miércoles, 30 de mayo de 2012

#YOSOY132

Fernando Belaunzarán
Twitter: @ferbelaunzaran

La irrupción de los estudiantes ha sido el mejor remedio contra el fatalismo. Lo que parecía un trámite en el aletargado escenario electoral, hoy está puesto en duda, no tanto por lo que ya ha ocurrido, que no es poco, sino por lo que pudiera pasar. La rebeldía juvenil es contagiosa y la situación del país y su clima político son volátiles y propicios para que se extienda. Es un movimiento que, si bien catalizó al calor de la campaña presidencial y que está incidiendo en el proceso electoral, trascenderá lo que ocurra en las urnas, tanto en el tiempo como en sus demandas.

El movimiento #yosoy132 tienen un elemento distintivo que en alguna medida se explica por el momento en el que irrumpió. Su discurso y sus propuestas promueven la responsabilidad cívica y, en ese sentido, construyen ciudadanía y buscan mejorar la calidad de nuestra democracia. Eso y no otra cosa es promover la observación electoral y, por supuesto, llamar a la “concientización” de los ciudadanos para que estos ejerzan un “voto razonado” y, por lo mismo, que se manifiesten en contra de la manipulación informativa, principalmente del papel que la televisión ha tenido en la creación, proyección y sostén de la figura de Enrique Peña Nieto, quien por esa razón despuntó en las encuestas y es visto como el “candidato oficial”.

La pluralidad del movimiento, así como la necesidad de resaltar su autonomía frente a las acusaciones de tufo diazordacista que para descalificarlo lo vinculaban con alguno de los candidatos, lo llevaron a declararse “apartidista”, es decir, que como tal no tiene pertenencia ni identidad con ningún partido o candidato, lo cual no significa “apoliticismo”, ni le impide tomar posición respecto al acontecer nacional y a sus actores. No se puede negar que el “antiepn” está en su génesis (el evento en la Ibero) y aunque se trata de un punto polémico para algunos estudiantes –y es el reclamo que hacen algunos editorialistas que sostienen que lo “políticamente correcto” es que traten a todos los candidatos parejo como si los poderes fácticos no hubieran tomado partido por uno- es claro que es parte de su identidad original.

Es verdad que la crítica al sistema por sus carencias, contradicciones y simulaciones democráticas, lo mismo que por su disfuncionalidad, ineficacia y privilegios que otorga a grupos de interés, no se reducen a un candidato y a una televisora; pero hoy, en el contexto de los comicios, son su emblema, pues se percibe como un juego con cartas marcadas a favor de la asociación entre la empresa que informa y su notable favorito al que, es indudable, encumbró en las mediciones de popularidad.

Viendo la situación del país y las escasas oportunidades para los jóvenes, era de extrañarse que éstos no hubieran irrumpido en la escena pública antes. La pregunta recurrente era ¿dónde están “los indignados” mexicanos? No sé si atribuírselo a la tradición sincrética que se manifiesta en estas tierras con excelsitud desde el maravilloso barroco novohispano, pero en #yosoy132 se da una mezcla -y sin duda tensión también- entre la oportunidad de incidir en el curso de la elección y la de cuestionar al sistema en su conjunto. En ese sentido, a la vez que es un llamado a evitar la restauración autoritaria, también es una sana sacudida al país que nos interpela a todos y que seguirá siendo apremiante cuando pasen las campañas.

Aunque el movimiento está lejos de llegar al tope en su convocatoria a movilizarse y está en etapa de crecimiento, ya ha ganado importantes batallas. Además de fijar la agenda nacional y poner al EPN a la defensiva, consiguieron que las dos televisoras transmitan el segundo debate en sus canales de mayor rating es un logro suyo, tal y como lo reconoció Emilio Azcarraga, dueño de Televisa. Esta empresa decidió abrir sus espacios al movimiento para tratar de eludir el señalamiento directo que se le hace con lo cual ha salido ganando el televidente al respetar su derecho a la información. Pero el problema rebasa la coyuntura y, como los estudiantes lo han señalado, lo fundamental es lograr la competencia en el sector con más cadenas de televisión, vieja demanda democrática impecable que no se ha cumplido y otra razón para que #yosoy132 se mantenga después del proceso electoral.

