Patria”

Si la anterior falacia la podemos resumir como “yo o el avismo”, la última se sintetiza en “yo o la ignominia”. Sostiene Calderón que los críticos de su estrategia quieren que no se combata al narco, que se le deje en paz con la ingenua idea de que al hacerlo se portarían bien. Por supuesto que eso sería una rendición vergonzosa e inaceptable, pero hay un pequeño detalle: nadie plantea tal despropósito. Se puede combatir al narco de otra manera, con una estrategia más inteligente y efectiva. Y ese es el punto que debemos discutir. ¿Cómo enfrentar eficazmente al crimen organizado y, en particular, a que está vinculado con el narco?

Tiene razón Calderón al señalar la responsabilidad de Estados Unidos no sólo como consumidor de drogas sino también como proveedor de armas. Pero al rechazar tan siquiera restringir la venta de rifles de asalto, ese país está diciendo que el problema en realidad es nuestro y que nosotros lo tenemos que resolver en el ámbito que nos corresponde. Pues hagámoslo, en virtud además de que los muertos y la descomposición política y social se dan en este lado del Río Bravo.

Mientras el narcotráfico siga dando miles de millones de dólares de ingresos no se le va a poder siquiera debilitar. Los nacotráficantes son tan fuertes como sus ganancias. El golpe más efectivo que se le puede dar es legalizar, por lo menos la marihuana que es la que genera la mayor cantidad de recursos económicos, algo que, por cierto, en Estados Unidos está avanzando, en un primer momento con la llamada “cannabis médica”; incluso Washington DC ya la adoptó. Junto con ello debiera implementarse una política mucho más agresiva para captar los flujos financieros del narco. La restricción de compra de dólares es una medida a la que le darán la vuelta, pues es un error pensar que las transacciones entre narcos se dan primordialmente al estilo Ahumada.

Sería un error retirar al ejército a los cuarteles antes de mermar sustancialmente las ganancias de los cárteles. Es la única instancia que hoy les puede hacer frente. Pero ayudaría mucho retomar buena parte del giro que dio Obama a la estrategia de Estados Unidos que ahora se preocupa más por disminuir el consumo. Finalmente lo que puede ser efectivo es trabajar la decisión responsable y apostar a la libertad antes que a la represión.

De paso…

Chimoltrufiando. Andrés Manuel López Obrador señala en su nuevo libro que el retorno del PRI a Los Pinos sería como el regreso de Santa Anna al poder tras su retiro después de la invasión norteamericana. Al margen de la ironía de que tal señalamiento viene de alguien que aspira a ser “seductor de la patria”, de ese señalamiento se desprenden dos cosas fundamentales. Primero que no es verdad que PAN y PRI sean lo mismo y que respondan a la misma “mafia”, pues si así fuera no habría riesgo del retorno, en virtud de que, según tal hipótesis, los que realmente mandan no se habrían ido ni se irían con la llegada de ese partido. Y segundo que se debe evitar tan perniciosa posibilidad ya que el episodio de la analogía es obscuro y penoso. De ahí que una mínima congruencia obligaría a AMLO a respaldar las alianzas cuyo triunfo mermaría las fuerzas del priísmo y así ayudar a impedir lo que él ve como riesgo indeseable. Pero de manera, no sorpresiva pero sí inconsistente, hizo exactamente lo contrario y cayo en el exceso no sólo de descalificar las coaliciones anticaciques del PRI sino que incluso se atrevió a vaticinar la victoria de dicho partido en todos los procesos electorales de julio. André Manuel no se chupa el dedo y sabe perfectamente que esa declaración iba a ser utilizada, como sucedió, por los gobernadores priístas para ser difundida con prolijidad en las entidades en disputa. Es decir, se prestó para hacer campaña a favor del partido que dice ver como amenaza. Esto es más grave que una incongruencia que ya no extraña. De todos es conocido el profundo odio que López Obrador le guarda a los chuchos y la intención que tiene de recuperar al PRD antes de la definición de la candidatura presidencial. Pero que por tan bajas pasiones colaboré con el retorno del PRI-Santa Anna a Los Pinos, a pesar de que se trate de un prospecto de prócer, no es otra cosa que “chaquetear” ¿o no?... No hubo justicia en el caso de la guardería ABC. La SCJN se encogió de hombros ante la ineficiencia de las instancias de procuración de justicia y decidió achicarse así misma, pues como Tribunal Constitucional hubiera podido, en función de la jerarquía que le otorga la Constitución, aprobar un dictamen completo e integral sobre el siniestro. Triunfo la comodidad de no afectar reputaciones de altos funcionarios y circunscribirse a una interpretación letrista y restrictiva de sus atribuciones. De cualquier manera señaló la evidente violación a las garantías de los niños muertos y heridos, pero se negó a señalar responsables aunque éstas no hubieran significado sanción alguna. México se mostró, una vez más, como santuario de la impunidad… Fidel Herrera fue exhibido con grabaciones en las que se corrobora lo que todos sabemos: Los gobernadores priístas son jefes de campaña de sus delfines. Ese es el nuevo PRI que sin embargo no debe preocuparse mucho, pues la suerte de su muchacho está en manos de Gomez Mont y Chávez Chávez que son los infiltrados que tiene en el gobierno federal… Se jacta Calderón que seguirá aplicando la ley y el Estado de Derecho a pesar de las dolorosas muertes de civiles inocentes. Esa incólume posición tiene una pública y notoria excepción. En el caso de Diego Fernández de Cevallos el Estado se retiró para que los delincuentes negociaran con la familia. Celebro que se cuide la vida del jefe Diego, pero me pregunto si se harían otras afortunadas excepciones con personas más terrenales y también si se goza de autoridad moral cuando se piden sacrificios al común de la gente mientras se otorgan privilegios a los miembros del Olimpo político....Para no dar lugar a malas interpretaciones, insisto en manifestar mi satisfacción porque se esté buscando salvaguardar la vida e integridad del político queretano… México está obligado a salir a ganar tanto a Francia como a Uruguay. Es fundamental que pueda hacer sentir en el marcador su manejo de balón y dominio territorial que esperemos se vuelva a dar en esos encuentros. De lo contrario, la selección regresará muy rápido… No me queda sino hacer chonguitos para que los Celtics ganen el séptimo y definitivo juego y se coronen campeones de la NBA…Sígueme en Twitter: @ferbelaunzaran

