Fernando Belaunzarán
http://herejiapolitica.blogspot.com Twitter: @ferbelaunzaran
Sin desplantes prepotentes; sin despliegues militares ostentosos; sin discursos supremacistas; sin groseros retos a la comunidad internacional; sin amenazar con represalias justicieras en cualquier parte del mundo; en fin, sin comportarse como George W. Bush, Barak Obama ordenó el operativo que puso fin a la vida del terrorista que atacó a los Estados Unidos el 11 de septiembre de 2001.
A casi 10 años de distancia, el país más poderoso de la tierra logró hacerse justicia por propia mano. En un operativo de fuerzas especiales que empezó a gestarse en agosto del año pasado, dieron muerte a su acérrimo enemigo. Este éxito de la inteligencia norteamericana se da después del fracaso de la doctrina Bush en la “guerra contra el terrorismo”.
Afganistán e Irak se convirtieron en los nuevos pantanos del ejército norteamericano y en sitios donde los terroristas han encontrado tierra fértil para operar, atacar y hacerse de adeptos. El deterioro de la imagen pública internacional de los Estados Unidos durante la administración Bush fue colosal y la derrota republicana en las elecciones presidenciales del 2008 mostraron, entre otras cosas, el castigo ciudadano a los pésimos y muy onerosos resultados de esa política neoimperilista.
La importancia histórica de Osama Bin Laden rebasa la anécdota. El guerrillero musulmán entrenado por la CIA para enfrentar a los soviéticos en Afganistán o el parentezco de éste con la familia real saudita, aliada fiel de los Estados Unidos, da material a las sobremesas, pero el lugar que tendrá en los libros de historia se deberá a que su ataque terrorista contra el Pentágono y las Torres Gemelas abrió una etapa, muy desafortunada, en la geopolítica mundial. Las consecuencias nefastas de esa abominable acción y, sobre todo, de la no menos abominable reacción de la administración Bush, siguen a la vista y van más allá de Oriente Medio.
La unilateralidad norteamericana en la guerra de Irak, la fuerza desmedida y arrogantemente presumida, los abusos a prisioneros y civiles, la imposibilidad de pacificar Afganistán e Irak, el creciente número de bajas militares, el terrorismo desbordado en las zonas ocupadas y los gastos onerosos para mantener las tropas en eso lugares remotos, hicieron que Bush pagara un alto costo y que su política se le revirtiera; pero el dolor humano, la descomposición política y social, los efectos de los agravios están lejos de haber terminado y cuantificarse. La victoria electoral de Obama fue valiosa y aplaudida por el mundo entero, pero en sí misma insuficiente. El cambio, aunque notable, aun no ha logrado que Estados Unidos sea el factor de paz y estabilidad en Medio Oriente, al que se comprometió la administración actual.
Dicen que los extremos se juntan, pero en el caso que nos ocupa sería más certero afirmar que se fortalecieron mutuamente. Para el militarismo de Bush, nada mejor que tener enfrente a un fanático musulmán integrista que recurre al terrorismo y que había agraviado a la sociedad nortemericana en donde más le dolía. El orgullo herido clamaba venganza y la respuesta fue brutal, en sentido literal. Lo de menos era encontrar al odiado terrorista; lo de más era hacer notar el poder militar, mostrarle al mundo quién mandaba y hacer de la guerra un enorme negocio…y eso hicieron, pero dejando un tiradero casi tan grande como el odio que sembraron a su paso. Abu Graihb y Guantánamo son dos muestras del desprecio por el derecho internacional y los Derechos Humanos de la doctrina Bush que, por supuesto, incluye la impunidad.
A su vez, a Osama Bin Laden le convenía tener de “enemigo” a alguien como Bush, pues sus dichos y hechos confirmaban, a los ojos de los grupos extremistas islámicos, que Estados Unidos es “la encarnación del mal”. La destrucción, descomposición y muerte que las tropas norteamericanas dejaron a su paso generaron la desesperación y el odio necesarios para que el terrorismo creciera en base social y fuera atractivo para no pocos jóvenes de la región. Al Qaeda no existía en Irak… hasta antes de la ocupación de Estados Unidos.
En México sufrimos también las consecuencias de aquel 11 de septiembre. Como a algún funcionario norteamericano, seguramente no muy brillante, se le ocurrió que a los terroristas islámicos se les haría muy fácil pasar por el desierto mexicano, incrementaron sustancialmente su seguridad en la frontera sur, complicando el paso de indocumentados. Esa situación provocó que el tráfico de personas usara las mismas rutas y redes que tráfico de drogas y contribuyó a juntar los negocios. La trata y el secuestro encontraron condiciones inmejorables para desarrollarse con los migrantes, muchos de ellos provenientes de Centroamérica. La tragedia de San Fernando tiene, en parte, su explicación en dicha situación de vulnerabilidad frente al poderoso crimen organizado ligado al narco.