Estamos ante un movimiento innovador. No podría ser de otra manera, ahora que las redes sociales han cambiado en mucho la vida cotidiana de los jóvenes y son un instrumento portentoso de comunicación horizontal. También lo es la vinculación de universidades privadas y públicas. Es verdad que 1968 participaron también unas y otras, pero la relación era hegemónica por parte de las últimas y ahora se tratan con igualdad, lo cual es muy sano y democrático, pero implicará, confío que para bien, una forma distinta de organizarse y tomar decisiones.

Es evidente que cada universidad mantendrá un margen de autonomía y es una buena salida por ejemplo para la objeción del ITAM que no quiere ser “antiepn”, pero eso puede conllevar riesgos si no se ponen algunos límites. Por ejemplo, considero de primera importancia que pongan reglas mínimas para evitar provocaciones y realización de hechos que puedan derivar en violencia, pues es previsible que algunos grupos de interés quieran desprestigiar al movimiento que hoy goza de gran simpatía popular, generando acciones que permitan señalar a los estudiantes como violentos. Ése es un viejo expediente que el priismo nunca ha dejado de utilizar y que muestra su afinidad y herencia respecto a la “doctrina Díaz Ordaz”.

La pluralidad y heterogeneidad obligan al diálogo y la construcción de acuerdos en un ambiente de tolerancia, inclusión y respeto, lo que en sí mismo representa generación, aprendizaje y promoción de una cultura democrática que tanta falta hace en el país. Nadie debe espantarse de que grupos con ideologías muy definidas y poca preocupación por la democracia quieran incidir en el rumbo del movimiento de acuerdo a sus fines particulares. La experiencia enseña que cuando las decisiones se toman por miles y de forma democrática, las posiciones extremas quedan en minoría. La ultra se fortalece cuando el desgaste o la lucha intestina y la preminencia de la intolerancia se hacen presentes para “depurar” a sus contingentes, y entonces núcleos reducidos de activistas deciden por todos. El espíritu de #yosoy132 es de gran apertura y convicción democrática; mantenerse así será el mejor remedio contra el sectarismo y la garantía de seguir siendo empáticos con el resto la sociedad.

México necesita cambiar y si la clase política es incapaz de hacerlo, entre otras cosas porque es parte del problema, entonces se hace indispensable que irrumpa la sociedad civil para propiciarlos. Para ello, no hay nada mejor que el ímpetu, la creatividad y la imaginación de los jóvenes. México necesita que “la primavera” no sólo sea una realidad, sino que ésta perdure y llegue más allá del invierno.

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martes, 15 de mayo de 2012

PEÑA NIETO EN LA IBERO

Fernando Belaunzarán
Twitter: @ferbelaunzaran

La extrañeza es resultado del estereotipo y muestra hasta qué punto muchos son prisioneros de prejuicios. Estudiantes de la Ibero participaron organizadamente en el movimiento estudiantil de 1968 y yo recuerdo a no pocos alumnos de esa institución -lo mismo que del ITAM, La Salle e ITSEM- solidarizándose con la causa de los pueblos indígenas tras la sacudida del levantamiento zapatista y haciendo causa común con los que estudiábamos en la UNAM. El joven que estudia –y muchos otros que no pueden hacerlo- es crítico, rebelde, de conciencia autónoma y convicciones firmes, con ímpetu y ganas de que su voz sea escuchada, lo cual no cambia por la posición socioeconómica.

La descalificación histérica contra los estudiantes que mostraron su indignación a Enrique Peña Nieto, dudando de su pertenencia a la institución y hablando de conspiraciones y manipulación, exhibieron ignorancia y, algo peor, desvergüenza. Quien llevó a personas ajenas a la Ibero –está plenamente documentado- para copar el Auditorio, cachirules con el papel de paleros, fue el propio PRI que señaló con el dedo flamígero a los que sí estudiaban en esas instalaciones de Santa Fe, valiéndose precisamente del estereotipo: “Los jóvenes de la Ibero son de clase media y alta y, por tanto, no protestan así, ni pueden ser hostiles a la propuesta del joven candidato tricolor, quien es bien visto por la gente nice. Además, como esto fue producto de una conspiración obradorista –acusación directa hecha por el presidente del PRI- es imposible que los auténticos estudiantes apoyen a la izquierda o sean seducidos por el populismo”.

