Fernando Belaunzarán
Algo hay que reconocerle a Ulises Ruiz: es un tipo didáctico. Cuándo se habla de cacicazgos, de señores feudales, de manejo patrimonial y faccioso de las instituciones, de abuso de poder con absoluta impunidad política y jurídica, de la pervivenci a del autoritarismo y ausencia siquiera de cualquier atisbo de transición democrática, entonces el todavía gobernador de Oaxaca y su gobierno se han vuelto sin duda el ejemplo inmejorable, el paradigma al que todos recurren.
Su estilo desenfadado, su autosuficiencia jactanciosa, su poca preocupación por las formas y el descaro con el que demuestra que para él, en la lucha por el poder, todo está permitido, han hecho de Ulises una especie de Gonzalo N Santos del siglo XXI. Y sin embargo, no dejan de extrañar los excesos y la falta de ubicación institucional que demuestra al atacar de manera pública y con exabruptos a los partidos de oposición y a sus dirigentes por la alianza que éstos han construido para enfrentar al partido oficial y al aparato de gobierno que con él se confunde.
Que el mejor y más elocuente argumento para construir las polémicas alianzas izquierda-derecha en algunos estados sea Ulises Ruiz no debe significar que se le permita a tan pintoresco titular del Ejecutivo estatal que se meta a la contienda de manera activa y que el cinismo sirva como vacuna para cumplir la ley en un proceso que por fortuna será vigilado con lupa dentro y fuera del país.
El inicio marca el desarrollo del proceso y desde ahora se puede adelantar que los Consejeros que conforman la autoridad electoral en Oaxaca y que a lo largo de su encomienda han demostrado con consistencia y tesón que se desenvuelven como simples empleados del gobernador no van a poner en orden a su patrón. Por eso será fundamental el papel que la opinión pública juegue. Si los intereses peñanietistas en los medios de comunicación electrónicos prevalecen y se encubre el papel intervencionista de Ulises Ruiz se abonaría el terreno para el retorno al conflicto social. Las instituciones no podrán estar a la altura y encausar las dificultades por el camino de la ley y los órganos electorales si el gobierno convertido en parte las tiene sometidas.
Y no es que no se entienda la desesperación de Ulises Ruiz al que la competencia le complicó la sucesión y que es consciente de la posibilidad de que su partido pierda la elección. Sabe que cuando termine el tiempo de su encargo ya no gozará de la monumental impunidad que le ha permitido, entre otras cosas, ser el único gobernante del mundo en el que después de que la máxima instancia judicial lo declara responsable de delitos inexcusables -como lo es el “violar gravemente los derechos humanos”- y siga tan campante. Su instinto de sobrevivencia lo obliga a impulsar a alguien que le guarde las espaldas, lo cual explica su obstinación por imponer a su delfín por encima de otras opciones más competitivas.
Ulises se muestra irasible, provocador, vengativo, sin conciencia de su situación. El protagonismo no le conviene. Entre más aparezca, entre más golpeador se vea, entre más se vea metido en el proceso, le dará más la razón a los que se unieron para hacerle frente. Su fama pública no podría ser peor. Cierto que viene de ganar todos los distritos federales de manera holgada, pero sabe que lo hizo en elecciones que no generaron mayor interés en la sociedad y en las que con el voto comprado le resultaba más que suficiente. Así que si bien no la tiene perdida –es un operador electoral muy eficiente, mapache consumado y corruptor confeso- es claro que no hay mayor lastre para el candidato que surja del PRI que el propio Úlises.
La víscera es mala consejera y es evidente que el gobernador se sale de sus casillas al amenazar con la difusión de vídeos comprometedores de dirigentes que él supuestamente corrompió -¿lo veremos en el papel de Ulises Ahumada?- o querer remover las cenizas del conflicto por la presidencia del PRD asumiéndose como más pejista que el peje, pues además de su falta de la mínima autoridad moral para acusar a quién sea de lo que sea sólo alcanza a mostrarse dolido por la unidad que como nadie contribuyó el propio Ulises a que se conformara. Claro, se movió como loco para evitarla, presionando dirigentes locales, amenazando a los partidos y condicionando al gobierno federal la aprobación del IVA para que no hubiera coalición, pero pudo más la urgencia social por sacarlo del poder. Quizás se sienta burlado, utilizado, “chamaqueado” –machetazo a caballo de espadas. Y sin embargo, lo que no se puede negar es que cosecha lo que sembró.