3 comentarios:

Gabriel Aguilar dijo...

Me parece muy atinado todo el contenido de tu artìculo. Te saludo.
@Abo_Gabo

dynra dijo...

Primero que nada, te comparto que me ha dado gusto dar con la existencia de tí en twitter, de tu blog y, finalmente, de tu cualidad política. Me reconforta saber que habemos quienes, de un lugar o de otro, amamos a nuestro país (porque puede percibirse el amor,preocupación y buenos deseos que le tienes), y que hacemos lo nuestro para contribuir a ello.

Sobre tu comentario en particular quisiera expresar lo siguiente:

Creo que si hay algo claro para todos (de una u otra manera) es que el gobierno federal no está en la posibilidad de "controlar, ofrecer inmunidad o salvaguardar" contra la violencia desatada y sus implicaciones. La situación aquí es la actitud que nosotros, como mexicanos, tomamos al respecto.

Tenemos una vieja historia de luchas entre partidos políticos e instituciones públicas y gubernamentales en las que el esfuerzo se dirige a ofrecer lo mejor que tienen. No lo critico, esa es su chamba. Pero entonces tenemos al mexicano promedio cuyo concepto de "vivir sus garantías y derechos constitucionales" lo entiende como estar pegado a los medios viendo qué se ofrece en el mercado de lo político y ver cuál le conviene apoyar y a cuál conviene amedrentar (esto alimentado en ocasiones por malos políticos con intereses particulares). Lo grave del asunto es esta actitud de ser mero observador pasivo que espera que "sus autoridades" hagan lo que tienen que hacer. La situación actual del país es complicada y fuera del alcance global del gobierno federal porque, simplemente, le pertenecen varias vertientes. Un ejemplo de ello es esta propuesta de legalización de drogas: completamente de acuerdo. Creo que parte del problema con el narcotráfico y crimen organizado tiene que ver con que es tiempo de ver este fenómeno ya no tanto como mero problema social, sino como una industria bien establecida y de amplio mercado. Al hacer esto, podemos entender que el problema es que se trata de una industria fuera de control, por no contar con la capacidad para regularla. Que es verdad que se potencian los riesgos de problemas sociales y de salud en cierto sentido, pero eso ya nos tocan a los diversos extractos de la sociedad a quienes nos correspondan. Sin embargo, esta iniciativa no fue aprobada y esto no dependió sólo del gobierno mexicano, ¿cierto?

Yo vivo en Monterrey y sé de lo que se trata esto de la violencia y esto de la intervención del Ejército. Sé que todo esto es una situación indeseable para todos. Sin embargo, creo que es una situación que, por ahora, no tiene vuelta de hoja. Creo que esta será una lucha larga y tendida porque creo que esto es el síntoma de necesidades que tenemos como país, donde la principal remite a tomar decisiones en pro de "defender" (¿aferrarse?) a la cultura o adaptarse y responder. Y esto es algo en lo que los políticos pueden hacer mucho. Promover la salida del estado pasivo de manera que las personas observen, lean, recapaciten, se involucren, inviertan, compartan, por un país que finalmente es de todos y nos duele a todos.

En una parte de tu post escribes: "O sea que en lugar de cuestionar la estrategia debiéramos estar agradecidos con quien asumió los riesgos para evitar la catástrofe que se avecinaba." No me parece que el Presidente en su comunicado me detuviera de cuestionarlo ni me pidiera que le agradeciera. Me parece que, con sus aciertos y errores, él me ha querido informar (justificar, persuadir, convencer, como sea)de lo que como Presidente está haciendo y hará. Desde ahí, me abre la posibilidad de escuchar, asimilar y actuar. Claro que lo que está haciendo es su responsabilidad como Presidente. Pero de lo que yo haga con lo que él hace y lo que otros hacen, es mi responsabilidad.

Aún así, aprecio tu trabajo que, aunque de la izquierda, me pareces alguien de gran respeto y ejemplo de lo que la función y contribución de la izquierda en nuestro país puede hacer: abrir espacio para la diversidad, sin olvidar la tolerancia y el respeto. Muchas felicidades por ello y adelante.

dynra dijo...

Y bueno, te invito a mi post al respecto: http://dayablog.com/2010/06/16/el-presidente-de-mexico-habla-sobre-violencia/

Me sería muy útil tu aportación y creo que permite expresar mejor las intenciones en mi comentario a tu post.