La respuesta de los auténticos estudiantes de la Ibero que no pudieron entrar al Auditorio porque los cachirules-paleros-peñanietistas ocuparon los lugares que, por derecho, a ellos les correspondían, no pudo ser más contundente. Hicieron un video que marcará uno de los episodios estelares de la elección. Ciento treinta y un jóvenes mostraron sus credenciales de la Ibero y dando la cara y su nombre rechazaron ser acarreados o manipulados. Pedro Joaquín Coldwell todavía ha de buscar dónde esconderse tras la réplica que le dio en el centro de la nariz y que echó por tierra, de manera incontestable, sus falsas acusaciones. Nunca antes fue más cierto que “El león piensa que todos son de su condición”.

Es verdad que en las universidades deben tener cabida todos los pensamientos e ideologías y que éstas deben poder expresarse en un marco de absoluta libertad, en donde predomine el respeto y la tolerancia. Si hay un lugar dónde el debate debe ser permanente y la discusión inteligente predominar es precisamente ahí. Pero la vieja cultura priista del madruguete no dejó otra opción a los estudiantes que manifestar su indignación por medio de gritos y consignas. La triquiñuela de Peña Nieto con sus cachirules que se agandallaron gran parte del recinto dejó a gran parte de la comunidad universitaria de la Ibero condenada a ser convidados de piedra frente a monitores en la explanada. Es decir, EPN, con una acción contraria al juego limpio y democrático, les conculcó su derecho a cuestionar con argumentos y urbanidad universitaria al proyecto que él representa.

Ante la situación desatada por sus cachirules gandallas, el candidato del PRI pudo optar, una vez respondidos los cuestionamientos de los auténticos estudiantes que pudieron colarse, por pedir que hubiera un recambio de asistentes para seguir dando respuesta a inquietudes de los estudiantes que no habían podido ingresar. Ya había cancelado su evento vespertino y tenía la posibilidad de doblar la apuesta y corregir con audacia la situación que él mismo había generado. En su lugar, prefirió preparar la graciosa huída y demostrar que su nuevo spot en el que habla de escuchar a los inconformes, usando las imágenes de lo ocurrido en la Ibero, es falso y demagógico.

Hay muchas similitudes entre lo ocurrido en el evento de EPN en la Ibero con lo acontecido en la visita proselitista de Ernesto Zedillo a la UNAM en 1994. En aquella ocasión también se llenó el auditorio desde muy temprano, horas antes de que arribara el candidato, y no faltaron los paleros. Pero a diferencia de ahora, se hizo con miembros de la comunidad universitaria y no con cachirules. Muchos estudiantes se apostaron afuera del Auditorio de la Facultad de Contaduría exigiendo entrar y tener la posibilidad de cuestionar al abanderado priista. Por ser Consejero Universitario pude negociar con el Director mi ingreso. Para poder tomar la palabra me hice de manera heterodoxa del micrófono y, aunque reconozco que Zedillo me escuchó con respeto y tolerancia, fue clara la incapacidad para responder adecuadamente los cuestionamientos del entonces candidato oficial. Lo mismo sucedió con Peña Nieto. A pesar de sus trampas, pudieron ingresar estudiantes no filopriistas que lo pusieron en aprietos. En realidad, fue clara la derrota de EPN en el terreno de las ideas. Lamento que ese hecho tan importante haya quedado opacado por el escándalo de la protesta.

En la manera de huir también hubo mucho parecido, aunque fue más dramática la de Zedillo. Con macanas eléctricas y golpes, el Estado Mayor Presidencial le abrió paso al candidato a su camioneta en medio del tumulto, y a toda prisa abandonaron CU. Da gusto que en la Ibero no haya llegado a ese nivel y no se haya dado ningún tipo de violencia física. En aquel tiempo no existían redes sociales, ni se vivían las enormes posibilidades que ahora da la comunicación, muy bien aprovechadas por los talentosos y valientes estudiantes con su video tan comentado, pero recuerdo una canción que incluso grabó el grupo musical Los Nakos sobre ese episodio universitario: “El corrido del corrido”. Quizás pueda encontrarlo si hallo en algún lugar mis casetes, esos instrumentos de la prehistoria.