En esta tragicomedia que protagoniza Ulises es imposible no sonreírse ante su pretendido papel de guardián ideológico de izquierdas y derechas. Se desgarra las vestiduras por la “incongruencia” de la alianza como si el combate al autoritarismo caciquil y su estela de injusticia, impunidad y corrupción que nadie como él representa en el país no sea un objetivo programático loable que pueden compartir tanto el PRD como el PAN. Lo cómico no reside en su ignorancia real o fingida sino en que se asuma como político de principios que no sólo cuida los propios sino hasta los ajenos.
Ahora bien, algo que debe llevarnos a reflexionar son los insólitos compañeros de viaje. En su loco afán por mostrarse como opuesto a las alianzas –una vez que el PT ya no puede zafarse en donde su amigo va de candidato- Andrés Manuel López Obrador termina coincidiendo con Ulises Ruiz y con los medios de la orbita peñanietista que con razón ven en estos acuerdos una amenaza para lo que hasta hace poco veían como seguro retorno del PRI a Los Pinos a través de un candidato comprometido con sus intereses. Ignoro si ha medido bien AMLO que sus descalificaciones mediáticas pudieran significar la diferencia en una elección que desde ahora se antoja cerrada y terminar como verdugo de Gabino, pero de cualquier forma es evidente que Ulises se está montando en él y le guiña el ojo al atacar a Jesús Ortega.
Es obvio que la desesperación de Ulises es producto de que se abrió una ventana para el cambio en Oaxaca. Si la alianza se hubiera frustrado se le vería tranquilo y, aunque parece difícil siquiera imaginarlo, hasta respetuoso del proceso y de los contendientes. Es la perspectiva de la derrota la que lo tiene fuera de quicio. Y eso que la contienda ni siquiera ha comenzado.
De paso…
In Memoriam: Se nos fue de manera prematura Carlos Montemayor. Un intelectual versátil como pocos y comprometido también como todos. Lingüista reconocido y conocedor como pocos de los temas de Seguridad Nacional. Estudioso de los movimientos armados y difusor de la cultura indígena. Lo recuerdo como asesor del EZLN, como comentarista inteligente e incisivo y como cantante no tan extraordinario, pero con mucho sentimiento. Descanse en paz y mis condolencias a familiares, amigos y deudos que somos todos… Después de tres años pidiendo acuerdos y dejar atrás la polarización, de pronto las alianzas para enfrentar cacicazgos paran de pestañas a no pocos de los que se quejaban de la falta de cultura democrática y la falta de capacidad para encontrar puntos de encuentro. Pero las alianzas PRD-PAN que de rebote amenazan el triunfo que se veía seguro del chico de la TV de pronto se hace tremendo escándalo de los que ahora se asumen como protectores de la pureza ideológica de izquierda y derecha. Lo extraño es que coincidan, al menos testimonialmente, con López Obrador que puede hacer que no pocos votos aliancistas se pierdan y se queden los caciques por su loca obsesión de salvar su prístina imagen, como si ese fuera el caso. Eso sí, la mentada cultura democrática tendrá que esperar… No salíamos de Haití y vino Chile. Por fortuna, ahora el país sudamericano todavía es gobernado por esa gran mujer que es Michelle Bachelet y, por supuesto, está en mejores condiciones para enfrentar la tragedia. Pero hay una pregunta inevitable: ¿Quién sigue?, que esconde otra que no se atreve hacerse en voz alta: ¿Podemos ser nosotros?. Mi solidaridad con el pueblo chileno al que tan afín me siento… La reforma migratoria está trabada porque hay elecciones de renovación de la Cámara de representantes de EU. La reelección en esta ocasión sirvió para congelar las cosas… Y mientras tanto Las Chivas imparables y haciendo historia. Y por si fuera poco, Los Pumas ganaron y estuvieron en plan grande. Razones para el optimismo… Ah! y opino que Juan Ramón de la Fuente sea el candidato único de la izquierda a la presidencia en el 2012. En la Plaza de Toros quedó de manifiesto su gran prestigio y carisma…
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