Barak Obama tiene méritos en su trayectoria, en sus ideas, en su elocuencia discursiva, pero sin duda que su éxito electoral también se debió al fracaso militar de Bush. Ahora que ha visto menguada seriamente su popularidad por los problemas económicos que, si bien heredó de su antecesor, no ha podido encontrarles las soluciones satisfactorias que desearía, le llega la muerte de Bin Laden a manos de sus tropas de elite como un regalo del cielo. Sin el ruido amenazador ni el puño cerrado de Bush logró lo que éste no pudo. Seguramente eso se lo ayudará en la campaña por la reelección del próximo año. Y que no regresen los republicanos sería, sin duda, una buena noticia para el mundo.
De paso…
Nayarit. Si en 2010, el PRD y el PAN lograron acabar con la ilusión priista del “carro completo”, derrotar a caciques que un año antes se habían mostrado imbatibles, abrir posibilidades de transición en estados que sólo habían sido gobernados por un mismo partido en más de ocho décadas, arrebatarle plazas importantes al PRI y cambiar la percepción de que éste partido estaba destinado a regresar a Los Pinos en 2012, en este año parece que están trabajando para conseguir el resultado contrario. A la caída de la alianza en Estado de México se siguieron con Coahuila y Nayarit, este último estado con grandes posibilidades de ganarlo. Pero si en el PRD se impusieron las minorías, estatales y nacionales, para no aceptar que el panismo apoyara a Alejandro Encinas, en la entidad del Pacífico el PAN decidió no respetar el Convenio que le otorgaba la facultad a los perredistas de decidir sobre el candidato a gobernador. Forzaron la realización de un par de encuestas bajo el argumento de que sólo la esposa del exgobernador Echevarría era competitiva. Las mediciones demostraron que eso era falso y que Acosta Naranjo tenía altas posibilidades de vencer. Sin embargo, el panismo acordó disolver la alianza antes de que el Consejo Estatal del partido del sol azteca resolviera sobre la candidatura y se llevaron a la perredista apoyada por René Bejarano como candidata. Aunque en realidad ella sólo se debe al grupo económico que representa y que es muy poderoso en ese estado: Grupo Alica. Toño Echevarría, su marido, ganó la primera alianza victoriosa, en el año 1999. Preámbulo del foxismo, su gobierno fue decepcionante a tal punto que no pudo volver a ganarle ninguna elección a su expartido, el PRI. Acosta Naranjo tuvo que renunciar y salir prácticamente exiliado a fines de ese mismo año cuando se negó a firmar una compra de patrullas sin licitación a una de las concesionarias del entonces señor gobernador. Echevarría firmó un compromiso público de no tomar partido entre el PRD y el PAN en 1999, pero decidió apoyar a Fox, al que conocía bien, pues desde hace muchos años tiene la concesión de la Coca-Cola en la entidad. En 2006, cuando vio que el viento corría en otra dirección, apoyó a Andrés Manuel López Obrador. Un año antes trató de hacer a su esposa gobernadora, pero el fracaso de Maricarmen Ramírez en Tlaxcala y el paso atrás de Martha Sahagún, llevaron al PAN a no respaldarla, razón por la cual ésta quemó su afiliación a ese partido. Martha Echevarría apareció en la escena pública como Directora del DIF y se hizo muy popular porque los programas sociales se canalizaron a esa dependencia. Si bien tiene un perfil marcadamente bajo, su estilo populachero le genero un respaldo social importante, aunque el candidato del PRI, Roberto Sandoval, también de bajo perfil, es aun más popular. Guadalupe Acosta Naranjo le ofreció la candidatura a diputada en 2009 y luego la hizo presidenta de la Comisión de Equidad y Género de la actual legislatura. Ella a su vez se comprometió a apoyarlo en la disputa por la gobernatura, pero cambió de planes. Como ella misma dijo a Carlos Navarrete y a Jesús Zambrano, “las palabras se las lleva el viento”. En su pugna por la candidatura frente a Acosta Naranjo consiguió el apoyo de las corrientes nacionales obradoristas, fundamentalmente la de René Bejarano, se reunió en Tepic con Andrés Manuel López Obrador y logró que la Coalición del Partido del Trabajo y de Convergencia la esperaran hasta el último momento por si no le daban la candidatura. Las decisiones siempre las toman sus asesores y sus familiares, pues ella no tiene