Es posible que, como dice Denise Dresser, lo que ocurrió en la Ibero sea síntoma y detonante del despertar de la sociedad, última esperanza para evitar la consumación de la regresión autoritaria que significaría el triunfo electoral priista. Enrique Peña Nieto es un restaurador, y volver al imperio de las reglas no escritas del viejo régimen y al país de la indecente concentración del poder en el Ejecutivo sería tirar por la borda la lucha de generaciones por la democracia y hacer inútil la trompicada transición que tanto costó a tantos, con todo y sus limitaciones y pendientes. Esperemos que asì sea, pero quede la sorpresa de lo hecho por los estudiantes de la Ibero a quienes no los conocen. Tienen, como todos los estudiantes, una alforja de esperanza que ojalá no se les agote, con todo y a pesar de los golpes que la vida, a todos, nos tiene reservados.
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martes, 8 de mayo de 2012

NOTAS SOBRE EL DEBATE

Fernando Belaunzarán
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1.- Enrique Peña Nieto se vio más articulado que en la FIL de Guadalajara, pero eso no es mucho decir. Sorpresivamente se atrevió a responder y hasta a lanzar ataques contra sus adversarios, aunque sin mucha puntería y con poca contundencia. Lo mejor para él es que, si bien fue zarandeado, pudo salir vivo del compromiso. En eso le ayudó el formato rígido y el poco tiempo por intervención, aunque se haya quejado reiteradamente de eso –error que le van a cobrar-, más que sus habilidades retóricas –bastante limitadas, a pesar de que logró quitarse la imagen de “muchacho teleprómpter”. Pero también sobrevivió por la inexplicable tregua que le dio López Obrador después de propinarle el golpe más contundente que el mexiquense recibió en el debate. Tocado y con la guardia baja, el tabasqueño no lo remató.

2.- El climax del debate fue el intercambio de AMLO con EPN, del cual salió con clara ventaja el tabasqueño. Éste mostro su mayor capacidad polémica, reviró bien la acusación de la publicidad gubernamental durante su gobierno y mejor aún el señalamiento que hizo el mexiquense sobre su relación con Ponce y Bejarano. El Peje le recordó a Peña que sus dos ex colaboradores fueron juzgados y pisaron la cárcel -uno sigue preso-, mientras que él, siendo sobrino y Secretario de Administración de Arturo Montiel –cuya riqueza personal se calcula en 600 millones de dólares, y no de pesos como erróneamente dijo Andrés Manuel-, estaba ahí, de candidato presidencial. El candidato del PRI, a partir de ese momento, prefirió enfrentarse sólo con Josefina Vázquez Mota e ignorar a Andrés Manuel, quien extrañamente decidió no insistir en el tema y ya no atacar a su adversario en lo que parece ser su talón de Aquiles: la cercanía personal y profesional con su antecesor en el Estado de México. De hecho, ya no lo aludió en el resto del debate. Lo dejó ir vivo.

3.- Sin embargo, y aunque salió bien librado, no se puede hablar de un triunfo claro y contundente de AMLO en el debate. La razón es que, antes y después del esgrima con Enrique Peña Nieto -su momento estelar-, López Obrador expresó un esquema discursivo que lleva reiterando desde hace seis años y que, si bien gusta e inflama los corazones de los propios, poco le dice a los indecisos. El poder extralegal de un grupo compacto que decide el destino del país para beneficio de unos cuantos a costa del sufrimiento de la mayoría es una narrativa ya muy gastada que no pocos identifican con la etapa preamorosa de la confrontación. Algo similar puede decirse de la autoproclamación de su superioridad moral. Pienso que si hubiera seguido con el expediente de Montiel y la responsabilidad de Peña Nieto en el enriquecimiento e impunidad de su tío, hubiera desbaratado al mexiquense y tenido la victoria indiscutible en el debate. También, creo, le hubiera rendido buenos dividendos sacrificar un poco de retórica por propuestas específicas.

4.- A pesar del párrafo anterior, López Obrador cerró con la mejor carta que tiene: su eventual gabinete. Mencionar a Juan Ramón de la Fuente y a Marcelo Ebrard es un buen mensaje hacia sectores que le guardan recelo, pero que ven a dichos personajes como garantía de confianza, profesionalismo y buenos resultados.

5.- A Josefina Vázquez Mota no le fue mal, pero tampoco hizo nada excepcional. Se enfrascó en un largo intercambio de ataques con Peña Nieto, sin mayor pena ni gloria, pues ninguno de los dos tiene la suficiente elocuencia como para marcar bien sus golpes. Su nueva imagen y el porte que asumió la mostraron como una mujer con seguridad y aplomo, pero carente de filo y sin provocar entusiasmo. Consiguió desde el principio poner a la defensiva a EPN sobre la actuación de éste como gobernante del Estado de México, pero cuando éste contraatacó con audacia invitándola a recorrer dicha entidad para verificar el cumplimiento de los compromisos hechos por el mexiquense, se escabulló con una fórmula retórica cuestionable: “los mexicanos no queremos un presidente al que le tengamos que revisar la tarea”. En realidad, la rendición de cuentas que requiere el país es que a todos los funcionarios públicos, entre ellos gobernantes, legisladores y jueces, se les revise su “tarea”. Pero como Peña Nieto es incapaz de salirse del guión e improvisar, ni eso tan sencillo pudo revirarle. Claro, Josefina tampoco se salió del script y no hizo algo muy elemental en medio de la refriega entre AMLO y EPN, cuando quedó exhibido el flanco abierto de Montiel, su riqueza y la impunidad que goza. Bastaba con que desde su ángulo también le pidiera cuentas por eso a Peña para que el asunto escalara mucho más. Quedo establecido que el candidato priista es más vulnerable al affaire de su tío que sus compromisos no cumplidos. Algo similar pudiera decirse del mejor gol de Vázquez Mota en la noche que, por su falta de punch no fue tan celebrado como el que metió AMLO. Me refiero a la mención de Moreira y la investigación judicial de la que es objeto su Tesorero en EU por lavado de dinero. Ante ello no hubo respuesta por parte de EPN y el tabasqueño hubiera podido, en ese punto, hacer segunda. Llama la atención que Felipe Calderón no haya sido aludido durante todo el debate. Andrés Manuel López Obrador, al igual que Josefina Vázquez Mota, decidieron centrarse en el puntero y, éste, que de por sí es poco elocuente, optó por hablar genéricamente de los 12 años de gobierno panista. No hay tal alianza PAN-PRD, simplemente hubo coincidencia lógica de estrategias.


6.- Gabriel Quadri aprovechó bien el hecho de que los demás candidatos optaron por ignorarlo. Su conocimiento de algunos temas, preparación académica y capacidad retórica hicieron el resto. Es el instrumento presentable para mantener con vida un proyecto político impresentable. Pretendió de manera tramposa, pero con éxito, presentarse como el “ciudadano” frente a los “políticos de siempre” que impiden “las reformas que México necesita”, no obstante que él promueve el interés de Elba Esther Gordillo, una “política de siempre” con enorme poder y principal obstáculo para la imprescindible reforma educativa. Como nadie lo iba a aludir, pudo asumir sin objeciones el papel de un candidato libre siendo que sin duda es el más amarrado de todos los ahí presentes. Su tiempo lo usó básicamente en dos cosas: ser el defensor oficioso de Enrique Peña Nieto y hacer propuestas, algunas afortunadas –como el impulso a la educación superior- y otras que merecían ser refutadas –como su incomprensión de que los precios altos de los combustibles frenan el crecimiento económico y dificultan la competitividad. No lo veo como el ganador del debate, pero sin duda que creció tras su desempeño en el mismo. Mala noticia para la educación en México.

7.- La nota de color no la dieron los candidatos, ni siquiera las fotos mostradas por los candidatos, así hayan estado de cabeza –como le ocurrió a AMLO- o fuera de foco –como en dos ocasiones le pasó a EPN-, sino la efímera participación de la escultural edecán y playmate, Julia Orayen, quien mostró un vestido entallado con escote generoso. Las redes sociales son por naturaleza lúdicas y elevaron el tema hasta ser el más comentado mundialmente en la noche del domingo. Fue un nutriente para la picarezca,la cual se expresó, en muchas ocasiones, con creatividad y humor. Algunos vieron en ello un complot distractor. La verdad es que nadie dejó de ponderar los argumentos, las réplicas y contrarréplicas de los candidatos por ver a la edecán, y ella no tiene la culpa de un formato soso en el que cada quien monologa sobre lo que le viene en gana. En mi opinión, además, cumplió con su trabajo profesionalmente y me parece patético que el IFE se disculpe por un escote. El árbitro debiera estar preocupado por reforzar su autoridad. Se achicó frente a las televisoras; se achicó frente a los partidos que le impusieron un formato acartonado y anodino; y ahora se achica ante las “buenas conciencias” escandalizadas. Por otra parte, más que lo mostrado por el escote, quedó exhibida la pobreza del debate público.

miércoles, 2 de mayo de 2012

PEÑA NIETO Y EL BOICOT AL DEBATE

Fernando Belaunzarán

A Javier Sicilia y el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad por haber hecho posible un acto de elemental justicia por parte del Estado Mexicano: La Ley de Víctimas