ninguna formación política y siempre se constriñe a leer con deficiencia las tarjetas y escritos que le redactan. Si yo tuviera malicia, la bautizaría como Marthahari. Pero eso es anecdótico. Lo fundamental es que si en el Estado de México se cayó la alianza porque el PRD no tuvo la mayoría calificada en sus órganos para asumir los resultados de la Consulta que él mismo convocó, en Nayarit la responsabilidad de que no haya alianza recae en el PAN por no haber sabido tratar, y respetar, a los aliados. Juan Molinar Horcasitas y Gustavo Madero creen que se puede repetir el fenómeno de Baja California Sur, pero se equivocan, las situaciones son muy distintas. Si hubieran escuchado a todos los alcaldes panistas (4) y a la única diputada federal que han tenido de mayoría en esa entidad, quienes se manifestaron por respaldar a Acosta Naranjo, quizás no hubieran cometido ese grave error... En el Estado de México hay que cerrar filas con Alejandro Encinas y buscar ganar, a pesar de las dificultades. Sigo pensando que fue un error no ir en alianza, pero hay que asumir las decisiones de los órganos colegiados. Hay que ser institucionales. Es mi convicción. Sólo por cuestiones de responsabilidad histórica, en una decisión fundamental, es que los invito a que vean mi posicionamiento al respecto en el Consejo Nacional del PRD: http://www.youtube.com/watch?v=He4tmaWbTLQ … Enrique Peña Nieto nos adelanta como piensa gobernar al detener las reformas que su partido aprobó en el Senado. Si no hay periodo extraordinario no habrá candidaturas independientes en el 2012. Parece que eso quiere el gobernador mexiquense, cuyos operadores pusieron de pretexto que no estaba la claúsula de gobernabilidad que busca garantizarle al partido que gane la presidencia la mayoría en ambas cámaras; es decir, quieren condicionar la reforma a que se apruebe una contrarreforma… Como este De paso se alargó, escribiré en el siguiente algo de lo mucho que se puede decir de Juan Pablo II… el Barza se la volvió hacer al Real Madrid en la Champions y se perfila una final entre Messi y Sir Chicharito… Vaya fin de semana con boda real, beatificación y noticia de la muerte de Osama Bin Laden!!!… Síganme en Twitter: @ferbelaunzaran
1 comentario:
Partiendo del hecho que en el 9/11 no creo en la teoría del asesino solitario -o con mas precisión del grupo terrorista solitario- veo en todo esto no un acto de justicia ni el camino seguro hacia un futuro en paz, sino un macabro y execrable circo.
Son muchísimas las razones que hacen inclinarme por la idea de que el ataque a las torres Gemelas no fue sino un "trabajo interno" de demolición (videos abundan donde especialistas plantean dudas sobre la “versión oficial” que por razones inexplicables ninguna autoridad ha tenido interés en aclarar). ¿Razones? parece haber muchas, entre ellas la de reavivar el miedo al americano-espectador me parece la mas obvia, y la justificación de atacar una potencia petrolera como Iraq una "consecuencia" de esta (basta recordar que una porción enorme de la población de EEUU aun cree que Sadam Hussein estuvo directamente involucrado en este atentado), y que decir del reposicionamiento de Bush Jr.
Ahora, y por curiosa coincidencia con tiempos electorales e impopularidad presidencial por fin se logra asesinar al gran villano del cuento.
¿Represalias? Es muy probable que las halla, lo importante -al menos para quienes detentan el poder- no radica en otro bombazo, sino en que el miedo prevalece, y con el la justificación de cualquier acción con tal de preservar la “seguridad nacional” (y el aseguramiento de un jugoso presupuesto en el ramo militar), pues acabaron con el fundador, pero Al Qaeda será ahora un enemigo mejor; mas temible, mas duradero, una Hidra de infinitas cabezas.
Finalmente habría que ver quien ganó mas con este asesinato -eso de que lo pretendían atrapar vivo o muerto no me lo creo-, no fue el pueblo americano, que después de la alegría embriagante seguira la cruda de la latente amenaza, no fue el mundo cuando el Nobel de la paz se convierte en injusto asesino. Todo apunta a la Casa Blanca: esta acción restituye -como a su antecesor- el antes maltrecho prestigio de Obama y lo enfila a una casi segura reelección.
Saludos
Tadeo
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