Faltan dos meses para la elección presidencial. Es poco tiempo y sin embargo será una eternidad para el candidato priista, cuya preocupación es mantener la ventaja y, por lo mismo, evitar correr riesgos. Se trata de una estrategia comprensible y recurrente en los punteros de todas las elecciones del mundo y es menester de los demás competidores hacer que dicha actitud medrosa le signifique costos y puedan reducir la distancia. En ese sentido, lo que es visto como peligro para el que va arriba es oportunidad para los demás. No extraña, pues, que Enrique Peña Nieto pretenda debatir sólo lo indispensable (los dos organizados por el IFE) y en un formato en donde la memorización lo ayude a librar el acontecimiento. Lo que es un escándalo es que además vayan en su ayuda las televisoras, tratando de disminuir la audiencia de los mismos.

Si la estrategia del puntero es explicable, sus miedos también. En la Feria Internacional del Libro en Guadalajara, Peña Nieto exhibió falta de conocimiento, cultura y capacidad de improvisación y son sabidos sus recursos, como el del “chícharo” y teleprómpter, para hablar en público. Entre menos personas vean el debate, mejor para él. Es el claro beneficiario de la actitud abiertamente retadora de TV Azteca al empalmar un partido de vuelta de las finales del futbol mexicano con dicho ejercicio democrático.

En los países democráticos se busca que espectáculos populares de alto impacto mediático no coincidan con los debates televisados. En cambio, aquí hubo la intención, exultantemente anunciada de boicotear el ejercicio democrático. Ricardo Salinas Pliego tuitió con una franqueza que se agradece que los que quisieran ver el debate, lo hicieran con otra televisora y que daría los ratings al día siguiente.

Es verdad que los propietarios de medios electrónicos están muy molestos por la reforma electoral del 2007 que acabó con el enorme negocio de la venta de spots y que puede verse el reto de TV Azteca como una revancha y una página más de su conflicto con el IFE, pero sería ingenuo no ver que, frente a un asunto de tanta importancia como la determinación del próximo presidente, la televisora no calculó a quién favorecía al reducir el rating del debate. Cómo puede verse, la TV no sólo hizo a Peña Nieto una figura nacional, ahora lo protege desvergonzadamente de sus propias deficiencias como candidato.

El futbol es el espectáculo más popular del país y en finales acapara la atención de millones de personas y tiene los ratings más elevados. Para justificar la medida autoritaria de imponer como dilema a los ciudadanos ver uno o el otro evento se arguye tramposamente a “la libertad” de decidir qué ver, como si la opción ideal no fuera ver ambos. Esos desplantes demagógicos que hablan como si la ciudadanía mexicana tuviera la cultura democrática de Finlandia –algo que debiéramos plantearnos cómo construir- olvidan el ABC de la lucha por la audiencia televisiva. No es casual que sea una preocupación en otros países que el televidente no tenga que optar por uno u otra actividad. Baste decir que la NFL acaba de modificar el inicio de su temporada regular para no competir con el discurso de Obama.

La evidente intención por disminuir el impacto de los debates del IFE debieran llevar al equipo de campaña de Josefina Vázquez Mota a revisar su estrategia y promover que se den también en los medios. Al decir que sólo asisten a aquellos en los que también vaya Enrique Peña Nieto, en realidad están renunciando a que se den y, con ello, impiden pasarle el costo al priista por dejar la silla vacía. Si acude junto con Andrés Manuel López Obrador y Gabriel Quadri al programa de Carmen Aristegui en MVS y con Carlos Puig en Milenio TV, donde los han invitado, la presión para que se siente EPN en un formato menos rígido y controlado sería mayor, así como a las grandes televisoras para que también convoquen a sus propios debates.

Frente al boicot descarado al debate por parte de TV Azteca, queda la posibilidad legal de establecer la Cadena Nacional para su transmisión. Esa facultad la tiene la Secretaría de Gobernación y pudiera ser solicitada por el IFE. El primer debate presidencial en México se llevó a cabo bajo esa figura en 1994. Que los ciudadanos puedan contrastar propuestas, trayectorias y personalidades, contribuye a la calidad de la elección, beneficia el voto razonado y genera cultura democrática, algo que nos hace mucha falta. Finalmente, el espacio radioeléctrico es un bien público que, aun concesionado, debe servir al interés general y la ley lo contempla en casos de “relevancia nacional”. Los debates presidenciales, sin duda, que lo son.

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